El
«deshielo» entre Cuba y Estados Unidos, «acontecimiento que nos llena de
esperanza»
En
su primer discurso en La Habana, ante Raúl Castro, el papa manda un saludo a
Fidel, anima el recorrido que ha permitido el restablecimiento de las
relaciones diplomáticas con Washington, y pide libertad y medios para ls
Iglesia. Mañana se reunirá con Fidel en su casa
Francisco
habló con los periodistas durante el viaje que lo llevó de Roma a La Habana, y
no se limitó a agradecer por el trabajo que desempeñan, sino que pidió trabajar
para que la paz pueda llegar al mundo; recordó que este es su viaje más largo
(más que el sudamericano, durante el que visitó Ecuador, Bolivia y Paraguay) y
retomó una palabra que dijo el padre Lombardi: «paz», diciendo que el mundo
tiene sed de paz y recordó a toda la gente que huye de la muerte, el
sufrimiento de los migrantes que persiguen un futuro mejor y que huyen de la
guerra, el hambre y la pobreza.
El
Papa indicó que esta mañana, cuando se despidió de él la familia de refugiados
sirios en el Vaticano, leyó el dolor por la historia de abandono de la propia
terra. E insistió en que el trabajo de los periodistas sirve a hacer pequeños
puentes que pueden convertirse en un puente mucho más grande.
El
Papa, ante Raúl Castro, que vino a recibirlo al aeropuerto, citó al poeta y
periodista José Martí, militante a finales del siglo XIX contra la ocupación
española en Cuba, afirmando con sus palabras que el «deshielo» con Estados
Unidos es la victoria del «‘sistema del acrecentamiento universal… por sobre el
sistema, muerto para siempre, de dinastía y de grupos’». Francisco anima a los
responsables políticos a «seguir avanzando por este camino y a desarrollar
todas sus potencialidades, como prueba del alto servicio que están llamados a
prestar a favor de la paz y el bienestar de sus pueblos, de toda América, y
como ejemplo de reconciliación para el mundo entero».
«Porque
-añadió- el mundo necesita reconciliación en esta tercera guerra mundial a
pedazos que se está viviendo»
El
acuerdo gracias al cual se han ido acercando Raúl Castro y Barack Obama, y que
ha permitido el cambio en las relaciones diplomáticas, fue firmado en el
Vaticano ante la presencia del Secretario de Estado, Pietro Parolin, y tuvo a
Francisco como garante. Ahora, desde La Habana, el Papa pide que se siga por el
camino emprendido, por lo que citó el llamado de Juan Pablo II, que ven 1988
invitó a Cuba a abrirse con «todas sus magníficas posibilidades» al mundo, y al
mundo «a abrirse a Cuba».
El
presidente cubano, Raúl Castro, agradeció al Papa su visita, el impulso para la
normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y reconoció el
llamado del Papa, con la encíclica «Laudato si’», a frenar la «eliminación de
los peligros que se ciernen para todos como bien su santidad señala, la
humanidad está llamada a tomar consciencia de los cambios de producción y de
consumo». Ofende a la consiencia humana,
prosiguió, citando los discursos que el Papa pronunció durante encuentros de
los Movimientos populares (en el Vaticano y en Bolivia), para insitir en que
reiteró la necesidad de continuar en la soldaridad para combatir los efectos de
la desigualdad y de la pobreza en el mundo. «El embargo que provoca tantos
daños -subrayó Castro- es cruel, inmoral e ilegal: debe cesar». Y añadió que
Guantánamo debería ser restituida a Cuba.
Francisco,
por su parte, pidió al presidente que transmitiera «mis sentimientos de
especial consideración y respeto a su hermano Fidel». Después saludó de manera
especial a «todas aquellas personas que, por diversos motivos, no podré
encontrar y a todos los cubanos dispersos por el mundo». El Papa no dejó de
mencionar a todas las personas que, por motivos de trabajo, de distancias, de
problemas de transporte o porque están en la cárcel, no podrán participar en
alguna de las citas previstas en las tres ciudades de la isla caribeña.
Papa
Francisco, que fue recibido al pie de la escalerilla del avión con un arreglo
de flores (que le ofrecieron dos niños), recordó que este año 2015 se cumplen
los 80 años de las relaciones diplomáticas entre la República de Cuba y la
Santa Sede. «Hoy renovamos estos lazos de cooperación y amistad para que la
Iglesia -indicó el Pontífice argentino- siga acompañando y alentando al pueblo
cubano en sus esperanzas y en sus preocupaciones, con libertad y con los medios
y espacios necesarios para llevar el anuncio del Reino hasta las periferias
existenciales de la sociedad».
Una
alusión evidente a los problemas de medios y estructuras que vive la Iglesia, a
pesar de las aperturas que se verificaron después de las visitas de Juan Pablo
II y Benedicto XVI. Fidel decretó que la Navidad fuera una fiesta civil y,
después de la visita de Benedicto XVI se convirtió en fiesta civil también el
Viernes santo.
Lo
que Papa Bergoglio desea es que Cuba «archipiélago» que se encuentra frente a
todas las posibles direcciones, «con un valor extraordinario», el de ser una
«‘llave’ entre el norte y el sur, entre el este y el oeste», pueda descubrir
cada vez más «su vocación natural», que es la de ser «punto de encuentro para
que todos los pueblos se reúnan en amistad, como soñó José Martí, ‘por sobre la
lengua de los istmos y la barrera de los mares’». Y mañana se reunirá con Fidel
Castro en su casa.
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