8 ene 2009

Discriminación en Conapred



"Todos somos en algún sentido discriminados y fundamentalmente todos somos discriminadores. La discriminación es un fenómeno cultural sostenido en un conjunto de prejuicios, que no hacen otra cosa que evidenciar los temores que tenemos ante lo distinto, a lo desconocido y que pueda hacernos peligrar nuestra posición social"; Victor Ramos
Caray, de ser cierto lo que dice Salvador en su columna Serpientes y Escaleras de hoy en El Universal ¿a quien acudirán los trabajadores discriminados?
¿A la CNDH?, con el Ombudsman José Luis Soberanes (www.cndh.org.mx) o quizás con Victor Ramos, a SOS Discriminación: (http://www.discriminacion.org),/ o con Emilio Alvaraz Icaza a la CDH del DF (www.cdhdf.org.mx)
Dice la sabiduría popular que nadie sabe el bien que tiene hasta que lo ve perdido.
¡Caray! Muchas extrañamos a Gilberto -yo por las charlas, comidas y tragos que teníamos de vez en vez-, pero en este momento seguro estoy que más lo extrañan sus colaboradores y los discriminados de este país.
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Columna Serpientes y Escaleras/ Salvador Garcia Soto,
Publicado en El Universal (http://www.eluniversal.com.mx/), 8 de enero de 2009;
"La queja llega en un correo de trabajadores del Conapred y dice que tras su nombramiento como titular del organismo, Perla Bustamante ha tomado actitudes de “despotismo y prepotencia” hacia sus subalternos y trabajadores de la institución. “No sólo no voltea a ver a nadie, sino que ni siquiera deja compartir el elevador con ella. Hay pésimos tratos para sus subordinados”, dice el mensaje.
Si el nombramiento de Perla fue tan bien recibido por la opinión pública por sus logros deportivos y su ejemplo de vida, sería lamentable que esas quejas tuvieran sustento, sobre todo tratándose del organismo que promueve la no discriminación"...
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En una entrevista que le hace la revista Proceso (No 1677, 21 de diciembre de 2008 ) a la nueva Presidenta de Conapred -por cierto publicada en la sección de deportes-, le pregunta la reportera Beatriz Pereyra:
-¿Cuáles serán sus líneas de acción?
-Llegar al corazón de las personas para alcanzar la armonía.
Yo divido a la población en dos: los grupos minoritarios que son vulnerables y el que provoca la discriminación. El propósito es llegar a ellos con programas de sensibilización; decirles que todos somos iguales y que, independientemente del color, de la raza, de la forma de vestir, todos tenemos la oportunidad de esa equidad.
-Le toca suplir a (Gilberto) Rincón Gallardo...
-La imagen de él como defensor de derechos humanos y sociales, su trabajo de izquierda para lograr un México mejor y que haya luchado por la formación de un consejo especial contra la discriminación es una labor de aplaudir, pero eran sus zapatos. A mí me corresponde llenar mis propios zapatos y voy a trabajar con unas bases que ya existen. Debe mejorarse ese trabajo para lograr que todos los mexicanos tengamos un país libre donde todos nos respetemos.
-¿Conoce usted el trabajo realizado por el Conapred desde su fundación en 2003?
-Por formar parte de este grupo especial de vulnerables y discapacitados, todos estamos involucrados en el tema. El trabajo que se hizo antes llegó a todos los rincones: a Chihuahua, a la Universidad de Ciudad Juárez....
¿Qué dijo?
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Recomiendo el artículo publicado por Jesús Rodríguez Zepeda, quien es coordinador general del posgrado en Humanidades de la UAM Iztapalapa.
El equívoco del Conapred
Fue publicado en El Universal, 12 de diciembre de 2008, un día después que el Presidente Calderón nomró a Perla Bustamante en lugar de Gilberto.
El presidente de la República, Felipe Calderón, decidió nombrar este jueves 11 de diciembre a la señora Perla Bustamante Corona como nueva presidenta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. La medallista paralímpica y, ahora sabemos, fundadora de una IAP, A paso firme, ocupa el lugar que dejó vacante Gilberto Rincón Gallardo.
Lo sorpresivo del nombramiento (pues ni entre las organizaciones sociales ni entre los especialistas en materia de no discriminación el suyo era un nombre conocido) nos lleva a formular algunas cuestiones no tanto sobre el perfil individual de la nueva titular del organismo antidiscriminatorio, sino sobre el perfil mismo de la política antidiscriminatoria del Estado mexicano. Desde luego, la señora Bustamente merece el privilegio de la duda, pero la clara renuncia del primer mandatario a nombrar a una persona, como muchas hay en México, con un perfil relevante y reconocido en la lucha por la igualdad y la no discriminación nos permite conjeturar que algunos equívocos se mantienen en el gobierno acerca de lo que significa el cumplimiento de la garantía constitucional de la no discriminación.
Existe una primera confusión que se ha hecho frecuente en los propios círculos gubernamentales: la indistinción entre tareas de defensa de derechos fundamentales y tareas de beneficencia y altruismo. Si bien las segundas son deseables y plausibles, su práctica no proviene de una obligación legal, sino del arbitrio de quien las practica. Encontramos en ellas la voluntad de algunos grupos privados de atenuar o paliar la situación de desamparo de ciertos colectivos, pero no el cumplimiento de un mandato legal. Pero la no discriminación posee otro rango: se trata de un derecho fundamental, que no debería estar sujeto a actos de voluntad y que por su propia formulación constitucional es tanto un derecho exigible por toda persona como una obligación del Estado mexicano. Cuando un Estado que se quiere garantista como el mexicano asume que la matriz política y jurídica de la no discriminación es la asistencia privada y no el sistema de derechos fundamentales, se pone en riesgo de desandar el largo camino que nos permitió llevar la no discriminación a la propia Carta Magna.
Un segundo equívoco, también muy frecuente en nuestras esferas políticas, proviene de la reducción de la tarea antidiscriminatoria a sólo la protección de las personas con discapacidad. Nadie podría negar lo necesaria que es una política en materia de discapacidad (sobre todo porque lo poco que ahora tenemos en ese renglón se reduce al plano sanitario o de rehabilitación y carece de una perspectiva de derechos, con la que, por cierto, nuestro país está ya comprometido en la ONU).
Pero la garantía de la no discriminación es mucho más que eso: es un recurso de protección constitucional para las minorías religiosas, los colectivos de la diversidad sexual, los enfermos de sida y otros grupos cuya sola presencia resulta con frecuencia inquietante y hasta molesta para las mayorías morales y religiosas. Por ello, sería un grave error creer que el Conapred es la continuación o el sustituto de la desaparecida Oficina de la Presidencia de la República para las personas con discapacidad, del todavía existente pero socialmente invisible Conadis (Consejo Nacional para las Personas con Discapacidad) o incluso del DIF. Parte de esta confusión proviene, en mi opinión, de la fuerte presencia política de Gilberto Rincón Gallardo, quien fue una persona con discapacidad. Pero sólo una visión sesgada sobre el peso de esa característica personal en su propio perfil político podría llevar a la conclusión de que la presidencia del Conapred debe ocuparse siempre por una persona con discapacidad.
El derecho a la no discriminación merece el rango de una política de Estado porque es un problema grave y estructural del Estado mexicano; pero no está claro que así se entienda en estos momentos en el gobierno.
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Karen Mendoza u Libertad Hernández de Discapacidad.com hacen la siguiente crítica la Sra. Bustamante:

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