Clarin.com 27/06/15
Sangrientos
golpes del ISIS en tres continentes: 65 muertos y 200 heridos
El
viernes negro sacudió al mundo y hay alerta en países europeos
María
Laura Avignolo, Corresponsal
de Clarín en París y Londres
En
pleno Ramadán, un día después que el ISIS o Estado Islámico entrara nuevamente
a la martirizada ciudad siria de Kobane, una oleada de ataques terroristas de
origen salafista convirtieron al mundo en un Viernes Negro. En Francia, con un
francés decapitado en una fábrica de gas licuado en Isere por su empleado y dos
heridos leves. Una masacre en una playa turística de Túnez, con 39 muertos y 43
heridos hasta ahora. Una explosión en una mezquita shiíta en Kuwait, que dejó
otros 25 muertos y 200 heridos y otro de las milicias de Al Shabbat en Somalia.
Todos en un solo día.
El
atentado en Kuwait, el primero de esta naturaleza en ese país del Golfo, se lo
autoatribuyó el ISIS o Estado Islámico en Twitter. La mayoría de los 39 muertos
en Túnez son alemanes, británicos, belgas y tunecinos, todos de vacaciones.
Podría haber muertos irlandeses y franceses pero aún no han sido identificados.
El atacante con fusil Kalashnikov que les disparó, un estudiante tunecino sin
antecedentes, fue abatido por la policía.
Los
actos terroristas se producen cuando faltan tres días para que se cumpla el
primer aniversario del nacimiento del califato del ISIS fundado en Irak y
Siria. Un acto simultáneo de propaganda y terror cuando el grupo está perdiendo
terreno en Siria e Irak y sus fuerzas están afectadas por los bombardeos
aliados. En Libia, las diferentes milicias se unieron ayer, a pesar de sus
diferencias, para enfrentar al terrorismo. Un vocero del ISIS había urgido a
los jihadistas a hacer del Ramadán “un tiempo de calamidad para los infieles,
los shiítas y los apóstatas”. Pero hasta ahora sólo existe la reivindicación
del grupo expresamente del atentado en Kuwait.
Sin
que los servicios de seguridad internacionales puedan establecer aún un vínculo
real con el Califato, que no sea el de la inspiración común pero una acción
individual, las espectaculares acciones terroristas se iniciaron en Francia, en
un lugar más que inesperado. El terrorista ingresó junto a su jefe en un
vehículo utilitario a la fábrica norteamericana Air Product de materiales
peligrosos. Era chofer desde el 2015. No hicieron objeciones porque lo
conocían. El auto se estacionó en el hangar cubierto de la empresa, donde había
garrafas de gas. A las 9.36 se produce una fuerte explosión. Cuando llegan los
bomberos, a las 9.41, encuentran al terrorista en el segundo hangar de la
fábrica, intentando abrir los depósitos de acetona. En ese momento un bombero
consigue detenerlo y evita un atentado aún mayor. La patrulla encuentra primero
el cuerpo del jefe de la empresa donde trabaja el terrorista, luego un
cuchillo, y después, la cabeza decapitada en la grilla de su patrón, con dos
banderas con las inscripciones de la profesión de fe islámica.
El
detenido resultó identificado como Yassil Salhi, un salafista de 35 años que
habitaba la Cité de la ciudad de St. Priest en los suburbios de Lyon. El
decapitado no era otro que su jefe, con quien habían llegado a la fábrica. El
sospechoso está en manos de la policía antiterrorista junto a su mujer, su
hermana y un cómplice. Según el ministro del Interior Bernard Cazenauve, había
sido fichado como salafista por la policía en 2006. Se había abandonado la
vigilancia en 2008. No tenía antecedentes judiciales. Cinco meses después de
los atentados terroristas en París, los vecinos de la Cité de St. Priest están
atónitos. Consideraban a esta familia Salhi, con tres hijos, “normal”, “muy
piadosa”, que practicaba “rigurosamente” Ramadán, “con buenos modales” y se
asustan de haber vivido junto al terrorista.
El
atentado en Francia se produjo cuando el presidente François Hollande se
encontraba en plena cumbre europea negociando con Ángela Merkel una solución a
la crisis griega, junto al canciller Laurent Fabius.
El
atentado en Francia fue hecho por un criminal “amateur” aparentemente, que
habría reaccionado por imitación más que por orden, según las primeras
reacciones de los ex jefes de los servicios secretos. Pero se produce en un
área que ha enviado muchos jóvenes jihadistas a la Guerra Santa a Irak y Siria.
En
Túnez, el terror llegó desde la playa Susa, en el hotel Imperial Marhaba Hotel,
donde vivían al menos 500 huéspedes británicos y de los países de Europa del
Este. El atacante comenzó a disparar sobre la playa. Después avanzó sobre la
pileta inmensa del complejo, en el primer verano en que los turistas regresaron
a Túnez, después de una fuerte campaña publicitaria para ayudar al país en su
batalla por la democracia.
Los
testigos describieron escenas de terror, con niños gritando y personas en
shorts o trajes de baño ejecutadas a sangre fría. El ministerio del Interior
dijo que habían matado al atacante. Llegó a la playa disfrazado de bañista y
con su Kalashnikov disimulado en una sombrilla.
“Nosotros
estábamos tirados en la playa, como siempre y escuchamos primero como fuegos
artificiales. Pero eran tiros de armas de fuego y la gente corría por la playa.
‘Son armas, vamos’, me dijo mi amigo. Y les gritamos a todos los que estaban al
lado nuestro que corrieran y la gente comenzó a correr hacia nosotros. La gente
corría en todas las direcciones”, comentó Steve Johnson, un británico que fue
testigo del ataque. Describió al atacante como un hombre joven, en shorts.
En
Kuwait, un atacante suicida se detonó en la mezquita shiíta de Kuwait después
de la oraciones del mediodía. El ataque dejó al menos 25 muertos y 200 heridos.
Se lo atribuyó un grupo vinculado al ISIS que se autodenomina Najd Province.
Son los mismos que prepertraron el ataque en una mezquita shiíta en Arabia
Saudita. Los salafistas ven a los shiítas, la religión de Irán, como herejes
del Islam y por eso, en su atribución, lo llamaron “templo de apóstatas”.
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