La
mujer cristiana condenada a muerte por blasfemia, mientras se está llevando a
cabo el proceso ante la Suprema Corte, lanza un mensaje desde la cárcel
pidiendo que se siga rezando por ella
PAOLO
AFFATATO
Vatican Insider, 7 de jullio de 2015
«No
veo el momento de sentir de nuevo el sol y el frío, de ver el cielo abierto,
las estrellas y la luna. Les ruego que sigan rezando para librarme de esta
oscuridad, así podré estar con ustedes a la luz del sol». Es soñador, fuerte y
lleno de esperanza el último mensaje de Asia Bibi, la mujer cristiana
paquistaní condenada a muerte con falsas acusaciones de blasfemia en contra del
Profeta Mahoma y que se encuentra en la cárcel desde hace ya seis años.
Mientras
el caso en el que se le imputa llegó al proceso de tercer grado, ante la
Suprema Corte, que en la primera audiencia aceptó de examinar el recurso y
suspendió la aplicación de la pena de muerte, la madre de cinco hijos envió,
mediante sus familiares y Joseph Nadeem, tutor de la familia de Asia, un
mensaje a las personas que la están ayudando. El nuevo mensaje de Asia Bibi fue
difundido por la red CitizenGO y expresa todo su agradecimiento a los que, cristianos
y no cristianos de todo el mundo, se han interesado por su caso y han promovido
una movilización internacional para tratar de salvarla.
Dice
la mujer conmovida: «No tengo palabras para expresar mi gratitud: sé que me
están cerca en este caso difícil en el que me encuentro involucrada desde hace
ya seis años. Sé que organizaciones como Máslibres, CitizenGo y muchas otras
están rezando, están ofreciendo su apoyo y están haciendo todo lo posible para
hacerme salir indemne de esta situación en la que me he visto involucrada
injustamente. Dios Omnipotente está listo para responder a sus oraciones y a
todos los esfuerzos que siguen haciendo por mí y por mi familia».
«Les
estoy muy agradecida por haber hecho que se conociera mi historia y por la
movilización internacional que pusieron en marcha. Soy inocente -insiste la
mujer, como siempre ha repetido desde el día de su arresto- y no he cometido
ningún delito». Su pensamiento después va hacia sus familiares: «Nunca habría
pensado que mi familia habría debido afrontar un caso tan terrible,
especialmente mis hijas Esha y Eisham, que entonces eran muy pequeñas».
Los
temores dejan espacio a un poco de esperanza, que no es solo la esperanza
humana, sino que se arraiga en la ayuda y en la constante presencia de Dios,
alimentada por una profunda fe y por la oración: «No tengo palabras, solo puedo
comunicarles mi esperanza de poderlos abrazar dentro de poco y agradecerles cuando
llegue mi liberación. Dentro de poco estaré de nuevo entre ustedes, por la
gracia del Señor. No veo el momento de sentir de nuevo el sol y el frío, de ver
el cielo abierto, las estrellas y la luna. Les ruego que signa rezando para
librarme de esta oscuridad, así podré estar con ustedes a la luz del sol».
Naturalmente,
el caso todavía no encuentra su solución. El abogado musulmán Saiful Malook,
experto que asiste a Asia en el procedimiento ante la Suprema Corte, está
procediendo con mucha cautela y no sin temores por su misma seguridad: decidió
conscientemente asumir la defensa de una mujer cristiana considerada
«blasfema», aunque un juez reconociera su inocencia, y por ello se ha
convertido en uno de los blancos de los extremistas islámicos que la quisieran
muerta. Y, si es cierto que, por el momento, la Suprema Corte nunca ha sufrido
presiones de los fundamentalistas (como sucede con los magistrados de primer y
segundo grado en Paquistán), también es cierto que se trata del primer caso de
blasfemia que llega ala atención del
órgano jurídico supremo del país, y, debido al valor simbólico que ha asumido
durante los años, el resultado positivo no debe ser dado por descontado y
siguen abiertas todas las posibilidades.
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