23 may 2016

¿Tu mascota se siente sola y aburrida?/Jessica Pierce

¿Tu mascota se siente sola y aburrida?/Jessica Pierce
The New York Times, 22 de mayo de 2016
Estados Unidos está experimentando una explosión demográfica… de mascotas. Impulsado por el aumento en los ingresos disponibles y la urbanización, así como por la creciente inclinación hacia los animales, el número de mascotas ha crecido más rápido que la población humana desde mediados de la década de 1970 hasta llegar al punto actual, en el que hay tantas mascotas como personas.
No solo compramos más mascotas que nunca antes, también las tratamos diferente. Más animales viven en nuestros hogares y están entregados a una vida de ocio. Se habla de los animales como miembros de la familia. No solo perros y gatos; también conejos, ratas, dragones barbudos y serpientes. Los alimentamos con dietas orgánicas científicamente formuladas y los llevamos a veterinarios especialistas de todo tipo.
Los veterinarios y psicólogos opinan que estos cambios en las prácticas son evidencia de un “vínculo entre humano y animal” más profundo.

Déjenme confesar que yo he formado parte activa de esta bonanza en la adquisición de mascotas. Crecí con una colección de animales y, como madre, tenía la determinación de ofrecer a mi hija la misma alegría de esta experiencia. De hecho fui tan indulgente que, para cuando llegó a la escuela primaria, nuestra casa era conocida como el “zoológico del vecindario”. Ahora que es adolescente hemos reducido por mucho el número de animales en el hogar, pero seguimos viviendo con dos perros. No imagino la vida sin ellos.
A pesar de eso, me siento cada vez más incómoda con la mera noción de “mascota”. Los científicos que estudian la cognición y emoción animal están continuamente desentrañando los misterios de sus mentes y revelando la increíble, y a menudo sorprendente, riqueza del pensamiento y los sentimientos de otras criaturas.
Por ejemplo, mientras más aprendo acerca del pez dorado (un ser más inteligente de lo que pensamos, el cual experimenta dolor y tiene comportamientos socialmente complejos), más culpable me siento por haber sometido a varios de su especie a una vida de tedio interminable, nadando en círculos en una pequeña pecera en el escritorio de mi hija.
Cuando me encontré la conclusión del etólogo de la Universidad de Tennessee Gordon Burghardt, quien asegura que lo mejor que podemos ofrecer a los reptiles y otros animales cautivos es una vida de “privación controlada”, deseé nunca haber comprado a Lizzy, nuestra lagarta leopardo. Sentí un hueco en el estómago cuando supe que los infinitos arañazos en la pared de cristal de su tanque eran, muy probablemente, una manifestación del estrés ocasionado por el cautiverio. Básicamente, estábamos torturándola, así que no es extraño que muriera después de solo dos años.
Como yo, otros propietarios bien intencionados pueden, sin querer, causar ciertos daños a los animales al mantenerlos en ambientes cautivos que podrían no satisfacer sus necesidades de comportamiento.
Durante la época en que compraba mascotas como frenética, suponía que la tienda de mascotas ofrecía únicamente tanques y jaulas que fueran un hogar apropiado para los animales que vendían, pero estaba equivocada. Algunos de estos “hábitats” difícilmente merecen llevar ese nombre. Una tendencia actual en los acuarios, por ejemplo, es la llamada pecera nano, un hábitat para peces diseñado para acomodarse bien en una esquina o un escritorio (con todo y un puerto USB, para la conveniencia de quien lo compre). Los acuarios son elegantes, pero un infortunio para el pez que se espera pase toda su vida confinado a seis tazas de agua.
La manera en que la industria de las mascotas anuncia y vende animales da la impresión de que tener una mascota es fácil y divertido, y que las mascotas son juguetes baratos de los que se puede disponer. Por ejemplo, puedes pasar por la tienda de mascotas en el centro comercial y, por 20 dólares, comprar un cangrejo ermitaño pintado de colores brillantes; completas tu compra con una jaula que podría caber en una tarjeta bibliográfica de 12 x 17 centímetros. Sin embargo, ¿sabías que el volumen recomendado para el bienestar de un cangrejo ermitaño es al menos 38 litros? ¿Que los cangrejos ermitaños, a pesar de su nombre, en realidad son seres sociales que viven en grandes colonias? ¿Que los cangrejos ermitaños que se venden en el centro comercial han sido arrancados de su hogar silvestre, ya que no se reproducen bien en cautiverio? ¿Que los cangrejos ermitaños pueden vivir 30 años o más? ¿Que probablemente sienten dolor?
Los problemas éticos asociados con las distintas criaturas pequeñas que metemos en jaulas y tanques son relativamente obvios. Desde mi punto de vista, las preguntas morales más desafiantes surgen en relación con nuestros amigos peludos más cercanos: perros y gatos. A diferencia de muchos animales que deben pasar toda su vida en jaulas y luchar para adaptarse al ambiente humano, la mayoría de los perros y gatos la llevan bastante bien. Muchos tienen el control de nuestras casas, comparten varias actividades con sus familias humanas e incluso pueden tener la oportunidad de relacionarse con otros de su especie. Han vivido en estrecho contacto con los humanos por miles de años y están bien adaptados a vivir como nuestros compañeros. Pueden formar vínculos profundos con nosotros y, a pesar de las barreras entre especies, pueden comunicarnos sus necesidades y preferencias, así como nosotros a ellos.
Sin embargo, el bienestar de nuestros perros y gatos puede estar más comprometido de lo que nos gustaría admitir. Por supuesto, están los problemas sistémicos obvios, como crueldad, negligencia, abandono, millones de animales consumiéndose en refugios a la espera de un “hogar para siempre” que nunca se materializa. Pero incluso el propietario mejor intencionado no siempre proporciona lo que un animal necesita, y es muy probable que nuestros perros y gatos estén sufriendo de maneras que no estamos listos para ver o saber.
Por ejemplo, ¿cuántos perros reciben muchísima atención en casa, pero pocas veces salen a pasear? ¿Cuánto tiempo de la semana pasan encerrados y solos mientras sus propietarios están en el trabajo, salvo por una o dos veces en que un paseador de perros o vecino pasa algunos minutos para alimentarlo y darle un paseo corto? ¿Es ir muy lejos sugerir que estos perros están sufriendo?
Además de amor, el dueño de un perro o gato también debe tener tiempo, espacio, energía, paciencia, dinero y un gran sentido de compromiso. La oportunidad de ser el dueño de una mascota rara vez se nos impone de improviso. Decir “no” es, en muchas ocasiones, una decisión responsable.
Si compramos menos perros y gatos a los criadores y las tiendas de mascotas, la explosión de población de mascotas podría reducirse gradualmente, y el número de animales abandonados en refugios también podría disminuir.
Puede ser difícil reconocer los aspectos nocivos de tener mascotas cuando todo lo que escuchamos es cuán felices se sienten al estar en nuestra compañía y cuán bello y perdurable es el vínculo entre animal y humano. La publicidad que muestra niños rubios jugueteando con cachorros de pelo dorado y los videos en YouTube de gatos haciendo cosas chistosas hacen que tener una mascota parezca siempre muy lindo.
Si en verdad nos importan los animales, debemos mirar más allá de sentimentalismos y revisar con cuidado nuestras prácticas. Los animales no son juguetes; son criaturas vivas, que respiran y sienten. Podríamos intentar ponernos en sus patas y garras para averiguar lo que significa ser una mascota desde su perspectiva. Es posible que no siempre nos guste lo que veamos.

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