18 abr 2017

La detención de Duarte en columnas...

¿Entrega pactada?
"No creo que haya estado pactada su entrega", comentó en entrevista radial con Carmen Aristegui el director de policía Nacional Civil de Guatemala, Nery Ramos.
Refirió que fue hasta el viernes 14 cuando la visita de la familia de Javier Duarte a territorio guatemalteco permitió dar con su paradero.“Es en definitiva la familia lo que permite su ubicación”, precisó. No obstante, reconoció que desde noviembre 2016 había pistas de que estas en la región.
El primero en escribir del tema fue Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente personal en El Financiero.... del 17 de abril de 2017-
¿Se entregó Duarte?
Estrictamente Personal/RAYMUNDO RIVA PALACIO
El Financiero
La captura de Javier Duarte en Guatemala deja un sabor de boca agridulce. Por un lado, es cierto que el gobierno mexicano, trabajando con Interpol, tardó 185 días en acabar con su fuga, y finalmente obtuvo resultados. Por el otro, para alguien que burló durante seis meses la cacería policial mundial, la forma como lo encontraron despierta dudas. ¿Cómo fue tan descuidado y autorizó una aparatosa movilización de ocho miembros de su familia a Guatemala? Todos ellos estaban vigilados y sus teléfonos interceptados. Las autoridades conocían sus conversaciones y movimientos. Duarte sabía que eso pasaba. No obstante, en un viaje anunciado, fueron a Atitlán, la principal zona turística guatemalteca, a reunirse con él, en la víspera que lo detuvieran.
Fue una operación binacional de 72 horas que acabó con una fuga de seis meses, pero que no termina de explicar, con la información disponible, si se trató de una detención químicamente pura, o si fue una entrega negociada, donde se le dio como concesión poco más de un día de estar con sus hijos, que llegaron a su último refugio sin disfrazar su destino. La periodista veracruzana Brenda Caballero registró el mismo viernes el viaje en su columna Números Rojos, en el portal Los Políticos: 
“El tono de voz llamó la atención de las personas que estaban en el aeropuerto de la ciudad de Toluca. De inmediato voltearon la vista para ver qué sucedía. Era en la zona de aduanas. Al parecer, un varón discutía con el personal de esa zona. Cerca de él, tres mujeres y cinco niños le acompañaban. La sorpresa fue mayor al ver la cara del hombre del altercado: era José Armando Rodríguez Ayache, exapoderado legal y administrador de los Tiburones de Veracruz, mejor conocido por ser esposo de Mónica Ghihan Macías Tubilla y concuño de Javier Duarte de Ochoa.
“Al sentir las miradas, Rodríguez Ayache disimuló su malestar y hasta sonrió, mientras regresaba con su esposa Mónica y con María Virginia Jazmín Tubilla, madre de ésta. Los que los vieron en el aeropuerto aseguran que los niños eran Carolina, Emilio y Javier Duarte Macías, además de los dos hijos de Mónica y José Armando: Santiago y Paulina. Pero, ¿a dónde viajaron con tantas maletas? ¿Iban de vacaciones de Semana Santa? No me crea usted, pero dicen que el destino de la familia es el vecino país de Guatemala, el que por cierto casi es un paraíso fiscal por la mínima recaudación de impuestos”.
En efecto, el viernes a las nueve y media de la mañana, la Coordinación Estatal del Estado de México registró el vuelo de ocho miembros de su familia el viernes por la mañana desde el aeropuerto privado de Toluca, en donde las autoridades avistaron un equipaje lleno de sobres de dinero de José Antonio Rodríguez Ayache, esposo de Mónica Macías, hermana de Karime, la esposa de Duarte, y lo pusieron a disposición de las autoridades aduaneras. 
Rodríguez Ayache llevaba, de acuerdo con el reporte de la Coordinación Estatal del Estado de México, dos billetes de 500 euros, 54 de 100, 15 de 200, 40 de 50, 20 de 20, 18 de 10, y siete de cinco; 10 billetes de mil pesos, nueve de 500, uno de 200, dos de 100, y cinco de 50; y 67 billetes de 20 dólares, tres de 10, y 15 de cinco. En total, 11 mil 980 euros, 17 mil 450 pesos y mil 445 dólares. Esos montos superan los 10 mil dólares que permiten las autoridades hacendarias mexicanas transportar sin registrarlos. Rodríguez Ayache no los reportó, pero tampoco fue detenido. Los dejaron partir hacia Guatemala.
El jueves, la PGR desplazó a un grupo a Atitlán, al mando del jefe de la Agencia de Investigación Criminal, Omar García Harfuch, porque sabían que Duarte iba a encontrarse con su familia en ese destino turístico. Según Manuel Noriega, subjefe de Interpol en Guatemala, la pista final hacia Duarte la siguieron los mexicanos y los guatemaltecos durante tres días. El sábado, aproximadamente a las ocho de la noche, según la reconstrucción de Noriega, Duarte recibió una llamada en su habitación de un funcionario de la PGR, quien le dijo que estaba localizado y que saliera a un área común para que fuera detenido. El exgobernador salió de forma voluntaria.
Fue una acción profiláctica. Nadie de su familia salió de sus habitaciones, ni hubo escándalo alguno en el hotel. No se han revelado los detalles que llevaron a su ubicación, pero las autoridades mexicanas tenían interceptados los teléfonos de su familia y de sus abogados. El final de la primera etapa de la persecución terminó con la captura, pero abre las interrogantes sobre qué tipo de entramado se construyó para este desenlace. Si la súbita salida de su familia a Guatemala es una de las razones que despiertan dudas, también lo es que Karime, la esposa de Duarte, acusada por la PGR por su posible complicidad en el desvío de recursos públicos, se encuentre libre, porque las autoridades mexicanas no solicitaron su captura. 
Hasta este momento, lo que se ve es que sólo Duarte fue detenido, pudo ver a sus hijos y los recursos de emergencia que les llevaron a Guatemala no fueron decomisados. Negociación o entrega, en esta primera instancia, es irrelevante. No lo será en el juicio, donde se podrá ir viendo si hay protección a Duarte o, como se ha prometido, se llegará hasta el fondo sin importar a dónde llegue.
Twitter: @rivapa
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Cómo cayó Javier Duarte/Carlos Loret de Mola
El Universal, 17 de abril de 2017..
Javier Duarte se asomó a través de la persiana del departamento 505, que ocupaba en el hotel La Riviera de Atitlán, de cuatro estrellas, en Guatemala.
La foto la captó el comando de agentes investigadores mexicanos que llevaba meses siguiéndolo. Fue la confirmación de que estaba ahí. La última prueba que se necesitaba para proceder a su captura.
Pero detenerlo no fue tan inmediato. En Guatemala los jueces no giran tan rápido las órdenes de captura. Así que el director de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, Omar García Harfuch, y su par de la Interpol Guatemala se sentaron en la cafetería del hotel de al lado… a esperar… horas…
En la desesperación, el subprocurador jurídico y de asuntos internacionales de la PGR, Alberto Elías Beltrán, voló a Guatemala para presionar.
Casi a las ocho de la noche, hora local, recibieron por correo electrónico la autorización del juez.
Imprimieron la orden de captura en la recepción del hotel contiguo y fueron al sitio donde se encontraba su objetivo.
Podían aprehenderlo si salía. Pero no podían entrar a su apartamento por él. En Guatemala la ley prohíbe los cateos después de las 6 de la tarde.
Llegaron al hotel de Duarte, quisieron subir los cinco pisos por elevador, pero éste no funcionó. Por las escaleras y a tocarle la puerta, a ver si salía. Las autoridades del país vecino advirtieron a las mexicanas que los jueces son tan estrictos que el caso se les podía caer si ingresaban al departamento aun cuando Duarte los invitara a pasar.
El departamento ocupado por Duarte se ubicaba al final del corredor.
Cuando estaban por llegar, el ex gobernador de Veracruz, con más kilos que la última vez que se le vio en público, abrió su puerta y se los topó en el pasillo.
Las autoridades mexicanas que lo detuvieron, fuera de la vista de su cónyuge e hijos que estaban ahí de vacaciones, describen que estaba muy nervioso, pero tratando permanentemente de demostrar que no tenía miedo.
Buenas noches, les dijo.
Los de Interpol Guatemala le contestaron con el protocolo legal de toda detención y Duarte aceptó sin respingar.
“No lo voy a esposar, pero tenga las manos atrás”, le dijo el policía guatemalteco. Duarte obedeció. Se metieron cinco personas al elevador para bajar. Sí funcionó esta vez.
Duarte identificó a los policías mexicanos. ¿Cómo están?, les preguntó. ¿Se le ofrece algo?, le reviraron.
Cuentan que en el trayecto a la austera comisaría local se exhibió muy nervioso.
Lo metieron ahí y se quejó de que dos fotógrafos locales se habían colado, que eso era violar su presunción de inocencia, que lo cambiaran de lugar. Y luego sonrió para las cámaras.
Todo esto me lo revelaron agentes de inteligencia y altas autoridades del gobierno mexicano.
Según la indagatoria oficial, comandada por el Cisen y la Agencia de Investigación Criminal, con la cooperación de la Marina y la Policía Federal, así como de autoridades civiles y militares de Guatemala, Duarte presentó licencia al cargo de gobernador el 12 de octubre del año pasado, horas después de anunciarlo cuando lo entrevisté en el programa Despierta en Televisa, y desapareció del ojo público.
No tenía orden de aprehensión aún. Se la giraron dos días después. Duarte se había reunido con su fiscal, Luis Ángel Bravo, en Xalapa y de ahí un helicóptero —que le facilitó el gobernador interino Flavino Ríos y que cambió dos veces de plan de vuelo— lo llevó hasta Coatzacoalcos. Un Jetta que lo transportó por tierra a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, donde se hospedó en casa de un hermano de su suegro.
Se movió por carretera a Tecún Umán, Guatemala, y rentó un helicóptero que lo llevó a la capital, Ciudad de Guatemala. Ahí lo alcanzó su esposa Karime Macías el 19 de octubre.
Ahí, Javier Duarte de Ochoa estableció su base de operaciones, presuntamente apoyado por el empresario oaxaqueño Sergio Castro López y por Gustavo Eduardo Fernández del Campo Sheremberg.
Las autoridades consideran que desde ahí se trasladó a distintas localidades por helicóptero. Con apoyo del gobierno de Guatemala, México contactó a uno de los pilotos. Él reconoció en fotografías a Javier Duarte y su esposa Karime Macías. Habían sido sus pasajeros. Y aportó nuevos datos: él lucía barba y se veía más flaco; ella, pelo rojo corto. Él dijo llamarse Alejandro. Ella, Andrea.
Sin embargo, según la investigación oficial, nada de todo esto lo supieron las autoridades hasta el 10 de noviembre de 2016, casi un mes después de su última aparición pública, cuando la Policía Federal detuvo en Chiapas a Mario Medina Garzón. Llevaba 7 mil 500 dólares y dos pasaportes falsos que debía entregar a Duarte y su esposa.
La detención fue clave. Por lo que dijo él y por lo que dijo su celular, cuando le hicieron el examen forense digital. Los teléfonos intervenidos a partir de ese número dieron muchas pistas. El uso de tecnología de punta permitió el cruce de llamadas telefónicas, mensajes de texto, correos electrónicos de todo el entorno de los Duarte Macías. 1.2 millones de metadatos.
A pesar de rumores sobre que estaría en Inglaterra, España, Costa Rica, Argentina, Nicaragua, El Salvador, el Cisen siempre pensó que se estaría moviendo entre Chiapas, Guatemala y Belice. Sobre todo Guatemala porque estuvieron a horas de agarrarlo en Tecún Umán. Duarte y pareja trataron ahí de obtener en el mercado negro dos identidades falsas.
Sin poder dar con el ex mandatario, las autoridades vigilaron a los abogados y empezaron también a observar a la familia.
Sus tres hijos vivían en casa de sus abuelos maternos en Chiapas. Los investigadores supieron que los niños estaban muy tristes. Hasta que un día, súbitamente, fueron llevados a casa de su tía, la hermana de Karime, Mónica Macías Tubillo, también en Tuxtla Gutiérrez. Y después, a los niños se les vio felices. Catearon la residencia. Y nada. Ni Duarte, ni Karime, ni túneles, ni escondites, ni teléfonos satelitales.
Entonces, las autoridades mandaron un mensaje a la familia política de Javier Duarte: que el asunto no era con ellos, sino con el ex gobernador.
En la recta final de la investigación, un hombre clave para detectar el paradero del ex gobernador fue su mensajero, Nelson Benito Carchalac.
La infección a su celular permitió saber que iba y venía entre Alto Valle y Panajachel. Hasta se hospedó en el hotel de la captura.
De acuerdo con el reporte de inteligencia al que tuve acceso, las autoridades supieron que se estaba preparando todo para una reunión familiar. Eran vacaciones de los niños. Era la oportunidad.
El jueves llegaron Duarte y su esposa. El viernes viajaron sus hijos en vuelo privado desde Toluca, con sus tíos Mónica Macías y José Armando Rodríguez Ayache, sus primos y su abuela.
Se juntaron, lo vieron tras la persiana y el sábado, a las 8:01 pm hora local, sucedió.
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El buen olfato de Renato Sales
Rozones/La Razón
 En la captura de Javier Duarte fue clave el papel de la División de Seguridad Regional de la Policía Federal, al mando del Comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales, quien con su clásico buen olfato policiaco supo armar la estrategia para que fueran los familiares de Duarte quienes los guiaran desde Toluca hasta la guarida del exgobernador en Guatemala… sin que éstos se dieran cuenta.
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Será?/24 Horas
Era cuestión de tiempo
Independientemente de todas las opiniones que se han generado en torno a la captura de los ex gobernadores de Tamaulipas y Veracruz, Tomás Yarrington y Javier Duarte, respectivamente, lo cierto es que en una reunión realizada en Los Pinos, el 20 de febrero pasado, con connotados periodistas, el presidente Enrique Peña Nieto fue claro cuando alguien le preguntó sobre el veracruzano: “Yo soy el más interesado” en que se localice a quien haya utilizado mal los recursos públicos, dijo, y, en esa ocasión, se mostró confiado en hallarlo: si encontramos al más buscado, que no demos con un ex gobernante prófugo… por cierto, qué pasará con quien escribió en su diario personal: “Sí merezco abundancia, sí merezco abundancia, sí merezco…”.  ¿Será?
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Templo Mayor/Reforma
¿DE QUÉ se ríe Javier Duarte? Esa fue la pregunta obligada al verlo sonriente, casi burlón, tras ser detenido en Guatemala. A lo mejor se reía del coraje que hará Miguel Ángel Yunes cuando se entere que Karime Macías, la esposa del ex gobernador, ha sido prácticamente exonerada por el gobierno federal.
PARECIERA que no fueron tomadas en cuenta las indagatorias de la Fiscalía de Veracruz que llevaron hasta los famosos diarios de la ex primera dama, en los que “decretaba” abundancia económica para ella… y daba santo y seña de la red de complicidades de su marido.
A ESO se suma el descubrimiento de que en los primeros dos años del gobierno duartista, la señora gastó la friolera de ¡8 millones de pesos! en artículos de lujo, mismos que fueron pagados por un prestanombres de Duarte. Y, además, claro, las residencias en Boca del Río; las oficinas en Polanco; y las casas en Woodlands, Texas.
TRAS investigar a los padres, la hermana y el cuñado de Karime Macías fue que se pudieron evidenciar las transas y, de hecho, atrapar a Javier Duarte, por lo que resulta extraño que el subprocurador Alberto Elías Beltrán haya salido a decir que contra ella nomás no hay nada. Será por ahora.
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Trascendió/Milenio
Que a propósito de la reciente captura de Javier Duarte, ex gobernador de Veracruz, a quien también se le avecinan días difíciles es a la Sección Instructora de la Cámara de Diputados que preside el priista Ricardo Ramírez Nieto.
Y es que resulta que aunque se tiene previsto que el juicio de desafuero contra el legislador Tarek Abdalá, ex tesorero veracruzano, se resuelva hasta junio, las bancadas de oposición presionarán para que sea antes de que acabe el actual periodo de sesiones, el próximo 30 de abril. Ya veremos.
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CONFIDENCIAL/El Financiero
Nervios del clan Duarte
Cuentan algunos priistas que varios de los veracruzanos más cercanos a Javier Duarte se esmeraron en hacer creer que el exgobernador ya estaba muerto. Nos cuentan que ahora que apareció y fue detenido, por lo menos cinco diputados federales se encuentran muy nerviosos por lo que diga y se sepa. Ellos saben mucho, dicen.
Con sombrero ajeno 
Ahora que fue detenido al exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, todos se quieren “colgar la medalla”. Particularmente en Veracruz el fiscal Jorge Winckler presumió que el resultado fue gracias a las denuncias de Miguel Ángel Yunes. Sin embargo, opositores y organizaciones recordaron que el fiscal tiene la costumbre de presumir logros ajenos, como sucedió con la búsqueda de desaparecidos, que destapó 125 fosas clandestinas. Recordaron que si hay resultados por el caso Duarte es por el trabajo del gobierno federal y la coordinación con las autoridades guatemaltecas. Dicen que el fiscal no se adjudique resultados de lo que no hizo.
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Itinerario Político/Ricardo Alemán
Milenio
¡AMLO lo solapó; Peña lo atrapó!
Durante cada uno de los 186 días de la fuga de Javier Duarte, abundaron las voces que propinaron una formidable “madriza” al gobierno y al Presidente porque —según el imaginario colectivo— dejaron escapar al ex gobernador, lo encubrieron y hasta le brindaron protección.
Curiosamente, una vez que la PGR localizó y detuvo a Duarte, las mismas voces cambiaron de dirección y ya no “madrearon” al gobierno y al Presidente por dejar escapar a Duarte o por no lograr su detención. No, ahora lo “madrearon”, ¡por atrapar a Duarte! ¡De risa loca!
Sí, por increíble y ridículo que parezca, “los mismos de siempre” ahora “madrean” al gobierno y al Presidente porque según su calenturienta cabecita, la captura de Duarte fue un “acto electoral”, una “respuesta desesperada”, una “argucia electorera” y hasta una jugada más de “la mafia del poder” para buscar “chivos expiatorios”.
Es decir, resulta que un sector social está enfermo del feo “síndrome de la Chimoltrufia”, porque como piensan y dicen una cosa, piensan y dicen otra, completamente diferente. O si se quiere, nada les acomoda.
Pero es más curiosa y simpática la amnesia de ese sector social —en el que cohabitan la legión de idiotas y la jauría de lopistas a sueldo—, ya que sus integrantes gustan de la memoria militante. ¿Y eso qué significa?
Ya lo explicamos aquí. La memoria militante incapacita a la legión de idiotas y a la jauría lopista para el ejercicio elemental de la autocrítica y les hace inventar “moros con tranchetes” o “imaginarias mafias del poder”.
Y el mejor ejemplo es el de la alianza de AMLO con el gobierno de Duarte y la exoneración pública que hizo Obrador de las pillerías de Duarte. En los hechos —y durante años—, AMLO solapó las pillerías de Duarte y hoy lo confirma al calificar su detención como la de un “chivo expiatorio”.
Y frente a esa confesión de parte pocos o ninguno de los integrantes del sector social enfermo del “síndrome de la Chimoltrufia”, recuerda que la alianza electoral más perversa e inmoral la pactaron AMLO y Duarte. Y claro, fue una alianza con fines electorales que significó muchos miles de millones de pesos salidos del dinero público para favorecer al partido Morena en las elecciones veracruzanas.
Pero de esa inmoralidad política —la que denunciamos aquí el 2 de febrero de 2016— nadie dice nada. Muchos prefieren la “mamucada” de que la detención de Duarte fue un acto desesperado con fines electorales. ¡De risa loca!
Y si muchos prefieren olvidar la alianza de AMLO con Duarte, otros tantos quieren borrar las pruebas contundentes de que mientras el gobierno federal preparaba la denuncia formal y mientras el ex gobernador era buscado en todo el mundo, López Obrador se daba a la tarea de solapar a Javier Duarte.
Por ejemplo, el 12 de abril de 2016 —hace un año—, en la comunidad de Tampico Alto, Veracruz, AMLO denunció en la plaza pública que “Carlos Salinas de Gortari está detrás de la campaña contra Duarte”, porque según el locuaz tabasqueño, “la mafia del poder pretende favorecer la candidatura de Miguel Ángel Yunes”.
Meses después, el 21 de octubre del mismo 2016, en Parral, Chihuahua, López Obrador acusó al PRI y a Peña Nieto “de convertir a Duarte en chivo expiatorio con fines electorales” y dijo que había iniciado una “cacería de brujas”, ya que la PGR dio a conocer que había integrado una averiguación previa contra Duarte.
Pero lo más curioso de todo es que durante los dos últimos años —2015, 2016 y lo que va de 2017—, López Obrador se convirtió no solo en el principal defensor de las pillerías de Duarte, sino que llegó a insinuar que el pillo ex gobernador de Veracruz puede ser exonerado una vez que AMLO se convierta en Presidente.
¡Sí, por increíble que parezca…!
Y si lo dudan, basta revisar el Itinerario Político del viernes —14 de abril—, donde recordamos el “Discurso del perdón” de AMLO —del 11 de agosto de 2016—, pronunciado ante una selecta audiencia de hombres de empresa y negocios mexicanos, a los que dijo: “Cuando sea Presidente no habrá venganza, sino perdón” a los políticos ratas y corruptos del régimen.
Más aún: AMLO se atrevió a usar la palabra “amnistía adelantada”, en una suerte de zanahoria para todos los “pecadores” de PRI, PAN, PRD y el resto de partidos, a los que dijo estar dispuesto a perdonar —como si se tratara del Espíritu Santo—, si antes se convierten a su credo, a la Morena de AMLO.
Y claro, el mensaje fue contundente a favor de su amigo Javier Duarte, al que por años solapó y se negó a criticar.
Queda claro que mientras AMLO defendió y solapó a Duarte, Peña Nieto lo atrapó.
Así o más claro, de qué lado está la justicia.
Al tiempo.
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Las columnas políticas hoy, martes 18 de abril de 2017...
Lenguas Viperinas/LSR
JAVIER DUARTE, exgobernador de Veracruz, es más incómodo ahorita detenido que cuando estaba prófugo. Para librarse del “sospechosismo” de la oposición, el PRI y el gobierno decidieron aprovechar la captura para deslindarse, recordar que fue expulsado del tricolor y exigir todo el peso de la ley de hallarse responsable de algún delito. Nos cuentan que más que una estrategia electoral, lo que realmente importa es sepultar la teoría del acuerdo extrajudicial que evitaría procesar a su familia.
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Será?/24 Horas
Suena mezquino
Hay quienes minimizan la detención de Javier Duarte y especulan sobre supuestos “pactos” con el Gobierno federal porque, dicen, su captura beneficia al partido en el poder. Aunque bien razonadas esas opiniones están en la lógica de: “para no impactar en la elección es mejor que estén en la calle a que los tengan en la cárcel”. Lo que sí es un hecho es que esta administración es la primera en el México reciente que encarcela a seis gobernadores y sigue los pasos de otros dos. Veamos hacia atrás: Calderón se hizo de la vista gorda con Moreira y Bours; y entre Fox y Calderón dejaron ir a Yarrington y a Eugenio. El mensaje actual es ir contra los gobernadores corruptos, lo que sin duda es un aviso claro del Estado mexicano, aunque lo que exige la gente (y no los grillos) es que devuelvan el dinero que se robaron. ¿Verdad, Marcelo?, ¿verdad, Ángel Heladio?, ¿verdad, Vallejo?, ¿verdad, Mario Marín?, ¿verdad, Fidel?…¿Será?
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Frentes Políticos/Excelsior
II. Con todo. Javier Duarte, exgobernador de Veracruz, recién aprehendido en Guatemala, debe tener claro que van con todo en su contra. Los diputados del PRD consideran que debe enfrentar un juicio político, por lo que presionarán a las demás bancadas de la Cámara de Diputados para que se investigue a fondo al exmandatario. Francisco Martínez Neri, coordinador perredista en San Lázaro, urgió a los demás legisladores a trabajar de lleno en el tema, al recordar que el 30 de abril concluye el periodo ordinario de sesiones del Congreso. Marko Cortés, coordinador de los diputados del PAN, exigió al gobierno federal la inmediata extradición de Duarte. El tiempo se agota y se debe resolver la extradición lo más pronto posible. A trabajar a contrarreloj. 
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Trascendió/Milenio
Que autoridades penitenciarias de Guatemala aseguran que, luego de más de 48 horas de reclusión en la prisión militar de Matamoros, el ex gobernador de Veracruz Javier Duarte no ha recibido ninguna visita, ni siquiera la de Rodrigo Sandoval, quien se ostentó como su abogado y afirmó el domingo a la prensa que había hablado con él.
Lo cierto es que Duarte, el recluso número 27, no ha solicitado ningún tipo de atención especial y duerme, como el resto de los internos, en una cama de piedra.
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Templo Mayor/Reforma
LOS MUY FIJADOS en cuestiones legales se preguntan cómo es que Karime Macías, esposa de Javier Duarte, no es buscada por la PGR de Raúl Cervantes.
PORQUE, más allá de la presunción fundada de que fue cómplice de su marido y de los diarios en los que detallaba operaciones presuntamente ilícitas, hay un delito que la involucra y que está a la vista de todos.
¿O YA se le olvidó al Ministerio Público federal la existencia de un pasaporte con la foto de Macías pero a nombre de Gabriela Ponce Arriaga el cual fue decomisado en Tapachula en noviembre pasado?
Y BIEN claro se lee en el artículo 243 del Código Penal Federal que la falsificación de documentos oficiales es un delito que merece penas de entre cuatro y ocho años de prisión.
SUPONIENDO sin conceder que la ex primera dama de Veracruz no tuvo naaada que ver con ese delito, lo deseable sería que en la PGR al menos le dieran una revisada. No vaya a ser que al rato digan que Duarte se entregó a cambio de -gulp- inmunidad para su esposa.
AHORA que el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, dice que ya cumplió su promesa de campaña de meter a su antecesor Javier Duarte a la cárcel, hay quienes se preguntan si ya va a meter el acelerador en su gobierno.
PORQUE los primeros cuatro meses y medio de su administración se la ha pasado cazando duartistas y peleándose con Andrés Manuel López Obrador pero poco o nada se ha visto de acciones concretas de su administración en otros frentes.
Y, NO ES por apurarlo, pero la minigubernatura del panista sólo durará 24 meses y, para muchos veracruzanos como que ya va siendo hora de que se ponga a trabajar en temas apremiantes como la inseguridad y la pobreza, por ejemplo.
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Las fotos de Duarte
  Confidencial/El Financiero
Los candidatos del Estado de México, Nayarit y Coahuila han recurrido en estos días a usar imágenes de políticos rivales con el ahora rechazado por todos, Javier Duarte. Lo cierto es que esa herramienta, usada en las guerras sucias, no prueba ningún vínculo con los actos de que se acusan al exgobernador de Veracruz. Son sólo relaciones institucionales, pero hacen ruido.
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Uso De Razón/PABLO HIRIART
El Financiero
Lo que fue un triunfo contra la impunidad quiere ser presentado como una artimaña electoral.
O sea, porque hay elecciones, ¿no había que capturarlo?
Si no lo atrapaban el grito era que dejan impune a Duarte por sus complicidades con el gobierno.
Ahora que lo capturaron el grito es que su aprehensión es para favorecer al gobierno y su partido con miras a las elecciones en tres estados en junio próximo. 
¿Entonces? 
El próximo año vienen las elecciones presidenciales, por lo que, de acuerdo con esa lógica, tampoco había que aprehender a Duarte después de los comicios en el Estado de México, Nayarit y Coahuila. 
Siempre hay elecciones, no toquen a nadie.
Peor aún, la captura del exgobernador de Veracruz es señalada por López Obrador como una maniobra “para simular que combaten la corrupción”.
¿Qué había que hacer para darle gusto al anticipado candidato presidencial? Dejarlo libre y así evitar que se “simule” combatir a la corrupción.
¿Tanto trabajo cuesta decir al lopezobradorismo y al antipeñismo a ultranza que fue una acción positiva del gobierno?
O tal vez la pregunta sea otra: ¿querían o no querían que se capturara a Duarte?
La respuesta es no, para seguir acusando a Peña de cómplice de Duarte.
Y quizá también por algunas otras razones muy particulares. 
La Jornada, afín a López Obrador, se cura en salud en su editorial de la contraportada: “¿Será, como algunos dicen, que Duarte es el personaje que jalará el gatillo de la difamación para el 2018?”.
Si Duarte entregó financiamiento ilegal a Morena en las elecciones de Veracruz, tiene que conocerse. ¿O eso debe permanecer oculto?
Ya sabemos que para purificarse algunos políticos optan por apoyar a López Obrador y todo su pasado queda resuelto.
Cabe la posibilidad de que ese presunto financiamiento a Morena en las elecciones para gobernador el año pasado, y que el gobierno de Duarte le entregaba dos y medio millones de pesos mensuales al partido de AMLO, sea una suposición infundada de Miguel Ángel Yunes. Puede ser, pero…
Lo que llama la atención es el nerviosismo de López Obrador, sus medios afines y sus seguidores en los distintos medios de comunicación y redes sociales por la aprehensión del exgobernador de Veracruz.
Dicen que todo fue un montaje electoral, que Duarte es chivo expiatorio y que lo aprehendieron para simular que se combate a la corrupción.
¿Cómo combatir la corrupción, sin tocar a los que están acusados con pruebas de haberse enriquecido de manera ilícita con recursos provenientes del erario?
Lo que piden, voluntaria o involuntariamente, es que haya impunidad.
Desde luego falta mucho por hacer y hay grandes tareas pendientes, pero la aprehensión del exgobernador de Veracruz demuestra que existe voluntad política para castigar los más sonados abusos al amparo del poder.
El gobernador que está preso en una celda de 2.75 por 3.75 metros en Guatemala es del PRI. No hubo impunidad.
Lo mismo en el caso del exgobernador Guillermo Padrés, panista, recluido en un penal de la capital del país. 
Tampoco debe haber impunidad para los integrantes de la izquierda que violan la ley.
Sí, falta mucho por hacer, aunque algunos digan, como Cantinflas, que se combate la corrupción para simular que se combate.
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EN PRIVADO/Joaquín López-Dóriga
Milenio
Retales
1. Pistas. Dos hechos fueron centrales en la detención de Duarte: la captura en Tapachula, el pasado 10 de noviembre, de Mario Medina, primo de Karime Macías, con dos pasaportes apócrifos con las fotos de ellos pero con otros nombres, y el viaje a Guatemala, el viernes, de sus hijos y familia política en un jet privado que salió de Toluca. Desde el año pasado, el Cisen, de Eugenio Ímaz, lo había detectado en Guatemala;
2. Error. Andrés Manuel López Obrador, o quien le lleva la cuenta de Twitter, cometió un error al calificar a Duarte y llamarlo chivo expiatorio, lo que sería exculparlo; y
3. Otro. El de Ricardo Anaya, o quien le lleve su cuenta, al escribir que la detención de Yarrington fue producto de la alternancia en Tamaulipas, que nada tuvo que ver. La captura de Duarte ya no la adjudicó a la alternancia en Veracruz, reivindicación que hizo Miguel Ángel Yunes.
Nos vemos mañana, pero en privado
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Itinerario Político/ Ricardo Alemán
Milenio
¡Peña Nieto hace milagros y habla con Dios!
Si en un momento de locura colectiva los mexicanos atendieran las ñoñas teorías conspiratorias sobre la captura de Javier Duarte, deberían concluir que el Presidente mexicano hace milagros y habla con Dios.
¿Por qué?
Porque resultan descabelladas y de risa loca muchas de las conspiraciones de sesudos analistas y reputados políticos y ciudadanos, quienes delirantes creen que Enrique Peña Nieto tiene poderes metafísicos, que es capaz de ordenar qué hacer al gobierno de Trump y hasta habla de tú con Dios.
Por ejemplo, según esas teorías, Peña Nieto sería capaz de ordenar a la DEA, CIA, FBI y hasta a la Interpol —con lo cual sería más poderoso que Trump— que por años esas agencias se negaran a detener al prófugo Tomás Yarrington.
Pero un buen día —y luego de convenir con el creador el fin del pecado de la impunidad—, el Presidente mexicano ordenó detener a Yarrington en Italia. Entonces, a una señal, todos en el mundo obedecieron a Peña Nieto. ¡Y se hizo el milagro de capturar al pillo ex gobernador de Tamaulipas!
Otros descocados, en cambio, creen que Peña Nieto es mago, capaz de engañar a los ciudadanos con un truco. ¿Por qué? Porque sin entender lo que empuja a votar a un ciudadano en una elección estatal —Coahuila, Nayarit o Estado de México—, dicen que las detenciones de Duarte y Yarrington son producto de una operación político-electoral para que el PRI gane votos. ¿En serio?
Es decir, según esa hipótesis y sus locuaces promotores, resulta que los ciudadanos y electores son idiotas, retrasados mentales o no entienden que nada tienen que ver con las elecciones mexiquense, nayarita o coahuilense las capturas de los ex gobernadores ratas de Veracruz y Tamaulipas.
Hay otros conspiradores que aseguran que la detención de Duarte se dio en Semana Santa porque “se trata de una cortina de humo” para impedir que los ciudadanos se enteren de las pillerías cometidas por el ex gobernador de Veracruz. Es decir, de nueva cuenta el gobierno de Peña Nieto habría pactado con el creador para que en la “Semana Mayor” se hiciera efectiva la detención de Duarte.
Olvidan los genios que sostienen esa “chabacana” hipótesis que 14 de los 16 gobernadores presos, perseguidos y/o liberados desde 2000 —entre los que aparecen ex gobernadores de PRI, PAN y PRD—, todos fueron llevados a la justicia por gobiernos estatales o federales del PRI. Ningún gobierno federal o estatal del PAN y menos del PRD han llevado a prisión a gobernador alguno, de cualquier partido.
Por ejemplo, el PRI acusó y llevó a prisión a Guillermo Padrés, Jesús Reyna, Andrés Granier, Mario Villanueva, Luis Armando Reynoso, Narciso Agúndez, Juan Sabines, Óscar Espinosa, César Duarte, Roberto Borge, Tomás Yarrington, Javier Duarte y Humberto Moreira. Si recordamos, Rodrigo Medina fue encarcelado de manera ilegal por el gobernador independiente de Nuevo León y Pablo Salazar fue encarcelado por un gobernador de coalición.
Además —y por increíble que parezca—, especialistas en la relación México-EU aseguran que resultan “sospechosas” las detenciones de ex gobernadores, justo cuando habrá elecciones en México. Pero el sospechosismo es mayor cuando “el especialista” dice que existe una colaboración interesada de EU en esas detenciones.
Es decir, según los delirios de reputados analistas, el gobierno de Peña Nieto es tan poderoso —y su Presidente tan chingón— que, a cada ocurrencia del PRI para enseñar el músculo electoral, ordena al gobierno de Trump ponerse al servicio de los intereses electorales del tricolor. ¡De locos…!
Y qué decir de quienes se aventaron la locuaz puntada de que Duarte no fue atrapado gracias a las investigaciones de autoridades mexicanas, sino que “Duarte se entregó”. El argumento de la entrega pactada no tiene más respaldo que la liberación de la esposa de Duarte, porque nadie presentó denuncia en su contra.
Quienes suponen ese despropósito ignoran que el parentesco no es motivo y/o causal para acusar a la esposa de un presunto criminal. Y es que si nadie acusó formalmente de un presunto delito a la esposa de Duarte, no hay causa que perseguir; sea o no culpable de alguna irregularidad.
Y no faltaron los que vieron en la risa de Duarte quién sabe qué pacto con el gobierno y aquellos que imaginan que la captura es “juguete” para desatar una madriza contra AMLO.
Y, a propósito, la joya de las estupideces provocadas por la captura de Duarte estuvo a cargo del dueño de Morena. AMLO dijo que el gobierno federal convierte en “chivo expiatorio” a Duarte. Es decir, según AMLO, Duarte es inocente.
¿Cómo entender tamaña estupidez?
Sin duda que Peña Nieto hace milagros y habla con Dios.
Al tiempo.
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El asalto a la Razón/Carlos  Marín
Milenio
“La entrega pactada”
Si Joaquín Guzmán Loera emblematiza el narcotráfico internacional, Javier Duarte la corrupción aquí, y es El Chapo del PRI.
Algo así comenté anoche (MILENIO Tv) con Azucena Uresti, quien me preguntó qué pienso de las versiones (sobre todo en el vecindario cibernético) acerca de una supuesta “entrega pactada”.
Lo repito aquí: es insensato, por decir lo menos, imaginar que la captura hubiese sido negociada. Lo que sucede es que los mismos que hace días decían que el gobierno lo protegía hoy dicen que todo es simulación.
Para empezar, hay que tomar en cuenta que el detenido tendrá mañana una primera audiencia ante un juez… del Poder Judicial de otro país.
Desde su comparecencia inicial en Guatemala (y en todas las que deban celebrarse allá y en México) el ex gobernador podrá decir lo que quiera, inclusive denunciar la supuesta negociación o para quiénes o por qué saqueó el erario veracruzano.
Y añado lo que Federico Berrueto acotó después y que hace impensable un “pacto”: la sentencia sobre Duarte ocurrirá, con toda seguridad, cuando ya no esté en funciones el actual gobierno federal…
cmarin@milenio.com
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El efecto Duarte/ Carlos Loret de Mola
El Universal
La desaparición de Javier Duarte dejó el sabor de que el gobierno lo había dejado ir. Resultaba increíble que no lo hubieran seguido, que no le hubieran “puesto cola”, cuando se veía venir que el gobernador de Veracruz terminaría en problemas con la justicia.
Tomado ese pulso público, en las altas esferas del gobierno federal llegaron a la conclusión de que sería muy bueno aprehenderlo antes de las elecciones de junio, cuando se renuevan las gubernaturas del Estado de México, Coahuila y Nayarit. Consideraron que su detención restaría fuerza a las acusaciones contra el PRI por corrupción y daría discurso de defensa al régimen y a su partido: que si bien Duarte abusó, ya está preso.
Según fuentes federales de inteligencia, a las que tuve acceso en distintos momentos de su investigación sobre el paradero del ex mandatario, se les complicó encontrarlo porque Duarte no usaba teléfonos celulares ni cuentas de internet que le tuvieran detectadas, permanecía casi incomunicado y sólo podían deducir su paradero a partir de los seguimientos a sus familiares, abogados y colaboradores.
En la urgencia por encontrarlo, la familia de Karime Macías, la controvertida esposa de Duarte, recibió una oferta del gobierno: que no irían contra ella ni su familia si les decían dónde estaba el ex gobernador.
Por eso sorprendió en muchos sectores de la opinión pública la narrativa del gabinete de Seguridad sobre su captura: sus hijos viajando con la familia de la mamá en vuelo privado desde el aeropuerto de Toluca, oficializando en la documentación sus nombres y destino, hospedándose en un hotel turístico, visible…
Ello ha despertado la sospecha de que Duarte se entregó y no se sabe a cambio de qué. O bien que “lo puso” su esposa o su familia a cambio de que no fueran perseguidos, dado que la PGR ha aclarado que no tiene nada contra Karime y los de su lado, cuando se había hablado de que estaba metida hasta en lavado de dinero.
Ayer que lo entrevisté, el subprocurador Alberto Elías Beltrán negó que la aprehensión se haya negociado. Insistió en que fue fruto de las labores de inteligencia federales. El expediente que comparten autoridades mexicanas y guatemaltecas, revelado ayer en estas Historias de Reportero, describe que la localización de Duarte se dio gracias a que estaban siguiendo a la familia de Karime (que viajó a Guatemala por las vacaciones de los niños Duarte Macías, a quienes tenían bajo su cuidado desde octubre) y a que vigilaban al hombre que servía como mensajero del político veracruzano, Nelson Benito Carchalac, a quien habían encargado organizar la reunión en el hotel La Riviera de Atitlán.
SACIAMORBOS. Quizá muchas dudas y sospechas quedarán claras con el tiempo. A ver qué dice Duarte en sus declaraciones. Y qué no dice. Qué pasa con Karime Macías y los suyos. Qué sucede con el primer círculo de colaboradores de Duarte y con el despacho de ricos jóvenes abogados que, según fuentes oficiales, fue contratado por el ex mandatario para organizar su evasión de la justicia.
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Duarte , Yárrington  los pasaportes falsos/Héctor De Mauleón
El Universal
Aquel día, Tomás Yarrington llegó a la estación de Paula, en Calabria, con una maleta. Abordó un tren que lo llevó a Roma y luego tomó otro, hacia Florencia. Se hospedó en un hotel de medio pelo.
Ignoraba que el Servicio de Operaciones Centrales de la policía italiana lo seguía de cerca.
Yarrington salió del hotel acompañado por un ciudadano polaco, del que hasta el momento solo se ha dicho que “ignoraba la verdadera identidad del ex gobernador de Tamaulipas”. Ambos entraron a cenar en un restaurante ubicado en la plaza central de Florencia, la Signoria.
De acuerdo con el Corriere della Sera, el ex gobernador de Tamaulipas se dio cuenta en algún momento de que iba a ser detenido e intentó huir. Era tarde para él. La policía lo detuvo cuando regresaba a su hotel en la Plaza Beccaria.
Como se sabe, el ex gobernador “negó ser él” y mostró una credencial y un pasaporte mexicano falsos que lo acreditaban como José Ángel Márquez Pérez.
De nuevo era tarde para él. Su identidad había sido confirmada por la policía italiana desde hacía varios días.
En un cateo realizado posteriormente en la habitación de su hotel se encontró otro pasaporte. Esta vez, con su nombre verdadero.
El Instituto Nacional Electoral, INE, informó más tarde que en el Registro Federal de Electores no existía registro alguno con el nombre de José Ángel Márquez Pérez. Dicha persona no apareció en el padrón.
La Comisión Nacional de Seguridad, CNS, realizó una búsqueda en Plataforma México, el sistema nacional de datos que concentra 637 millones de registros y cien bases procedentes de 830 dependencias. Hubo suerte.
Existía un pasaporte a nombre de José Ángel Márquez Pérez. Había sido expedido en 2012 en el estado de Chihuahua. Pero no era Tomás Yarrington quien aparecía en la foto, sino un niño de 12 años.
Quien había entregado a Yarrington aquel pasaporte había cuidado que la identidad robada no apareciera en ningún registro: quien buscara información sobre José Ángel Márquez se estrellaría contra una pared. No hallaría antecedentes criminales, ni crediticios, ni electorales, ni de ningún tipo. Hallaría solamente una sombra, un fantasma.
Al ex gobernador prófugo de Tamaulipas le habían entregado la identidad perfecta.
La persona que le extendió aquel pasaporte sabía perfectamente lo que estaba haciendo. Era un profesional en el arte de entregar pasaportes que no dejaran huella.
El problema para Yarrington fue que su esposa había sido detectada en Roma el año pasado, y que el dato puso sobre aviso al gobierno de Estados Unidos.
A mediados de los años 90 se descubrió que el hermano del ex presidente Salinas, Raúl Salinas de Gortari, poseía una extensa serie de documentos apócrifos. Todos a nombre de Juan Guillermo Gómez Gutiérrez.
Juan Guillermo tampoco existía. Había un Juan Manuel Gómez Gutiérrez cuyo domicilio aparecía en los documentos expedidos a nombre de Juan Guillermo. Pero Juan Guillermo también era una sombra, según reportaje publicado en noviembre de 1995 por Proceso.
De entonces a la fecha, políticos, narcotraficantes y hasta delincuentes comunes son detenidos en México con documentos que acreditan identidades falsas. Para no ir muy lejos, en noviembre de 2016 fue detenido en el aeropuerto de Tapachula, Chiapas, un hombre que iba a entregar en la frontera dos pasaportes. Uno a nombre de Alex Huerta del Valle y otro al de Gabriela Ponce Arriaga. Uno tenía la foto del ex gobernador prófugo de Veracruz, Javier Duarte; el otro, el de su esposa, Karime Macías.
En Plataforma México no aparecieron registros que contuvieran estos nombres. “Ambos eran completamente originales”, explica Ricardo Márquez Blas, titular de la Unidad de Información para la Seguridad Pública de la CNS: otra vez, se había cuidado que nada fuera a “brincar”, que Alex y Gabriela fueran dos fantasmas.
En este caso, la Secretaría de Relaciones Exteriores sostuvo que los pasaportes no habían sido expedidos por personal de la Cancillería: había “desprendimientos de la lámina de seguridad”, carecían “de los elementos de seguridad de los pasaportes mexicanos”.
Según Márquez Blas, en México hay 52 modelos distintos de licencia de conducir, con 2 mil 507 medidas distintas de seguridad. Esa falta de homogeneidad facilita, a través de la corrupción, la obtención de identidades falsas.
El CNS cree que parte de la solución consiste en homologarlas para dificultar el trabajo a los Yarrington y a los Duarte.
Que lo hagan pronto. Pero, ¿y la Cancillería?
@hdemauleon
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El Ferrari de Duarte/
ESTRICTAMENTE PERSONAL/Raymundo Riva Palacio
El Financiero
La captura de Javier Duarte es un enigma por cuanto a qué significa realmente para el Presidente Enrique Peña Nieto. Se desconoce qué tanto deseaba en su fuero interno esta captura, pero funcionarios federales afirman que todos los días de los últimos seis meses, preguntaba al Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, si ya lo habían localizado. Su presión era enorme. “Ni con El Chapo Guzmán preguntaba tanto como con Duarte”, agregó el funcionario. La ansiedad, iba acompañada por el descrédito creciente que acumulaba lo evasivo que probaba ser Duarte, no tiene una paternidad clara.
Después de todo, parecía que lo habían dejado escapar cuando se liberó la orden de aprehensión dos días después de pedir licencia como Gobernador de Veracruz hace seis meses. Semanas antes, el CISEN lo vigilaba, revelaron funcionarios federales, pero los ojos se cerraron poco antes que, en la víspera de dejar el gobierno, el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, lo forzara a tomar esa decisión durante una áspera reunión. La PGR, se quejan en Bucareli, tampoco tomó la previsión de vigilarlo para estar lista a detenerlo cuando saliera la orden de aprehensión.
Duarte no esperaba que saliera jamás esa orden de aprehensión. Sabedor de algunos de los secretos de la familia priista, alardeaba que a él no le sucedería lo mismo que a otros ex gobernadores priistas en desgracia. “Yo estoy bien amarrado”, parloteaba Duarte, quien decía que el propio Presidente le había dicho que no se preocupara por todo lo que aparecía en la prensa sobre de él, que según Peña Nieto, comentaba el entonces Gobernador, era sólo un problema de medios que pasaría. El diagnóstico estaba equivocado y se abrió una investigación federal.
Duarte se ufanaba que había ayudado en la elección presidencial –en este espacio se reveló que, según él, aportó a la campaña de Peña Nieto dos mil 500 millones de pesos-, y en estatales. La de Veracruz fue una de ellas. De acuerdo con Duarte, inyectó mil millones de pesos a la campaña del candidato del PRI, Héctor Yunes, a quien decía se los había dado en partes, la primera por 250 millones de pesos que el propio aspirante al gobierno guardó en la cajuela de un automóvil. Esta afirmación la niega el ex candidato.
También presumía que había suspendido pagos a la burocracia gobierno y a proveedores para financiar elecciones, a petición de importantes funcionarios federales. Otro estado donde metió recursos fue Chiapas, donde entregó 40 millones de pesos en efectivo al Gobernador Manuel Velasco, para la nómina del órgano electoral estatal. Veracruz, como ningún otro estado, incluido el Estado de México, produce mucha riqueza y tuvo la capacidad durante el gobierno de Duarte de ser la caja chica de decenas de priistas en todo el País.
El dinero político distribuido subrepticiamente provocó un hoyo financiero en el estado, que llevó al entonces Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, a pedir al Presidente que le permitiera intervenir. El Presidente nunca le autorizó tomar acción en contra de Duarte, quien fue el Gobernador que, rompiendo todas las reglas establecidas dentro del PRI en 2011, destapó a Peña Nieto como candidato a la Presidencia. Pocas semanas después de que Duarte solicitara licencia y se convirtiera en un prófugo de la justicia, el Presidente se mostraba asombrado de todas las revelaciones en la prensa sobre las fortunas de Duarte, que decía desconocer, admitiendo que sólo del desastre financiero en Veracruz se encontraba al tanto.
Extrañó que a Peña Nieto le extrañaran las extravagancias, pues según el propio Duarte en conversaciones privadas –donde solía decir las cosas más extraordinarias--, cuando el mexiquense ganó la elección presidencial, le hizo un regaló sin par: un Ferrari. Para ello, viajó a Austin, la capital de Texas, con su amigo de la universidad y principal socio en sus multimillonarios negocios, Moisés Mansur Reynoso, para comprar el icono italiano de la industria automotriz. Nunca aclaró Duarte si el Ferrari lo adquirió en la única distribuidora que hay en Austin, o si sólo ahí lo recogió. Tampoco qué modelo escogió, aunque para los más económicos los precios comienzan en los 200 mil dólares, que serían al tipo de cambio de 2012, cerca de los tres millones de pesos.
Duarte asegura que sí entregó el Ferrari al entonces Presidente electo y que por razones obvias, lo guardó. Nunca se ha visto un Ferrari en manos de familiar alguno o cercano al Presidente, ni tampoco han existido versiones de que un vehículo de esa naturaleza se encuentre estacionado en algunas de las propiedades de Peña Nieto. Fuera de su dicho, no hay manera de confirmar que lo que aseguró en la primavera del año pasado, como forma de presumir sus estrechos vínculos con Peña Nieto, sea cierto. Pero locuaz en privado, como demostró varias veces ser, la especie, cierta o no, es como un dardo envenenado.
¿Qué tanto de todo esto saldrá a la luz durante el proceso? Es difícil saberlo. Como hipótesis de trabajo, los detalles de todas estas operaciones secretas a favor del PRI y el gobierno, son la mejor baza que pudo haber tenido para una negociación que llevara a su captura o, en la misma línea de pensamiento, su entrega pactada en Guatemala. Que esté en la cárcel, no aclara si la angustia que sentía el Presidente por la fuga de Duarte acabe. ¿Qué significa su detención para el Presidente? El tiempo y el proceso en tribunales irán respondiendo la pregunta.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
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De la Caperucita a Duarte/Francisco Martín Moreno
El Universal
Había una vez una adorable niña muy querida por su abuelita, quien la consentía en todo lo imaginable.
En alguna ocasión le regaló una caperucita roja que le cubría muy bien su tierna cabecita. Un día su madre le pidió a la pequeñita que le llevara a la abuela, del otro lado del bosque, un Quiche Lorraine y una botella de vino, un Bordeaux, Premier Grand Cru Classe, porque estaba enfermita y muy sola.
Anda temprano, no te apartes de la ruta, cuida la botella que le robamos a tu padre, no juegues con el lobo y regresa temprano. 
“No te preocupes, ya sabes que el lobo es muy juguetón”, dijo la niñita. “Ya lo sé, pero te pega las pulgas y es una lata quitártelas”, repuso la madre siempre cuidadosa. Al poco rato Caperucita ya jugaba con el lobo, lo montaba, le jalaba las orejas y retozaban entre los árboles.
“Si vas con tu abuelita a llevarle comida, ¿por qué no apostamos a ver quién llega antes”?, propuso el lobo travieso. Ambos se echaron a correr por diversos caminos rodeados de hermosas flores perfumadas, robles, avellanos y nogales, en donde trinaban múltiples pajaritos de diversos colores. 
Caperucita Roja se dirigió a casa de su abuelita entonando su canción favorita, en tanto saludaba a las ardillas y a otros animalitos del bosque, sus amigos, que la acompañaban felices a su paso. Se detuvo a cortar rosas, claveles, hortensias y un par de orquídeas silvestres.
El lobo, por su parte, aprovechó el tiempo y llegó más rápido a su destino. Le pidió a la abuela que se escondiera en el armario para hacerle una broma a Caperucita, a lo que de inmediato accedió la anciana. Al llegar, la chiquita entró a la pequeña choza y al dejar la canasta encima de la mesa encontró a su abuelita acostada en la cama, con su gorro cubriéndole la cabeza.
“¡Abuelita!” dijo, “qué orejas tan grandes tienes.” “Para oírte mejor”.
“Pero abuelita, qué ojos tan grandes que tienes.” “Son para verte mejor.” “Y qué boca tan grande que tienes.” “Para comerte mejor” –contestó la voz sospechosa y juguetona.
En ese momento, cuando el lobo empezó a levantarse, entró de golpe el cazador y disparó un tiro para matar al lobo. Al descubrir a su compañero de juegos sin vida, Caperucita se lanzó furiosa y envuelta en llanto sobre el asesino, arañándole la cara, pateándolo y largándolo de la casa a gritos enloquecidos.
“Los lobos no le hacen daño a nadie, son los mejores padres, los mejores amigos de los niños y tú lo has matado, salvaje canalla.”
La chavalita lloraba a un lado de la cama su desgracia cuando el lobo dijo: “No llores Caperucita, escondí a tu abuela en el armario, ahí la encontrarás, y a mí no me hizo nada el maldito cazador porque me puse la bacinica en la panza y rebotó la bala.” Ambos soltaron la carcajada entre lágrimas de alegría.
Abuela, lobo y Caperucita disfrutaron el quiche y el Bordeaux y colorín, colorado este cuento se ha acabado…
Esta versión de la Caperucita Roja es más creíble que el cuento del arresto de Duarte en Guatemala, en pleno proceso electoral en el Estado de México.
Todo comenzó con Yarrington, siguió con Duarte dentro de una trama indigerible para recuperar el capital político del PRI, una misión imposible.
¿Quién será el siguiente en esta historia negra con la que se insulta la inteligencia de la nación? ¿Medina? ¿César Duarte? ¿Borge? ¿Quién más de la pandilla que avergüenza a México ante el mundo será arrestado antes del 4 de junio…? Espero que ahora sí escojan a un buen guionista…
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Arsenal/FRANCISCO GARFIAS
Excelsior
“No hay chile que les embone…”
En la cárcel ya están Guillermo Padrés,  Jesús Reyna, Flavino Ríos  —cayeron en este sexenio— Andrés Granier y Mario Villanueva.
El presidente Peña se llevó la mano derecha a la parte posterior de la cabeza, antes de manifestar su desconcierto por el sospechosismo y las teorías del complot que han difundido sus críticos frente a las detenciones de Javier Duarte y Tomás Yarrington.
“No hay chile que les embone. Si no los agarramos, porque no los agarramos; si los agarramos, porque los agarramos”, nos dijo, en tono coloquial, el primer mandatario, al término de la ceremonia de toma de nota a Carlos Aceves del Olmo como presidente del Congreso del Trabajo.   
Y más: “El Peje ya hasta dijo que (Duarte) es un chivo expiatorio…”.
López Obrador, en efecto, puso un tuit en el que escribió a propósito de la captura del exgobernador veracruzano.
“Detienen a Duarte para simular que combaten la corrupción. Pero el pueblo no se conforma con chivos expiatorios, quiere la caída del PRIAN”, escribió el líder de Morena.
A Morena, no hay que olvidarlo, se le acusa de haber pactado con Duarte en las pasadas elecciones de gobernador en Veracruz, para evitar la llegada de Miguel Ángel Yunes a Palacio de Gobierno.
Previamente, al tomar la palabra en tribuna, Peña Nieto destacó que quienes quebranten la ley deben responder por sus actos.
“Independientemente de lo que determine el Poder Judicial, estas detenciones constituyen un mensaje firme y contundente contra la impunidad”, subrayó el mandatario.
  Mucho se ha especulado sobre la detención de Javier Duarte, su inexplicable risa, su aparente calma durante la captura.
Pero “haiga sido como haiga sido” —para citar al clásico— el corrupto exgobernador está donde debe de estar: tras los barrotes.
Eso es incontrovertible.
Sobra decir que es una buena noticia para México y un indispensable mensaje contra la impunidad.
Lo es también la reciente captura de Tomás Yarrington en Italia, quien, por cierto, ya ha anunciado que dará la batalla contra la extradición. 
En la cárcel ya están Guillermo Padrés, Jesús Reyna, Flavino Ríos —cayeron en este sexenio— Andrés Granier y Mario Villanueva.
Dos exgobernadores más: César Duarte y Eugenio Hernández tienen cuentas pendientes con la justicia.  Al primero lo busca la fiscalía de Chihuahua; al segundo la DEA.
Son la muestra de que algo anda muy mal en el control de los recursos destinados a la población vulnerable: acaban en los bolsillos de los mandatarios corruptos.
Pero también que los órganos de inteligencia (léase Cisen) están de adorno y no ven una con los narcogobernadores.
  Yo francamente no me tragó la “posverdad” que prolifera en torno a las dos últimas detenciones de los exgobernadores priistas.
Esa “posverdad”  donde las emociones y las creencias personales tienen más peso que los hechos objetivos.
Las listas de calificativos que hay en las redes sociales para  desvirtuar la caída de los dos pillos es interminable.  
No sé cuántas veces leí en Twitter y en Facebook que todo es un “circo”, que ambos arrestos tienen tintes políticos, que es una jugada para beneficiar electoralmente al alicaído PRI.
No faltó quien posteara que ¡es una burla al pueblo!
No estamos justificando los errores presidenciales, que quede claro. Asuntos como la Casa Blanca, Malinalco, el nombramiento de Virgilio Andrade en la Contraloría, han tenido un pésimo manejo.
Pero francamente no vemos a la justicia italiana en línea con las necesidades electorales del tricolor. Ni siquiera a la de Guatemala.
Es cierto que la detención del exgobernador de Veracruz en un hotel de la zona turística del bello lago Atitlán, en Guatemala, derivó de errores que parecen bobos. Hay elementos  para pensar que fue una entrega pactada.
Los nombres de los hijos de Duarte —Carolina, Emilio y Javier— fueron registrado en la lista de pasajeros del avión que los transportó al país centroamericano.
Viajaban con  José Antonio Rodríguez Ayache, concuño del exgobernador; Mónica Ghihan Macías, hermana de Karime Macías, y María Jazmín Tubilla.
Eso confirma la información de Carlos Loret de Mola, cuando dio la primicia en Foro TV.  
Previamente habían agarrado a un propio con pasaportes falsos  con la foto del exgobernador y de su esposa, en ruta hacia Guatemala.
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Alhajero/Martha Anaya.
24 Horas
Quieren más sangre
La detención de Javier Duarte no ha sido suficiente para calmar los ánimos de los muchísimos agraviados por la actitud y el proceder del ex gobernador de Veracruz.
Tampoco para convencer a otros tantos de que se está actuando en razón de la justicia y para dar un mensaje de que llegó a su fin la era de la impunidad.
“He visto demasiado (para creerlo)”, diría el obispo de Saltillo, Raúl Vera.
“De repente, por racimos, la impunidad empieza a desaparecer… -ironizó el religioso- ¡Es porque vienen elecciones!”.
 Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN al gobierno del Estado de México, se sumó a la ola de incredulidad y aprovechó de paso para golpear a su oponente del PRI:
 “¿Quiénes se beneficiaron por la red de complicidades de Duarte y, por lo tanto, permitieron su fuga? ¿Cuánto del dinero robado de Duarte proviene de Banobras, de cuando Alfredo del Mazo era director?”, cuestionó.
 El líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, escribió en su cuenta de Twitter:
 “Detienen a Duarte para simular que combaten la corrupción. Pero el pueblo no se conforma con chivos expiatorios, quiere la caída del PRIAN”.
 Las autoridades tienen “urgencia en demostrar que el sistema está funcionando y es confiable”, aseguran los opositores al régimen.
 Pero las dudas y las protestas no vienen sólo a título individual. También gremial.
 Los empresarios, vía el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), exigieron no sólo detener los rostros más visibles de los casos de corrupción que se conocen, sino mostrar “la voluntad política real de desmantelar las redes de complicidades e impunidad que permitieron y permiten la corrupción en las instituciones de todos los niveles de gobierno, y en la misma sociedad”.
 Quieren que el proceso al ex mandatario veracruzano “sea un ejemplo de que no habrá impunidad”.
 El propio Arturo Zamora, dirigente del sector popular del PRI (la CNOP), se sumó al clamor generalizado y declaró ayer: “Después de (Javier) Duarte, siguen sus cómplices, es importante ir por la red de corrupción”.
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“LA PASIÓN” DE #JavierDuarte /José Cárdenas
El Universal..
En memoria de Maricarmen Taibo y su maternal generosidad luminosa
La captura de Javier Duarte en Guatemala no es el fin de nada, si acaso una raya más de latrocinio, corrupción e impunidad en la piel del viejo tigre enfermo.
María Amparo Casar, presidenta de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), asegura que la detención de Duarte pone en evidencia que “son grandes las redes de corrupción para el desvío de recursos públicos y que hay una parte del poder político del país vinculada con el crimen (…) que son 11 ex gobernadores con cuentas pendientes ante la justicia por lavado de dinero, delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia ilícita, defraudación fiscal, enriquecimiento ilícito, peculado, desvío de recursos, venta ilegal de terrenos del patrimonio estatal, delitos electorales, encubrimiento, abuso de autoridad y tráfico de influencias”.
De hecho, en la última década, al menos 17 gobernadores están prófugos, encarcelados o son investigados. ¿Será que algunos tienen como destino convertirse en los presos de mañana?
Por lo pronto, la caída de Javier Duarte, uno de los gobernadores más corruptos en la historia de México, cierra uno de los mayores escándalos de impunidad política en la era Peña Nieto. Podría ser el principio del final de una novela de horror que inició con las denuncias de malos manejos en Veracruz, precipitó la derrota del PRI en las elecciones del año pasado… y la huida de quien durante seis años gozó la indiferencia institucional hacia sus pillerías.
La decisión del gobierno federal de solicitar la extradición, cancelando la posibilidad de deportar a Duarte, es fundamental. Mañana será la primera audiencia judicial. La PGR tiene dos meses para armar un expediente gordo-contundente que a la fecha parece endeble para aplicar un castigo ejemplar.
Desde el 14 de octubre del año pasado, el ex mandatario veracruzano enfrenta acusaciones por su probable responsabilidad en la comisión de los delitos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, por 223 millones de pesos, morralla comparada con la fortuna de varios miles de millones desviados por la administración duartista, según señalamientos y auditorías.
No bastará ver enjaulado a quien hasta el sábado era el más buscado. En primerísimo lugar falta precisar el monto del desfalco total, fijar la reparación del daño, operar la devolución del dinero mal habido, explicar el destino de los recursos públicos malversados… y el incumplimiento del deber.
Debemos saber quién participó en la red de corrupción, cuánto dinero fue a parar a las cuentas de los funcionarios sin llenadera, y cuánto fue canalizado a la operación y financiamiento de campañas políticas, incluida la pasada elección presidencial.
El pavoroso caso Duarte es oportunidad y prueba de fuego para las autoridades federales. Oportunidad de ir a fondo en el combate a la corrupción y mostrar la voluntad de un sistema que está obligado a barrer las escaleras de arriba para abajo, no solo en vísperas electorales.

EL MONJE PREGUNTÓN: ¿De qué se reía Javier Duarte al momento de su captura? ¿Se reía porque sabía que su entrega total era cuestión de tiempo? ¿Se reía porque a partir del sábado sin gloria (para él) dejaría de andar a salto y salto, de mata en mata? ¿Fue sonrisa nerviosa al imaginarse enrejado en un cuchitril por más dinero que haya robado? La sonrisa enigmática de Javidú es misterio y ofensa; acertijo y escupitajo. A Duarte lo atraparon por ratero, no por menso. Quizá ríe pensando que aún con varios años a la sombra, todo lo que venga después será ganancia; una vida de ensueño, sin miserias, no como las de la mayoría de los intrigados en averiguar el enigma de su sonrisa. A la tragicomedia de Javier Duarte le faltan todavía muchos capítulos y muchas caravanas con sombrero ajeno, ¿como las del góber Miguel Ángel Yunes? Por lo pronto, merecemos saber si la captura que transpira indignación tiene o no tufo electorero.

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