“Fueron mil 500 pesos los que me dieron. Si nos los recibía, creí que se iba a enojar y me podría matar..: Eliseo Caballero
“...traté de ser lo más amigable posible, porque no podía contradecirlo en ninguna de sus acciones o de sus dichos, más que seguirle la corriente y salir lo mejor librado”.
Revista
Proceso
No. 1978, 27 de septiembre de 2014
Narcos y
periodistas, una vieja historia/José Gil Olmos
Informes
de organismos de inteligencia federales tienen documentado desde hace años que
la prensa michoacana se debate entre la adulación a los gobernantes, la
sumisión a la delincuencia organizada –conseguida a base de dinero y amenazas–
y la peligrosa opción de la independencia. El reciente escándalo del video que
involucra al excorresponsal de Televisa Eliseo Caballero con La Tuta permite conocer
más de cerca las redes que tejen las bandas delictivas y la medida en que están
presentes en la vida pública, ya sea con voceros oficiosos o con mensajeros
forzados.
MORELIA,
MICH.- El video que muestra una reunión del líder de Los Caballeros Templarios,
Servando Gómez, La Tuta, con el corresponsal de Televisa en el estado, Eliseo
Caballero, y José Luis Díaz, director de la agencia Esquema, reavivó el viejo
problema de la relación de la prensa con el crimen organizado en la entidad.
Desde
que Carmen Aristegui difundió el material en su segmento de MVS Noticias, el
lunes 22, el gobierno federal desempolvó
una investigación que ya tiene años y en la cual se señala que al menos 30
reporteros locales han tenido una relación con la delincuencia organizada,
principalmente con La Familia Michoacana y después con Los Caballeros
Templarios, que les han pagado por sus servicios.
Según
el expediente del gobierno federal del que Proceso tuvo conocimiento, esos
grupos delictivos controlaron por años a la prensa estatal mediante la
cooptación y las amenazas, hasta que estalló el movimiento de las autodefensas
ciudadanas, que pronto acapararon la atención de los medios de alcance nacional
e internacional. A partir de entonces Los Templarios buscaron a reporteros para
pedirles su opinión sobre nuevas estrategias de propaganda. Fue el caso de
Sergio Caballero y José Luis Díaz, con quienes organizaron varios encuentros.
Caballero,
por su parte, afirma que nunca lo cooptó el crimen organizado. Insiste en que
acudió a dos reuniones con La Tuta bajo amenazas y no para asesorarlo en el
manejo de medios o contactarlo con otros reporteros.
Entrevistado
en un restaurante del centro de Morelia, sostiene que dichos encuentros fueron
entre junio y septiembre de 2013, uno de ellos fue grabado por gente del grupo
delictivo; en éste aparece Caballero recibiendo unos billetes de mano del jefe
criminal y dándole una opinión sobre el manejo de las mantas como estrategia de
comunicación.
“Fueron
mil 500 pesos los que me dieron. Si nos los recibía, creí que se iba a enojar y
me podría matar. Yo sólo respondí a las preguntas que me hacía, sin hacer
ningún compromiso porque lo que quería esta persona era aparecer en Televisa”,
argumenta el reportero.
El
diálogo se grabó en el pueblo de Tumbiscatío. A ella también fue José Luis
Díaz, director de la agencia de noticias Esquema, que para el miércoles 24 ya
estaba desmantelada y él escondido.
Caballero considera que la revelación del video pudo
ser una venganza de La Tuta por no acceder a hacer gestiones para que
apareciera en Televisa y difundir sus afirmaciones de que son el gobierno y el
Ejército los que agreden a los michoacanos.
“A
mí no me lograron enganchar para que fuera parte de su grupo ni hice ninguna de
las cosas que me pidió –insiste–. Me preguntaron si conocía a otros medios,
pero no me pidieron que fuera el enlace.
“Lo
que quería (La Tuta) era con los medios de internet porque decía que las
televisoras no lo sacaban; presumía que había subido un video y que tenía
millones de visitas. Yo creo que mandó a llamar a periodistas porque quería
saber cosas del gremio. Tal vez yo le revelé secretos que ya se sabían, como
decirle que las mantas nos daban información, pero eso no es asesoría.”
Enfatiza
que acudió a las dos citas con el cabecilla de Los Templarios sin avisar a
Televisa, ya que si lo hacía lo más seguro es que la empresa hubiera avisado a
las autoridades, éstas habrían armado un operativo para apresar a La Tuta, con
lo que la situación del informador sería más peligrosa. Añade:
“Tomé
el riesgo personal de no involucrar para nada a Televisa porque así yo podía
sostener que mi intervención en esas citas fue personal y para evitar
comprometer a la empresa. Además me hubieran pedido que les presentara a
alguien, a algunos de los directivos o de los que manejan la información en
Televisa. Les hubiera dicho que no y eso me hubiera puesto en peligro. Por eso
preferí no darles a conocer esto”, explica Caballero.
También
confirma que él no fue el único reportero que acudió a los llamados de Los
Caballeros Templarios, y que otros periodistas de Tierra Caliente que acudieron
a lo que creían un encuentro con empresarios, pero al llegar a los salones o a
los hoteles donde fueron citados, se daban cuenta de que los había convocado el
grupo criminal.
–Entonces,
¿había más reporteros en esa situación?
–Lo
que te puedo decir es que hay muchos testimonios de que así era, pero no sólo
de reporteros, sino de otra gente que les tocó ir a reuniones con esa persona o
con sus otros integrantes. Algunos los mandaban a llamar con Kike Plancarte o
algún otro líder. Todos te van a decir lo mismo; quizá no te den su nombre por
temor a que les hagan algo, porque este personaje sigue libre.
Dice
que los llamados a los reporteros ocurrieron en 2013, cuando aún Los Caballeros
Templarios tenían el dominio territorial en Michoacán y no se podía desairar
una “invitación” suya sin sufrir graves consecuencias. Recuerda que el mismo
año surgieron las autodefensas comunitarias.
“Ahí
es cuando creo que deciden llamarme porque representaba a una televisora
importante y querían salir en ella para atacar la estrategia del gobierno”,
afirma Caballero.
En
ese contexto, dice, recibió una llamada telefónica: “¿Es usted Eliseo
Caballero? Lo llamamos de parte del profesor. Sabemos dónde vive, donde está su
oficina, quiénes son sus cercanos… Usted sabe que a estas reuniones se acude o
se acude. Si no va, vamos por usted”.
La
nómina del miedo
Este
semanario tuvo conocimiento de que el gobierno federal cuenta con una lista de 30 reporteros de Michoacán –algunos
de ellos corresponsales de medios de la Ciudad de México– relacionados con el
crimen organizado desde hace varios años.
Según
dicho informe, elaborado por organismos de inteligencia, los reporteros
aparecen en una nómina que manejaba Dionicio Loya Plancarte, El Tío, y en la
cual se hacían pagos mensuales de entre 10 mil y 30 mil pesos, según el medio
al que representaban.
De
acuerdo con ese documento confidencial del gobierno federal, desde 1989 La
Familia Michoacana –como después Los Templarios– tenía una estrategia de
control de medios que combinaba las amenazas con los pagos que entregaban a los
reporteros en Apatzingán. Sin embargo, a partir del presente año la nómina se
volvió itinerante y el dinero se entregaba en Morelia, Uruapan, Pátzcuaro,
Cuitzeo, Tarímbaro, Quiroga o Álvaro Obregón.
Según
una fuente que conoce el documento, en esa nómina aparecen voceros de gobiernos
municipales, de partidos e incluso de algunas dependencias del gobierno
estatal. Algunos incluso tenían una relación personal con El Tío, que ahora
está en la cárcel, o con otros miembros de la banda, como Kike Plancarte.
Esa
estrategia incluía la inyección de dinero en algunos periódicos regionales e
incluso de circulación estatal, lo mismo que a agencias de información. A todos
ellos les proporcionaron imágenes exclusivas y cuestionaron al Ejército y a la
Policía Federal.
Al
respecto, reporteros locales señalan que trabajar en Michoacán ha sido difícil
y peligroso por las amenazas y el sometimiento de que han sido objeto ellos y
sus medios, sobre todo en los últimos años.
Varios
recuerdan que el año pasado muchos informadores de Morelia y de otros
municipios fueron convocados a un hotel en la región de Tierra Caliente para
participar en un encuentro con empresarios, pero ya en un salón de dicho hotel
supieron la verdad: iban a ver a representantes de Los Caballeros Templarios.
Los
delincuentes les dieron línea: debían favorecer a la organización delictiva y
responsabilizar tanto al Ejército como a la Policía Federal de la violencia en
el estado. También les pidieron elegir a uno de ellos como enlace y vocero. Al
final les repartieron mucho dinero y prometieron que les darían más, a cambio
de sus servicios.
Pero
este control se rompió cuando los medios nacionales y extranjeros le dieron más
cobertura a las autodefensas. De ahí que La Tuta buscara dar entrevistas a
corresponsales extranjeros para difundirlas en internet.
Michoacán
es uno de los cinco estados con más periodistas agredidos. Hasta 2010 se
registraban siete asesinados y seis desaparecidos, principalmente en las
regiones de Tierra Caliente y la Costa, donde el crimen organizado tenía más
poder.
A
decir de Caballero, muchos de sus colegas manejaban la información con mucho
cuidado, por las presiones y amenazas mencionadas:
“En
2008, cuando empiezan a haber extorsiones, levantones, toda esta situación, yo
me doy cuenta que mucha gente tenía que acudir a las citas con estas personas y
los que se negaban a ir aparecían muertos. Entonces yo pensaba que estaba a
salvo porque trabajaba en Morelia.
“En
2013, cuando la situación ya se había desbordado, el gobierno pone en acción
nuevas estrategias. A partir de entonces estas personas comienzan a ponerse
nerviosas; Los Caballeros Templarios sienten que la ley les llega a los
aparejos y es cuando me llaman.”
Caballero
sostiene que los anteriores gobiernos de Michoacán quisieron hacer algo por la
libertad de expresión, pero muchos de ellos fueron cooptados por el crimen organizado.
“La
mayoría queremos llevar la fiesta en paz. Pero todo está contaminado por el
crimen organizado. Hubo atemorización de medios, pero no control absoluto. La
intención de ellos era que se dijera que el Ejército mataba, violaba”, comenta
Caballero.
Callar
y hablar bajo amenaza
Caballero
detalla que muchos de sus temores que lo obligaron a ir a las citas con La Tuta
para protegerse, pues había recibido una amenaza de muerte en 2007, tras el
asesinato del corresponsal de Televisa en Acapulco, Amado Ramírez. “En la
oficina en México recibieron una llamada diciendo que el próximo sería el
corresponsal en Michoacán, entonces estuve escondido seis meses y cambié de
oficina”, recuerda.
El
excorresponsal de Televisa indica que el video que difundió Aristegui en radio y televisión fue editado,
pues el encuentro duró cerca de una hora y se realizó de madrugada, en un lugar
con iluminación potente para facilitar la grabación, aunque él no se dio cuenta
de la intención en ese momento. Además, a decir de Caballero, la versión
trasmitida por MVS Noticias no incluyó lo que les advirtió La Tuta a él y a
Díaz:
“Con
toda la tranquilidad del mundo nos platicó cómo tuvo problemas con un
periodista de Lázaro Cárdenas, y que cuando no hizo lo que él quería
simplemente tuvo que matarlo, aunque era su compadre (se refiere a Miguel Ángel
Villagómez Valle, dueño del periódico La Noticia de Michoacán).
“Después
nos platicó cómo mató a alguno de sus colaboradores porque ya no estaba de
acuerdo con lo que hacían, les perdió la confianza o se portaban mal, según sus
reglas. Imagínate si después de escuchar eso no quieres pasar como alguien
agradable, para que esa persona no te considere como uno de sus muchachitos que
ya no le sirven porque no quieres hacer lo que te pide. Entonces sí fue difícil
y complicado.”
Además,
se dice dispuesto a declarar ante las autoridades, pero indica que hasta ahora
no ha sido citado. Asegura que en enero pasado, cuando el gobierno de Enrique
Peña Nieto cambió su estrategia, él notificó informalmente a funcionarios
federales y estatales sus encuentros con La Tuta. Si lo citan a declarar,
indica, revelará los nombres.
Cuando
se le pregunta por qué no presentó la denuncia formal, se justifica: como había
gente al servicio de Los Templarios infiltrada en muchas dependencias, hacerlo
era condenarse a muerte, como ocurrió con otros periodistas.
Por
todo ello sostiene: “Pese a lo que se especule o se diga, nunca colaboré y
tampoco hice nada de lo que me pidió este individuo. Simplemente traté de ser
lo más amigable posible, porque no podía contradecirlo en ninguna de sus
acciones o de sus dichos, más que seguirle la corriente y salir lo mejor
librado”.
Caballero
ofreció sus servicios a Televisa desde 1989 como corresponsal, pero a partir de
2008 firmó un contrato de servicios profesionales a través de su agencia Cuasar
TV, el cual fue rescindido el viernes 19, cuando les avisó a sus jefes que
Carmen Aristegui lo había entrevistado para que explicara por qué aparecía en
un video con La Tuta.
Recuerda
que ese día sus interlocutores de Televisa le dijeron que al haberse reunido
con el líder templario y recibir dinero de él había violado una cláusula de
buen comportamiento en el contrato, y que por tanto daban por terminada su
relación laboral.
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