La
Iglesia debe pedir perdón a los homosexuales, dice Darío de Jesús Monsalve, obispo colombiano.
LIMA,
16 Oct. 14 / 11:48 pm (ACI).- El Arzobispo de Cali (Colombia), Mons. Darío de
Jesús Monsalve, señaló que la Iglesia debe pedir perdón a los homosexuales por
haber realizado juicios hirientes y que “no debemos crear conflicto” con las
parejas del mismo sexo.
En
una entrevista publicada por el diario colombiano El Tiempo el 15 de octubre,
Mons. Darío de Jesús Monsalve señaló que “la Iglesia debe mejorar su relación
con esta comunidad (homosexual)” y debe brindarle “más acogida y pedirles
perdón por las heridas que les hemos causado con juicios hirientes y dañinos
sobre su tendencia”.
El
Arzobispo de Cali señaló que las parejas homosexuales “expresan algo
constructivo y positivo del humano, que es el afecto”.
“La
Iglesia puede ayudar a entender esas manifestaciones como válidas, es decir que
se dan, y ayudar a las personas a construir sus vidas. No debemos crear
conflicto con esas relaciones, porque ya bastantes conflictos tiene la
humanidad como para convertir en problemático algo que debería ser aceptado”,
indicó.
ACI
Prensa contactó el 16 de octubre al Prelado colombiano que, para dar razón de
sus declaraciones, tuvo a la mano la traducción no oficial de la “Relatio post
disceptationem” (Relación luego del debate) del Sínodo de la Familia, publicada
el lunes 13 de octubre por el Vaticano.
Con
relación a sus declaraciones al diario El Tiempo, Mons. Monsalve dijo que “esos
son términos que tomo de la ‘Relatio’, son tomados del número 50 de la ‘Relatio
post disceptationem’”.
En
el párrafo 50 del documento se indica que “las personas homosexuales tienen
dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana: ¿estamos en grado de
recibir a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad en nuestras
comunidades? A menudo desean encontrar una Iglesia que sea casa acogedora para
ellos. ¿Nuestras comunidades están en grado de serlo, aceptando y evaluando su
orientación sexual, sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el
matrimonio?”.
La
“Relatio post disceptationem” ha sido duramente criticada por los Padres
Sinodales, quienes, en la duodécima Congregación General, cuestionaron su
“pésima traducción” y pidieron que se realicen profundos cambios en ella.
Para
los obispos reunidos ahora en los llamados círculos menores por idiomas, el
texto difundido a inicios de semana es “un documento de trabajo que no expresa
una opinión única y compartida por todos los Padres Sinodales”.
El
Arzobispo de Cali aseguró que, en su entrevista con El Tiempo, “lo que yo hago
son comentarios que están, incluso en el lenguaje, ceñidos a esos números 50,
51 y 52 de la famosa ‘Relatio post disceptationem’. Ese es el tema, ahí no hay
nada nuevo”.
“Lo
que estamos insistiendo es que la Iglesia no excluye por ningún concepto a las
personas que tiene que evangelizar, ese es el tema de la acogida, que creo que
el Papa lo ha puesto y creo que en el Sínodo hay un poco de escozor con
algunos”, dijo a ACI Prensa.
Mons.
Monsalve explicó que en la mencionada entrevista con el diario colombiano dijo
“que hay que pedir perdón a las personas que se han causado heridas, y eso no
es solo con los homosexuales, sino con las personas que se ha calificado de
prostitutas, a las personas que se ha calificado de divorciados, de separados,
de abortistas, lo que sea”.
“La
Iglesia debe renunciar a un lenguaje que se convierte en una exclusión”,
añadió.
Respecto
a las uniones homosexuales, el Arzobispo valoró “el criterio que está dando el
Sínodo, que es el criterio de acoger la realidad positiva”.
“Tenemos
que pensar muy seriamente en que esas parejas existen de hecho, y el hecho de
que existan no quiere decir que sean excluidas de la misión de la Iglesia”. El
tema no es si la Iglesia acepta o no las acepta, dijo, o “si las promueve o no
las promueve, sino ver si las asume o no las asume en su misión, que es
evangelizar”.
“Nosotros
tenemos que hacer una propuesta del Evangelio, pero no simplemente entrar en un
conflicto con la cultura y la sociedad como tal”
Para
el Arzobispo colombiano, “hay que sacar estos puntos del contexto netamente
ético, antropológico y situarlas en un contexto relacional y misionero”.
No
se deben cerrar las puertas, dijo, sino tener “una actitud digamos de
Evangelio, que es misericordiosa previa al juicio moral. La moral es una
consecuencia de la conversión a la fe cristiana”.
Mons.
Monsalve pidió un cambio “de una Iglesia que se siente propietaria de la moral,
se siente propietaria del matrimonio, de la familia, a una Iglesia que se
siente servidora del Evangelio, y que va ayudando a la gente a entender qué es
el proyecto de vida cristiana que Jesús está proponiendo a la humanidad”.
Tras
señalar que la Iglesia debe “volver a ubicarse” en una situación misionera, el
Prelado dijo a ACI Prensa que “eso le exige a la Iglesia diferenciar lo que es
el lenguaje en un cristianismo convencional y un cristianismo que surge de la
evangelización, lo que es el lenguaje interno para comunidades creyentes y lo
que es el lenguaje social y la manera de manejar las cosas”.
Refiriéndose
nuevamente al Sínodo, Mons. Monsalve señaló que “se dice que hay que tener en
cuenta, hablando de parejas y de acceso a los sacramentos de las parejas
divorciadas, dice que ese discernimiento tiene que tener en cuenta la ley de la
gradualidad, y dice que hay que hacer distinción entre pecado de pecado y
pecado de gracia y circunstancias atenuantes”.
“A
mí me parece que esta es una apertura mucho más misionera”, dijo.
Las
puertas que deja abiertas el Sínodo
El
círculo “Gallicus A” considera «no cambiar la doctrina de la Iglesia sobre la
indisolubilidad del matrimonio y sobre la no admisión de los divorciados que se
han vuelto a casar a los sacramentos», pero indica que habría que «aplicar esta
doctrina de la Iglesia a las diferentes y dolorosas situaciones de nuestra
época con una actitud renovada de compasión y de misericordia hacia las
personas». El círculo “Gallicus B”, por su parte, refiere la postura de algunos
de sus padres a favor de que se mantenga la disciplina actual y la de otros que
proponen la adopción de «otra disciplina, pero bajo condiciones bien precisas».
Resultó,
en cambio, sustancialmente no aprobado en el debate de los círculos menores el
enfoque sobre la aplicación de la “gradualidad”, así como la analogía con lo
indicado en el Concilio Vaticano II en relación con las demás confesiones
cristianas y religiones, para poder afirmar elementos positivos existentes en
los matrimonios civiles y en las convivencias.
Los
padres sinodales presentaron cientos de enmiendas al texto de la polémica
“Relatio” que resumía el trabajo en el aula y que fue presentada el lunes
pasado por el relator del Sínodo, el cardenal húngaro Peter Erdö. Se pidió una
redacción diferente de ciertos pasajes sobre las personas homosexuales, pero
manteniendo una actitud de acogida y subrayando al mismo tiempo la enseñanza de
la Iglesia al respecto. Sobre todo, se pidió que el documento final, que será
sometido a la votación de la asamblea del sábado por la tarde, sea más
equilibrado y presente lo que la Iglesia cree sobre el matrimonio y la familia,
animando a los que viven fielmente, a pesar de las dificultades, el Evangelio
de la familia. «Hay un principio claro –dijo antes de ayer el cardenal
Christoph Schönborn–, debemos ver primero a la persona antes que su orientación
sexual. No hay que ver la alcoba de las familias. Primero tenemos que ver la
sala de estar. Cada quien tiene una dignidad que va más allá de cualquier otra
cuestión».
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