Durante un fuerte bombardeo estadounidense murió anoche el líder de Al Qaeda en Irak, Abú Musab Al Zarkaui; su deceso se produjo a las 18:15 hora local de ayer en un ataque aéreo contra la aldea de Hibib, cerca de la ciudad de Baquba, capital de la provincia suní de Diyala, a 65 kilómetros de Bagdad. Siete de sus ayudantes perdieron la vida con él.
Las fuerzas estadounidenses en Irak mostraron una fotografía del cuerpo de Al Zarkaui, con barba y cabello oscuros y los ojos cerrados, la identificación del líder terrorista ha sido posible gracias a "las huellas digitales, su rostro y sus cicatrices.
El anuncio de su muerte fue hecho por el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki; quien compareció en un rueda de prensa junto al embajador estadounidense en Irak, Khalzalmi Zad, y el comandante en jefe de las tropas norteamericanas en el país, George Cassey.
En cuanto a la pista que llevó a los servicios de inteligencia a su guarida Maliki ha señalado que la operación fue "resultado de la fructífera cooperación de ciudadanos iraquíes, la participación de las "fuerzas de la policía" y la fuerza internacional".
La rama iraquí de Al Qaeda ha confirmado la muerte de su líder. "Anunciamos el martirio de nuestro guerrero...,y recalcamos que supone un honor para nuestra nación", señala el comunicado publicado en una web y firmado por el segundo de abordo Abu Abdel Rahman al Iraqí.
¿Quien era Zarkaui?
Su nombre Ahmad Fadil Nazzal Al-Khalayleh, más conocido como Abú Musab Al Zarqaui -por Zarqa, lugar donde nació hace 38 años.
Era la persona más buscada del mundo después del líder Osama Bin Laden y de su lugarteniente, el médico egipcio Ayman al Zawahiri. Su cabeza tenía el mismo precio para EE UU que la de Osama Bin Laden: 25 millones de dólares.
Se le atribuyen los atentados más sangrientos ocurridos en ese país, además del secuestro de decenas de personas, incluidos varios extranjeros.
Nació en octubre de 1966 en Zarqa, al norte de Ammán.
De origen humilde, apenas tuvo educación básica; y cuando cumplió los 20 años era un ser a la deriva, y, como otros jóvenes árabes en busca de una causa, puso sus miras al noreste, en Afganistán, adonde llegó en 1989 para unirse a la yihad o guerra santa contra los rusos, pero ya los soviéticos se acababan de retirar de la zona. Así que en lugar de coger un fusil, se convirtió en reportero para una pequeña revista yihadista.
Regresó a Zarqa en 1992 y, tras varios escarceos terroristas, fue detenido en 1993 por estar implicado en un complot para derribar a la monarquía jordana.
Fue sentenciado en 1996 a 15 años de cárcel. Pero su paso por la cárcel prisión radicalizó sus creencias religiosas, que le llevaron a Pakistán, Afganistán –donde contactó con Al Qaeda- y finalmente a Irak donde lograría convertirse en un peligroso líder islamista radical.
En 1998, cuando Al Qaeda empezaba a surgir como una amenaza seria tras la voladura de dos embajadas de EE U en África empezó a hablar de matar norteamericanos.
En 1999 salió de la cácel por amnistía concedida por la ascensión al trono del rey Abdalá II, y decide ir a Peshawar, en Pakistán, en la frontera con Afganistán, adonde llegó a principios de 2000.
En junio de 2000 cruzó la frontera de Afganistán. Allí, colaboró con los talibán tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington y adoptó su nombre de guerra: Zarqaui por su ciudad natal Zarqa.
Los servicios de información norteamericanos aseguran que el terrorista huyó a Irak desde Afganistán en mayo de 2002, una vez terminada la guerra contra los talibán, para recibir tratamiento médico, debido a que se había herido en una pierna, que le fue amputada en Bagdad y llegó para qeudarse para organizar ataques terrroristas.
Había entrado en el país árabe junto con una veintena de terroristas de Al Qaeda. Y, en octubre de 2004, el propio Bin Laden le designó máximo responsable de su red en Irak. En ese momento, Zarqaui cambió el nombre de su red terrorista, Ansar el Islam, por el de Organización de Al Qaeda para la Guerra Sagrada.
Sin embargo, tras la caída del régimen de Sadam Husein, se convirtió en la cara visible de la insurgencia iraquí.
De hecho, según los servicios secretos de EE UU, fue el propio Zarzaui quien, enmascarado y decapitó al estadounidense Nicholas Berg, cuya muerte se pudo ver en todo el mundo dado que el grupo terrorista puso el vídeo en Internet
Era pues el cerebro de numerosos atentados suicidas en Irak, incluido el que se cobró la vida de 59 personas en hoteles de Amán hace aproximadamente un mes.
Primeras reacciones
La muerte del líder jordano ha tenido una repercusión inmediata sobre el precio del petróleo y también se ha incrementado la violencia en Irak. Al menos siete personas murieron y otras 17 resultaron heridas al estallar un coche bomba en el barrio de Al Kazemiya, en el norte de Bagdad. Además, otras cuatro explosiones a lo largo del día en la capital iraquí han dejado al menos 15 muertos y más de 40 heridos.
El presidente de EE UU, George W. Bush, calificó de "duro golpe a Al Qaeda", aunque ha reconocido que "la misión no ha terminado" y que aún aguardan "acontecimientos diíficiles". "Se ha ajusticiado al mayor terrorista de Irak" y su muerte del terrorista supone además "un empujón" para el nuevo Gobierno del país árabe.
La muerte de Al Zarkaui "ralentizará" a las redes terroristas en Irak y supone un avance "significativo" en la guerra contra el terrorismo, aunque habrá otros que surjan en su lugar, según la opinión del secretario de Defensa de EE UU, Donald Rumsfeld.
El primer ministro británico, Tony Blair, ha señalado que la muerte del líder terrorista no va atenuar la violencia en Irak, que se está cobrando miles de vidas en los últimos meses. "Eso no va a cambiar. No deberíamos hacernos ilusiones al respecto", ha dicho. Sin embargo, ha puntualizado que si se es capaz de derrotar a Al Qaeda en Irak, se puede en cualquier otra parte.
El jefe del Gobierno australiano, John Howard, ferviente partidario de la política de EE UU en Irak ha calificado la operación de “noticia formidable” para la población iraquí y un “formidable impulso a las fuerzas antiterroristas en el país. Australia tiene desplegados a 2,000 soldados en Irak.
El presidente de Afganistán, Hamid Karzai, dijo: "es un duro golpe al terrorismo y un inmenso éxito en la guerra mundial contra el terrorismo".
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, ha opinado que la muerte del terrorista jordano es "una gran derrota" para Al Qaeda y ha confiado en que la Unión Europea siga colaborando con sus socios para terminar con la violencia en Irak.
"Es un paso adelante", ha dicho el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi. Japón tiene cerca de 600 soldados en el sur de Irak en misiones humanitarias y de apoyo a las fuerzas de coalición. "Espero que su muerte pueda ayudar a mejorar la seguridad en Irak ya que Al Zarqaui ha tenido una presencia simbólica para los terroristas extranjeros en Irak", ha señalado el viceministro de Exteriores, Katsutoshi Kaneda.
El portavoz de la OTAN, James Apathurai, habló de cómo recibió la noticia el Consejo de Ministros de Defensa de la Alianza Atlántica, reunido en Bruselas. "No le echarán de menos", señaló en referencia a los responsables de cada país.
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