¡No hay que culpar al mensajero!
Dos comentarios sobre presiones periodísticas: Ricardo Aleman y Jorge Meléndez.
Itinerario Político/Ricardo Alemán
Tomado de El Universal, 23 de octubre de 2006
¿Es la purga?
Quedó al descubierto, como pocas veces, lo delgado y frágil de la frontera que separa la relación de los periodistas y el poder
En su entrega del viernes 6 de octubre en Excélsior, el columnista Jorge Fernández Menéndez reveló una versión que en los previos al 2 de julio era un "secreto a voces" en el gremio periodístico; que cercanos colaboradores del candidato Andrés Manuel López Obrador habían elaborado un listado de críticos indeseables que debían ser despedidos de sus respectivos medios para el 1 de diciembre. El argumento era que Obrador ganaría la elección y sería el nuevo presidente.
La versión de la "purga" era moneda corriente en el gremio periodístico y sobre todo entre los sectores de opinión crítica. Sin embargo, verídica o no, la especie logró su objetivo. Impactó en no pocos críticos del "caudillo", quienes acusaron una notoria mudanza de criterios y se sumaron a lo que, en efecto, parecía una tendencia irreversible: el triunfo de López Obrador el 2 de julio.
A la distancia el asunto parecería de risa, si no fuera porque probó su veracidad cuando en sus arranques de intolerancia el ex candidato López Obrador lanzó a las fieras la carnada de un puñado de periodistas que lo criticaban luego del 2 de julio y a los que meses antes el propio López Obrador había elogiado. Quedó al descubierto, como pocas veces, lo delgado y frágil de la frontera que separa la relación de los periodistas y el poder. Pero sobre todo que frente a la posibilidad real del poder, un sector de la llamada izquierda institucional heredó del viejo PRI la intolerancia a la crítica y la proclividad a callar las voces críticas. Pero como si se tratara de un fenómeno pendular, una vez confirmado y legalizado que Felipe Calderón es el presidente electo, viene de regreso la versión de las "purgas" periodísticas que ahora alcanzarían, en su versión contraria, a quienes fueron críticos de Calderón. Y verídica o no, hasta ahora la especie pareciera cobrar carta de naturalización en por lo menos tres casos periodísticos poco claros. En dos de ellos el desenlace se ha producido -los de Víctor Trujillo y Federico Arreola-, y el tercero -el de José Gutiérrez Vivó- estaría por ocurrir.
En este caso, en el gremio de los radiodifusores se asegura que de un momento a otro se dará por terminada la relación contractual entre Monitor, de Gutiérrez Vivó, y MVS de la familia Vargas. En el terreno institucional los concesionarios de MVS argumentan que la alianza con Gutiérrez Vivó no resultó un buen negocio y que las frecuencias por las que se transmite Monitor serán dedicadas a lo rentable, la música. Esa, se debe insistir, es la versión de MVS. También es cierto que la empresa de Gutiérrez Vivó -que incluye al Diario Monitor- enfrenta una severa crisis económica.
Lo anterior se debe contrastar con la otra versión: que por razones políticas MVS terminaría su contrato con Gutiérrez Vivó. ¿Qué quiere decir "razones políticas"? Que por decisión propia o, por petición de por medio, la familia Vargas le cierra las puertas a Monitor. ¿Por qué? Porque Gutiérrez Vivó se la habría jugado con López Obrador, porque fue un crítico de Felipe Calderón y del gobierno foxista. ¿Es o no cierta la versión?
Resulta que en su batalla jurídica contra Radio Centro, de la familia Aguirre, Gutiérrez Vivó fue víctima de una alianza de poder entre las familias Fox y Aguirre, que a la postre favoreció a Radio Centro y operó en contra del creador del concepto Monitor, en cuyos informativos se desplegó una fuerte crítica al foxismo, al tiempo que se estableció una alianza informativa con el ex jefe de Gobierno y un posterior acercamiento con el candidato López Obrador. En esa lógica Gutiérrez Vivó estaría pagando las facturas de esa decisión editorial.
El segundo caso nada claro es el de Víctor Trujillo, comediante que incursionó con un notable impacto en el terreno de la información. El payaso Brozo se consolidó como un activo de la barra noticiosa de Televisa, hasta su retiro por razones personales. Luego regresó con el informativo El cristal con que se mira, para salir del aire de manera repentina. Y si bien fue despedido por Emilio Azcárraga, con la promesa de volver, lo cierto es que en Televisa la versión más socorrida es que salió por razones políticas. Habría sido incómodo para el nuevo gobierno.
En donde hay más información es en el despido de Federico Arreola, de Milenio. Arreola se había convertido en abierto promotor de AMLO y en uno de sus más cercanos. En la guerra que desató López Obrador contra Milenio, contra Carlos Marín, su director, y contra Ciro Gómez Leyva, el señor Arreola siempre tomó partido hacia el ex candidato. Entró en un conflicto de lealtades que, con inteligencia, habría evitado si desde que formó parte de los "hombres de López Obrador" hubiese dejado el diario. En realidad la columna por la que fue despedido sólo fue un mal pretexto.
Como haya sido, en los casos de Trujillo y Arreola, y cualquiera que sea la razón del desenlace en el de Gutiérrez Vivó, es inaceptable que la izquierda o la derecha recurran a purgas periodísticas intolerables en democracia y, sobre todo, que desde el poder se atente contra la libertad de expresión, sea de la tendencia que se trate.
Columna BOTICA /Jorge Meléndez Preciado
Publicado en El Financiero, 23 de octubre de 2006
Catástrofe
Escándalo
Gran conmoción trajo la salida de Federico Arreola del periódico Milenio. Más luego de hacer patente que varios diarios de ese consorcio hicieron una sola cabeza: “El PRI arrasa con López Obrador en Tabasco”. Eso demostró Arreola en su última colaboración en el cotidiano que fundó y estuvo como articulista durante años. En su despedida, la cual dijo al aire en XEW con Carmen Aristegui y luego publicó en La Jornada, acusaba de que hay una campaña contra Andrés Manuel a la cual se sumaron los periódicos de Francisco González. Además, comentaba que hay una relación muy estrecha entre Televisa y la compañía del regiomontano, que llegaron a un acuerdo para hacer del norte una plaza importante para sus emisiones en la pantalla chica. Arreola incluso rompió lanzas contra Carlos Marín y Ciro Gómez Leyva. Éste incluso tuvo que responder a su ex amigo Federico. Una muestra más que la recomposición en los medios es algo que se está dando para tratar de fortalecer a Felipe Calderón y evitar hablar de López Obrador, o cuando sea necesario, criticara éste. Mal panorama se avizora en muchos frentes ante una embestida del grupo en el poder.
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