“¿Que los torture?”, reviró Murillo (Karam).
–“Sí, pues. Y si no quiere, préstenoslos a nosotros y verá que sí les sacamos la información.”
“El
Estado tiene que responder por su crimen”/JESUSA
CERVANTES
Revista Proceso No.1982, 25 de octubre de 2014.
Familiares
y compañeros de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa desaparecidos
hace un mes están desesperados, pero sobre todo desencantados. Las autoridades
no les dan respuestas claras y tratan de culpar de todo a “la mafia”. Pero,
dicen a Proceso, “no nos van a enredar”. Ahora están en la Ciudad de México
pidiendo ayuda para que sus denuncias y reclamos lleguen a oídos de instancias
como la ONU, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el Parlamento
Europeo, pues en el país, afirman, “te secuestran, te torturan y te matan… y no
pasa nada”.
“El
gobierno quiere que nosotros agárremos los cuerpos, los huesos que están en las
fosas, aunque no sean de nuestra familia, y llevarlos al panteón, llorarlos y
dejar esto por terminado”, reclama embravecido Valentín Cornelio González,
cuñado de Abel García Hernández, estudiante de primer año de la Escuela Normal
Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, uno de los 43 desaparecidos hace un mes
en Iguala, Guerrero.
“Pero
eso ya nos lo quitamos de la cabeza. No nos van a enredar… Que digan: ‘Es que a
los muchachos se los llevó la mafia’. ¡Eso no! Porque el gobierno se los llevó,
los desaparecieron y tiene que responder por eso”, secunda José Solano Ramírez,
estudiante de cuarto año de la Normal de Ayotzinapa y quien trajo hasta la
Ciudad de México a varios padres de familia en busca de ser escuchados por
instancias internacionales.
José
delinea su ruta: “Queremos que la voz de los padres de familia sea escuchada,
la voz de los estudiantes, la voz de los testigos sea escuchada en otros
países, ir a organismos internacionales y denunciarlo allá, ir a la ONU, ir a
las instalaciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que nos
lleven al Parlamento Europeo, en los lugares que están siendo solidarios y que
sí defienden los derechos humanos; hacer nuestra presencia allá porque aquí,
pues ya se ha dicho: Te secuestran, te matan, te roban, te torturan y no pasa
nada”.
“No
les creemos”
Familiares
y compañeros de los 43 normalistas desaparecidos rechazan la embestida
informativa de las autoridades federales, quienes culpan a “la mafia”. “Se los
llevó la autoridad municipal; en complicidad con otra gente, pero se los llevó
la policía en unas patrullas, se los llevó la autoridad”, dice José a Proceso.
“No
queremos que se desvíe. La policía se los llevó y no aceptamos que el gobierno
diga: ‘No, pues a los muchachos se los llevó la mafia’. ¡Eso no! Se los llevó
la autoridad y tienen que responder por eso. Tenemos los números de patrullas y
aunque aparezcan miles diciendo que están muertos, nosotros no les vamos a
creer, porque así como decimos que el gobierno se los llevó, exigimos que el
gobierno nos los traiga.”
José,
alumno de cuarto año de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos debió concluir sus
estudios hace un año, pero los interrumpió para estar un año en esta ciudad,
ocupando la cartera de Relaciones Exteriores de la Agrupación de Normales
Rurales. Conocedor de la ciudad, acompaña a una de tantas comisiones en las
cuales se han organizado los padres de familia para relatar lo que están
viviendo y buscar la vía para llevar su voz a instancias internacionales.
“La
autoridad fue quien se llevó a los compañeros y no queremos que se desvíen de
ahí”, exige. “Puede haber mil líneas de investigación pues ya sabemos que en
Guerrero te ejecutan, te desaparecen, te asesinan, te encarcelan, te reprimen y
no pasa nada. Eso ya lo conocemos nosotros. Pero no queremos que se desvíe la
investigación de que los policías se los llevaron, y el Estado tiene que
responder por eso. Fue su crimen.
“Pero
si el gobierno dice: ‘La mafia se los llevó y aquí se cierra el caso’, no les
creemos, no queremos que eso pase”, alerta.
Bernabé
Abrajam Gaspar, de 50 años y padre de Adán Abrajam de la Cruz, escucha atento
lo que dice José, confía en sus palabras y asiente cuando el joven estudiante
demanda la presencia de “la ONU, la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, de la Corte Interamericana, que vayan todos a la escuela, que vayan a
Ayotzi y platiquen con los padres, los testigos, los amigos, de lo que sucedió;
ellos tienen protocolos de búsqueda, ¡que nos ayuden!” porque aquí ya vimos que
la Comisión Nacional de los Derechos Humanos no sirve para nada, y le tuvimos
que pedir a los peritos argentinos que nos ayuden, porque no confiamos en el
gobierno, en la PGR. Ya vimos que no sirve.
“Y
si hay oportunidad de ir a la ONU, a la Corte Interamericana, al Parlamento
Europeo, a Holanda, a todos los países donde sí se respetan los derechos
humanos, que vayan los papás a sus casas, a sus oficinas, ahí donde están
conscientes de que en México hay graves violaciones a los derechos humanos;
pediríamos su apoyo, que nos ayuden a denunciar lo que está sucediendo aquí,
que lo escuchen de viva voz de los papás, de los testigos y que ellos también
exijan a las autoridades que nos los regresen!”, dice firme, demandante, José.
Clemente
Rodríguez Moreno no ve a su hijo Cristian Alfonso Rodríguez Telumbre, de 19
años, desde el fatídico 26 de septiembre. Se ve cansado, harto de tantas
versiones de las autoridades que en un inicio no hacían más que abonar a su
dolor. Que si son los de las fosas, que no son, que fue la mafia, que fueron
los policías, que fue el presidente municipal… Hoy ya nada cree.
“Nosotros
sabemos que la policía se los llevó y estamos esperando que la policía los
traiga. En mi corazón siento que los muchachos están vivos. Es lo que me
mantiene firme”, dice.
Se
refiere luego a la versión del sacerdote Alejandro Solalinde, quien aseguró la
semana pasada –y ratificó ante la PGR– que los muchachos están muertos, que los
quemaron.
“Necesitamos
saber de dónde sacó tanta palabra, porque nos afecta a todos y nosotros
pensamos: Nadie se ha muerto hasta ahora, todos están vivos. ¡De dónde ha
sacado semejante barbaridad!”, reclama.
Y
así como los padres de los desaparecidos piden la presencia de organismos
internacionales en la Normal de Ayotzinapa y que organizaciones de la sociedad
civil los lleven a instancias internacionales para dar su relato de vejaciones,
abusos, desdén y asesinato de alumnos –como los de Jorge Alexis Herrera Pino y
Gabriel Echeverría de Jesús, el 12 de diciembre de 2011– perpetrados por grupos
policiacos, piden también la presencia y respaldo de Solalinde para localizar a
los 43 estudiantes.
“¿Que
los torture? ¡No!”
La
errática actuación de los gobiernos estatal y federal en la búsqueda de los 43
estudiantes ha generado el desprecio de padres, testigos y compañeros de los
desaparecidos, pues han manipulado su dolor con versiones encontradas y un
sinnúmero de irregularidades.
“Primero
pusieron muchas trabas a los peritos extranjeros; luego, de las primeras fosas
nada más sacaron los cuerpos y ni siquiera cuidaron el lugar. Así es en
Guerrero: te asesinan y no acordonan el área, borran evidencias, no hay
protocolos de búsqueda”, detalla José.
“Y
ahora nada más se están enfocando al narco. Qué bueno que agarren a todos los
que están ahí coludidos, pero lo que queremos es la presentación de nuestros
compañeros. Por eso le dimos el voto de confianza a los argentinos, porque si
por las autoridades fuera, ya nos hubieran dado una salida con tal de que no
los estemos presionando.”
José
recuerda que en la reunión del viernes 10 con el procurador general Jesús
Murillo Karam, una madre de familia le preguntó si los policías detenidos no
sabían nada, “si no los podía someter a investigación”.
“¿Que
los torture?”, reviró Murillo.
“Sí,
pues. Y si no quiere, préstenoslos a nosotros y verá que sí les sacamos la
información.”
“¡Nooo.
Eso no lo puedo hacer. Yo tengo métodos científicos!”, imita José la voz de
Murillo Karam y agrega enfurecido: “¿Pero qué cosa es esa pues, qué es eso que
respondió ese pelón? ¡Es una burla! Sus métodos científicos no han servido para
nada.
“Si
estos cabrones no pueden, pues que vengan otros, de nivel internacional, con
sus satélites, para buscarlos”, añade, y pide que sean la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos y personal de la ONU quienes ayuden en la
búsqueda. “Por eso queremos que lleven a los papás a foros al extranjero, para
que allá vean que aquí en México no hacen nada”.
José
y los familiares de los normalistas saben ahora que en cada acuerdo de la Unión
Europea y de Estados Unidos con México hay una condición: respeto a los
derechos humanos. “Estaría bien la propuesta de que les prohíban muchas cosas,
porque no puede ser que siga todo normal. Se están violando los derechos
humanos y en todo México hay desaparecidos, gente que lleva muchos años
buscando a sus familiares”, sentencia José.
Normales
amenazadas
Los
familiares de los 43 desaparecidos tienen como prioridad encontrar a los
muchachos; luego, cuidar a la Normal de Ayotzinapa.
Cada
año, relata José, los alumnos tienen que luchar para que se abran 140 lugares,
se les dote de material didáctico y mejoren la infraestructura, “porque cada
año nos quieren retirar apoyo”.
Recuerda
que cuando bloquearon la carretera México-Acapulco –el 12 de diciembre de 2011–
el propósito era demandar más lugares de ingreso, pero en vez de ello
recibieron disparos de policías estatales y federales. Dos estudiantes murieron
asesinados entonces.
Aquella
ocasión, luego de la refriega “nos sembraron armas, droga. Sólo están los
ayotzi. Ahí les va un cuerno de chivo; toda la gente sabe lo que sucedió y
quiénes mataron a los dos compañeros, pero ahí está la impunidad”.
Ahora,
narra, “como hubo otra gente herida no nos acusaron de guerrilleros o que
nosotros los enfrentamos; la gente sabe lo que pasó, pero muchos no hablan,
como algunos periodistas, porque están amenazados. Pero de por sí todos vamos a
morir, yo no sé a qué le tienen miedo y por qué no dicen lo que vieron, si
todos vamos para allá, pa’l panteón”.
El
miércoles 15, cuando una comisión de diputados fue a Guerrero y se entrevistó
con legisladores locales, éstos les pidieron que firmaran una minuta donde
solicitaban la desaparición de la escuela. “Porque en los hechos… ¿qué es
Ayotzinapa sino una bomba de tiempo? Y eso se tiene que dar a conocer, porque
ante los ojos internacionales, ellos, los estudiantes, aparecen como víctimas”,
dijo Arturo Álvarez, diputado local del Partido Verde, como se consignó en la
prensa.
Antes,
Evencio Romero, de Movimiento Ciudadano, había dicho: “La Normal ya perdió su
razón de ser. Todo lo que dicen, que duermen en colchonetas, es un montaje,
¡pero si tienen hasta una alberca semiolímpica! Ayotzi es un centro de
adoctrinamiento de Teología de la Liberación y quieren desestabilizar al país”.
Los
diputados federales rechazaron los argumentos de los legisladores locales y se
negaron a firmar la desaparición de la escuela rural, aunque evitaron ir a la
escuela. “Nos pueden secuestrar”, aseguró el priista Manuel Añorve.
El
mote de guerrilleros, secuestradores o revoltosos ha hecho que en Iguala no los
quieran, dice José quien niega todo vínculo con la guerrilla. “En la Costa
Chica sí nos quieren, hasta nos dan pollo y no como aquí, que en la Basílica en
lugar de darnos café nos pidieron limosna y nos negaron una misa. ¡Esos padres
no tienen corazón!”
En
TV-UNAM
La
noche del jueves 23 algunos activistas encapuchados tomaron las instalaciones
de TV-UNAM y lograron que se televisara el mensaje de dos de ellos, quienes
dijeron ser normalistas de Ayotzinapa.
Denunciaron
que hay “terrorismo de Estado” contra la Normal Rural Raúl Isidro Burgos y
manifestaron su frustración por el diálogo sin resultados con las autoridades
responsables de esclarecer la muerte de tres de sus compañeros y la
desaparición de 43 más.
En
el mensaje, de aproximadamente 13 minutos, acusaron de represores al presidente
Enrique Peña Nieto, al todavía gobernador Ángel Aguirre y a José Luis Abarca,
prófugo exalcalde de Iguala. También defendieron la utilidad de las normales
rurales y advirtieron que éstas seguirán en lucha.
En
Guerrero, alertaron, “no se sabe dónde inicia la delincuencia organizada y
dónde termina la seguridad pública, por lo que los pueblos se han decidido a
organizar autodefensas, y como normalistas hemos apoyado estos proyectos”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario