Otro
pederasta protegido por El Vaticano/RODRIGO
VERA
Proceso No. 1982, 25 de octubre de 2014
En
agosto de 2013 la justicia de la República Dominicana investigaba al nuncio
apostólico Josef Wesolowski por pederastia –en su computadora había miles de
fotografías y decenas de videos de menores de edad sosteniendo relaciones
sexuales con adultos–. El sacerdote huyó de la nación caribeña y buscó la
protección del Vaticano, donde ahora supuestamente será juzgado. Sin embargo
hay pruebas de que ese sacerdote vive y pasea cómodamente por Roma y se sabe
que, de ser hallado culpable, sólo cumpliría siete años en una prisión
vaticana. Éste sería sólo uno de decenas de miles de casos similares archivados
en la Santa Sede, según un informe de la ONU.
Pese
a que formalmente lo degradó al estado laico y lo someterá a un proceso penal,
de hecho El Vaticano sigue protegiendo a su exnuncio en la República
Dominicana, el polaco Josef Wesolowski, acusado de abusar sexualmente de
menores de edad y de pertenecer (o incluso de haber creado) una red de
pornografía infantil en esa isla caribeña.
Wesolowski,
ya sin rango eclesiástico, evadió la acción de la justicia dominicana gracias a
la protección de la Santa Sede. Ahora las autoridades vaticanas lo juzgarán en
su territorio dándole todo tipo de privilegios: Lo mantendrán en “arresto
domiciliario” mientras dura el juicio y en caso de hallarlo culpable sólo lo
condenarán a siete años de prisión.
Así
el caso Wesolowski –de resonancia internacional por ser la primera vez que a un
representante papal se le degrada para juzgarlo y por ser un intento del Papa
Francisco de mostrar que aplicará la “tolerancia cero” a los sacerdotes
pederastas– podrá quedar en un simple acto de simulación.
El
religioso Darío Taveras, quien en la República Dominicana ha venido exigiendo
justicia para las víctimas del exnuncio, comenta a Proceso en entrevista
telefónica: “No entiendo por qué El Vaticano tiene tantas consideraciones con
Wesolowski. Él ya no es representante del Papa aquí, ni siquiera es
eclesiástico. No es una cosa ni la otra. Es un laico. Y aun así se le va a
juzgar en El Vaticano con muchas consideraciones”.
Taveras
menciona que estos privilegios básicamente consisten en que Wesolowski
enfrentará el proceso en arresto domiciliario y se le impondrán sólo siete años
de cárcel en caso de encontrarlo culpable.
“Me
parece muy poco tiempo. En la República Dominicana, por delitos menores
sentencian a muchos más años de prisión a una persona. Pero aquí estamos ante
un caso gravísimo, ante un verdadero escándalo.”
–¿Hay
antecedentes de algún nuncio involucrado en actos de abuso sexual al que se le
degrade y se le lleve a juicio?
–No
los hay. No conozco ningún caso de un representante papal en un país al que se
le haya sometido a un proceso de este tipo. Es un caso sin precedente.
Para
el clero dominicano y para la Iglesia en general, señala Taveras, el caso
Wesolowski es “como una dolorosa espina clavada en el corazón”. De ahí que,
dice, él ha estado pidiendo que “se llegue a la verdad y se haga justicia”, a
través de declaraciones a los medios dominicanos. Ahora lo tranquiliza un poco
el anuncio del proceso contra el exdiplomático polaco.
“Esa
noticia me apaciguó. Me hizo ver que por lo menos las cosas no estaban
dormidas, como suponía. Pero El Vaticano está llevando las cosas con mucho
secreto y lentitud, quizá por lo doloroso del caso y porque no hay un
precedente. Es la explicación que me doy ”, comenta.
“Arresto
domiciliario”
En
agosto del año pasado El Vaticano sustrajo de la justicia dominicana a
Wesolowski, tan pronto supo que se le estaba investigando por abusar de menores
de edad. Se le encontraron entonces 87 mil fotografías y decenas de videos de
niños desnudos a quienes obligaba a realizar actos sexuales ante la cámara. A algunos
de estos niños se los llevó a su natal Polonia. La Santa Sede sólo dijo
entonces que ya tenía en su territorio al prófugo, quien escapó de incógnito de
la isla (Proceso 1930).
Después
El Vaticano mantuvo un silencio de casi un año hasta que el pasado 27 de junio
informó escuetamente que lo había degradado al estado laico.
El
23 de septiembre el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, informó que a
Wesolowski se le abrirá un proceso penal en El Vaticano; agregó que mientras
dure el juicio, el polaco quedará en “arresto domiciliario” por instrucciones
del Papa, quien pidió abordar el caso “con el justo y necesario rigor”.
Lombardi,
en declaraciones publicadas el 24 de septiembre por el sitio de internet
Vatican Insider –especializado en asuntos eclesiásticos y manejado por el
prestigiado diario italiano La Stampa–, detalló que a Wesolowski se le
aplicarían dos tipos de castigo: el canónico y el penal. El primero, dijo, ya
le fue aplicado al reducirlo al estado laico.
El
proceso penal empezará “a finales de este año” o “a principios” de 2015,
adelantó y reveló que El Vaticano puso un abogado defensor a disposición de
Wesolowski, aunque “naturalmente puede ejercer el derecho de defensa mediante
un abogado de confianza al que puede nombrar”.
En
cuanto al castigo penal, Lombardi adelantó que “podría ser condenado a seis o
siete años de prisión, más eventuales agravantes”, pues se le juzgará, dijo,
según las normas vigentes antes de la reforma penal de 2013, que eran menos
severas.
Se
creía que las autoridades de la República Dominicana solicitarían su
extradición para juzgarlo en el país caribeño, como ellas mismas lo planteaban
antes; sin embargo, pese a que a Wesolowski se le degradó, dieron marcha atrás
en esa pretensión.
Corren
versiones de que Roma presionó al gobierno dominicano para desechar esa
petición de extradición.
Lo
cierto es que el pasado 24 de septiembre, tan pronto Lombardi anunció que la
Santa Sede llevará el proceso, el procurador general de la República
Dominicana, Francisco Domínguez Brito, descartó así la extradición:
“Lamentablemente,
debido a los convenios internacionales, incluida la Convención de Viena, de los
cuales el país es partícipe, no será posible juzgar al exnuncio Wesolowski en
República Dominicana.”
En
entrevista telefónica, la encargada de prensa del procurador, Noemí Herrera,
explica a este semanario que su país está “amarrado de pies y manos” por esos
acuerdos internacionales.
Y
enfatiza: “Definitivamente el gobierno dominicano no puede hacer nada. No
pedirá la extradición. Eso es un hecho”.
–¿Cuál
recurso jurídico les queda?
–Colaborar
con el Estado Vaticano en el proceso. Aportaremos las pruebas necesarias para
que allá se haga justicia. Eso ya lo estamos haciendo. Y si es necesario que un
Ministerio Público de República Dominicana viaje al Vaticano, así lo hará.
Agrega
que por el momento no tiene “precisado” el “dato” de cuántas víctimas de
Wesolowski han declarado en la procuraduría dominicana ni cuántas fotografías y
videos de pornografía infantil se confiscaron para enviarlas a Roma.
Mentiras
y encubrimientos
Los
medios italianos hacen sus propias pesquisas. Por ejemplo el portal del diario
Corriere della Sera precisó que, según sus fuentes confidenciales del Vaticano,
se le han detectado 130 videos y no ha habido variación en cuanto a las
alrededor de 87 mil fotografías de pornografía infantil que almacenaba el
polaco en su computadora.
Son
imágenes de menores entre 13 y 17 años, desnudos ante la cámara y forzados a
tener relaciones sexuales entre ellos o con adultos. Wesolowski prefería niños,
aunque no pudo sustraerse a la tentación de captar imágenes de algunas
“decenas” de niñas, según el portal italiano.
Actualmente,
sigue, los expertos indagan la identidad de las personas a quienes enviaba
imágenes, o con quienes hacía intercambio, pues sospechan que el diplomático
pertenecía a una red internacional de pornografía infantil.
Mientras
tanto el controvertido polaco espera ser llamado a juicio desde su “arresto
domiciliario”, donde, según el Vaticano, se ha mantenido desde que se fugó de
la República Dominicana en agosto del año pasado.
Pero
realmente no se trata de un “arresto”, pues al polaco se le ha visto pasear por
las calles de Roma, mezclado entre los transeúntes. El pasado 24 de junio,
Víctor Masalles, obispo auxiliar de la arquidiócesis de Santo Domingo y
conocido de Wesolowski, estaba en Roma gestionando algunos asuntos cuando de
pronto vio en la calle al exnuncio. Indignado, Masalles tuiteó: “Para mí fue
una sorpresa ver a Wesolowski pasearse por la Via della Scrofa en Roma. El
silencio en la Iglesia ha herido al pueblo de Dios”.
El
mensaje de Masalles –demoledor porque lo envía un miembro de la propia
jerarquía eclesiástica– fue reproducido ampliamente en la prensa dominicana y
sobre todo puso al descubierto el trato privilegiado que la Santa Sede le da a
Wesolowski.
Algunos
medios aseguran que el polaco está cómodamente instalado en la Casa
Internacional del Clero, en el número 70 de la Via della Scrofa, justamente la
calle donde Masalles lo vio.
La
Casa Internacional del Clero es una residencia para sacerdotes de distintos
países que están de paso en Roma. Está en la capital italiana, no en territorio
vaticano, donde supuestamente debería estar el exnuncio en “arresto
domiciliario”.
El
pasado 5 de enero el Comité de los Derechos del Niño de la ONU emitió un
histórico y explosivo informe en el cual precisamente condena esta vieja
práctica de la Iglesia de trasladar a los abusadores de un sitio a otro en “un
intento por ocultar ese tipo de delitos”. Pero ese modus operandi –asegura el
informe– lo único que provoca son mayores abusos sexuales.
Señala
el documento: “El Vaticano ha situado la conservación de la reputación de la
Iglesia y del supuesto delincuente por encima de la protección de las víctimas
infantiles”.
El
informe fue redactado por 18 expertos presididos por la jurista noruega Kirsten
Sandberg, quienes dicen estar “sumamente preocupados de que la Santa Sede no
haya reconocido las dimensiones de los crímenes cometidos y no haya tomado las
medidas necesarias para tratar el tema del abuso sexual de menores ni para
proteger a los niños de tales abusos; más bien ha adoptado políticas y
prácticas que conllevan a la continuación del abuso y a la impunidad de los
perpetradores”.
En
su informe, la ONU le pide al Vaticano dejar atrás su “código de silencio” y
abrir los archivos donde tiene documentados decenas de miles de abusos contra
menores de edad, para que así respondan ante la justicia civil los criminales.
Y a éstos debe llevarlos “a las autoridades que aplican la ley para que los
investiguen”.
La
presentación del informe se dio durante una reunión del Comité de los Derechos
del Niño, en Ginebra a principios de enero y donde se debatió el caso
Wesolowski. Al encuentro asistió el representante vaticano ante el organismo,
Silvano Tomasi, quien ya desde entonces insistía en que la Iglesia juzgaría al
exnuncio y lo castigaría como ciudadano de la Santa Sede (Proceso 1945).
¿Dónde
se le mantendrá encarcelado en caso de sentenciarlo a prisión?, es la pregunta
que se hacen ahora los observadores.
El
cardenal Velasio de Paolis, exvicario judicial y actual miembro de la Casación
Vaticana, señaló que hay dos opciones: en las celdas de la Santa Sede –donde
estuvo el mayordomo de Benedicto XVI por filtrar documentos confidenciales en
el caso conocido como Vatileaks– o en una cárcel italiana.
En
entrevista con Vatican Insider, el 25 de septiembre, De Paolis –también a cargo
de las investigaciones a los Legionarios de Cristo– explicó que la Congregación
para la Doctrina de la Fe redujo a Wesolowski al estado laico. Pero esta
congregación “no encarcela al culpable”. Esta atribución, dijo, le corresponde
al Tribunal del Estado Vaticano.
El
analista Elio Masferrer Kan, presidente de la Asociación Latinoamericana para
el Estudio de las Religiones y quien ha seguido detenidamente el caso, comenta
escéptico: “A pesar de las recomendaciones de la ONU, otra vez estamos ante un
encubrimiento institucionalizado de la Santa Sede hacia uno de sus abusadores,
por lo que la condena a Wesolowski será pura simulación. Eso ya se ve a todas
luces”.
–¿Qué
razones hay para encubrirlo?
–El
exnuncio sabe mucho sobre la red de pornografía de la que formaba parte, en la
que seguramente están involucrados altos jerarcas del llamado “lobby gay” de la
curia romana, reconocido por el propio Papa Francisco. A la Santa Sede no le
convenía que la justicia dominicana destapara allá ese escabroso asunto. Por
eso se lo llevó a Roma, donde le está dando protección a él y a sus secuaces.
Ese es el trasfondo de todas las maniobras vaticanas.
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