¿Está
el mal escrito en el rostro?/INMA
ZAMORA @INMAZAMORA
ABC 31/05/2015
La
psicomorfología, considerada por muchos como una pseudociencia, consiste en
analizar los rasgos faciales para definir la personalidad del individuo.
Quienes defienden esta disciplina aseguran que puede evitar tendencias
agresivas
¿Está
el mal escrito en el rostro?
El
asesinato de los niños de Córdoba, Ruth y José Bretón, conmocionó a buena parte
de los españoles al comprobar la frialdad con la que un padre había sido capaz
de matar a sus hijos por despecho. La tragedia ya se conoce, como también su
desenlace: la condena de José Bretón a 40 años de prisión por el doble crimen
cometido en la finca de Las Quemadillas.
En
no pocas ocasiones la psicomorfología facial ha sido tildada de pseudociencia y
de «burdo engaño», pues lo cierto es que parece difícil creer que por poseer
unas determinadas características faciales podamos ser seres retraídos,
infelices, simpáticos o creativos. «Quienes hablan así de la psicomorfología
facial es porque no la conocen y porque no saben que es una disciplina que
lleva estudiándose desde hace años. Es totalmente cierto que nuestras emociones
quedan reflejadas en el rostro y que este es el espejo de nuestras vivencias,
represiones y frustraciones», afirma la autora del libro a ABC.
Eso
sí, Mónica G. Álvarez hace un importante matiz, y es que la psicomorfología
facial jamás podría haber definido a José Bretón como un asesino en potencia.
«Esta ciencia no consiste en decir si alguien es bueno o malo o si, por tener
la nariz pequeña, tendrá un comportamiento determinado». Lo que sí se analiza
es, aclara la autora, cómo nuestras experiencias modifican el rostro hasta el
punto de reflejar aquello en lo que nos hemos convertido. «La psicomorfología
puede decir mucho de nosotros, incluso aquello que queremos ocultar. Los rasgos
del rostro se estudian en su conjunto y no de forma individual, por lo que es
tras analizar todos los elementos cuando se llega a una conclusión
determinada». Jamás — reitera Mónica G. Álvarez— podría haberse sabido de lo
que José Bretón era capaz. «No puedes analizar una cara y decir que alguien va
a matar o a violar, pero sí deducir cómo es psicológicamente y prevenir ciertas
tendencias».
Uno
de los ejemplos que expone la autora para explicar cómo las vivencias
determinan la expresión de nuestro rostro es el del Irma Grese, una de las más
crueles y famosas criminales de guerra nazis. «Podemos ver fotografías
anteriores a su etapa perversa en las que su mirada es angelical. Si observamos
las imágenes posteriores veremos cómo su expresión ha cambiado totalmente.
Puede deducirse que algo dramático y violento ocurrió en su vida y que por ello
actuó de la forma en que lo hizo».
—
Adolf Hitler: «Los sentidos, ojos, nariz y boca permiten al individuo mantener
un intercambio comunicativo con su entorno, ser capaz de compartir y sentir de
forma espontánea y natural. En Hitler, dichos sentidos muestran una fuerte
introspección y una actitud vigilante y desconfiada hacia los otros».
—
Tony Alexander King: «La primariedad, la falta de madurez, de control del
instinto, y el egocentrismo afectivo es lo que expresan los elementos que
conforman su rostro. En este caso, no identificamos a un individuo capaz de
planificar y trazar una estrategia para cometer sus actos, sino más bien el
acto instintivo y el sometimiento al aquí y ahora. Después de estudiar su cara,
leo que sufría de impotencia y es la frustración sexual lo que genera su deseo
de imponerse violentamente»
—
Eric Smith, «el asesino pelirrojo»: «Aplicando una metodología más contrastada,
considero que la nariz es el principal elemento revelador de la situación
psicológica que proyecta esta cara. [...] La nariz respingona es reveladora,
además de la evidente inmadurez emocional y social, de un carácter inseguro y
débil, que está reclamando afecto y expresando a gritos 'yo no soy así'».
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