Revista
Proceso
No. 2013, 30 de mayo de 2015...
Pulverizada,
la credibilidad social/FRANCISCO
CASTELLANOS J. Y J. JESÚS ESQUIVEL
ECUANDUREO,
MICH.- Luis Alejandro Astorga Almanza, miembro del Sistema Nacional de
Investigadores de la UNAM, dice en entrevista: “Me parece que ha crecido la
desconfianza en las versiones oficiales acerca de las acciones donde las
fuerzas de seguridad de los tres niveles de gobierno han intervenido; y muchas
veces con razón. Eso da pie a todas las especulaciones posibles y a preguntas
que probablemente se queden sin respuesta, pero que hay que insistir en que se
respondan de manera transparente”.
Asegura
que la credibilidad tiene mucho que ver con visiones, intereses y posiciones
políticas de quienes se disputan las versiones legítimas de los hechos.
Y
puntualiza: “Por eso la ‘verdad’ se percibe a través de cristales de varios
colores y se construye con base en eso”.
“Esperaría
que investigaciones transparentes determinen si los muertos cayeron debido a
enfrentamientos con la Policía Federal, como aseguran las autoridades; si
varios cuerpos están boca abajo porque iban huyendo; si ninguno, o por lo menos
uno, fue ultimado a quemarropa; si la escena fue alterada, qué tanto, como lo
muestran algunas fotografías, ¿quién las tomó y por qué?; y si hubo o no una
orden expresa de aniquilar al mayor número posible de gente armada que enfrentó
a la Policía Federal”, cuestiona el experto en sociohistoria del tráfico de
drogas en México.
Añade
que si las investigaciones muestran que las fuerzas federales actuaron
correctamente y con un nivel inédito de eficacia, deberá reconocerse su
trabajo, apoyarlo y confiar en que mejoren aún más sus capacidades para
neutralizar los desafíos de las organizaciones criminales.
De
lo contrario, apunta el investigador, “se estará contribuyendo al descrédito de
las instituciones de seguridad, a la desesperación ciudadana, a la tentación de
crear grupos de autodefensa que en algún momento reproducirán luchas
sangrientas por la hegemonía, a una espiral de violencia”.
No
fue un combate
“Parece
que hay una orden de destruir al cártel (de Jalisco Nueva Generación) con toda
energía antes de que se consolide como pasó con Los Zetas”, explica a este
semanario Raúl Benítez Manaut, profesor e investigador de la UNAM, experto en
temas de seguridad.
“Fue
un combate muy desigual. Un combate donde mueren 42 de un lado y sólo uno del
otro no es un combate”, agrega el especialista entrevistado vía internet.
“Von
Clausewitz dice que la diferencia entre la guerra y el arte de la guerra es que
la primera tiene como fin borrar del mapa al adversario, aniquilarlo; la
segunda es algo mucho más elaborado, necesita pensadores estratégicos e
inteligencia de los dos tipos: la mental –serenidad, decisiones tomadas fuera
del ámbito de lo emocional, como pudiera ser la venganza– e inteligencia como
el arte de conocer al enemigo en sus entrañas con información.
“El
arte de la guerra implica el sometimiento del adversario, no su aniquilamiento.
Vencer al adversario, capturarlo con la mayor parte de sus insumos vivos, para
que proporcionen información, para que se transforme en inteligencia y así
poder vencerlo en su integridad”, apunta.
“Si
a los 42 criminales –que lo son, sin duda, pero eso lo debe determinar una
autoridad judicial– se les hubiera capturado vivos, ahora los organismos de
inteligencia tendrían información mucho más valiosa sobre la composición del
Cartel de Jalisco Nueva Generación, sobre todo para ir por sus superiores,
conocer sus planes de ataque al gobierno y la sociedad, y planear
estratégicamente la ofensiva contra ellos como un asunto integral.
“Sabemos
del enojo, indignación y sed de venganza de los miembros de los cuerpos de
seguridad del Estado contra los criminales del CJNG, el ataque al helicóptero
militar fue doloroso y ojalá nunca se repita, pero eso no debe obnubilar una
verdadera estrategia de Estado.”
Es
decir, continúa, que se debe hacer “el arte de la guerra. Lo peor sería, como
dice Von Clausewitz, que se entrara a una dinámica de acción-reacción: yo te
pego, tú me respondes con una ofensiva superior, y así se provoca una dinámica
de escalada militar contra el CJNG. ¿Dónde está la inteligencia de los mandos y
dónde está la inteligencia estratégica del Estado mexicano? No a la venganza,
sí a acciones policiacas y militares conforme a derecho.
“Si
medimos este enfrentamiento contra el cártel, ellos van ganando. En abril
aventajaron en la ofensiva simultánea y bien sincronizada, saldo a su favor; el
1 de mayo, el ataque al helicóptero, saldo a su favor; ahora 42 a 1 en su
contra. ¿Qué sigue?”, se pregunta el especialista.
“Derechos
humanos e inteligencia es lo que se necesita para vencer al adversario. El
Estado teóricamente es un ente superior, opera con criterios legales y
principios éticos. Para todos los mexicanos el CJNG es una gran amenaza, pero
sólo se le va a poder someter con inteligencia y estado de derecho. De lo
contrario tenemos en puerta un guerra con lo que se dice es la organización
criminal mejor equipada en México”.
Investigaciones
independientes
El
martes 26 se anunció que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos lleva
adelante una investigación sobre la actuación de las fuerzas federales el
viernes 22 en el Rancho del Sol.
En
un comunicado la dependencia dijo que por lo pronto ya solicitó a las
autoridades informes sobre lo ocurrido en Ecuandureo y que envió a la región a
personal del organismo encabezado por el primer visitador general, Ismael
Eslava.
Por
otra parte, el jueves 28, desde Washington, la organización no gubernamental
Human Rights Watch (HRW) exhortó en un comunicado al gobierno de Enrique Peña
Nieto a que expertos independientes investiguen el presunto enfrentamiento
ocurrido en Michoacán.
HRW
pidió al gobierno federal realizar una investigación “exhaustiva e imparcial”,
pues “que 42 civiles hayan muerto y que las fuerzas de seguridad hayan sufrido
una sola baja genera serias dudas sobre el uso de la fuerza proporcional”,
destaca el comunicado.
El
Rancho del Sol
Ubicado
a la altura del kilómetro 371 de la autopista México-Guadalajara, después de la
caseta de Ecuandureo de Castellanos, está el Rancho del Sol, una propiedad de
112 hectáreas.
Según
reportes de inteligencia, cuando se inauguró la autopista esa propiedad fue
asegurada por la PGR pues en ella se localizó una pista clandestina para
avionetas.
El
8 de septiembre de 2005, fuerzas federales aseguraron ocho armas y más de mil
balas en un cateo en la propiedad.
Rogelio
Zarazúa, entonces director de Seguridad Pública Estatal, dijo que se aseguraron
dos rifles AR-15 con mira telescópica, dos rifles de chispa, cinco pistolas
calibres 9 mm y .38, así como más de mil cartuchos, chalecos blindados y equipo
de radiocomunicación. Durante el cateo fueron detenidos José Negrete Sepúlveda
y otras tres personas cuya identidad nunca fue revelada.
Ocho
días después, el 16 de septiembre, Zarazúa fue ejecutado por gatilleros
profesionales.
Habitantes
de Zamora, Ecuandureo y La Piedad señalan que hasta hace un año y medio el
rancho se rentaba para fiestas.
Además,
en los pastos del predio, los habitantes de Puerta de Vargas acostumbraban
llevar a sus animales a comer. Incluso, en algunas épocas, en este rancho
contrataban a los pobladores y les daban buenos empleos.
Pero
esto cambió hace unas semanas, cuando el terreno fue tomado por unos 50
desconocidos quienes fueron a Puerta de Vargas a poner nuevas reglas: nadie
debía entrar al rancho ni merodear en las cercanías.
Dentro
de la construcción principal hay una mesa de billar y un comedor para 10
personas, destinado a los trabajadores, dicen los familiares de las víctimas de
Ocotlán.
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La escena adulterada
LA REDACCIÓN
Estas dos imágenes fueron tomadas el viernes 22 de mayo –con algunos minutos u horas de diferencia– y retratan el mismo sitio: un paraje del Rancho del Sol (Ecuandureo), finca donde murieron baleados 42 presuntos gatilleros y un policía. Pero las fotografías tienen diferencias que evidencian que alguien adulteró la escena. En la instantánea superior, el cuerpo del joven destacado con un círculo blanco tiene un brazo flexionado, y en la de abajo aparece extendido. Y algo más llamativo: sólo en la segunda hay un fusil terciado sobre el pecho del cadáver. El círculo amarillo muestra otro cambio. En la imagen de abajo se ve una cartuchera al lado del cuerpo. En la de arriba no hay nada.
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