26 feb 2012

“Zeta” denuncia amenaza



 “Zeta” denuncia amenazas/ADELA NAVARRO BELLO
Revista Proceso No. 1843, 26 de febrero de 2012
 “Ya los andan correteando. Los traen cortitos”, señaló la voz al otro lado del teléfono.
Inmediatamente sentenció: “Quieren darles un chingadazo”.
No de manera directa, pero sí en forma de aviso, llegó la amenaza.
A los que anuncian traer “cortitos” son a los editores de Zeta. Refieren con esa palabra, que los han seguido. Los han ubicado.
A la pregunta de quién es el hostigador, el anónimo interlocutor dijo sin preámbulo ni regateo: El Melvin. Se refirió así a Melvin Gutiérrez Quiroz, un hombre extraído de los fondos del barrio Logan en San Diego, California, por miembros del Cártel de los Arellano Félix (CAF).

Integrante del brazo armado de esa organización desde inicios de la década de los noventa, Gutiérrez Quiroz sirvió a Ramón Arellano Félix, a Francisco Javier Arellano Félix, y cuando el primero fue asesinado y el segundo aprehendido en 2002 y 2006, respectivamente, se quedó en el organigrama de la mafia comandada por Fernando Sánchez Arellano, El Ingeniero.
Identificado ahora como cabeza de una célula criminal en Baja California, Melvin Gutiérrez Quiroz fue identificado por la DEA en 2009 en el afiche de búsqueda de miembros de la organización criminal Arellano Félix. Aún sin una recompensa por información que lleve a su captura, los norteamericanos habilitaron números especiales (01-800-720-7775 y 001858-277-4215) y un correo electrónico (afotips@usdoj.gov), para recibir datos que puedan ayudar a la detención de ése y otros delincuentes.
Autoridades mexicanas confirmaron que Gutiérrez Quiroz pertenece todavía al CAF que comanda Fernando Sánchez Arellano, El Ingeniero.
La amenaza al semanario Zeta proviene de esa estructura criminal.
Desafortunadamente no es la primera ocasión que un anónimo interlocutor informa de intimidaciones a personal de este semanario. En el pasado inmediato fuimos alertados de las malas intenciones de otra célula perteneciente al mismo cártel. Hoy aquellos que planearon atentar contra nosotros, están tras las rejas. Detenidos unos por elementos del Ejército Mexicano, por la Policía Municipal otros.
En México el ejercicio de la libertad de expresión, de la libertad de prensa, se lleva a cabo aun contra las presiones de los integrantes del narcotráfico y del crimen organizado, personas que gozan de la impunidad que sólo el Estado mexicano puede proveer. No están en prisión porque compran protección, pagan aparatos judiciales, corrompen corporaciones policiacas y gozan de cortesías oficiales.
Durante los últimos seis años, en nuestro país los cárteles de la droga se han triplicado. De 12 organizaciones criminales en 2006 hoy se cuentan 28. El poderío del Cártel de Sinaloa es reconocido por autoridades y medios de Estados Unidos, y la violencia cruenta de Los Zetas es motivo de estudios en la República y allende las fronteras mexicanas. Las autoridades federales –el gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa– encargadas de facto del combate al narcotráfico y el crimen organizado, han fallado en su estrategia de guerra. La prueba son los más de 60 mil ejecutados hasta noviembre de 2011, los cientos de secuestrados. Los 69 periodistas asesinados. Los 12 comunicadores aún desaparecidos.
Melvin Gutiérrez Quiroz, el que tiene la intención de acabar con el periodismo de investigación de Zeta a partir de un crimen, es uno de esos prófugos de la justicia sin orden de aprehensión. Al menos en México no cuenta con una.
Sirvió entrando al CAF en la célula de Gustavo Rivera, El P1, quien a su vez se inició como escolta de Enedina Arellano Félix. Otra integrante del cártel que no interesa a las autoridades mexicanas ni a las estadunidenses.
A la detención de El P1, Melvin Gutiérrez Quiroz, alias El Melvin, El Camacho y El Marino, entre otros, permaneció cerca de la mafia Arellano. Recientemente, ante la llegada de elementos del Cártel de Sinaloa a Tijuana, refrendó su posición como uno de los hombres fuertes de El Ingeniero.
En Zeta hemos dado cuenta, a partir de investigaciones especiales realizadas por un calificado equipo de reporteros y editores, de las actividades ilícitas de los narcotraficantes asentados a fuerza de corrupción y amenaza en territorio bajacaliforniano. El Melvin no ha sido la excepción. Lo ubicaron oficialmente en la restructuración del Cártel de los Arellano Félix, y en la reorganización de los hombres del barrio Logan en tierra mexicana.
Desde esa posición ha trasegado droga, encabezado a distribuidores y narcomenudistas. Arropado a asesinos y homicidas. Es parte de una de las estructuras que pelean calles y avenidas de Tijuana. Que contribuyen a la muerte y la perdición de las drogas. Así se ha informado, con sustento en expedientes, reportes de inteligencia, fotografías y documentos que en el Consejo de Seguridad del Estado son parte de una investigación.
La fotografía de Melvin Gutiérrez Quiroz la hizo pública la DEA. Las autoridades mexicanas la replicaron para su publicación y distribución. También la de su hermano Benjamín Gutiérrez Quiroz, que le entró al negocio de la droga como quien se dedica a mantener el patrimonio familiar.
Es evidente –por la amenaza– que el periodismo de Zeta es incómodo a los del barrio Logan. Lo mismo el trabajo de las autoridades que en San Diego y Tijuana los persiguen.
Nosotros, como en el pasado, ante la impunidad nos queda la publicación. El ejercicio de nuestra libertad de expresión y el derecho del lector a estar informados es lo que nos sostiene.
A las autoridades corresponde investigar, capturar, procesar y sentenciar a los criminales, a los prófugos de la justicia, acabar con la impunidad. Nuestro compromiso es informar. Y esto, es lo que sucede. l

Directora general del semanario Zeta de Tijuana.

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