El juicio ya empezó/ÁLVARO DELGADO
Revista Proceso No.
1843, 26 de febrero de 2012
A nueve meses de dejar
la Presidencia de la República, cargo que asumió “en medio de escándalos e
impugnaciones”, Felipe Calderón enfrenta ya el juicio sobre su sexenio, y el
libro de Julio Scherer García, Calderón de cuerpo entero, es un elemento
fundamental para esa valoración histórica, advirtieron Carmen Aristegui, Manuel
Espino y Alfonso Durazo en la presentación de la obra, el jueves 22.
Manuel Espino,
expulsado del Partido Acción Nacional (PAN) que presidió cuando en 2006
Calderón asumió la Presidencia de la República, afirmó que decidió aportar
información al periodista, porque los mexicanos tienen derecho a saber y porque
Scherer García “quería escribir historia con la verdad”.
Testigo directo
durante años de la manera de hacer política de Calderón, el político
duranguense aclaró que en el más reciente libro del fundador de Proceso, del
que es protagonista con sus testimonios, “no hay chisme, no hay mitote, son
páginas de historia”.
A su vez, Durazo
advirtió que Calderón –“una persona que sintetiza absolutamente todos los
vicios de la política nacional”– intervendrá en el proceso electoral aún más
que el expresidente Vicente Fox, de quien fue secretario particular.
“Creo que las
dimensiones que tomará con Calderón resultarán inéditas”, vaticinó Durazo,
quien afirmó: “Me queda claro que Calderón ha degradado aún más la ya de por sí
baja credibilidad de la política mexicana, no estaba preparado emocionalmente
para llegar a esa responsabilidad y que parece no tener una línea roja que
respetar. Es decir, el haiga sido como haiga sido en estado puro”.
En el marco de la
Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, cuyo Salón de Actos fue
abarrotado por alrededor de 350 personas –otra cincuentena se quedó a las
puertas-, Aristegui abrió la presentación, moderada por Julio Scherer Ibarra
–hijo del periodista–, y justamente aludió al inicio de la valoración histórica
de Calderón y su gobierno.
“El juicio de la
historia, para decirlo en términos en los que se suele hablar, evidentemente ya
empezó y don Julio es de los primeros que escribe precisamente para este
ejercicio”, puntualizó Aristegui. “Sin duda va a ser un sexenio a analizar de
una y mil maneras, de todos los ángulos posibles. Desde el ángulo periodístico
don Julio aporta Calderón de cuerpo entero”.
La conductora evocó la
suspensión de su noticiario en MVS, hace “un año y días”, a raíz de que
preguntó si Calderón tenía problemas de alcoholismo, a raíz de que el diputado
petista Gerardo Fernández Noroña desplegó en el salón de sesiones de la Cámara de
Diputados una manta que decía: “¿Tú dejarías conducir a un borracho tu auto…?
¿No, verdad? ¿Y por qué lo dejas conducir al país?”
Expuso: “Se señalaba
algo obvio: El estado de salud de un mandatario es, desde luego, un tema de
interés público. No hubo respuestas a las preguntas específicas. Lo que hubo
fue una reacción autoritaria y desmesurada. Un berrinche de notables
dimensiones. Una personalidad retratada”.
Aristegui agregó:
Scherer García, “el legendario periodista mexicano, ha puesto, por este y otros
temas, su incisiva mirada en la figura de Felipe Calderón Hinojosa, el hombre
que llegó, en medio del escándalo y las impugnaciones, a la Presidencia de
México en 2006”.
En su libro,
puntualizó, “se muestran ciertos comportamientos del hombre público y algunos
rasgos de personalidad inquietantes de quien hoy ejerce el más importante cargo
de poder político en este país”.
Una de las “voces
implacables” recogidas por Scherer García en su libro, como las llamó
Aristegui, fue la de Espino, quien, dijo, no quiso desaprovechar la oportunidad
de hablar “no sólo con un gran periodista, sino con un periodista
extraordinario que estaba haciendo historia y que quería escribir historia con
la verdad”.
Reveló que Scherer
García lo invitó a su casa para entregarle el manuscrito, pero no quiso
revisarlo antes de la impresión. Luego, cuando lo leyó, se emocionó del
resultado: “Ahí se mezcla al periodista y al historiador, y a ambos personajes
los une un gran mexicano, y los tres son la misma persona: don Julio Scherer”.
Se trata de un libro
histórico, precisó, que inquietó a panistas y algunos periodistas aun antes de
que saliera, en la Presidencia de la República, la Secretaría de Gobernación,
el PAN y la casa de campaña de Josefina Vázquez Mota:
“Yo lamento, pero al
mismo tiempo celebro, que los testaferros del calderonato hayan trabajado horas
extras desde que se publicó el avance del libro en la revista Proceso, y de
Bucareli, de Los Pinos, de una oficina de partido de la colonia Del Valle y de
una oficina de campaña de la colonia Del Valle comenzaron a diseñarse jugadas
de comunicación para neutralizar, contrarrestar o desprestigiar a un libro que
todavía no estaba en las librearías, pero que ya se sabía que pronto iba a
aparecer.”
Añadió: “Y quienes
lamentablemente como periodistas reaccionan en contra del libro, sin haberlo
siquiera conocido, evidenciaron a quién estaban sirviendo, y periodistas a los
que yo tenía aprecio y respeto por su objetividad, comenzaron a poner énfasis
en un tema, en un enfoque de un tema, el tema del alcoholismo, y el enfoque de
que era injusto hablar del alcoholismo del presidente.
“Yo nunca le dije
alcohólico al presidente, porque no me espanta que una persona tome bebidas
alcohólicas (…) Ese no es el problema, el problema es que se tome de manera
irresponsable, el problema es que se tome cuando se trabaje y el problema es
que se tome cuando se trabaja en una responsabilidad del tamaño de la
Presidencia de la República. Y yo no sé si el presidente toma o no, pero sé que
tomaba cuando era diputado y lo hacía cuando trabajaba.”
Y enseguida Espino
reveló: “Yo conocía las inclinaciones de Felipe Calderón y por eso yo no quería
que fuera el presidente o el candidato a presidente de mi partido. Eso es
público y nunca lo he negado”.
Se explayó:
“Cuando ya era
candidato lo tuve que apoyar, porque era mi obligación como presidente de un
partido. Cuando era precandidato por supuesto que no quería, pero tampoco me
atrevía a difundir, porque siendo presidente de un partido político nacional
hubiera sido muy mal visto que, estando en el papel de árbitro, tratara de
persuadir a los militantes de por qué no votar por una persona. Pero esa ya es
experiencia y esa ya es historia que se plasma en los libros de don Julio
Scherer.”
En su oportunidad,
Durazo dijo que Scherer García se anticipa a lo que vendrá después de que
Calderón deje el cargo, el último minuto del 30 de noviembre, porque a menudo
esto no ocurre antes de que los presidentes concluyan su periodo de gobierno.
“Es hasta que los
presidentes dejan el poder que todas aquellas estructuras que los cercaban tan
eficazmente para que ignoraran la realidad empiezan a ceder y es también cuando
se van los presidentes que los intereses cómplices que los protegían con su
silencio empiezan a romper sus ataduras con el pasado y se llenan de libertad y
nos permiten a destiempo conocer la verdad.”
Durazo, quien fue
secretario particular del candidato priista Luis Donaldo Colosio, afirmó que,
contrario a lo que se piensa, los presidentes mexicanos son los más mal informados
de México, y “terminan por vivir como el presidente Fox, en foxilandia, y
Calderón en su propio mundo”.
El libro de Scherer
García, dijo, rescata de la anécdota lo esencial y, “al final, nos termina
presentando a un Felipe Calderón de cuerpo entero, que no obstante que se
presenta en esa dimensión yo digo que sigue siendo un Felipe Calderón realmente
pequeño”.
Durazo, quien forma
parte de un grupo ciudadano que respalda al candidato Andrés Manuel López
Obrador, insistió en que Calderón se entrometerá en la elección presidencial en
México, más que Fox.
“Una amenaza mayor que
la que ya padeció nuestro país en la elección de 2006 se cierne sobre la
elección presidencial de 2012. No obstante la intromisión indebida del
presidente Fox en el anterior proceso electoral, creo que las dimensiones que
tomará con Calderón resultarán inéditas. Espero que no. Pero hay un patrón de
comportamiento y operación de Felipe Calderón que refleja con toda claridad el
libro de don Julio.”
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