17 ene 2005

¿Mafyia Rusa en México?


Escrito en agosto del 2003 y publicado en Milenio Semanal 
Jorge A. Medellín y Silvia Otero, reporteros de El Universal alertaron a las autoridades sobre la presencia de la mafia rusa en México:.
En un reportaje publicado el lunes 9 de junio en primera plana, precisaron que se tienen informes sobre la actuación de bandas rusas como la Poldolskaya, Mazunkinskaya, Tambovskaya, Izamailovskaya y en especial la Solntsevskaya.Las fuentes para esa afirmación –indicaron- provinieron de “la Policía Federal Preventiva (de México), de la Administración Antidrogas norteamericana (DEA); el Departamento de Estado de ese país y la Interpol”.
La agencia EFE, disemino la información un día después, revelando que “tras cinco años de implantación en México, el poderío de las mafias rusas ha crecido porque actúan secretamente y se aprovechan de la persecución policial a los carteles locales de la droga”.
Con mesura, José Luis Santiago Vasconcelos, entonces titular de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada de la Procuraduría General de la República (PGR) admitió que si bien se tiene conocimiento de la actividad de estos grupos en México, “hasta ahora no existe una investigación sobre el caso”. Dijo: “(Sabemos que operan) sobre todo en el corredor de Tijuana a San Diego, (pero) no existen ministerialmente indicios que revelen la actuación de esta gente en el país... aún”.
Otro funcionario de esa institución –Héctor García Rodríguez, delegado en Chihuahua- informó días después (El Universal,13 de junio de 2003) que: “dentro de los movimientos del crimen organizado que se registran en Ciudad Juárez, luego del desmembramiento de los cárteles tradicionales de la droga, la "mafia rusa" podría estar operando en dicha frontera, por lo que la PGR realiza indagatorias para determinar sus actividades con precisión. No hubo más información.
Dos meses después los periodistas insisten en el tema. Esta vez Knight Ridder del El Miami Herald, del 11 de agosto (“La mafia rusa penetra a los narcos de México”), señala que “la mafia rusa se han infiltrado en los debilitados carteles de la droga de México y están ayudándolos a introducir drogas ilegales de contrabando en Estados Unidos”(…) “algunos de ellos están asesorando a los carteles de drogas mexicanos y lavando su dinero a cambio de que se les permita operar, - según- dijo Steven W. Casteel, viceadministrador de inteligencia en la DEA, ante una audiencia del Comité Judicial del Senado celebrada en mayo en Washington.”

Casteel les dijo a los legisladores que la infiltración de la mafia rusa en México era consistente con la globalización del crimen organizado en los años recientes. Los rusos aparecieron primero en los carteles colombianos de cocaína hace una década. Y han sido vistos en México desde finales de los 90. Según Ridder, Amado Carrillo Fuentes utilizó los aviones militares soviéticos excedentes como naves para el contrabando ya que visitó Moscú a finales de los años 90 para conferenciar con líderes rusos de las bandas de drogas.
Aunque hay que reconocer que la investigación profunda sobre la presencia de la mafia rusa en México se debe al profesor de Miami Bruce Michael Bagley; ya que ambos reportajes están sustentados en el ensayo: La globalización y la delincuencia organizada (publicado en el Foreign Affairs en Español, Abril-Junio 2003) y en el texto GLOBALIZATION AND TRANSNATIONAL ORGANIZED CRIME: THE RUSSIAN MAFIA IN LATIN AMERICA AND THE CARIBBEAN; School of International Studies , University of Miami November 15, 2002)
Bagley hasta hace unas semanas estuvo en México como profesor visitante en la División de Estudios Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE); tiene una experiencia de muchos años y es considerado uno de los pocos especialistas sobre la materia: ¡Su trabajo no tiene desperdicio!
El especialista señala con gran acierto que “luego del derrumbe del imperio soviético en 1991, el nuevo Estado ruso que asumió el poder en Moscú fue desde el principio un estado débil, y su flaqueza institucional hizo de Rusia…, un semillero para la delincuencia organizada durante los años noventa.”
La Mafia rusa en México; según Bagley.
En entrevista con El Universal, Bagley explica que las mafias rusas que operan en México tienen en Baja California uno de sus principales puntos de operación para el desembarco de heroína y armas procedentes de Europa Oriental. Sin embargo, al referirse a la presencia de la mafia rusa en México, señala que “hay pruebas (¡no dice ni en la entrevista ni en su ensayo cuales!) de que la participación rusa está creciendo en otras empresas delictivas latinoamericanas como prostitución, trata de blancas, pornografía infantil, usura, extorsiones, secuestros, fraudes con tarjetas de crédito, fraudes informáticos, falsificaciones y robo de autos”.
Subscribe que “los informes de Interpol indican que diversas organizaciones delictivas rusas, que operan literalmente a través de cientos de pequeñas células, participan en una amplia gama de actividades ilegales en México. Grupos de la mafyia como Poldolskaya, Mazukinskaya, Tambovskaya e Izamailovskaya”. Pero más aún – abunda- “también hay informes de que la banda Solntsevskaya, que tiene su base en Moscú, opera en México, lo mismo que otras bandas de Chechenia, Georgia, Armenia, Lituania, Polonia, Croacia, Serbia, Hungría, Albania, Rumania y Corea.
Dice Bruce- con quien tuve la oportunidad de charlar ampliamente-, que “el 3 de mayo de 2001, la Guardia Costera de Estados Unidos detuvo (frente a la costa del Pacífico mexicano, 1000 km al sur de Acapulco) a un barco pesquero tripulado por rusos y ucranianos, con bandera de Belice, llamado Svesda Maru, con 12 toneladas de cocaína colombiana.
Para Bagley ello es una prueba concluyente de la presencia de la mafiya en el tráfico de cocaína a México. Precisa: “Las 12 toneladas de cocaína se encontraron en los tanques de combustible del barco sólo después de que un ingeniero experto en estructuras de la Guardia Costera estadounidense efectuara resonancias en las diversas cavidades del navío.”
En efecto, resultó ser la mayor captura de cocaína en la historia marítima de Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses sostienen –según Bagley- que la tripulación, compuesta por ocho ucranianos y dos rusos, “debe haber tenido permiso del cártel de Tijuana.” (¡así lo declara!)
Señala que “de acuerdo con un vocero de la DEA –no dice quien, después se sabe por el reportaje del Miami Herald, que fue Errol Chávez, el jefe de la oficina de la DEA en San Diego - las nacionalidades de la tripulación del Svesda Maru demostraron (ojo) que había una asociación directa entre grupos del crimen organizado ruso y miembros de la banda de los Arellano Félix.
Deduce que “según se ha sabido, funcionarios estadounidenses del sur de California sospechan (¡suponen!) que los tripulantes rusos y ucranianos del Svesda Maru pertenecerían a una sociedad del crimen organizado ruso con base en Los Ángeles, donde viven entre 600 y 800 conocidas figuras de la delincuencia rusa, sobre todo en las áreas norte y oeste de Hollywood.”.
En efecto, hay datos que señalan que ese decomiso de la armada norteamericana colocó a los EE UU con cifras record de decomiso de cocaína. Un boletín de la oficina antidrogas de la Casa Blanca señala que fueron trece, no doce las toneladas decomisadas. Obviamente no se habla en el boletín del vínculo México-Rusia, aunque no ello no debe descartarse. Empero, el profesor Bagley no ofrece desafortunadamente datos duros que en mucho ayudarían a las autoridades en el esclarecimiento del hecho. Aunque él podría decir con justa razón, que ese no es su trabajo.
El especialista deduce en su investigación que: "Los estados débiles son el contexto ideal para el florecimiento del crimen organizado.” “Por lo tanto, en casi toda América Latina y el Caribe, la dinámica globalizadora generó en las últimas dos décadas condiciones casi ideales para que la inserción y rápida difusión de la delincuencia organizada transnacional.” Esta afirmación no puede desestimarse; pero es relativa ya que la presencia de la mafia rusa, por lo menos en el blanqueo de dinero en el mundo occidental, no empezó en países débiles o democracias emergentes como las de América Latina. El antecedente documentado de su presencia, es en sociedades sólidas como EE UU y Europa -sobretodo en España y Suiza-.

Clave el papel del periodismo de investigación
Por un reportaje realizado por Lucy Komisar - una periodista radicada en Nueva York- e Iván Feranec –reportero de la agencia checoslovaca de noticias CTK- sobre La mafia rusa en Nueva York, publicado en La Opinión de Los Ángeles tres años después de los hechos (18 de agosto del 2002) conocemos que en agosto de 1999 los rusos lavaron al menos 7,000 millones de dólares a través de cuentas en Nueva York. Los culpables del blanqueo fueron los rusos Peter Berlin y Lucy Edwards. El FBI, entonces, trasmitió la información a investigadores franceses e italianos, quienes se percataron de que el lavado que estaban investigando era parte de una red gigantesca con presencia en varios países.
Todo se inicia en 1998 cuando la policía rusa pidió al FBI norteamericano que ayudara en la búsqueda del pago de rescate de un hombre de negocios secuestrado. El dinero entregado (300 mil dólares) había sido transferido de un banco en San Francisco -a través del Banco de Nueva York-, a una cuenta de paraíso fiscal y finalmente al banco Sobin en Moscú. Sobin estaba entonces bajo el control de Aleksandr Mamut, un banquero que era el jefe de administración del entonces presidente Boris Yeltsin.
Por otro lado, una referencia de The New York Times, de 20 de agosto de 1999, firmada por R. Bonnner y T. L. O'brien, señala que el blanqueo no era cualquier cosa ya que de octubre de 1998 a marzo de 1999 más de 4,200 millones de dólares habían pasado por una sola cuenta de la entidad repartidos en más de 10,000 transacciones.
Lo que tenemos entre manos –dijo un alto funcionario del gobierno-, es la penetración de la mafia rusa en una gran organización estadounidense.
Se supo –gracias a los medios- que fueron dos mujeres casadas con empresarios rusos las encargadas de intervenir en las transacciones, que se realizaban a nombre de una compañía llamada Benex, relacionada ésta con Semyon Yukovich Mogilevich (o Semione Moguilevski) una de las figuras clave en la mafia rusa, cercano a Boris Yeltsin.
K.S.KAROL, especialista en temas de Europa del este, advirtió en un artículo (El País, 16 septiembre 1999) que el escándalo del blanqueo de dinero ruso en los bancos norteamericanos debería llamarse Yeltsingate ya que el principal protagonista de este enorme asunto no era Moguilevski sino Pável Borodín, tesorero del Kremlin y brazo derecho del entonces presidente Borís Yeltsin.
Cabe señalar que el Yeltsingate salió a la luz gracias a una serie de artículos del periódico italiano Corriere della Sera.
Ese mismo año la magistrada Carla del Ponte, confirmó que la mafia rusa había conseguido infiltrarse en aproximadamente 300 compañías de Suiza, haciendo circular 27,000 millones de dólares al año en el sistema bancario suizo.
Sin embargo, según el reportaje de Komisar y Feranec en el 2002 había nuevas pruebas que demostraban “que a través de las cuentas del Banco de Nueva York se movilizaban las ganancias de organizaciones criminales rusas provenientes de operaciones como el tráfico de drogas, armas y personas, además de extorsión, asesinatos por contrato y fraude.”
La información arrojó que: “en 1996, los grupos del crimen ruso comenzaron a usar al Banco de Nueva York para lavar 3,000 millones de dólares anualmente. (Y) los fondos se canalizaron a Europa y se invirtieron en negocios legítimos, o se devolvieron a empresas controladas por la mafia en Rusia.”
El fiscal italiano Enrico di Nicholas, coordinador de Operación Telaraña en Europa, pidió al magistrado encargado de la investigación en Bologna, Paolo Giovagnoli, que expidiera orden de arresto contra 101 personas, entre las que estaban Berlin y Edwards.
Señala La Opinión que el fiscal Di Nicholas reveló que gran parte del dinero sucio de narcotráfico, prostitución, comercio ilegal de objetos preciosos y arte, extorsión y lavado de dinero provenía de Semyon Yukovich Mogilevich, un hombre de negocios asentado en Budapest, y lo mismo operaba en Los Ángeles, San Diego, Miami, Philadelphia, así como en Moscú, Praga y Tel Aviv.
Por la información documentada, todo parece indicar que la mafia rusa esta con nosotros desde hace tiempo y no nos hemos dado cuenta hasta donde ha penetrado. Por lo menos “(Sabemos que operan) sobre todo en el corredor de Tijuana a San Diego”, aunque no conocemos mucho de los grupos como Poldolskaya, Mazukinskaya, Tambovskaya e Izamailovskaya.
El debate en México sobre esta y otras mafias (como las Triadas chinas y la Yakuza japonesa) apenas inicia.
El trabajo de Bagley desde la academia ayuda mucho.
El periodismo de investigación también esta llamado a tener un gran relieve; los reportajes de Medellín, Otero y de Knight Ridder aportan información importante, sin duda; pero pueden contribuir más si los directivos de los medios les permiten se incorporen de tiempo completo y con todos los apoyos a realizar investigación profunda y especializada.
Pero el trabajo para el combate a la delincuencia organizada no es del periodismo ni de la academia; es fundamentalmente tarea de las autoridades, las cuales tienen un enorme reto y requieren de mucha inteligencia y sobretodo cooperación para combatir a esa y otras organizaciones que pudieran estar operando en México.
En Estados unidos pudieron descubrir el lavado de dinero en el Banco de Nueva York, gracias a la colaboración mundial y a la persistencia de los medios.
Recientemente y gracias a la cooperación internacional se pudo desmantelar en Nueva York a una red de terrorismo y tráfico de armas, donde participaron el FBI, el servicio de seguridad federal FSB ruso, y el Scotland Yard de Inglaterra.
No es cualquier cosa. 

Los intereses de la mafia rusa en otros países son amplios; van desde el lavado de dinero, tráfico de drogas, armas y personas, además de la extorsión, asesinatos por contrato y fraude; pero además, has volteado sus ojos al sector energético, bancario, inmobiliario, la construcción, la industria farmacéutica, así como en los medios de comunicación y el negocio publicitario. Por lo menos ese era el interés de Konstantín Yákovlev -alias Kostia Mogila- uno de los padrinos del mundo delictivo en Rusia, asesinado en el mero centro de Moscu después de muchos atentados, el pasado mes de mayo; quien según algunos medios rusos “fue para San Petersburgo lo que Al Capone para Chicago”.

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