6 jul 2007

En defesa de José Ramón

¡Bien! y además lo defiende el hermano de Margarita, esposa del Presidente Calderón
En defensa del hijo de AMLO/Juan Ignacio Zavala
Publicado en Reforma 6/07/2007;
José Ramón López Beltrán así se llama y es hijo de Andrés Manuel López Obrador. A José Ramón se le ha criticado -más bien ha sido usado para criticar a su padre- porque trabaja en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. Tiene 26 años y la vida por delante.Quiero decir que me parece injusto y cruel lo que se hace con el joven José Ramón. Como todos los ciudadanos tiene el derecho al trabajo, a llevar una vida propia y a la felicidad. Tiene un trabajo razonable y hasta donde se sabe, cumple con la encomienda. Malo que fuera un aviador o un inútil en el cargo. Su trabajo tiene que ver directamente con su carrera y con una experiencia laboral anterior. Me parece bien que tenga ese puesto. Flaco favor le hacen a José Ramón quienes dicen que no está mal porque "nada más" gana 25 mil pesos. Hay que defenderlo aunque gane 80. No es un problema de cantidades.
La vida política es una vida intensa, apasionada. Quienes hemos estado en familias que la viven lo sabemos. Es normal que en las familias en las que alguien ejerce la vocación -supongamos el padre o la madre- "contagie" a alguno de sus hijos el gusano de la política; también sería normal que alguno de los hijos detestara esa actividad que se robaba el tiempo común y que le secuestraba años a alguno de los padres.Esto no es exclusivo de la política. Sucede en todo género de oficios y profesiones. Hay quien hereda el taller de carpintería, el despacho contable o el de abogados; hay familias de periodistas, de toreros, de plomeros, de artistas, de músicos. Las cosas que se platican y se ven en la casa marcan para siempre.
El caso de José Ramón -a quien no conozco- es relevante porque en el fondo nos incumbe a todos. Primero porque debemos saber quiénes trabajan en el servicio público y si cumplen con las funciones del puesto. Parece ser que es así. Y segundo, porque una sociedad sana y democrática no debe impedir el desarrollo de los individuos nada más por las actividades -sobre todo si éstas son legítimas- de los parientes cercanos. Que se sepa, el joven López Beltrán no hace negocios al amparo del poder político de su padre. Trabaja y punto.
¿Cuál es el delito de José Ramón? ¿Ser hijo de Andrés Manuel? Esto es totalmente injusto. Suficiente problema es para un hijo, un hermano o familiar cercano ir caminando por la vida bajo el susurro de "es hijo de tal; hermana de tal; suegro de tal, madre de tal", como para tener que dar respuestas sobre la naturaleza de las relaciones familiares (siempre y cuando no se haya cometido ningún ilícito). ¿Que apoyó a su padre en la campaña electoral? Lo extraño hubiera sido que no lo hiciera. En la política se comparten valores y principios, por eso no es raro que algunas parejas se conozcan en esta actividad y que sus historias concluyan en matrimonio. Son los casos de AMLO y Calderón.
Los hijos, los hermanos y los amigos, la gente cercana se vuelca en apoyo cuando se trata de una elección. Y es natural que quienes continúan la saga familiar cuenten con una vocación similar. Encuentro normal que José Ramón sienta determinada atracción por el servicio público. Como se dice por ahí: "no lo roba, lo hereda". Encuentro natural también que haya quienes levanten la ceja. Es cierto que por décadas en este país -y en muchos otros- los familiares de los poderosos han abusado de sus posiciones y han hecho negocios que da rabia nada más recordarlos. Pero no todos son iguales. Hay quienes se desempeñan con tranquilidad, honestidad y eficiencia y no tienen que pasar por ese rasero. Encuentro natural también que su padre lo haya recomendado al puesto y si no lo hizo, encuentro natural que se lo hubiesen ofrecido. Creo que José Ramón algo extra podrá aportar a su trabajo. Al ser hijo de un candidato a la Presidencia, tuvo experiencias verdaderamente únicas, son muy pocos los que las han tenido. Habrá conocido el país y su situación mucho mejor que cualquier joven de su edad y, más aún, que millones de mexicanos. Estas experiencias aplicadas a determinados trabajos deben rendir buenos frutos.A los familiares de los poderosos se nos debe de juzgar (sí, me incluyo) por nuestros actos y no por nuestro parentesco. Somos ciudadanos con obligaciones, pero también con derechos. Tampoco tenemos por qué ser blanco de revanchas políticas.Por lo anterior, José Ramón López Beltrán tiene mi solidaridad.
El autor fue miembro de la campaña de Felipe Calderón y es hermano de la actual Primera Dama.

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