9 dic 2007

Los Chamos de Venezuela


Strike’ a Chávez, reportaje
Semanario Semana No. 1336, 08/12/2007;
La primera derrota en nueve años de revolución bolivariana tuvo a los universitarios como protagonistas. Santiago Torrado, de SEMANA, viajó al fondo del movimiento estudiantil.Por primera vez desde cuando Hugo Chávez llegó al poder, la oposición venezolana encontró un oasis en medio de su travesía por el desierto. Aunque el Presidente la haya calificado a mitad de semana como "una victoria de mierda", el triunfo del 'No' en el referendo constitucional que le hubiera permitido a Chávez, entre otras cosas, la reelección indefinida, fue todo un hito. El chavismo ya no luce imbatible y el ex militar golpista, que cuando joven quería ser beisbolista, bateó su primer strike en las urnas. El mandato de Chávez, en principio, tiene ahora fecha de caducidad en 2013.
El líder de la revolución bolivariana siguió el libreto que tantas otras veces fue exitoso. Habló de un complot organizado desde Estados Unidos -el Plan Tenaza- y planteó la elección como un pulso entre él y el imperio más poderoso del mundo. Pero algo cambió con respecto a las presidenciales del año pasado, en las cuales ganó con el 63 por ciento de los votos. Chávez perdió en el camino casi tres millones de electores que se pueden atribuir a cuatro factores. El primero es la pérdida de fe de algunos chavistas, que se podría explicar por la escasez de alimentos o los altos índices de inflación, criminalidad y corrupción. El segundo, la aparición de simbólicos desertores del chavismo ("traidores" para el presidente), entre los que se destacaron Podemos -un partido que había obtenido 800.000 votos en las últimas elecciones- y el general Raúl Baduel (ver entrevista). El tercero, que la reforma planteada logró asustar a muchos con el fantasma de un sistema comunista irreversible. Por último, una revitalizada oposición animada sobre todo por un vigoroso movimiento estudiantil.
Los chamos en campaña
El del lunes en la madrugada fue el discurso más esperado de Hugo Chávez Frías. Tan pronto se supo que la reforma había sido derrotada, la atención se desplazó al Palacio de Miraflores para escuchar las palabras del autoproclamado 'Socialista del siglo XXI'. Por primera vez en nueve años se disponía a reconocer un revés en las urnas. En ese preciso momento, en la sede de la campaña del 'No' estalló el mismo grito de júbilo que se había oído en tantas marchas durante los días previos y se repetiría en las celebraciones de la Plaza de Altamira, el bastión opositor en el acomodado este de Caracas, y en tantos otros puntos del país: "Estudiantes, estudiantes", retumbaba una y otra vez.
'Los chamos', como todos se refieren a los líderes del movimiento estudiantil, se han convertido en figuras mediáticas y populares. Algunos ya son tan famosos como los actores de telenovelas. Ricardo Sánchez es uno de ellos. Con apenas 24 años es uno de los pocos venezolanos, si no el único, que se pueden dar el lujo de contar que han derrotado en dos ocasiones al chavismo. La primera fue hace pocas semanas en las elecciones como representante de la Universidad Central de Venezuela (UCV), la más grande del país, con 44.000 estudiantes, que ganó con el 92 por ciento de los votos. La segunda fue el domingo pasado. SEMANA lo acompañó durante buena parte del día. Fue a votar muy temprano, enfundado en una chaqueta azul y roja de la UCV. A su llegada al puesto de votación en El Paraíso, una zona de clase media en el suroeste de Caracas, los demás sufragantes lo reconocieron de inmediato y comenzaron a corear su nombre, "libertad" o "valiente". Muchos se tomaban fotos con él o le mandaban besos, bendiciones o estampitas con oraciones e imágenes de santos. Con las cámaras persiguiéndolo, repetía el mismo mensaje: "el que no vote, a llorar al valle", una expresión venezolana que equivale a quejarse con el mono de la pila. Uno de los retos del 'No' era derrotar la abstención que, hasta el domingo, había favorecido al oficialismo, pero que esta vez jugó en su contra.
Al salir del puesto abordó una camioneta prestada por un tío de su novia. No tiene mucha pericia al volante ni conoce bien las calles porque se mueve en metro. Su celular no paraba de sonar. Se dirigía a la sede del 'No' , en el este, el sector más antichavista de Caracas, pero casi no puede encontrar la dirección. Sobre la tradición de la UCV, una universidad pública, contestó que "seguimos siendo de izquierda". No es un oligarca ni un 'hijito de mamá y papá', los adjetivos con los que Chávez descalificó a los universitarios durante la campaña. Vive en Catia, un sector popular de la capital de mayoría chavista. Quiso ser militar, pero obtuvo una beca para estudiantes de bajos recursos y comenzó estudios internacionales.
Cuando Chávez llegó al poder apenas tenía 15 años y recuerda que ese día le terminó una noviecita que le gustaba mucho. Ya lleva varios meses durmiendo apenas un par de horas diarias por cuenta del activismo estudiantil y asegura haberse acostumbrado, aunque durante el día tomó varias latas de Red Bull. Venía de Maracaibo, a donde viajó el viernes para hacer el cierre de campaña. "El rechazo es porque la universidad es crítica, y a este gobierno no le gusta la crítica. La responde con violencia y con descalificación, le dijo a SEMANA. "Creemos en fortalecer una generación de relevo. Ninguno de nosotros es indispensable". En la sede del 'No' lo esperaban los demás líderes del movimiento estudiantil, con quienes se turnó para hacer pronunciamientos en el transcurso de la tarde. Allí estuvo, expectante, mientras el ministro de Comunicación, Willian Lara, mandó retirar los anuncios que celebraban a página entera el triunfo del 'Sí' en un par de diarios nacionales. Allí estuvo cuando, cerca de las 10 de la noche, el vicepresidente Jorge Rodríguez se dirigía al país para admitir que el resultado estaba muy reñido y había que esperar el primer boletín de Consejo Nacional Electoral (CNE). Y cuando comenzaron a circular los rumores de que el alto mando militar había presionado a Chávez para que reconociera una derrota que se negaba a admitir (una influencia que Chávez después negó iracundo). Hasta la madrugada, cuando el CNE confirmó, con el 50,7 por ciento de los votos, una tendencia "clara e irreversible" a favor del 'No'. En ese momento estallaron los gritos de júbilo. El nuevo actor La oposición, al menos hasta la jornada del domingo, cargaba el peso de dos traumas. El del 11 de abril de 2002, cuando se dio la famosa intentona golpista que duró apenas 47 horas y le sirve a Chávez para tachar a todos sus contradictores de "golpistas". Y el del referendo revocatorio de 2004, cuando Chávez la derrotó de modo contundente. Desde entonces muchos sectores siguen convencidos de que hubo fraude en esas elecciones y de que no vale la pena votar.
En ese marco irrumpieron los estudiantes como un nuevo actor político, le dieron frescura a la oposición y la invistieron de legitimidad. De cierta manera estaban blindados contra el discurso de Chávez que pone tanto énfasis en el enfrentamiento entre el pasado y él. No estaban contaminados por las viejas mañas y el Presidente no los podía acusar de golpistas, pues en esa época eran unos adolescentes.
Las primeras manifestaciones estudiantiles surgieron cuando sintieron amenazada la autonomía universitaria, pero el cierre de Radio Caracas Televisión (Rctv), hace un semestre, fue el verdadero detonante. No lo plantearon como un enfrentamiento con el Presidente sino como la lucha por el derecho a ver lo que quisieran. Desde entonces se multiplicaron las marchas organizadas a punta de mensajes de texto en sus celulares. Al principio no había cabecillas visibles. Hoy, el liderazgo sigue repartido, aunque varios tuvieron un rol protagónico en la campaña por el 'No'. Es un grupo diverso en el que unos se declaran de derecha y otros de izquierda.
"Él habla mucho de cómo es la vieja política, pero toda mi vida ha sido Chávez. Dio un golpe de Estado cuando yo tenía 6 años. Es la única política que conozco", explica Douglas Barrios, el representante de la Universidad Metropolitana, un estudiante de economía de 21 años. "Yo creo que por eso hemos tenido la capacidad de no ser radicales. Como no hemos vivido una Venezuela distinta, lo que nos queda es comparar a Chávez no con el pasado sino con lo que nosotros queremos que sea el futuro".
El movimiento estudiantil tiene un alcance nacional que a los partidos les ha costado adquirir. Durante las elecciones, contribuyó con 27.000 estudiantes como testigos electorales y 45.000 en términos logísticos. Douglas es uno de los coordinadores de la organización en Caracas y pasó los días previos al referendo encerrado en un cuarto para anticipar escenarios y estrategias. Se preparaban para una derrota legítima o un eventual fraude. Estaban listos para salir a la calle pacíficamente durante días en caso de que el resultado no fuera reconocido. "Para ser honestos, el único escenario que no planteamos era ganar y que se reconociera. Nos sorprendió gratamente".
Otro de los coordinadores en Caracas, y uno de los líderes más famosos, es Freddy Guevara, de la Universidad Católica Andrés Bello. Confiesa que sus vidas cambiaron radicalmente con la campaña para el referendo porque comenzaron a hacer política nacional, a viajar, a atender a periodistas y a reunirse con políticos para buscar acuerdos. Todos afirman que la universidad no es una burbuja, hablan de reconciliación y plantean su campaña como una defensa de los derechos humanos. A pesar de algunos encontronazos, lograron esquivar el enfrentamiento con el gobierno e instalar un discurso pacifista en una sociedad tan polarizada, al punto que algunos los llamaban despectivamente "comeflores". "Ser jóvenes y ser estudiantes hace que encarnen la idea de futuro", explica el sociólogo Amalio Belmonte. "Antes había división entre una universidad pública de izquierdas y una privada de derechas. Eso siempre fue así y ellos rompieron esa división. Sus consignas eran las de todos los sectores del país. Son de oposición, pero lograron trascender la dicotomía oposición-gobierno". Los partidos, con habilidad, cedieron el protagonismo a 'los chamos' y su mensaje moralizante. "En esta guerra por los símbolos que ha sido esta larga lucha venezolana, para Chávez tiene que ser un martirio, un tormento permanente saber que la revolución no tiene a la juventud consigo", asegura el dirigente opositor Teodoro Petkoff, director del diario Tal Cual. "Tiene un valor simbólico muy grande: la revolución es un anacronismo".
Los líderes estudiantiles consultados por SEMANA coinciden en admitir que han tenido un protagonismo prematuro. ¿En qué queda el panorama político en Venezuela? Es probable que acaben absorbidos por los partidos en esa reconfiguración de la oposición. Muchos tienen aspiraciones y han comenzado a canalizarlas. Fredy Guevara está en Un Nuevo Tiempo y Yon Goicochea, uno de los más perseguidos por los medios, aseguró que quiere fundar su propio partido.
Una de las grandes preguntas será el papel de la disidencia del chavismo. Ismael García, el líder de Podemos, habla del surgimiento de un tercer polo, aunque en un ambiente tan polarizado la supervivencia política termina atrayendo a una de las dos orillas. Todo apunta a que Podemos estará en la oposición, junto a Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo, que ya son más importantes que los partidos tradicionales. En cualquier caso, la dinámica ya no será la misma. "Va a ser muy difícil que los sectores más derechistas o más golpistas manipulen a la oposición como lo han hecho en el pasado", plantea el sociólogo Edgardo Lander, profesor de la UCV. "El 2 de diciembre no fue un final, sino un comienzo. Todavía no se acaba el problema de la pobreza ni de la violencia. Esperemos que se acabe la discriminación política, pero no se acaba el problema de la vivienda, ni se acaba la crisis hospitalaria." asegura Ricardo Sánchez. Y remata, embriagado de idealismo político, " el movimiento estudiantil es una bandera de largo alcance".

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