1 abr 2008

El Islam

Miedo al Islam/Tahar ben Jelloun,
Publicado en LA VANGUARDIA, 29/03/2008;
¿Han cambiado las maneras de pensar sobre el islam y los musulmanes desde el 11 de septiembre del 2001? ¿Conforman aún una amalgama entre esta religión y el terrorismo? ¿Meten en el mismo saco a árabes e iraníes, a suníes y chiíes? Dicho de otro modo, ¿ha aumentado o ha menguado el miedo al islam?
Al reparar en el caso del diputado holandés Geert Wilders, autor de una película en la que denuncia el islam y considera que “el Corán es un libro fascista”, uno se ve tentado a afirmar que las aguas aún no han vuelto a su cauce y que el malentendido entre las civilizaciones ha persistido a causa de esta clase de provocaciones que prosiguen y potencian el trabajo de Theo van Gogh, asesinado por un holandés de origen marroquí el 2 de noviembre del 2004. La víctima se había labrado una reputación por su “odio al islam y a los musulmanes” y su trabajo racista, en especial contra los judíos. Evidentemente, no era una razón para matarle ni para amenazar de muerte a su amiga y colaboradora Aayan Hirsi Ali, que acaba de solicitar asilo político en Francia. Había sido condenado por antisemitismo, cosa que no le había impedido seguir insultando a musulmanes y árabes.
¿Qué dice Geert Wilders? Para él, “el islam es una religión atrasada, incompatible con la democracia”, o “los inmigrados musulmanes deben integrarse o marcharse”. Admirador de Pym Fortuyn, líder de la derecha populista, asesinado en el 2002, libra un combate fanático, persuadido de que no está solo y de que expresa una opinión que goza de eco en el seno de la sociedad holandesa. Lo hace con tal rabia, con tal odio, que un periodista se ha preguntado si este hombre no tuvo un trauma infantil asociado a la religión musulmana. Qué importan las motivaciones psicológicas o incluso ideológicas… El hecho es que se permite insultar a una religión y a sus adeptos con una libertad que no se le permitiría en el caso de otras confesiones religiosas. El patrón de la prensa Harry de Winter, judío, publicó un artículo en la portada del diario De Volkstrant el día 17 de marzo de este año, donde decía: “Si Geert Wilders hubiera dicho sobre los judíos y el Antiguo Testamento lo que dice ahora sobre los musulmanes y el Corán, se le habría enviado a paseo hace mucho tiempo y se le habría condenado por antisemitismo”.
Como el islam ha sido desviado de su mismo sentido y misión por agentes del terrorismo, como ha sido mal explicado y defendido, cualquiera puede permitirse mancillarlo y atentar contra la dignidad de millones de fieles. Se trata de una especie de permisividad que se ha abierto paso ella misma… Se persigue la provocación y la venganza por mano propia como si el islam hubiera nacido ayer. Las caricaturas del profeta publicadas en el periódico danés Jyllands Posten en el 2005 provocaron reacciones de violencia que se saldaron con varias muertes en el mundo. Un determinado propósito parece querer desestabilizar el islam o dañar la dignidad de creyentes ofendidos y prestos a la yihad para reparar un ataque que, en el fondo, se reduce a la ocurrencia de unos caricaturistas cuyos principios no son otros que los de no respetar principios o cuestiones capitales políticas o religiosas. Este lamentable asunto ha adquirido enormes proporciones, ahondando aún más el foso entre el islam y el resto del mundo.
Pero, más allá del caso de este diputado que aún cree en las cruzadas, el islam no ha encontrado el sitio ni rango que poseía en el mundo antes de la revolución iraní de 1978. Puede decirse que la mayor politización de esta religión se debe a Jomeini, que hizo una lectura ideológica y literal del Corán. La intervención soviética en Afganistán y la manipulación estadounidense de los combatientes musulmanes afganos - les decían que debían expulsar a los comunistas, gente atea- desembocaron en la islamización de los conflictos en esta región y, por tanto, en el terrorismo a escala casi planetaria.
Hay países que siguen teniendo soldados en Afganistán. Los Países Bajos que, histórica y culturalmente, no tienen ninguna relación con esta región, mantienen allí a 1.500 soldados. Cuando Estados Unidos se compromete en una aventura militar, le place incluir a otros países en la iniciativa. No se ofenderá Geert Wilders al constatar que Estados Unidos ha perdido 4.000 soldados y que, en el lado iraquí, el número de víctimas civiles supera el millón de personas… Esta guerra, librada en nombre de la democracia así como de la lucha contra el terrorismo de denominación de origen islamista, ha demostrado ser una de las catástrofes más costosas de la historia reciente estadounidense. Pero, desde el momento en que el enemigo comunista tradicional se ha desintegrado y sobre todo a partir del 11-S, era menester encontrar en seguida un enemigo. Bush, con su equipo de fundamentalistas, apuntó con el dedo al islam y a los musulmanes (él dice terrorismo islamista) como objetivo obsesivo que derribar.
Quien ha arrastrado a su país y su pueblo a una guerra ilegal e injusta se marchará tranquilamente en noviembre como un probo jubilado que aprovechará su vejez para escribir sus memorias y concluir algunos negocios con árabes, como en los buenos y viejos tiempos en que no era más que un gobernador de Texas.

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