La mafia italiana y los Mancuso/Antonio Albiñana, periodista y analista internacional.
Revista Cambio (www.cambio.com.co); noviembre 19 de 2008En su investigación, el periodista Roberto Saviano descubrió que los Mancuso son la segunda familia más importante de la mafia calabresa.
El éxito y la repercusión de la novela Gomorra de Roberto Saviano sobre La Camorra napolitana, pone de manifiesto que en Italia, una de las nueve economías más importantes del mundo, sigue más vivo que nunca el fenómeno de las mafias que ahogan al Estado y a la sociedad, y que mantienen sus tentáculos en el continente americano.
Saviano describe en 11 historias sus vivencias de finales de los años noventa, cuando recorría en motocicleta a su Nápoles natal y, aprovechando cierta desprevención de cuadros y sicarios camorristas, recogió anécdotas para cruzarlas luego con el análisis social y económico. El recorrido lo fue llevando hasta la administración pública, el Parlamento y el mundo de los negocios.
Según Giani Solino, La Camorra es "un sistema que la ciudadanía percibe como un cuerpo extraño cuando asesina, pero con el cual acaba por convivir en la cotidianeidad". Los mismos pequeños o medianos empresarios que se quejan del fisco, pagan religiosamente el pizzo (impuesto mafioso), un seguro para sus negocios y sus vidas, mientras que el reclutamiento masivo de jóvenes para el sicariato camorrista se da no solo por las condiciones de miseria y desocupación, sino también por la fascinación por la violencia y el ascenso social vinculados al crimen.
La Camorra tuvo su momento clave después del terremoto de 1980, cuando los mafiosos lograron una acumulación de capital a partir del control de gran parte de los recursos para la reconstrucción regional, que les permitió convertirse en una holding criminal. En poco más de 20 años, pasaron del contrabando de tabaco de Sicilia a subcontratar la construcción de las mayores obras públicas -el tren de alta velocidad Roma-Nápoles, por ejemplo-, infiltrar municipios, y administrar y blanquear enormes recursos.
La rama de la mafia italiana más conocida es La Cosa Nostra, reflejada en las películas de Francis Coppola, y cuyo mejor analista fue el escritor Leonardo Sciascia. A comienzos de los ochenta, mientras paseábamos por la Valencia antigua en busca de huellas de los Borgia, Sciascia llegaba a las mismas conclusiones del procurador Antimafia, Piero Grasso, en el sentido de que es un error considerarla como un anti-Estado, "Está dentro del Estado y su connivencia con el poder es mucho más que una simple hipótesis -decía-. Está constituida por personas que viven en la legalidad y manejan un inmenso potencial económico, invierten en gran escala y se mueven en todas las instancias del poder y los sectores sociales. Es la estructura más antigua y potente de Sicilia". Una especie de federación con más de 186 asociaciones mafiosas y unos 5.000 afiliados, en un juego continuo de alianzas estratégicas y conflictos. Una organización piramidal rígida, con potentes filiales en Estados Unidos.
Los Mancuso
Las investigaciones de Saviano sobre La Camorra lo llevaron más lejos. En un artículo publicado en L'Espresso relata una conversación que tuvo con un narco hace unos años en una playa de Salerno, quien le habló de su amistad con un capo suramericano capaz de mover inmensos capitales y de llegar con sus operaciones hasta el sur de Italia, y comandante de un "ejército guerrillero" que dominaba parte importante de Colombia: Salvatore Mancuso.
El nombre no le sonó inicialmente pero más tarde, cuando investigaba sobre la mafia calabresa La 'Ndrangheta, la más sanguinaria y potente de Italia, encontró que después de los Morabito, los Mancuso eran la segunda familia más importante y que por medio de un hijo de emigrante radicado en Montería, Salvatore, jefe paramilitar autor de muchas masacres, controlaba el envío de cocaína colombiana a Europa.
La familia Mancuso domina hoy una gran empresa económico-criminal en la provincia de Vibo Valenti, con una estructura familiar en tres ramas -Diego, Francesco y Cosme Mancuso- que ha logrado implantarse en el norte del país como parte clave de la mafia calabresa, y que ha ido cambiando el nombre arcaico 'Ndrangueta por el de Cosa Nuova. Un mafia que empezó como sanguinaria filial de La Cosa Nostra, basada en el secuestro, la extorsión y el bandolerismo, y que ha logrado controlar ayuntamientos, invertir en sanidad, turismo, tráfico de desechos tóxicos y, sobre todo, convertirse en la sociedad más moderna del narcotráfico internacional mediante el colombo-italiano Mancuso.
Según Francesco Forgione, ex presidente de la Comisión Antimafia del Parlamento italiano, la mafia calabresa es hoy la holding más potente del crimen organizado a escala mundial. Según el observatorio Eurispes, factura 44.000 millones de euros al año. Su estructura se basa en la familia natural, se mantienen los lazos de sangre y nadie declara contra su padre, hermano, tío... Todo lo contrario de lo que sucede con La Cosa Nostra, cuyas "familias" son círculos alrededor de los grandes capos. Cuando uno cae, los "arrepentidos" delatan a otros y así van cayendo todos como fichas de dominó.
La 'Ndrangheta es considerada la más importante en el tráfico de cocaína desde Suramérica a Europa y Estados Unidos. El papel de Mancuso, reflejado en el informe "Galloway Tiburón" de la Dirección Antimafia de Regio Calabria, llevó a las asociaciones de familiares de magistrados a viajar a Colombia y a pedir su extradición a Italia, pues la mayor parte de sus negocios tienen como destino a ese país. La Procuraduría de Catanzaro había pedido su extradición mucho antes de que fuera enviado a Estados Unidos.
Las tres mafias más importantes -La Cosa Nostra, La Camorra y La 'Ndrangheta- dominan parte de la economía italiana y la criminalidad internacional, pero solo en los últimos años la sociedad está enfrentándolas, y movida por la estela de los asesinatos de los jueces Falcone y Borsellino. Pero hace falta una decidida intervención internacional contra la mafia y sus negocios. "¿Por qué no clausuran los 37 paraísos fiscales más conocidos, lugares para el confortable acomodo del botín de la criminalidad organizada, sin los cuales las mafias de la droga y las bandas especializadas en la evasión fiscal y el blanqueo tendrían la vida mucho más difícil?", preguntaba hace poco el politólogo español José Vidal-Beneyto. La clausura depende de los Estados, asegura Vidal: "¿Por qué no la hacen?".
El éxito y la repercusión de la novela Gomorra de Roberto Saviano sobre La Camorra napolitana, pone de manifiesto que en Italia, una de las nueve economías más importantes del mundo, sigue más vivo que nunca el fenómeno de las mafias que ahogan al Estado y a la sociedad, y que mantienen sus tentáculos en el continente americano.
Saviano describe en 11 historias sus vivencias de finales de los años noventa, cuando recorría en motocicleta a su Nápoles natal y, aprovechando cierta desprevención de cuadros y sicarios camorristas, recogió anécdotas para cruzarlas luego con el análisis social y económico. El recorrido lo fue llevando hasta la administración pública, el Parlamento y el mundo de los negocios.
Según Giani Solino, La Camorra es "un sistema que la ciudadanía percibe como un cuerpo extraño cuando asesina, pero con el cual acaba por convivir en la cotidianeidad". Los mismos pequeños o medianos empresarios que se quejan del fisco, pagan religiosamente el pizzo (impuesto mafioso), un seguro para sus negocios y sus vidas, mientras que el reclutamiento masivo de jóvenes para el sicariato camorrista se da no solo por las condiciones de miseria y desocupación, sino también por la fascinación por la violencia y el ascenso social vinculados al crimen.
La Camorra tuvo su momento clave después del terremoto de 1980, cuando los mafiosos lograron una acumulación de capital a partir del control de gran parte de los recursos para la reconstrucción regional, que les permitió convertirse en una holding criminal. En poco más de 20 años, pasaron del contrabando de tabaco de Sicilia a subcontratar la construcción de las mayores obras públicas -el tren de alta velocidad Roma-Nápoles, por ejemplo-, infiltrar municipios, y administrar y blanquear enormes recursos.
La rama de la mafia italiana más conocida es La Cosa Nostra, reflejada en las películas de Francis Coppola, y cuyo mejor analista fue el escritor Leonardo Sciascia. A comienzos de los ochenta, mientras paseábamos por la Valencia antigua en busca de huellas de los Borgia, Sciascia llegaba a las mismas conclusiones del procurador Antimafia, Piero Grasso, en el sentido de que es un error considerarla como un anti-Estado, "Está dentro del Estado y su connivencia con el poder es mucho más que una simple hipótesis -decía-. Está constituida por personas que viven en la legalidad y manejan un inmenso potencial económico, invierten en gran escala y se mueven en todas las instancias del poder y los sectores sociales. Es la estructura más antigua y potente de Sicilia". Una especie de federación con más de 186 asociaciones mafiosas y unos 5.000 afiliados, en un juego continuo de alianzas estratégicas y conflictos. Una organización piramidal rígida, con potentes filiales en Estados Unidos.
Los Mancuso
Las investigaciones de Saviano sobre La Camorra lo llevaron más lejos. En un artículo publicado en L'Espresso relata una conversación que tuvo con un narco hace unos años en una playa de Salerno, quien le habló de su amistad con un capo suramericano capaz de mover inmensos capitales y de llegar con sus operaciones hasta el sur de Italia, y comandante de un "ejército guerrillero" que dominaba parte importante de Colombia: Salvatore Mancuso.
El nombre no le sonó inicialmente pero más tarde, cuando investigaba sobre la mafia calabresa La 'Ndrangheta, la más sanguinaria y potente de Italia, encontró que después de los Morabito, los Mancuso eran la segunda familia más importante y que por medio de un hijo de emigrante radicado en Montería, Salvatore, jefe paramilitar autor de muchas masacres, controlaba el envío de cocaína colombiana a Europa.
La familia Mancuso domina hoy una gran empresa económico-criminal en la provincia de Vibo Valenti, con una estructura familiar en tres ramas -Diego, Francesco y Cosme Mancuso- que ha logrado implantarse en el norte del país como parte clave de la mafia calabresa, y que ha ido cambiando el nombre arcaico 'Ndrangueta por el de Cosa Nuova. Un mafia que empezó como sanguinaria filial de La Cosa Nostra, basada en el secuestro, la extorsión y el bandolerismo, y que ha logrado controlar ayuntamientos, invertir en sanidad, turismo, tráfico de desechos tóxicos y, sobre todo, convertirse en la sociedad más moderna del narcotráfico internacional mediante el colombo-italiano Mancuso.
Según Francesco Forgione, ex presidente de la Comisión Antimafia del Parlamento italiano, la mafia calabresa es hoy la holding más potente del crimen organizado a escala mundial. Según el observatorio Eurispes, factura 44.000 millones de euros al año. Su estructura se basa en la familia natural, se mantienen los lazos de sangre y nadie declara contra su padre, hermano, tío... Todo lo contrario de lo que sucede con La Cosa Nostra, cuyas "familias" son círculos alrededor de los grandes capos. Cuando uno cae, los "arrepentidos" delatan a otros y así van cayendo todos como fichas de dominó.
La 'Ndrangheta es considerada la más importante en el tráfico de cocaína desde Suramérica a Europa y Estados Unidos. El papel de Mancuso, reflejado en el informe "Galloway Tiburón" de la Dirección Antimafia de Regio Calabria, llevó a las asociaciones de familiares de magistrados a viajar a Colombia y a pedir su extradición a Italia, pues la mayor parte de sus negocios tienen como destino a ese país. La Procuraduría de Catanzaro había pedido su extradición mucho antes de que fuera enviado a Estados Unidos.
Las tres mafias más importantes -La Cosa Nostra, La Camorra y La 'Ndrangheta- dominan parte de la economía italiana y la criminalidad internacional, pero solo en los últimos años la sociedad está enfrentándolas, y movida por la estela de los asesinatos de los jueces Falcone y Borsellino. Pero hace falta una decidida intervención internacional contra la mafia y sus negocios. "¿Por qué no clausuran los 37 paraísos fiscales más conocidos, lugares para el confortable acomodo del botín de la criminalidad organizada, sin los cuales las mafias de la droga y las bandas especializadas en la evasión fiscal y el blanqueo tendrían la vida mucho más difícil?", preguntaba hace poco el politólogo español José Vidal-Beneyto. La clausura depende de los Estados, asegura Vidal: "¿Por qué no la hacen?".
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