24 ene 2010

Narcoaviones

En el último año, 60 colombianos han sido asesinados, capturados o cayeron con coca que llevaban en pequeños aviones a Centroamérica.
Revista Semana, sábado 23 Enero 2010
'Cae primera narcoavioneta de 2010'.
 Este fue uno de los titulares de la prensa de Honduras el pasado 9 de enero. Hacía referencia al hallazgo de una avioneta bimotor en una carretera de una pequeña aldea llamada Arenas Blancas. Después del aterrizaje, los ocupantes de la aeronave descargaron el cargamento de coca e incineraron el avión. Aunque el hecho ocupó las primeras páginas, en realidad para los hondureños el asunto se ha vuelto algo extremadamente familiar.
Se trata de la 'narcoavioneta' -como las llaman- número 52 en ser encontrada tan solo en los últimos ocho meses. La mayoría de esas aeronaves ha salido desde Colombia y en la totalidad de los casos son tripuladas por pilotos colombianos, casi todos oriundos de los Llanos, principalmente de Villavicencio. Otras 48 aeronaves de la mafia colombiana fueron reportadas durante 2009 en Guatemala, Nicaragua y El Salvador, lo que deja en evidencia el nuevo auge y la existencia de una nueva generación de pilotos de la mafia. Irónicamente, en el país es poco lo que se conoce o se habla del tema, a diferencia de lo que está ocurriendo en Centroamérica. Allí, muchas de las historias de cómo llegan los colombianos y sus cargamentos de coca, parecen sacadas de un guión de una película de Hollywood.
El pasado 6 de diciembre una avioneta bimotor blanca con bandera de Colombia y matrícula HK-4324-G, cargada con 500 kilos de cocaína se quedó sin gasolina antes de llegar a su destino. A las 6 de la tarde el piloto optó por aterrizar en una carretera cerca del poblado de Yorito, al norte de Honduras. En la operación la aeronave 'atropelló' y mató a una pareja que iba para su matrimonio y estaba sobre la vía. Una semana antes los medios habían registrado la historia de un motociclista que también murió cuando le cayó encima una avioneta con coca que intentaba aterrizar. No menos conmoción causaron las cuatro narcoavionetas que 'coronaron' entre el 9 y el 17 de septiembre. Una cayó en un cementerio, a donde llegaron varios camiones para descargar la nave, para luego incendiarla en pleno campo santo. Otra aterrizó en la mitad de un resguardo indígena. 
Cuando los narcos llegaron a recuperar el cargamento, arremetieron a bala contra los nativos que se negaban a devolver la coca que les había caído del cielo. En otro de los casos la sorpresa fue para las autoridades que encontraron en la mitad de una polvorienta carretera que une dos pequeños municipios nada más y nada menos que un gigantesco avión carguero Antonov, con capacidad para cinco toneladas, el cual fue abandonado por los narcos tras bajar la coca a varios camiones.
Los aviones no siempre son encontrados abandonados en carreteras o incinerados. El 25 de octubre del año pasado, gracias a un informante, las autoridades llegaron a un lugar conocido como Brus Laguna, el cual había sido acondicionado por los narcos como una especie de cementerio de aviones de la mafia. En el lugar estaban sepultados cerca de 20 artefactos entre avionetas mono y bimotor, helicópteros y aviones cargueros, entre ellos varios Antonov. De acuerdo con los cálculos de las autoridades hondureñas, a ese país pudieron ingresar durante 2009 cerca de 100 toneladas de coca desde Colombia. Esos estimativos pueden llegar a ser, incluso, conservadores, pues están fundamentados en las aeronaves que han hallado accidentadas o incineradas. Eso sin tener en cuenta los vuelos 'exitosos', aquellos en los que el piloto llega a su destino, descarga la coca y logra regresar con vida y la nave intacta.
El negocio es bastante sencillo y muy efectivo. La mayoría de las aeronaves utilizadas son robadas en Brasil o Venezuela. Desde allí se llevan hasta 'hangares' en Meta y Vichada o algunas poblaciones venezolanas en donde comienza un proceso que los narcos denominan 'enchonche'. Este consiste en quitar sillas y equipos del avión para abrir el espacio necesario para el cargamento de coca. De igual manera, acondicionan mangueras para aprovisionarse de combustible en pleno vuelo desde canecas con gasolina en el interior de la nave.
El que las aeronaves sean robadas explica en gran medida por qué en muchos casos los narcos las dejan abandonadas o incineran cuando 'coronan'. La droga es cargada en pistas muy cerca de la frontera con Venezuela, con el fin de poder estar en el espacio aéreo de ese país en pocos minutos y así evitar, si son detectados, que la FAC los pueda interceptar. Las rutas son sencillas: de Colombia salen hacia Venezuela; de allí parten hacia Centroamérica, en donde la droga es descargada y sigue su tránsito por tierra o mar hacia Estados Unidos. Durante el año pasado la inestabilidad política que vive Honduras ha convertido a ese país en el destino preferido, debido precisamente a los problemas internos.
El hecho de que la mayoría de los pilotos que están dedicados a estas actividades sean oriundos de los Llanos Orientales tiene una explicación. Uno de los pioneros y más importantes jefes de estas operaciones de transporte es un hombre al que las autoridades antinarcóticos internacionales ya tienen identificado. Se trata de Juan Ramírez, conocido con el alias de 'Manicomio' por su forma arriesgada de volar. Nació hace 37 años en Villavicencio y comenzó en el mundo de las narcoavionetas a los 20 años. Se inició como ayudante de tripulación de los aviones que sacaban droga de los frente 10 y 16 de las Farc desde Vichada hacia Venezuela y Surinam. En poco tiempo pasó a pilotear las aeronaves y empezó a trabajar con el narcotraficante Daniel el 'Loco' Barrera.
La pericia de 'Manicomio' y su efectividad para 'coronar' lo llevaron a convertirse en poco tiempo en el piloto favorito de los narcos del oriente del país. 'Manicomio' empezó a reclutar y adiestrar pilotos que pudieran trabajar con él, pues no daba abasto. La mayoría de sus pupilos eran amigos suyos de Villavicencio o jóvenes ambiciosos que captaba en las decenas de escuelas de aviación que existen en los Llanos. En poco tiempo logró formar una flotilla a su servicio, lo que le permitió expandirse a tal punto, que hoy día es quien controla las principales rutas aéreas en la extensa frontera con Venezuela. De acuerdo con las investigaciones de las autoridades, no menos de 40 pilotos trabajan en la actualidad para él. Gracias a ese 'poder aéreo' que ha consolidado, 'Manicomio' cada vez vuela menos y pasó de ser empleado a socio de 'Barrera' y Pedro Guerrero, alias 'Chuchillo'.
Cuando alguno de sus pilotos ha intentado independizarse o se rebela, no ha dudado a asesinarlo. Entre 2008 y 2009 nueve pilotos murieron a manos de sicarios en Meta, Cundinamarca y Bogotá, en hechos que las autoridades le atribuyen a 'Manicomio'. Aunque el uso de aviones por parte de los narcos lleva décadas, hoy ese negocio, por cuenta de este hombre, parece estar por las nubes.

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