28 mar 2010

Un bolero en la recamara

Sesión de Preguntas y Respuestas del Presidente Calderón en la Comida de Clausura del XXIV Encuentro Nacional de Vivienda
2010-03-24
Gracias, gracias, amigos.
Muchas gracias.
Ahora sí yo mismo me fui quemando mi tiempo, pero lo prometido es deuda.
No sé si alguno. Vamos a empezar si quieren allá, de atrás, del pasillo, hasta allá, a ver si hay alguna, sino acá estaba viendo una mano levantada. A ver.
Si nada más me dice rápidamente su nombre y su pregunta.
Ahí está el micrófono. Déselo.
-INTERVENCIÓN: Buenas tardes.
Soy Eugene Towle, Director de Softec, Empresa de Investigación de Mercados Inmobiliarios.
Señor Presidente:
Lo que sigue al ataque al crimen es la generación de empleos. Hoy hay descoordinación entre los empresarios, los municipios, los estados, la Federación para la generación de estos empleos.
Hacer desarrollo inmobiliario en nuestro país es como hacer serpientes y escaleras. Para hacer zonas urbanas prósperas y con futuro tenemos que tener un mecanismo para hacerlo.
Cómo los empresarios podemos participar para ayudar a esta coordinación.
Gracias.
-PRESIDENTE FELIPE CALDERÓN HINOJOSA: Gracias.
A ver, una más aquí, sí por favor. A ver, alcanzo a oír mientras.
-INTERVENCIÓN: Buenas tardes.
Jesús Aguilera, de León, Guanajuato, Casas Yes.
Reconozco que desde el principio de su mandato, su política, una de sus políticas de Estado y fundamental fue el Estado de Derecho y el combate a la inseguridad, y en ello ha estado trabajando constantemente.
Todos reconocemos que el establecimiento de un marco jurídico y del cumplimiento de la ley genera progreso por sí solo. Éste es un monstruo de mil cabezas, es un monstruo con el que usted ha entablado una guerra frontal, en la que, entiendo que no da un paso para atrás ni para agarrar vuelo.
Sin embargo, los tiempos se aproximan, los tres años en que concluirá su mandato, se acercan, y no tenemos garantía ni de qué color, ni quién va a ser su sucesor, y mucho menos de cuál va a ser su política de Estado.
Quisiera conocer cuál es su promesa de campaña, o cuál es más bien, no, más bien, cuál es su pronóstico al final del camino, en los tres años, de que dejaría a México en cuanto a Estado de Derecho y seguridad se refiere, porque lo que venga después de usted no está garantizado, ni dentro de su control.
-PRESIDENTE FELIPE CALDERÓN HINOJOSA: Muy bien.
Si quieren voy a empezar por esta última.
Primero. Lo que usted dice es fundamental. Ese es el marco, digamos, de donde debemos partir en el análisis de la política de seguridad.
El nombre del juego es Estado de Derecho. Ese es el tema, eso es lo que buscamos. El objetivo es seguridad y certidumbre. Certidumbre para las familias, para que sus hijos puedan ir a la escuela sin problemas. Certidumbre para los empresarios, para que puedan invertir sin que nadie les impida, precisamente, el hacerlo, sin extorsiones, sin cochupos, sin corrupción. El Estado de Derecho implica también certeza para la inversión.
Ahora bien, ese es el objetivo principal. Por ejemplo, algunos analistas o incluso comentaristas internacionales en otros países, se asume que el asunto del Gobierno de México es una lucha contra el narcotráfico, guerra contra el narcotráfico. De hecho, fue un término que se acuñó en Estados Unidos en la época de Nixon: War on Drugs.
Pero aquí nuestro tema medular no es ese, lo incluye, pero el tema medular es Estado de Derecho y seguridad. Ahora, que es una explicación que he dado, y creo que importante que la siga dando. Qué vinculación tiene inseguridad-narcotráfico, inseguridad de la gente y falta de Estado de Derecho con narcotráfico. Tiene un elemento cohesionador, que es crimen organizado.
Y me dirán ustedes, sobre todo las personas con más experiencia: Es que antes, siempre ha sido así, nunca se metían con la gente. Lo que pasa es que, sin entrar a discutir eso de cómo estaban hace muchos años las cosas; lo que sí es un hecho es que ha habido un cambio medular en la manera de operar de los criminales.
Por qué razón. Porque en los tiempos de antes, eran estrictamente narcotraficantes; es decir, se dedicaban únicamente a traficar droga a Estados Unidos. Y hasta eso, dicen que no se metían con nadie. Yo tengo mis dudas, pero vamos a suponer que es así.
Entonces, yo no me meto contigo. Tú no te metes conmigo. Le decían: Alcalde, yo no me meto contigo, tú no te metes conmigo. Todos contentos. Y es más, ahí va tu lana para tu campaña y todos contentos. Entonces era así.
El hecho es que cuando se trataba de poner una raya hacia Estados Unidos, se dedicaban nada más a eso. Y su negocio era exitoso en la medida en que no se metían con nadie. Su negocio era no ser vistos, no es cierto. Que nadie los cachara. Sin embargo, hay un cambio fundamental en ese crimen, en los últimos 10, 15 años.
Por qué razón.
Quizás porque México dejó de ser nada más exportador y comenzó a convertirse en un mercado de consumo, de todo, de casas, de coches, de todo, porque creció el ingreso per cápita de los mexicanos, más o menos de dos mil 300, antes del NAFTA, a diez mil antes de la crisis del año pasado.
México también fue un gran comprador, y va a seguir siendo un gran comprador, el quinto mercado más grande del mundo, a mediados de siglo.
Qué fue lo que pasó.
Que estos señores, en lugar de dedicarse nada más a exportar, se dedicaron también; ahora, su nuevo giro de negocio es distribuir, es el mercado mexicano. Y entonces, cambiaron totalmente la manera en que venían operando.
Por qué.
Porque, como sé que hay muchos ingenieros, a lo mejor me puedo explicar.
Es un cambio de dimensión en el plano. Antes era simplemente una línea, ahora es superficie. Es decir, es una variable más en la ecuación que hace exponencial los impactos, porque antes cuidaba nada más la ruta desde Sinaloa hasta Juárez, o hasta Tijuana y se acabó. Pero ahora van por el territorio completo, que es de mercado; es un negocio de distribución, además.
Entonces, van por cada espacio del mercado, por cada, y además, no es sólo las ciudades grandes y muy ricas, como es el caso de Monterrey, por cierto, con mucho poder económico, un mercado importante para ellos; sino también van hasta el pueblito más pequeño del país, como van las refresqueras o las cerveceras, a colocar su mercancía.
Cuánta gente me he encontrado yo, que me dice: Es que aquí nunca había pasado. Es que estos señores van a buscar su dominio territorial, sólo que, como ya es un asunto de mercado y de dominio territorial, ahora, entonces, su negocio ya no es no ser vistos. Al contrario. Para marcar su territorio, como lo hacen ciertas especies, tienen que ser vistos, tienen que sacar las ametralladoras y las camionetas a la plaza, tienen que empezar a dominar la plaza, y decir: Yo soy el dueño de esto.
Ahora, como todas las mafias del mundo han operado, a la hora que se sienten dueños del territorio, entonces empiezan a cobrarle a otros criminales en ese territorio.
Entonces, que Fulanito vende gasolina robada. A ver, yo soy el dueño de la plaza, me pagas tú derecho de piso. Que si Zutanito tiene un table ahí, totalmente ilegal. A ver, yo soy el dueño de la plaza, me pagas derecho de piso. Que si Zutano vende drogas o roba coches. Yo soy el dueño de la plaza, si quieres operar aquí, me das derecho de piso.
Pero estos señores, llegó un momento, contra lo que dicen muchos, que tienen códigos de honor, lo cual es, realmente, una ingenuidad suponer esto. Si le cobran al que vende gasolina robada, por qué no le cobran al de la gasolinera de enfrente; si le cobran al del centro nocturno ilegal, por qué no le cobran al del restaurante-bar que está al lado, y si le cobran al que vende drogas, por qué no le cobran al de las pinturas que vende thinner.
Y, entonces, estos señores pasaron a lo que les afecta a ustedes y a la sociedad, que es a la extorsión, al secuestro, al cobro de derecho de piso y a la intimidación. Porque se les dejó pasar. Porque se pensó: Es que si yo no me meto con ellos no se meten conmigo. No, pero ahora ya están hasta la cocina porque se les abrió la puerta, y se asumen como dueños.
Y lo que hay que hacer es sacarlos de la cocina. Y lo que hay que hacer es enfrentarlos. Y lo que hay que hacer, ahora que ellos están asumiendo que son una autoridad distinta, porque ellos cobran impuestos, no es cierto; ponen sus leyes, tienen fuerza pública, que son, por cierto, las definiciones del Estado: el monopolio de la autoridad, el monopolio de la ley, el monopolio de la fuerza pública y el monopolio de la recaudación.
Ese desafío al Estado tiene que ser combatido con toda la fuerza del Estado. Y por esa razón hay que combatir a los criminales, porque aquí el único dueño de la ciudad o el único dueño del pueblo, o el único dueño de este Estado es el Estado mexicano, y las únicas leyes que valen son las leyes mexicanas y la única autoridad es la autoridad mexicana. Ninguna más, punto.
Hay quienes suponen, hay quien dice, bueno es que hay que cambiar esta estrategia; fue un error combatir a los criminales.
Y qué proponen.
Que nos echemos para atrás, que los dejemos hacer lo que se les da la gana.
Es totalmente absurdo, es ingenuo.
Por qué razón.
Porque el problema es haberlos dejado hacer lo que se les da la gana. El problema es haberlos dejado entrar.
Me viene a ver cierto funcionario. Presidente, ayúdeme, por favor, mande al Ejército, mande a la policía, mande a todos, porque están aquí hasta. Sí. Pero, la verdad, es que, te voy a poner un ejemplo. Tú tienes tu casa. Un día llegas en la noche, después de trabajar, y le dices a tu esposa: Mi vida, sabes qué, aquí en la cochera dejé entrar a dos muchachos muy simpáticos. Van a bolear zapatos, no se van a meter con nadie, van a bolear zapatos. Ahí, me va a dar un porcentajito de las boleadas que den, y no hay problema. Pero no te apures, no se meten con nadie, etcétera, etcétera.
Y a los ocho días llegas y cansadísimo, te quieres echar un sándwich del refri, y ya ves al cuate abriendo el refri, comiéndose tu sándwich. Híjole, qué le digo. No, mejor no. Ya ves que trae su cuerno de chivo ahí.
Y al rato te lo encuentras en el baño, a todo dar, en la tina, echando burbujas. En fin. Hasta que los encuentras en tu recámara y vienes a decir: Oye, el cuate se está poniendo mis trajes, y ve tú a saber qué otra cosa. Entonces, la verdad es que no los hubieras dejado entrar.
Ahora, yo con mucho gusto voy y vamos a sacarlos, pero necesito que me ayudes. Y ese es el compromiso que yo tengo ahora.
Hacia dónde visualizo y cuáles son nuestras metas.
Evidentemente, mi pretensión no es terminar con el consumo de drogas en el mundo. Ese no es el tema. Lo que sí, mi objetivo es que aquí se demuestre que hay un solo Estado y una sola autoridad, y que estos señores no son dueños de la plaza.
Y que a través de la persecución y el hostigamiento que tengamos sobre ellos terminen sus prácticas, derivadas de la impunidad en que se les dejó actuar; dejen de extorsionar a la gente, la dejen de secuestrar, dejen de cobrar derecho de piso; que no anden impunes por las carreteras y las calles, con sus camionetas y sus ametralladoras; que se les atraviese la fuerza pública, y fuerza pública es Policía Federal, policía local, policía estatal, Ejército, Marina, que se les atraviese y los hostigue, hasta que entiendan que los mexicanos no nos vamos a dejar dominar por una bola de maleantes, que son una ridícula minoría, montada sobre el miedo, la corrupción o la cobardía de muchos durante mucho tiempo.
Aquí se toparon. Porque estamos decididos, precisamente, a limpiar a México. Y va a costar, sí, va a costar, y lo dije desde el 1 de diciembre. Va a costar dinero, va a costar tiempo, porque esto no puede hacerse en una Administración; eso es fruto de una corrupción y de una, por lo menos, de una falta de percepción sobre el riesgo, durante muchos años. Y va a costar, por desgracia, vidas humanas. Pero lo tenemos que hacer.
Y qué tenemos que dejar ahí.
Primero. Instituciones sólidas. Yo quisiera que en cada estado, en cada municipio, hubiera un compromiso de tener, por ejemplo, policías confiables, que defiendan a los ciudadanos, y no que actúen para un cártel o para otro, o que simplemente le saquen a su tarea de proteger a los ciudadanos.
Yo, en el ámbito Federal, que es el mío, yo estoy trabajando en ello. Y por eso, estoy trabajando por tener una Policía Federal de primer nivel. Eso lo quiero dejar, y esa es mi meta también para el fin de la Administración.
Una policía confiable, una policía técnicamente preparada, una policía con que cada muchacho profesionista que se incorpore como inspector, o como investigador de inteligencia, etcétera, sea alguien que crea en México, que tenga valores y que esté mejor pagado y que tenga, por cierto, vivienda, y en eso, por cierto, me pueden echar la mano; para que tenga, precisamente, un honor de ser policía y recuperar una institución. Reformar las instituciones, y de ahí la importancia de tener un sistema de seguridad pública; por eso he propuesto leyes al Congreso de la Unión; por eso he propuesto otras, algunas me las han concedido, otras no. He propuesto que se regule la seguridad interior para que la fuerza pública y las Fuerzas Armadas tengan plena certeza del terreno en que están actuando.
No les estamos exigiendo que intervengan y luego los estemos reprimiendo y castigando en todo lo que hacen. Que haya certeza. Que se diga exactamente cuál es su rol y cuál no es su intervenir. Lo he propuesto al Congreso.
He propuesto que se incrementen algunas sanciones. Por ejemplo, si hay un secuestrador que tortura, o que mata, o mutila a su víctima, ese, por lo menos, debe pasar el resto de su vida en la cárcel, y no andar saliendo a los ocho, diez, o cuatro años, por algún resquicio de la ley; cosas que tienen que hacerse.
Entonces, quiero una nueva infraestructura legal, una nueva infraestructura de instituciones de seguridad pública; policías más confiables, mejores métodos de investigación y, sobre todo, una recuperación plena de la autoridad del Estado en cada punto del territorio nacional. Eso es lo que hay.
Y que ese entramado sistémico sea tan fuerte, que cualquiera que sea quien me releve, tenga, forzosamente por ley y por presión de los ciudadanos, que es más importante, que cumplir ese compromiso elemental de proteger a los ciudadanos.
Qué hay riesgos. Sí, sí lo hay, y muy graves, sí. Pero qué otra obligación de Gobierno puede ser tan importante, como el de la seguridad y el Estado de Derecho....
***
Columna PLAZA PÚBLICA / Un bolero en la recámara
La "responsabilidad compartida" en la lucha contra el narcotráfico significa que no podremos oponer resistencias ni reticencias a la participación de agencias norteamericanas en suelo mexicano
Miguel Ángel Granados Chapa
Reforma, 28 marzo 2010).- En enero del año pasado, un informe del Comando conjunto de las fuerzas armadas norteamericanas equiparó a México y a Pakistán. Ambos Estados, dijo el reporte, estaban en riesgo de padecer un "colapso veloz y repentino". Ambos países interesan de modo singular al gobierno de Washington, uno porque es su vecino del sur y lo que ocurre en la frontera tiene repercusión inmediata en los estados sureños; el otro porque es vecino de Afganistán, en cuyo suelo libra Estados Unidos una guerra contra el terrorismo, concentrada en la búsqueda de Osama Bin Laden, el enemigo público número uno de los norteamericanos, según proclamó en septiembre de 2001 el presidente George Bush.
La semana pasada la Casa Blanca puso atención especial a su relación con los dos países. El martes, una delegación norteamericana del más alto nivel viajó a México para abordar la participación de los dos países en la lucha contra el narcotráfico, que adopta crecientemente tácticas del terrorismo. Y al día siguiente, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el de Defensa, Robert Gates, apenas de regreso en Washington, recibieron al ministro paquistano de Relaciones Exteriores, Shah Mahmood Qureshi, que al frente de un grupo de trabajo acudió a replantear el vínculo entre los dos gobiernos. El de Islamabad no quiere que se limite a asuntos de seguridad, condensados en la lucha contra el terrorismo (a fin de que Pakistán no se convierta en nicho de refugio de los talibanes), sino que se extienda a otros ámbitos de verdadera cooperación e incluya temas económicos, educativos y de salud. Por lo pronto, su demanda es que se acelere la entrega de mil 500 millones de dólares que, como los fondos de la Iniciativa Mérida, llegan a su destino con lentitud burocrática.
Una queja semejante había sido expuesta a la delegación norteamericana por los funcionarios mexicanos con quienes se reunieron en la Cancillería. Muy diligentemente y en paralelo a su cita con los paquistanos, el secretario Gates acudió 24 horas después a una audiencia en el subcomité de defensa de la Cámara de Representantes. Citando a su equivalente, el secretario Guillermo Galván, Gates dijo que el incendio está ocurriendo ahora y no es admisible que los bomberos lleguen en 2012.
A la reunión del martes la delegación mexicana llegó tensa por las apreciaciones que días atrás había formulado la secretaria de Seguridad Interior, Janet Napolitano, sobre la irrelevancia de la presencia militar en Ciudad Juárez ("no ayuda", había dicho). Con la piel ultrasensible siempre que se pone en cuestión al Ejército, el 17 de marzo el secretario Fernando Gómez Mont desmintió a la funcionaria norteamericana formulando un inventario de los logros militares y en cierto modo proponiendo la agenda de la reunión venidera. Por ese antecedente esas dos oficinas buscaron un entendimiento y suscribieron dos memoranda, uno referido a información sobre mexicanos repatriados a fin de impedir la reintegración de cadenas delictuosas. El otro se destina a establecer un programa conjunto de seguridad para viajeros.
La Cancillería, por su parte, informó, como el logro principal de la reunión de las dos delegaciones, la identificación de "cuatro áreas de cooperación: desmantelamiento de las organizaciones criminales, robustecimiento institucional, desarrollo de la frontera del siglo XXI y fortalecimiento de la cohesión social de las comunidades". Al término del encuentro la secretaria Clinton hizo notar la ampliación de los contenidos de la Iniciativa Mérida, puramente policiales en su origen: para combatir a la delincuencia hacen falta medidas de seguridad "sí, eso es muy importante" pero también debe abarcar "construir instituciones, hacer un trabajo de extensión, de inclusión para las comunidades, la sociedad y trabajar juntos para el desarrollo social y económico".
Al concluir la cita, las secretarias Clinton y Espinosa informaron al presidente Calderón de los resultados de su reunión. Según el comunicado de Los Pinos, Calderón "subrayó la necesidad urgente de que los dos países redoblen sus esfuerzos para combatir de manera integral el crimen organizado trasnacional, operando en ambos lados de nuestra frontera común, destacando el tráfico de armas y de dinero en efectivo, así como que fortalezcan sus estrategias para el control de la demanda y el tratamiento de adictos desde una perspectiva de salud pública que sea complementaria de los esfuerzos de procuración de justicia. La responsabilidad compartida... debe concretarse tanto en los esfuerzos de intercepción de drogas, armas, dinero en efectivo y desarticulación de grupos delictivos, como en las acciones de prevención y control del consumo de drogas ilícitas".
Establecer la "responsabilidad compartida" en "ambos lados de nuestra frontera común" significa que no podremos oponer resistencias ni reticencias a la participación de agencias norteamericanas en suelo mexicano. No será la primera vez que actúen aquí, pero antes se hizo de manera solapada. Ahora será abierta y en muchos casos con el beneplácito de la población afectada, que ha visto cómo el último recurso prematuramente desplegado, el Ejército y la Marina, no sólo ayuda poco al combate sino que en su impericia genera significativos daños laterales como se ha visto en los días recientes en Monterrey y su vasta comarca conurbada.
Día tras día, una vez en un municipio, otra vez en otro, esa región ha experimentado la desazón y el peligro de las acciones de la delincuencia y de las que tratan de contenerla. En la capital misma, en Santa Catarina, en Cerralvo, en Agualeguas, en San Pedro Garza García se ha acentuado la inseguridad, tanto más indeseable cuanto más claro queda que lo mismo es generada por criminales que por los encargados de embatirlos y, peor aun, cuando los causantes aparecen con ambas características. El caso más claro de esta ambigüedad fue el de un delincuente de alto nivel detenido en San Pedro donde al mismo tiempo que realizaba actividades de narcotráfico, era parte de la organización parapoliciaca que ha creado el alcalde Mauricio Fernández.
En ese clima dominado por los temores suscitados por la violencia criminal, Calderón acudió el miércoles a una reunión sobre vivienda, al cabo de la cual abrió él mismo una ronda de preguntas y respuestas. Hubo sólo dos, no relacionadas con la materia objeto de la reunión y ni siquiera con el más amplio tema del entorno económico, sino con la inseguridad. Calderón andaba ese día de humor agrio, defensivo. Refrendó su decisión de combatir a la delincuencia organizada con acciones tan mecánicas (aunque estén dotadas de una intención didáctica) como que a sus miembros "se les atraviese la fuerza pública... y los hostigue hasta que entiendan que los mexicanos no nos vamos a dejar dominar por una bola de maleantes, que son una minoría ridícula montada sobre el miedo, la corrupción o la cobardía de muchos durante muchos tiempos".
Para ilustrar cómo esas debilidades humanas e institucionales permitieron el crecimiento de la criminalidad, creyendo que era posible controlarla, Calderón trazó una metáfora no literaria como la de Julio Cortázar en Casa tomada, sino nacida de una imaginación alimentada por la vida cotidiana: "Es como si un día llegas en la noche, después de trabajar, y le dices a tu esposa: Mi vida, sabes qué, aquí en la cochera dejé entrar a dos muchachos muy simpáticos. Van a bolear zapatos, no se van a meter con nadie... y me van a dar un porcentajito de las boleadas y no hay problema.
"Y a los ocho días... ya ves al cuate (uno de los dos jóvenes boleros, suponemos en esta Plaza Pública) abriendo el refri, comiéndose tu sándwich. Híjole, qué le digo. No, mejor no. Ya ves que trae su cuerno de chivo ahí. Al rato te lo encuentras en la tina, echando burbujas... Hasta que te los encuentras en la recámara y vienes a decir: Oye, el cuate se está poniendo mi traje y ve tú a saber qué otra cosa. Y entonces, la verdad es que no los hubiera dejado entrar".
Peor que el comodito y blandengue individuo que queriendo hacer un negocito dejó entrar a boleros a su casa, hasta hallarlos en su recámara, es quien contrata, a sabiendas de su propensión a arreglarse con sus posibles víctimas, a individuos forzudos para desalojar a los entrometidos, y unos y otros aprovechan las burbujas, los trajes y "ve tú a saber qué otra cosa".

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