1 dic 2010

Felipe Calderón con López Doriga

Entrevista del Presidente Calderón (FCH) con el periodista Joaquín López Dóriga (JLD) 
2010-11-30 | Entrevista Joaquín López Dóriga, de Radio Fórmula.
-PREGUNTA: -Señor Presidente, muy buenas tardes. Cómo fue aquella mañana de, se van a cumplir mañana cuatro años, de aquél 1 de diciembre de 2006 cuando, quizás, si uno lo recuerda ahora, la apuesta era que usted no protestaba el cargo, que no tomaba posesión del cargo. Esa era la apuesta aquella mañana y era el riesgo real.
-PRESIDENTE: Es cierto, ahora que lo recuerdas, Joaquín, la apuesta era esa, que yo no tomara posesión. Y ni siquiera eso, sino que además no llegara al Palacio Legislativo.
Y ese día, te imaginarás, que yo creo que fue el día más especial de mi vida, viéndolo bien.
En primer lugar, empezó a las cero horas. No es un día que haya empezado ni a las cuatro ni a las cinco, empezó a las cero horas aquí, en Pinos, por cierto, donde hicimos una ceremonia en la cual el ex Presidente Fox me entregó la Banda Presidencial, en un acto simbólico, ciertamente, previo al protocolario.
-Que nunca se había llevado a cabo.
-PRESIDENTE: Que no se había llevado a cabo. Pero, ya ahora te puedo decir, Joaquín, que parte de eso era para yo asumir el mando y la responsabilidad de, básicamente, el orden público. Y eso incluía el nombramiento provisional hasta en tanto fuera, obviamente, presentada mi propia Protesta Constitucional en el Congreso y en los respectivos despachos, nombramiento de autoridades, como del Procurador General de la República, el Secretario de Gobernación y los Secretarios de Marina y Defensa.
El Secretario de Seguridad Pública, también, en vistas a un día tan especial. Pero como la Constitución habla del día 1 de diciembre, se optó por asumir la responsabilidad desde que inicia el día 1 de diciembre, que es a las cero horas. Así que empezó muy temprano.
Todavía volvimos a la casa de ustedes, con Margarita, en Las Águilas. Estuvimos, obviamente, expectantes durante la madrugada. Pudimos dormir relativamente. Y muy temprano como, bueno, en la madrugada, en espacios, iba yo consultando con los Coordinadores Parlamentarios, en este caso con Héctor Larios, con otros Diputados, cómo iban las cosas en San Lázaro.
Déjame decirte que en las noches previas al 1 de diciembre, yo hablaba con los Diputados que estaban ahí en la tribuna, uno por uno; alentándolos, recibiendo sus inquietudes, pasándoles recados de sus familiares, de sus amigos, en fin.
Lo hice todavía esa madrugada con algunos de ellos y nos alistamos para empezar el día por ahí de las seis, seis y media de la mañana. Yo recuerdo todavía que estaba ahí, aparte yo tenía como premisa, por ejemplo, nunca dejar que mis niños vieran o oyeran las noticias, porque eran días terriblemente tensos y hablaban de su papá. En fin. No pocos con groserías o con amenazas.
Recuerdo a uno de mis hijos asustado porque en una manta sobre Periférico aparecía yo y alguien me estaba clavando un puñal, por ejemplo. Y nadie quitaba la manta, por cierto. Y, bueno, yo procuraba evitarles esos golpes, eran todavía muy pequeñitos, y cuando estaba yo poniéndome la corbata. Hacíamos todo lo posible para que no vieran noticias, entonces les poníamos canal de caricaturas, reportajes de la naturaleza, etcétera.
Cuando me estaba poniendo la corbata entra mi hijo Luis Felipe y me dice: Papá, ya se están sonando a Santiago Creel. Y, efectivamente, habían entrado los Senadores del PAN, que fue cuando se desató una agresión muy violenta de los diputados del PRD y otros partidos, entonces. Golpearon al Senador Santiago Creel, golpearon a otro, al ahora Secretario Heriberto Félix y encadenaron las puertas de San Lázaro.
Entonces, ahí me decidí, bueno, no decidí, estaba previsto, hablé con Jorge Zermeño, el Presidente de la Cámara, acordamos seguir como lo teníamos previsto, llegar a tomar posesión. Los dos comentamos que era necesario avanzar con prisa para evitar eso. Ahí la prioridad era integrar el propio quórum en ese momento, que se estaba ya integrando y decidimos ya salir hacia San Lázaro.
Todavía el Estado Mayor trataba de coordinarse con el equipo de seguridad del ex Presidente Vicente Fox, aunque él tenía previsto su salida más, mucho más tarde de donde estaba.
-Del Hotel Camino Real.
-PRESIDENTE: Creo que en algún hotel aquí, de la zona de Polanco. Y yo le dije al entonces, bueno, ahora el General Castillo, Jefe de Estado Mayor Presidencial, dígale que vamos a salir, vamos a estar allá inmediatamente. Finalmente, fue un momento de tensión, de dificultad, porque, finalmente, los tiempos, finalmente, fueron los previstos originalmente. Te imaginarás, yo sí tenía cierta prisa de llegar a San Lázaro.
Pasaron los minutos muy rápido, muy rápido.
-Incluso hubo un ajuste en el tránsito en el Viaducto.
-PRESIDENTE: Sí, efectivamente. Nos tocó esperar varios minutos, en Viaducto, a que se incorporara por delante la caravana del ex Presidente Fox, pero nosotros ya estábamos listos para llegar y tuvimos que esperar ahí. Y luego le dije. En fin. Ya no te cuento esos detalles, porque fueron interesantes. Algún día los relataré. Escribiré.
-Hoy, todavía no.
-PRESIDENTE: No. Todavía no. Además, yo creo que fue un gran día para mí y, sin falsas pretensiones, yo creo que fue un gran día para México.
Llegamos a San Lázaro. Nos habíamos encargado con sumo cuidado de dejar siempre una entrada libre. Yo recuerdo, porque fui Vicepresidente de la Cámara, Joaquín, en varias ocasiones.
La primera vez que fui Diputado, en el 91-94, fíjate que a mí me tocó ser Vicepresidente y presidir los debates de la Cámara en la Reforma al Artículo 27 Constitucional, en la Reforma al Artículo 130 Constitucional. En materia agraria, el primero, en materia de Iglesia-Estado el segundo.
Yo presidí la Cámara. Recuerdo, desde cómo las 10 de la mañana de un día hasta las 10 de la mañana del día siguiente. En fin. Sabía bien lo que había atrás de la Tribuna, la Oficina de la Mesa Directiva y una puerta que da o que sale por una salita de prensa que hay adjunta, una puerta medio oculta, muy estrecha y la tenía muy presente.
Mis primeras instrucciones en la transición fue resguardar a como diera lugar, a como diera lugar esa puerta para, previendo las acciones que se iban a tener. Tuvimos, incluso, varias sesiones de análisis de la estrategia para tomar posesión en el Congreso. De hecho, en algún medio se publicó una foto de un escenario provisional que se había construido para que la propia, para que se pudieran hacer, incluso, los ensayos y los simulacros de cualquier eventualidad, que simulaba este escenario, el recinto del Congreso de la Unión. En fin. Fue muy emocionante.
Finalmente entré, acompañado de Margarita, de varios diputados, de varios senadores. Llegué con Zermeño, él inició la sesión, bueno, continuó la sesión como estaba previsto. Me dio la palabra para tomar Protesta. Tomé Protesta. Para mí fue, incluso, todavía tenso esperar a que pusieran el pódium, de pie. Tenía escrita la Protesta en el pódium, pero recuerdo también que la dije totalmente de memoria. La había memorizado por cualquier cosa que ocurriera, que alguien me arrebatara el texto o la Constitución o lo que sea.
Finalmente, tomé Protesta y ese fue un día inolvidable para mí y creo que para muchos mexicanos.
-Y de entonces han pasado cuatro años, que se cumplen mañana.
-PRESIDENTE: -Se van muy rápido. Se cumplen mañana cuatro años de aquel día, Joaquín, cuatro años que han sido muy intensos. Por lo pronto yo así los describiría, con grandes satisfacciones, también con grandes desafíos, con penalidades. En algunos momentos muy críticos, muy difíciles, pero han sido cuatro años muy, muy importantes.
-A ver, señor Presidente. Obviamente, usted no pensaba en que esto fuera así, el ser Presidente, el vivir como Presidente, el tomar decisiones como Presidente. El impacto de las decisiones de un Presidente, porque yo debo decir que usted creció en un régimen priísta y en el régimen priísta, lo que decía el Presidente se hacía.
-PRESIDENTE: Se hacía y punto.
-Pero cuando llega usted a la Presidencia, lo que dice el Presidente no necesariamente se hace, al contrario.
-PRESIDENTE: Efectivamente. La idea que tenemos los mexicanos, al menos muchos, del poder Presidencial, es una idea que se fue amoldando en muchos años de presidencialismo en México, donde efectivamente, la palabra del Presidente era una palabra incontestable, y era una palabra que se cumplía sí o sí, por cualquier medio.
Presidentes previos a mí podían, y no digo que esté bien, yo creo qué bueno que hemos cambiado para que haya equilibrio de poderes, como ahora tenemos, para que haya estricta sujeción a la ley como ahora tenemos; para que haya libertad, como ahora tenemos; para que haya democracia, como la que tenemos.
Pero antes un Presidente podría remover, no sé, en su mandato, 10, 13, 15 gobernadores.
- Carlos Salinas removió más de 22.
-PRESIDENTE: No sé el dato, pero sí, efectivamente, hubo una remoción porque había un poder presidencial muy fuerte.
Ahora que con el tema este de seguridad, por ejemplo, a veces nos damos cuenta o sabemos, o por lo menos sospechamos cuando hay algún policía, algún Comandante que puede estar involucrado con los criminales, y es muy difícil remover hasta ese policía, ya no digamos alguna otra autoridad.
Pero, efectivamente, el poder presidencial es, a mi juicio, cómo debe ser, Joaquín, un poder acotado, un poder dirigido, guiado por la ley, un poder ponderado, limitado por otros poderes, que son independientes como nunca: el propio Poder Legislativo y el propio Poder Judicial.
Pero, efectivamente, por otra parte, qué duda cabe que eso hace mucho más compleja la labor de gobernar.
Sí, porque aquí cuando le preguntaba el Presidente qué hora es. Decían: la que usted diga, señor Presidente. Y eso lo comentó alguna vez Díaz Ordaz.
-PRESIDENTE: Efectivamente. En aquellos tiempos debe haber sido, yo creo que también se perdía mucho el piso. En un poder ilimitado es muy difícil que pueda. Bueno, no lo digo por nadie en particular, pero.
Lo que sí me consta, y lo he vivido, Joaquín, como tú dices, que es distinto el reto y el desafío diario, cotidiano, de la labor presidencial a lo que muchas veces se imagina, o se imaginaba un ciudadano común en otros tiempos.
Es una tarea bien difícil, muy compleja, muy desafiante, muy tensa, llena de satisfacciones, también, pero llena también de retos y desafíos.
-Era tan grande el poder, tan absoluto, que cuando terminaba un Presidente su gestión parecía que su sucesor, al que había elegido, de su equipo y de su mismo partido, era su peor enemigo, porque tenían que romper.
-PRESIDENTE: Efectivamente. Es una cosa muy curiosa que habría que analizar a la luz de la política, de la teoría política, pero, también, a veces de la sicología.
Es decir, hay ciertas necesidades, no llamaría básicas, pero necesidades humanas, distintas de las básicas, como puede ser la necesidad de afecto, la necesidad que todos tenemos de querer y que nos quieran, la necesidad de realización, la necesidad de ir escalando metas cada vez más elevadas en la vida, trátese de patrimoniales, académicas, profesionales, y la necesidad de realización, de reconocimiento, y también la necesidad de poder, dicho en esta vertiente humana-sicológica; es decir, la necesidad de hacer valer la propia autoridad en la propia manera de pensar.Y eso nos pasa a todas las personas.
Yo creo, todos tenemos cierta necesidad de que lo que creemos o lo que hacemos, o lo que decimos, sea lo que valga. Eso es muy humano. Lo importante es saber ponderar y equilibrar esta necesidad de poder.
En el poder presidencial, sobre todo en aquellos tiempos, seguramente era de tal manera exacerbada esta facultad, este cúmulo de facultades, que el poder se volvía ilimitado.
Cuando aparece otro Presidente, que a la sazón era la única limitación que tenía un Presidente, entonces aparecía un poder que comienza a ser tan incontestable como el previo. Y eso yo creo que genera, de manera humana, una serie de reacciones muy, muy complejas, que hace que un Presidente sea prácticamente el peor enemigo del otro, tanto el predecesor del antecesor, como viceversa.
Y creo que responde a esa naturaleza, no sólo política, del poder omnímodo, sino humana, también, que es muy importante manejar responsable y prudentemente, Joaquín, a riesgo de, verdaderamente, perder el control y generar conflictos, que yo creo que han desgastado mucho al país.
-Mire, señor Presidente.
Después de ver a sus antecesores, a mí me queda claro que las crisis de fin de sexenio no son gratuitas. Era la soledad de los Presidentes en el sexto año lo que les llevaba a tomar decisiones inadecuadas, incorrectas. Yo no puedo separar una cosa de la otra.
-PRESIDENTE: Es interesante el fenómeno.  A mí, la verdad, se me hace muy interesante, porque gente como tú, ha vivido muchísimo más que nosotros y muy de cerca. Y si es un fenómeno muy interesante. Pero mi conclusión es la misma: hay que tener mucho cuidado con el poder para evitar que se le suba a uno a la cabeza, pierda piso, como dice la gente, y sobre todo pierda el foco, pierda la estrategia, pierda el sentido de las cosas y las decisiones.
Evidentemente, el poder presidencial, en la medida que se acerca una sucesión, es un poder que se va debilitando, erosionando, comienzan a surgir lealtades hacia, o bien, por legítima convicción o conveniencia, o por lo que se quiera, hacia otra u otras personas.
Y eso no debe implicar que uno abandone la función, Joaquín, y menos que uno pierda la cabeza. Yo, por el contrario, y conocedor y consciente de ello, sí me pienso concentrar en estos dos años que restan, como se dice fácil, pero todavía es muchísimo, es un tercio completo de Administración, en completar todos aquellos proyectos que me he propuesto, en avanzar en los programas que me han sido exitosos, en poner a punto los que requieren hacerlo, en corregir lo que se tenga que corregir, pero sí trabajar intensamente, con toda la autoridad, con todas las facultades que seguiré teniendo hasta el último día de mi Gobierno, en hacer un buen Gobierno, que sirva a los ciudadanos y que ese es mi objetivo.
-Y cómo piensa transitar ese último año, sin que me adelante. Cómo piensa transitar. Lo tiene ya resuelto, porque, insisto, es el año de la soledad, y no es gratuito que detrás de Palacio esté la calle esta, de La Soledad.
-PRESIDENTE: No sabía eso.
-Sí, atrás de Palacio está la calle de La Soledad. El sexto año es muy difícil para un Presidente, para un Presidente de México, para un Presidente de cualquier país.
-PRESIDENTE: Debe serlo, no lo dudo, pero la clave es estar preparado, Joaquín.  En primer lugar. Para mí todos los años han sido, no quiero decir difíciles, pero sí entretenidos, entretenidos, muy entretenidos, sobre todo los dos últimos.
Y segundo. Creo que la clave es estar bien firme y bien sujeto a las cosas que uno cree y a las cosas que deben hacerse y, tomando esa línea, tomando esa vertiente, uno procura no apartarse del camino correcto.

Pasarán muchas cosas en ese sexto año. Habrá elecciones, habrá elecciones internas en los partidos. Una de las cosas que sí me prepongo, que en el 2012 haya un proceso lo más sensato posible, competido, muy intensamente, estoy seguro, pero que al final, los actores, los protagonistas, los participantes puedan reconocerse unos a otros como legítimos participantes y ganadores y perdedores, en un ambiente democrático que nunca se debió haber debilitado en México.
-O sea, que no se repita el 2006.
-PRESIDENTE: Yo creo que es bien importante que la victoria y la derrota sean democráticamente reconocidas, y que rescatemos el valor, precisamente, de la participación democrática, y que lo democrático es, precisamente, saber ganar y también saber perder.
El saber perder creo que es una parte esencial de la vida democrática, que es importante, que esté presente en el 2012.
-Señor Presidente, pero usted no deja pasar a ninguno de sus presuntos o viables, mejor dicho, perdón, viables precandidatos a la Presidencia. Cuándo los va a dejar ser.
-PRESIDENTE: Evidentemente, que en la medida que se acerquen los procesos internos de selección de candidatos en todos los partidos, Joaquín, yo estoy convencido que van a surgir liderazgos importantes.
Y eso, seguramente, ocurrirá ya este año, 2011, que empieza. El quinto año de Gobierno es donde comienzan a surgir, precisamente, los posibles candidatos o precandidatos en los partidos.
Será el caso, desde luego, al partido al que te pertenezco, el Partido Acción Nacional, como será el caso de otros partidos: del PRI, del PRD, del PT, Verde, de Nueva Alianza, en fin, de todos. Estarán perfilando en este quinto año de Gobierno para mí, en este 2011 para los mexicanos, quiénes serán sus posibles candidatos en el 2012.
Y eso se va a dar de manera natural, insisto, de manera democrática. Y creo que surgirán esos candidatos, como he dicho insistentemente.
-Pero, de los que trabajan con usted, y que han sido señalados, ya los va a dejar volar, ya los va a dejar ser, o todavía, como me dijo usted hace cuatro meses, el que quiera que se separe para que arranque su proyecto electoral.
-PRESIDENTE: Seguramente tendrán que hacer un esfuerzo, primero para cumplir con su tarea. Porque aquí, insisto, la tarea no se ha acabado, no se va a acabar hasta el 2012, y todo mundo tiene que estar bien consciente de eso.
La clave es que haya buen Gobierno y eso depende de la labor de las Secretarias y los Secretarios, o de los servidores públicos del nivel que sea que tengan esas aspiraciones. Entonces, su prioridad seguirá siendo hacer buen Gobierno.
Claro, yo creo que de manera lógica, en la medida en que hagan un buen desempeño de su papel, la gente podrá formularse una mejor opinión de ellos mismos, y eso va a ser coincidente con las legítimas pretensiones que puedan tener.
En ese sentido, yo espero ver, también, me imagino que al igual que los radioescuchas, los televidentes, yo espero ver una actividad pública mucho más enfática, mucho más comprometida, válgame la redundancia, mucho más activa, de todos los servidores públicos, sin excepción, cumpliendo con su deber primero. Y si eso les redunda en un mayor reconocimiento de los mexicanos, qué bueno también.
-Oiga, el sábado va a estar complicado la reunión del Consejo Político del PAN.
-PRESIDENTE: Yo creo que, fíjate que para mí.
-Que siempre han sido complicadas, vamos.
-PRESIDENTE: Siempre han sido complicadas, pero han sido muy bonitas.
Es muy padre los procesos de elección interna del Presidente del PAN. Fíjate, Joaquín, que para mi tristeza, y lo digo de veras con tristeza, va a ser la primera Reunión de Consejo Nacional de Elección de Presidente del PAN a la que falte yo desde 1985, por ahí, 84, que empecé a ser consejero, incluyendo la mía, por supuesto.
Desde que yo fui, muy joven todavía, quien presentó a Luis Álvarez, en su segundo periodo como Presidente del PAN ante los consejeros, el que hablé, también, en favor de Carlos Castillo Peraza, después de don Luis; luego vino mi propia Presidencia. Es  la primera vez que estaré ausente, porque, desgraciadamente, coincide con la celebración de la Cumbre Iberoamericana en Buenos Aires, justo en esos días, no podré asistir al Consejo.
Pero, mira, me llevo bastante bien con los cinco candidatos.
-No tiene usted un favorito.
-PRESIDENTE: No tengo favorito.
-Porque se ha insistido en que sí, obviamente, tiene que haber siempre un favorito del Presidente, del Jefe de Gobierno en turno para dirigir su partido.
-PRESIDENTE: Sí, vaya, si estuviera ahí en el Consejo votaría y expresaría alguna preferencia. Pero la verdad es que me llevo bien con todos, todos de alguna manera me han apoyado; desde luego, como Presidente, desde luego como candidato del PAN, quizá alguno tuvo otra preferencia como precandidato, pero eso no me importa a mí.
A Judith, a Ceci Romero, a Gustavo, a Roberto, a Paco Ramírez Acuña, se me hacen muy buenas personas, como dice la canción, todos eran buenos gallos, todos son buenos gallos, todos son buenos liderazgos y que gane, ciertamente, el mejor.
Yo lo que les pido a los panistas es, primero, que piensen en el futuro de México y en el futuro del PAN.
Segundo. Que se dejen de filias y de fobias. Que es importante que piensen quién puede ser la mejor o el mejor Presidente del PAN para estos tres años que son muy intensos, complejos.
Bueno, para empezar para la Administración, son los dos últimos años de la Administración, será el primer año del nuevo gobierno, habrá elecciones presidenciales. Quién puede, también, representar mejor la identidad del PAN, defender las posturas y las ideas de este partido, reorganizar sus fuerzas, negociar con otros partidos políticos, tener interlocución con otras fuerzas, con el Gobierno mismo. En fin. Y que esa debe ser la decisión preponderante.
Yo personalmente, Joaquín, abierto y deliberadamente me abstuve de organizar corrientes de opinión en favor de uno o de otro. La verdad es que tomé esa decisión sabedor de que el PAN necesitaba un proceso de reflexión interna, y el hecho mismo de que muchos colaboradores, ex colaboradores míos, amigos cercanos, lejanos, apoyen a un candidato o a otro, que muchos interpretan como quiebra, como división, etcétera, es una prueba fehaciente de que he dejado en absoluta libertad a la gente más leal a mí de poder escoger entre un candidato u otro. Por supuesto que tengo preferencias, soy político, y soy un ciudadano y soy un votante en el Consejo Nacional.
Pero creo que de ese proceso, la clave es que surja, verdaderamente, un buen Comité y que no esté guiada la decisión del Consejero, más que por su convicción ética profunda de qué es lo que más convenga al PAN.
-Usted de qué edad fue Presidente del PAN.
-PRESIDENTE: Yo fui Presidente del PAN cuando tenía 33 años.
-Entonces no es un obstáculo, como he escuchado yo, que la edad frene la posibilidad de Gil Zuarth para ser Presidente del PAN.
-PRESIDENTE: No. Yo creo que no. Yo creo que el PAN ha tenido Presidentes jóvenes muy buenos siempre, bueno, de todas las edades, pero sí la edad en ese caso, no. Yo, inclusive, creo que fui más joven Presidente del PAN en aquella ocasión. No sé cuántos tenga Gil, pero por ahí debe de andar o un poquito más, yo creo.
-Ahora. Señor Presidente. Cuando usted camina aquí, en Los Pinos, entre las estatuas de sus antecesores. Cómo se siente. Ya va a estar ahí su estatua y va a caminar por ahí su sucesor.
Pero usted cómo se siente cuando los ve, no creo que hable con ellos, pero cómo los ve, cómo registra ese andar de su oficina a su casa.
-PRESIDENTE: Es difícil ese tema de las estatuas, a mi no me acaba de, en fin. Son estilos. No sé que vaya a pasar cuando yo termine. Pero cómo me recuerdo si yo me viera, digamos, en ese pasillo donde los ciudadanos debieran ver a los gobernantes.
Yo me veo como un Presidente, primero, que impulsó la transformación de México, que la impulsó en el campo social, particularmente en el de la salud, que la impulsó en el de la educación, en el de la vivienda, que yo creo que había un dato que daba el domingo, Joaquín.
Que en estos 10 años, porque tampoco mi intención es tener, el tema que comentábamos hace rato, mi intención no es tener conflicto ni con predecesor ni con mi sucesor. Yo creo que a cada Presidente le toca una tarea muy difícil.
En estos 10 años se han construido más casas en México o más bien, se han financiado, olvídate las que se han autoconstruido, se han financiado más casas en México con el sistema de préstamos hipotecarios, que todas las casas del Distrito Federal o el Estado de México juntas.
Se han construido seis millones y medio de viviendas financiadas con un sistema financiero que estaba destruido y que era incapaz de dar crédito antes. Entonces, con un Presidente muy comprometido con la vivienda, se han construido o modernizado más de 15 mil kilómetros de carreteras en cuatro años, más que en cualquier otro sexenio que me preceda. Y en la década completa, más del doble que en cualquier otro sexenio.
Se han, también, realizado, por ejemplo. Al principio de década había 47 millones de personas con algún tipo de seguridad social, en el IMSS o en el Seguro. Ahorita con el Seguro Popular ya hay 93, más del doble; es decir, en 10 años se hizo, se le dio servicio médico a igual número de mexicanos que se les había dado en medio siglo antes.
Entonces, yo me siento como un Presidente comprometido con la transformación de México, con la modernización de su aparato público, por ejemplo, con la liquidación Luz y Fuerza.
Y también en un tema que, para bien o para mal, me acompañará, en el tema de la seguridad pública, como un Presidente que se decidió a enfrentar a la criminalidad con todo. Y que asumió los costos, precisamente, elevados costos, y quizá, por esa razón, este tipo de acciones no se hacían mucho antes, de enfrentar la criminalidad y que puso las bases, verdaderamente, de un México más seguro, antes de que fuera demasiado tarde.
-Cuando usted ve las encuestas, ahora con estos cuatro años, y no son, no están en los niveles en que usted desearía, quizá, o en que estaba antes, cree que vale la pena haber gastado ese capital político por el desgaste del combate al crimen organizado.
-PRESIDENTE: Mira, no había alternativa, Joaquín. De veras que a mí se me hace igual muy atractivo como Presidente, decir: cómo hago para no ensuciarme, cómo hago para no maltratarme, cómo hago para no arruinar o no gastar capital político, cómo hago para salir bien.
Y la verdad, es que uno. Tú que eres taurino, uno se la puede pasar todo el tiempo en el burladero y ahí no le pasa nada; y nada más ver al toro dando vueltas. Y para mí ver al toro es ver tanta gente que está siendo extorsionada, amenazada, secuestrada, la violencia de los criminales.
A mí, claramente, en conciencia, en ética, claramente llego a la conclusión de que no había otra alternativa más que entrarle, más que entrarle al toro. Con todos los riesgos y con todos los costos que implicara, había que entrarle de lleno contra la delincuencia.
No era optativo, Joaquín. No era optativo. O la opción era hacerse tonto, esa es la verdad.
-Hablaba usted el domingo, apenas, y refiriéndose al PRI, aunque no lo mencionó por el nombre, digo, Dios, le hizo el retrato hablado de que fue la complicidad lo que lo marcó.
-PRESIDENTE: Fíjate que yo no me referí ni a personas ni a partidos, sino a problemas. Yo creo que un problema es eso. Impunidad, complicidad, sí es un problema en México, Joaquín, y sí es un problema asociado con el pasado.
Yo simplemente quise contrastar lo que estamos haciendo con lo que encontramos. Y sí creo que tenemos que dejar atrás ese pasado de complicidad.
Parte del problema de la criminalidad, en mi experiencia personal, como Presidente, es, precisamente, que se fue acomodando muy a todo dar en la complicidad. Y yo honestamente, Joaquín, no podía, ni podré ser nunca cómplice de una situación opresiva contra miles y miles de familias mexicanas. No puedo ser cómplice.
Como Presidente, hasta el último día de mi mandato, voy a combatir a la delincuencia. Por qué. Porque ese es mi deber. Es que va a haber muchos costos. Ese es mi deber. Es que vas a bajar en las encuestas. Ese es mi deber y punto. Porque para eso me pagan los mexicanos.
-A mí me parece interesante, porque luego yo escucho, yo he escuchado a políticos, no sólo a Presidentes, a políticos que hablan del capital político y digo: Para qué quieren el capital político. El capital político, como capital, es para invertirlo, no para llevárselo a casa en un marco.
-PRESIDENTE: Así es.
La verdad es que el apoyo que tienes de la gente, que, además, sí tenemos. Fíjate, la gente apoya, aún en esas mismas encuestas, apoya con índices de más del 70 y, en algunos casos, el 80 por ciento, el hecho de que el Gobierno combata al crimen organizado. Sí lo apoya la gente, independientemente de que.
Pero aunque no me apoyaran, Joaquín, si mi deber es combatir a la delincuencia yo la tengo que combatir. No depende de las encuestas, depende del principio ético de combate al mal, defiende al bien, defiende al ciudadano.
Si un Gobierno de la República, como, también, lo digo, y por favor no me lo tomen con dedicatoria para nadie. Si un gobierno estatal o municipal no defiende a los ciudadanos, sino que defiende, tolera o se hace guaje con los delincuentes, no debiera ser gobierno, francamente.
La gente está atemorizada, está clamando, está exigiendo, está suplicando que le ayudemos a enfrentar a los criminales, que le ayudemos a la gente que, a los criminales que se pasean en sus camionetas con ametralladoras en las plazas de los pueblos, a los criminales que van y extorsionan al restaurantero, al ganadero, al agricultor, la gente pide ayuda, merece ayuda.
Y nosotros estamos obligados a dársela y eso implica, sí, enfrentar a los criminales, eso implica, sí, ir tras de ellos; eso implica, también, el que se corran los costos en los que hemos incurrido.
Ahora, también, no es cierto, como dije el domingo, enfaticé esto. No es cierto que la violencia sea por lo que hace el Gobierno. La violencia es la causa de que el Gobierno intervenga, es al revés.
Si yo mando, como hemos mandado, por ejemplo, en estas últimas dos semanas, miles de elementos de tropa y de Marina a Tamaulipas y Nuevo León, no es porque yo espere allá ir a desatar violencia.
La violencia ya está allá. Los señores se están matando unos a otros, Los Zetas con El Golfo, y en medio se están llevando a mucha gente. Por supuesto que vamos a mandar Fuerzas Federales.
Porque hay quien dice que la violencia es porque están las Fuerzas Federales. No, es al revés. Las Fuerzas Federales van porque hay violencia y la responsabilidad de esa violencia no es del Gobierno que combate a los criminales, es de los criminales mismos, porque se están peleando con otros criminales o que están agrediendo a la gente.
Aquí no podemos equivocarnos. Quien es responsable de la violencia son los violentos, son los criminales. No el Gobierno que, por fin, se decidió a combatir a esos violentos y a esos criminales.
Y no va a ser, simplemente, con buenos deseos, no va a ser, simplemente, con buenas intensiones, como estos tipos van a dejar de delinquir. Es sólo enfrentándolos, arrinconándolos, replegándolos, castigándolos cuando los encontremos, en fin, como van a dejar de delinquir.
Yo coincido con lo que ha dicho mucha gente. Yo cada vez que oigo este tema de que el Gobierno no debió haber enfrentando a la delincuencia, digo: Bueno, ese es un error. Si el Gobierno no enfrenta a los delincuentes, en lugar de que se apacigüen, van a crecer mucho más, van a tomar las plazas que no hemos dejado que tomen, van a seguir carcomiéndose las estructuras de policía y de Gobierno, van a seguir avanzando en sus pretensiones, van a secuestrar y a extorsionar más, a sabiendas de que nadie se les pone enfrente, porque les tienen miedo o porque es cómplice o por las dos cosas.
Eso es absurdo para mí. Ahora. Cuando yo pregunto. A ver dime y cuál es la alternativa. La gente me dice: No, hay que dar más educación. No puedo estar más de acuerdo. Hemos dado más educación, insisto, hace 10 años, menos de la mitad de los muchachos tenían acceso a prepa, ahora lo tiene el 66 por ciento; el 20 por ciento de los muchachos tenían acceso a la universidad, ahora tienen el 30 por ciento.
Fíjate el dato este. Una de cada tres universidades o uno de cada tres sitios universitarios se han creado en esta década, les hemos dado las oportunidades. Sé que son insuficientes, Joaquín, pero mi punto es esto: Estoy de acuerdo en que hay que darles educación. No pues hay que crear más parques. Sí. Hemos rescatado, en mi Gobierno, cerca de cuatro mil parques o espacios públicos. Está bien, pero no es sólo con parques y no es sólo con escuelas como vamos a acabar con el problema de la delincuencia. Tiene que ser integral, también hace falta quién se arriesgue y quién enfrente a los criminales. Y eso es básicamente la lógica que hemos seguido, enfrentar a la delincuencia con todo.
Yo a qué aspiro en este tema, Joaquín. Aspiro a legarle a México instituciones renovadas. Yo sé que el narcotráfico en sí mismo, el consumo de drogas no va a desaparecer, ni tampoco esa es mi aspiración, ojalá eso ocurriera, pero no es mi aspiración política y de Gobierno.
Mi aspiración es a que a cada entidad federativa haya un cuerpo policiaco suficiente, fuerte, bien armado, bien entrenado, bien capacitado y, sobre todo, confiable; es decir, que no sean policías, que no sean delincuentes vestidos de policías, que sean policías verdaderamente vestidos de policías que protejan ciudadanos, no delincuentes, y que ellos puedan, precisamente, tener a raya a la delincuencia y devolverle a la ciudadanía la tranquilidad, que en muchos puntos del país, ha perdido.
-Señor Presidente, sé que tiene qué hacer, por supuesto. Nada más dígame una cosa. No le ha apostado, por último, esto que es coyuntural, aunque puede ser estructural en el fondo.
No le ha apostado usted demasiado a esta Cumbre de Cancún. Yo después de ver el fracaso de la Copenhague, después de ver los grandes intereses que mueven a China y a Estados Unidos, decía usted ayer, allá, en Cancún, que si no se alcanzan acuerdos será trágico.
No le está apostando mucho. Cuando yo, la verdad, entre usted y yo, yo soy un escéptico de los resultados, por los antecedentes. No por la necesidad, no por la urgencia de que se tomen acuerdos. No. Sino por los intereses y por los antecedentes.
-PRESIDENTE: Entiendo el punto, Joaquín, y te voy a decir una cosa, no es una apuesta política la mía por el tema ambiental.
Yo sé, y coincido contigo, que los resultados van a ser insuficientes para la dimensión del problema.
Yo estoy de acuerdo contigo en que no será en Cancún donde se avance en nuevo periodo de Protocolo de Kyoto.
Por qué. Porque los europeos, que son los que están comprometidos, quieren que ya le entre Estados Unidos. Y Estados Unidos como que quiere entrarle, pero dice: No, yo no le entro hasta que le entre China, y ahí se van echando la bolita. Y eso no se va a resolver aquí.
Sí creo, sin embargo, que va a haber avances significativos en varias cosas. Por ejemplo, en adaptación. Nada más para explicarle al auditorio. Adaptación es todas las medidas que tenemos que tomar para convivir con el cambio climático.
Un ejemplo muy claro. Tabasco, recuerdas que se inundó en 2007 el 70 por ciento del territorio. Decía yo: no fue ni siquiera el máximo nivel de lluvias, el máximo nivel de lluvias en la Cuenca del Grijalva se dio en 1955, cuando se inundó todo Tabasco, también.
Nosotros hicimos obras de adaptación. Hicimos una presita que desvía hacia el Río Samaria la mayor parte de las aguas, de afuera de Villahermosa. Hicimos bordos que todos tuvieran el mismo nivel, cerramos lo que llamamos las ventanas de los bordos, en fin.
Gracias a estas obras de adaptación, a pesar de que en este 2010, llovió, fíjate nada más el dato del cambio climático, más del doble entre junio y septiembre, más del doble que en 1955, en la Cuenca del Grijalva. Y a pesar de eso no se inundó Villahermosa. Esas son obras de adaptación.
Una de las cosas que se van a acordar en Cancún, y hay casi acuerdo, es cómo trasladar la ayuda para adaptación a países en vías de desarrollo.
Otra cosa que se va a alcanzar es el financiamiento de corto plazo, algo que parecía que no se, ya hemos colectado. En Copenhague se habló, vamos a ver si podemos juntar 30 mil millones de dólares para gastarlos de aquí al 2012. Ya hemos juntado 28 mil. Ese es un punto que estamos casi por lograr.
Otro, es que se va a establecer el Fondo Verde, que propuso México en Copenhague. Se va a acordar, muy probablemente, en Cancún. Y un paso que va a ser gigante, Joaquín, gigante, son los mecanismos para reducir emisiones que vienen por deforestación o por degradación de suelos.
Todo el tema forestal, que nunca estuvo considerado en el Protocolo de Kyoto y que es muy importante, va a estar ahora acordado en Cancún como parte de los mecanismos de largo plazo de cooperación.
Qué tan importante es la parte forestal. Yo te digo que entre el 20 y el 30 por ciento del total de las emisiones mundiales provienen de tala de bosques o de quema de bosques.
Eso que va a tener mecanismos muy importantes de cooperación se va a incorporar y va a ser un gran paso, a mi juicio, en la materia. En fin. Otros temas.
Pero sí te digo, Joaquín, mi apuesta no es política. Yo no estoy haciendo una apuesta política aquí, yo sé que los resultados serán limitados. Pero, sí, primero, soy un convencido del tema ambiental. Yo sí estoy absolutamente convencido que se va a constituir en una de las mayores amenazas a la civilización, tarde o temprano.
Que ya está causando daños terribles. Mira, en México este año 2010, entre Monterrey y Angangueo, y Chalco, y Chiapas, y Oaxaca, y Villahermosa. En fin.
-PREGUNTA: Y Veracruz y Tlacotalpan.
-PRESIDENTE: Veracruz, perdón, murieron más de 60 personas en México. En Guatemala murieron más de mil.
Y tú te asomas a Asia y ves a Pakistán, la gente inundada, y Rusia, que te lo imaginas con sus gorros de piel y la nieve, y las botas. Rusia con incendios forestales que nunca había tenido y la sequía en África que está matando de hambre a miles de gentes. Es una realidad y tenemos que pararla a como dé lugar. Y si yo puedo poner un granito de arena, lo voy a poner, Joaquín, eso estoy poniendo en Cancún.
Sí, sí es un riesgo político, por supuesto que sí. Pero, mira, yo no lo temo a los riesgos. Si algo tiene que hacerse tienes que jugártela por lo que crees, tienes que jugártela por lo que crees. Es lo que he hecho toda mi vida, es lo que hecho en el tema de la seguridad y es lo que hago en el tema de cambio climático.
Sí nos pueden tirar a locos que México, qué le pasa hablando de cambio climático. Somos de los 10 países en el mundo que más vamos a sufrir. Porque es muy padre estar entre dos Océanos y en el Mar Caribe, pero si en algún lado pegan los huracanes es aquí y allá en Asia, y los tifones en Japón e Indonesia, y todo eso. Pero donde pega el cambio climático es aquí.
Y a nosotros. Fíjate, lo que tuvimos que hacer ya esta semana, 50 mil millones de pesos en un fondo para prevenir y reparar los daños de desastres naturales. Qué bueno que lo podemos diseñar, pero a la larga vamos a pagar más reparando bordos y reconstruyendo calles.
Ya reconstruimos, por ejemplo, todas las avenidas de Monterrey. Qué bueno. Pero nos costó una lana. Vamos a gastar más en eso que lo que pudiéramos gastar en prevenir el cambio climático entre todos los países.
Cuál es el problema. Aquí el problema es que un país solo, lo que haga no funciona porque necesitamos jalar el consenso de todos los demás.
Y te voy a decir una cosa, los países desarrollados en cierta medida no cuentan con la confianza de los países pobres en desarrollo. México sí. Y, a su vez, los países desarrollados, los que aportan la lana, a veces dicen: yo doy lana y lana y nadie hace nada de los que reciben, en cambio sí confían en México.
Con esa confianza que hemos ganado para México, creo que podemos avanzar en Cancún. Mira, no va a ser el gran tratado, el gran acuerdo vinculante que se necesita. Yo estoy convencido. Pero van a ser acuerdos, un grupo de acuerdos que si nos van a permitir avanzar.
Como les dije a los líderes del G-20, al Presidente Obama y al Presidente de China y, en fin, a todos: Miren, en términos de fútbol americano, a lo mejor no es un touchdown el que anotamos en Cancún, pero de que vamos a sacar un primero y 10 con un pase largo, largo, largo, yo estoy convencido que sí.
-PREGUNTA: Muy bien, señor Presidente. Muchas gracias por todo este tiempo.
-PRESIDENTE FELIPE CALDERÓN HINOJOSA: Al contrario, Joaquín. Muchas gracias a ti y a todo Radio Fórmula, y un saludo a todo el auditorio.
-PREGUNTA: Muchas gracias.

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