24 jun 2011

Punzocortantes de Vera Milarka

Afila Milarka vena poética
Silvia Isabel Gámez, reportera
Reforma 24-Jun-2011;
Versos agudos y tajantes, que "en el alma hacen mella y en el corazón orificio". Punzocortantes son los poemas de Vera Milarka, irónicos, dolorosos. Una autobiografía en clave de matáfora, un lenguaje lúdico que le ha permitido, como poeta, "salir del clóset".
"Ningún poema es fruto del azar ni de la inconsciencia", aclara la crítica teatral. "Hay una intención de motivar la sonrisa y de trastocar algunas convenciones. No es poesía rimada, sino a-rrimada, que violenta la musicalidad por el concepto".
Son versos breves que habitan, dice, en el lado oscuro de la poesía. Aquí sólo existen matáforas, pues las metáforas han sido erradicadas, asesinadas por la autora.
Punzocortantes (Quadrivium Editores) nace y concluye con una traición amorosa. Con 22 años de edad y después de un intento de suicidio, Milarka (Ciudad de México, 1963) fue internada por su familia en la antigua Clínica Falcón. En ese psiquiátrico supo del "terror" de convivir con mujeres enfermas, abandonadas y sufrientes, al tiempo que descubría el poder sanador de la literatura.
"Escribí diez cuadernos de cien hojas", cuenta. "Hacer esos diarios me salvó; si no, me hubiera vuelto loca".
Muchos punzocortantes se relacionan con esos escritos. Ahí está la confirmación de su humor corrosivo y su inclinación a la disidencia.
El mes que pasó en la clínica, afirma, le pareció una eternidad. Véalo como un mal sueño y no regrese, le dijeron las monjas al despedirla. Pensó que le llevaría menos tiempo procesar emocionalmente la experiencia, pero es ahora cuando la rescata en estos poemas.
"Salí con una visión del mundo distinta", asegura. "Existe mucha indolencia hacia esas personas, nunca pensamos en ellas, en que están confinadas. Hay una gran evasión; de hecho, en mi casa nunca se volvió a hablar del tema".
Nació con vena poética, pero durante años rompió todos sus versos. Le causaba conflicto, explica, exhibir su naturaleza irreverente ante los dos poetas de la familia, "dos modelos muy fuertes": su padre, Raymundo Ramos, y su hermana Frida Varinia.
En el libro, los punzocortantes dolorosos se alternan con otros más lúdicos, muy a tono con la "farsa trágica" que ha sido su vida. A los 7 años, cuenta, decidió que sería actriz. Hizo teatro infantil en el INBA mientras le llegaba la mayoría de edad para poder ingresar al Centro Universitario de Teatro.
"Pero no me gustó la tiranía con la que se trabajaba, el modo en que se dirigían a ti siempre era humillante", recuerda. "Hice el propedéutico y me salí".
Tras darse a la fuga del CUT, demasiado respondona para ser buena actriz, optó por la dirección de teatro, que estudió con Ludwik Margules. Fue jefa de vestuario del Centro Nacional de las Artes, dirigió el grupo de teatro de la Universidad Autónoma de Tlaxcala y en 1986 se inició como crítica teatral, tarea que desde 2004 lleva a cabo con su habitual desparpajo en las páginas de REFORMA.
Su temperamento no le permite ser palera ni autocensurarse, como muchos colegas, dice, que sirven a intereses políticos o de capilla. Tampoco le causan remordimientos las ácidas críticas que ha dirigido a un buen número de obras. El efecto es positivo, sostiene, ya que por "morbo" la gente acude a verlas.
Tome nota
Qué
Presentación del poemario "Punzocortantes" (Quadrivium Editores), de Vera Milarka. Participan David Monroy y Rogelio Luna.
Cuándo
Hoy viernes, a la 20:00 horas.
Dónde
Teatro El Milagro (Milán 24, colonia Juárez).
Así lo dijo
"La ironía y el humor negro me vienen de familia, lo mismo que la práctica verbal, que es para nosotros casi un deporte. Lo difícil es que una idea pueda contener algo más que una anécdota, darle el estatuto para que trascienda en un papel".
Vera Milarka. Crítica teatral

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