Acompañar
a la familia, no juzgarla/ Rafael Navarro-Valls, Catedrático de Derecho Canónico y académico/secretario general de la Real de Jurisprudencia y Legislación de España.
Un
Sínodo de más de 'remedios', que un Sínodo de 'modelos'
El
matrimonio y la familia son los puntos de sutura más delicados entre la Iglesia
y la sociedad civil. Cuando en una
vertiente soplan vientos de fronda, en
la otra repercute también la tempestad. Por eso el Sínodo Extraordinario de la
Familia que acaba de concluir ha sido más un Sínodo de “remedios”, que un
Sínodo de “modelos”. Aquí se han estudiado principalmente los “desafíos” para el matrimonio
cristiano. Dentro de un año , en el
Sínodo ordinario, se analizarán más
detenidamente los paradigmas.
¿Por
qué tanto tiempo ? Ha sido la prudencia
del papa Francisco quien ha preferido marcar en dos etapas la reflexión sobre
la familia. En el Sínodo extraordinario se ha concentrado el debate. Un debate
creador, con la máxima libertad en los intervinientes. Como dijo Francisco
bromeando : “Sin miedo a que el cardenal
Müller (el prefecto de la Congregación de la Fe) se les eche encima”. Es decir,
sin retraimiento ante el ojo de un supuesto “Gran Hermano” observando o reprochando alguna
intervención. El hecho de que en el Sínodo haya habido
visiones divergentes no es nada
excepcional. La controversia ha
acompañado siempre las tareas de los
Concilios y Sínodos en la Iglesia: desde Nicea
a Efeso, de Trento al
Vaticano I, o de Viena al Concilio
Vaticano II.
Zonas
en alerta
Probablemente
ninguna Asamblea eclesiástica -si se exceptúa el Concilio Vaticano II- ha sido
seguida con tanta expectación por los media de todo el mundo. Un estudio de
hace unos días muestra que, de septiembre de 2013 a septiembre de 2014 ,
solo en menciones realizadas en lengua inglesa, se han generado en la web más de 1.162.143 noticias y conversaciones. Los resultados
evidencian que América (53 por ciento) es la zona donde más se ha hablado del
Sínodo, seguido de Europa (21 por ciento), Asia (10 por siento) y África (4 por ciento).
Repárese
que las zonas más “alertas” son precisamente aquellas en que el deterioro del
matrimonio y la familia es mayor. En Estados Unidos, por ejemplo, la cantidad
de madres solas pasó de 3 millones en 1970 a 10 millones en 2000. En 2000 había
65 millones de niños en familia
monoparentales frente a 250 mil en 1960. Tiene razón el Sínodo cuando apunta a
la pobreza --física o moral-- como una de las causas que más inciden en esa
situación. Sin olvidar la tragedia que supone en Europa la rotura de un matrimonio
cada treinta segundos.
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