Iglesia no debe temer al cambio.- Papa
El
Pontífice, quien dijo desear una Iglesia católica más compasiva y menos rígida,
hizo estos comentarios durante un sermón ante 70 mil personas en la Plaza de
San Pedro, al cierre de la asamblea de dos semanas, conocida como sínodo.
Las
sesiones de debate terminaron el sábado por la noche con la divulgación de un
documento final que revirtió una posición inicial de aceptación a los
homosexuales, una iniciativa que habría sido histórica para la Iglesia católica
y cuyo resultado fue considerado por algunos progresistas como un revés para el
Santo Padre.
El
Papa dedicó buena parte de su sermón al sínodo, el cual que abordó los
controvertidos tópicos sobre homosexualidad y los cambios en las familias antes
de un encuentro definitivo que se realizará en octubre del próximo año luego de
más discusiones a nivel local en todo el mundo.
"Dios
no le teme a las cosas nuevas. Esa es la razón por la que nos sorprende
continuamente, abriendo nuestros corazones y guiándonos de maneras
inesperadas", declaró.
Durante
la misa, el Pontífice beatificó al Papa Pablo VI, quien falleció en 1978,
conocido por concluir las reformas del Segundo Concilio del Vaticano y
consolidar la prohibición de la Iglesia a la anticoncepción.
Rigidez
hostil
El
Papa dijo que la Iglesia debería responder con valor cualquier desafío que se
la presente.
Habló
sobre valentía un día después de decirle a los Obispos en la última sesión de
trabajo que deberían estar atentos a la "rigidez hostil" de ciertas
doctrinas conservadoras y a la "buena voluntad destructiva" de
aquellos que buscan cambios a toda costa.
El
Pontífice describió al sínodo, donde unos 200 Obispos a veces sostienen
acalorados debates sobre temas como la moralidad sexual, como "una gran
experiencia" porque sus participantes pudieron hablar en un ambiente de
"verdadera libertad y creatividad humilde".
"La
Iglesia no debe perder tiempo en la búsqueda de sanar viejas heridas abiertas y
reactivar la esperanza de muchas personas que han perdido la fe", dijo el
Pontífice.
El
Papa emérito Benedicto XVI asistió a la misa dominical, siendo esta su cuarta
aparición pública en un evento importante de la iglesia desde que renunció al
Pontificado en marzo del 2013.
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