Revista Proceso
No. 1981, 18 de octubre de 2014.
Lo
que vio y escuchó el padre Solalinde/JOSÉ
REVELES
Era
un joven normalista de Ayotzinapa, uno entre los que se salvaron, de facciones
indígenas. De pronto se soltó a llorar desconsoladamente. “Y yo con él,
lloramos mucho rato juntos”, recuerda el padre Alejandro Solalinde. Eso ocurrió
el miércoles 15.
Solalinde
le preguntó a uno de los informantes que le transmitía de viva voz el horror:
“¿Por qué no lo denunciaste?”.
–¿Pero
a quién, si todos son juez y parte? Yo no puedo ir a decir algo sabiendo que a
mí, en primera, me van a matar. Mi testimonio no llegaría a ninguna parte –le
respondió.
En
entrevista, Solalinde recapitula: “Es una información muy dolorosa que me llena
de pena y de dolor. De confirmarse revelaría no solamente la saña de todo un
sistema, sino también su hipocresía y el mal manejo de la tragedia. En lugar de
darle un enfoque humanitario se le dio uno político, como si la tragedia
pudiera ser un recurso político para canalizarlo (ventajosamente) a los
partidos”.
–¿De
confirmarse? ¿Tiene usted alguna duda de esos testigos? –se le pregunta.
–Aún
no hablo con ellos, pero lo haré. Soy amigo del obispo de Acapulco y de los
demás, y sé que la Iglesia tiene mucha información, porque la gente se acerca a
sus ministros y les confía lo que les atormenta por dentro.
–¿Por
qué hizo pública esta masacre cuando el gobierno dice que sigue buscando a los
43 normalistas vivos?
–Porque
me lo exige mi conciencia. No me puedo callar. Me indigna escuchar al
gobernador Ángel Aguirre Rivero diciendo que tiene la esperanza, que confía en
que se van a encontrar a los normalistas con vida. ¿Por qué administran
políticamente la verdad? Ellos lo saben antes que yo y otros sacerdotes a
quienes la gente se acerca. En el gobierno, desde el primer momento, reciben
información de todas partes, y solamente están fingiendo con oportunismo
politiquero.
El
Estado tiró a matar y secuestró
–Se
le puede venir encima el poder entero –se le menciona a Solalinde.
–Primero
está mi conciencia, mi deber como sacerdote, que esas consideraciones. Y yo no
me manejo como los políticos. Se tiene que llegar al fondo de la verdad y no
estarla manipulando políticamente.
“Se
tiene que llegar a transparentar todo”, agrega el conocido defensor de los
derechos de los migrantes, porque el Estado “persiguió a los normalistas, los
baleó, tiró a matar en dos ocasiones, y a los sobrevivientes que pudo los
secuestró, los entregó a la delincuencia y fueron quemados de manera cruel”.
–¿No
lo habrán querido engañar con información falsa o exagerada para hacer un
escándalo nada más?
–Todo
puede ser. Hasta una trampa para mí. Solamente que uno sabe y tiene experiencia
con la gente. Preferiría que se lanzaran contra mí a seguir engañando a la
gente con una falsa esperanza, cuando el gobierno tiene ya toda la información.
Al
padre Solalinde le gusta responder con preguntas:
“Y
ojalá estuviera yo equivocado, pero no lo creo. A ver: si los estudiantes de
Ayotzinapa estuvieran vivos, ¿tú crees que dejarían pasar la oportunidad de
soltarlos para ya no hacer crecer más el problema? Es la mejor confirmación de
que fueron liquidados. Esa es la razón por la que su compañero soltó el llanto
cuando le empezaba yo a platicar los otros testimonios, porque les alimentaron
la esperanza de que encontrarían vivos a los estudiantes desaparecidos.
“A
todas luces se ve que los partidos están haciendo tiempo para que todo quede en
la duda y ganar tiempo electoral. El gobierno, el primero. Y el PRD lo hace
para no perder ese bastión tan importante, porque le incumbe el capital
político. El PAN, aunque no ha tenido nunca incidencia en el sur del país, pues
no ha tenido interés por la gente pobre, también puede sacar provecho de los
dos que ya están calados, porque un tercero quizás pudiera pegar en la sociedad
guerrerense.”
El
sacerdote asegura que desde el nivel federal, pasando por el estatal y, por
supuesto, a escala municipal, “todo lo que sucede en Guerrero es un parche.
Todo lo que se haga es un parche, pero igual sucede en Veracruz, en Tamaulipas,
en Michoacán, en todos lados. Lo que se necesita es la refundación de México,
el país en que por todos lados aparecen cadáveres. México es una fosa. ¿Por qué
no se hace un pacto nacional, un diálogo nacional, por qué no tomamos lo mejor
que tenemos y refundamos el país?
“Porque
las autoridades invierten más en los poderes para el dominio”, se responde el
sacerdote, “y porque están al servicio de otros intereses neoliberales,
capitalistas. Nosotros no les interesamos. No les preocupamos”.
Los
políticos “aparecen en la televisión, el pueblo los ve allí, en fotografías, en
la prensa, son personas que parecen serias, responsables, parecen de verdad
preocupadas por nosotros. Y la verdad es que estamos solos”.
El
sacerdote afirma que en Michoacán, en Veracruz, en Nuevo León, en los demás
estados, solamente se aplican paliativos. El gobierno ya no sabe qué hacer “y
el problema es que la violencia está de frontera a frontera y de costa a
costa”.
Lo
políticamente útil
Otra
pregunta a bocajarro del fundador y director del albergue para migrantes
Hermanos en el Camino, ubicado en Ixtepec, Oaxaca:
–A
ver, ¿qué es más redituable, políticamente hablando? ¿Decir “aquí están
torturados, calcinados, enterrados, destruidos”? ¿O manejar que están
desaparecidos?
Y
no espera la respuesta, que se ha repetido a sí mismo varias veces: “A los
políticos les es más útil la conservación de la esperanza, porque así no hay
evidencia, todavía, que exhiba la criminalidad del propio Estado”.
Solalinde
comenta que fue providencial perder el avión que lo llevaría de Nayarit a
Guerrero, porque a cambio tuvo la oportunidad de que lo conectaran con testigos
que presenciaron todo.
–¿Testigos
solamente? –se le inquiere.
Duda
unos segundos y responde: “Algo más que eso”.
No
es muy explícito. No quiere poner en peligro a esas personas. Sabe que el
gobierno checa todos sus movimientos. Dice que por teléfono prefiere no hablar
de ciertas cosas. Pero suelta:
“Obviamente
siguen temerosos. Yo no puedo decir nada más, porque créemelo, no sólo son
ellos, sino también sus familiares los que están amenazados si cuentan lo que
vieron.”
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