Revista Proceso
No. 1981, 18 de octubre de 2014
El
PRI abarata el caso Tlatlaya en San Lázaro/JESUSA
CERVANTES
Los
actores involucrados en los últimos dos casos de violaciones graves a los
derechos humanos en México, Tlatlaya y Ayotzinapa –es posible que al final las
autoridades determinen que se trató de “ejecuciones sumarias” y “desapariciones
forzadas”–, llevaron al Legislativo a asumir “un doble tratamiento”, retrasando
con ello la coadyuvancia.
El
martes 14, al inicio de la sesión ordinaria de la Cámara de Diputados, Ricardo
Mejía Berdeja, del partido Movimiento Ciudadano (MC), manifestó en tribuna su
descontento porque, dijo, se actúa con un doble rasero, mientras que su colega
Roberto López Suárez, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), exigió a
los priistas un “trámite inmediato” al caso de Tlatlaya, aunque ello implique
investigar a las autoridades priistas del Estado de México y la actuación del
Ejército.
El
pasado 30 de junio en la comunidad de San Pedro Limón, municipio de Tlatlaya,
Estado de México, 22 jóvenes presuntamente vinculados con el crimen organizado
murieron entre las 4 y 5:30 de la madrugada a manos de una brigada del Batallón
102 de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Según
el comunicado difundido por la dependencia, las muertes ocurrieron durante “un
enfrentamiento” con los militares. El 8 de julio –ocho días después–,
Associated Press publicó una versión diferente. Pero el 19 de septiembre,
cuando los portales electrónicos de Esquire y Proceso confirmaron la versión de
la agencia a partir de una investigación realizada por la primera revista, el
caso se difundió en medios de todo el mundo y circuló por las redes sociales.
La
displicencia de los legisladores en el caso Tlatlaya contrasta con la celeridad
de la comisión especial del caso Ayotzinapa, Guerrero, entidad gobernada por el
perredista Ángel Aguirre; incluso ya hubo encuentros con el secretario de
Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y con el propio mandatario.
El
30 de septiembre el pleno de la Cámara de Diputados aprobó la conformación del
grupo de trabajo para el caso Tlatlaya, pero se negó a integrar una comisión
especial.
Ya
desde el 18 de ese mes –cuando el PAN propuso crear una comisión especial para
investigar la construcción del nuevo aeropuerto–, el PRI se negó. Su argumento
fue que no se aceptaría ni una comisión especial más, pues el reglamento de la
Cámara de Diputados prohíbe que existan más de la mitad de las comisiones
ordinarias.
Y
explicó la diferencia entre una comisión y un grupo de trabajo. Éste, dijo,
sólo puede “coadyuvar” con las autoridades, mientras que una comisión especial
puede solicitar expedientes al Ministerio Público, así como exigir información
a todas las autoridades involucradas y reunirse con ellas. Y agregó: su función
es “investigar”; la del grupo especial es “colaborar”.
El
30 de septiembre, cuando se avaló la creación del grupo de trabajo, ningún
priista subió a tribuna a defender su creación. El martes 7, fecha en la que el
pleno se pronunció a favor de la comisión especial para el caso de Iguala, la
priista Cárdenas Cantú subió a tribuna y se lanzó contra las autoridades de
Guerrero. Dijo también que su partido, el PRI, rechaza las violaciones
flagrantes a los derechos humanos:
“Esta
sociedad mexicana ha atestiguado etapas de violencia que, por supuesto, son
inaceptables. Pero esta masacre acaecida en Guerrero, donde las víctimas eran
estudiantes de la normal rural –los más pobres de la región que con la
aquiescencia y participación de la Policía Municipal fueron torturados,
desmembrados y asesinados con saña y crueldad inaudita–, es un hecho sin
precedentes que nos indigna y ante el cual no se puede permanecer silente, y se
debe exigir que no quede impune”.
El
miércoles 15, la Comisión de Derechos Humanos se reunió con integrantes de la
Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas que encabeza Jaime Rochín del Rincón.
Cárdenas Cantú no hizo ni una sola pregunta sobre el tema, pese a que el consejero
presidente detalló que desde el primer día del ataque y desaparición de los
estudiantes de la normal rural –el 26 de septiembre– ha estado en contacto con
las madres de las víctimas y los sobrevivientes.
El
excesivo interés de los diputados del PRI por aclarar la agresión y
desaparición de los normalistas de Ayotzinapa es secundado por el PAN. El mismo
día que se avaló la creación de la comisión especial, su presidente, Guillermo
Anaya, convocó para que esa instancia quedara formalmente instalada al día
siguiente. En el caso de Tlatlaya, tuvieron que pasar dos semanas desde el
anuncio de su constitución debido a que el PRI no definía quién se encargaría
de cuestionar al Ejército y al gobierno de Eruviel Ávila.
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