“El
Mayo”, el capo más poderoso/J.
JESÚS ESQUIVEL
Revisa Proceso No 2014, 6 de junio de 2015
Jack
Riley, jefe interino de la DEA, es contundente: En el mundo no hay cártel más
sólido que el de Sinaloa ni capo más poderoso que El Mayo Zambada. En
entrevista con Proceso, el funcionario antidrogas habla del auge del Cártel de
Jalisco Nueva Generación y del declive de Los Zetas. Y aclara: la mafia
sinaloense –dueña del mercado de la heroína en Estados Unidos– se debate en una
pugna sorda por el poder entre sus líderes históricos y las nuevas
generaciones, entre quienes están los hijos del Chapo Guzmán.
WASHINGTON.-
Para Jack Riley, jefe de Operaciones de la administración antidrogas
estadunidense (DEA), el Cártel de Sinaloa es la organización criminal mejor
establecida del mundo, y su líder, Ismael El Mayo Zambada García, el capo que
goza de mayor poder en todo el mundo.
“El
Mayo es el narcotraficante más poderoso. Creo que la organización que formó es
la más sólida, porque ha perdurado en la historia del narcotráfico
internacional”, dice.
Pese
a la notoriedad tenida en semanas recientes y a que lo consideran “el cártel
más rico del mundo”, el de Jalisco Nueva Generación (CJNG), explica Riley en
entrevista, no alcanza el poder ni el dominio del de Sinaloa.
Riley
–titular interino de la DEA tras la jubilación, el pasado mayo, de Michele
Leonhart– tiene razones para sustentar su afirmación: “Estamos altamente
concentrados en combatir el mercado que tienen aquí El Mayo y el Cártel de
Sinaloa. Incluso pienso que hemos subestimado su influencia y poderío en el
control del mercado de drogas estadunidense”.
Como
encargado de las operaciones de la DEA en el extranjero y dentro de Estados
Unidos, este agente expone la nueva realidad de la amenaza del narcotráfico
mexicano: “Estamos inundados de heroína mexicana, y de acuerdo con nuestras
valoraciones, el Cártel de Sinaloa es casi el dueño absoluto del mercado de
esta droga, además de que a menor escala sigue traficando mariguana, cocaína y
metanfetaminas”.
Con
el aumento de la producción local (despenalizada) de mariguana, la reducción en
el consumo de cocaína y la dificultad y más leyes para contener y regular la
venta de medicamentos controlados y productos químicos para la producción de
metanfetaminas, la heroína es ahora la droga ilícita más consumida en Estados
Unidos.
De
acuerdo con estadísticas que posee la DEA, el Cártel de Sinaloa es casi el
único exportador de la heroína que se consume en todo Estados Unidos. Otras
organizaciones mexicanas, como los cárteles del Golfo y de Juárez, así como Los
Caballeros Templarios, siguen metiendo drogas, pero a sectores cada vez más
reducidos del mercado estadunidense.
“Al
Cártel de Sinaloa lo pueden acotar en México, pero en Estados Unidos mantiene
sus contactos y sus negocios, y sus rutas están bien cimentadas”, enfatiza.
El
gobierno de Barack Obama está enfrascado en contener la plaga del creciente
consumo de heroína, y aunque es el Cártel de Sinaloa el principal proveedor de
esa droga, la lucha no es frontal contra esta organización, porque está fuera
de sus fronteras.
Riley
insiste: “La gente del Cártel de Sinaloa” no está en Estados Unidos. Opera
desde México y su frontera norte, y en la Unión Americana mueve mucha droga por
medio de una gigantesca red de intermediarios, transportistas, distribuidores,
vendedores al menudeo y lavadores de dinero.
“Desde
aquí seguimos una línea de investigación y operaciones para desmantelarlos en
México, pero es más difícil la lucha aquí (Estados Unidos) porque físicamente
no están, y porque utilizan a personas que nada tienen que ver con la
estructura de poder ni de operaciones del propio cártel.”
La
producción en Guerrero
“Estoy
preocupado por lo que ocurre en el estado de Guerrero. El Cártel de Sinaloa ya
está ahí y con ello sube la siembra de amapola para la producción de heroína. El
Mayo aprovecha a este estado, porque parece ser una tierra sin leyes”, afirma
Riley.
Para
la DEA, el incremento de los sembradíos de amapola en todo México –sumando
ahora a Guerrero, en mayor escala– es un indicador muy claro de cuáles son los
objetivos que tiene para Estados Unidos el Cártel de Sinaloa: la venta de
heroína, dice.
“Se
están concentrado en el tráfico de heroína. Es la droga que más dinero les
genera, sin duda. Por eso están más interesados en aumentar su propia
producción de amapola, para no depender tanto de la heroína producida en
Colombia”, subraya.
Aunque
desde los setenta la siembra de amapola en Guerrero era común, dice Riley, en
ese estado nunca se había tenido una presencia tan significativa como la que
tiene ahora el Cártel de Sinaloa.
Y
admite que su preocupación por lo que puede significar para Estados Unidos el
aumento de la producción de amapola guerrerense se deriva también de otros
factores:
“No
tenemos suficiente información de inteligencia sobre esa área, y la violencia
interna del estado, la política y la que se da entre grupos criminales locales
nos dificulta el trabajo. En Guerrero ocurre lo que pasaba hace 10 años en
algunas regiones de Sinaloa: eran puntos desconocidos para nosotros.”
Los
herederos
Pero
el cártel dirigido por El Mayo –líder absoluto tras la captura de su socio,
Joaquín El Chapo Guzmán, en febrero del año pasado– no está libre de
desestabilizaciones e injerencias, de acuerdo con la información de
inteligencia recolectada en México por la DEA.
Y
son precisamente los hijos del Chapo quienes de alguna manera están retando el
mando único de El Mayo.
Riley
cataloga esta situación como “una transición de liderazgo”, tomando en cuenta
la transformación generacional de sus mandos y de los herederos de los capos;
es una pugna entre los hijos de los líderes tradicionales y los subalternos con
mayor experiencia en el negocio.
“Los
hijos del Chapo están tratando de determinar qué hacer para establecer alianzas
con grupos que no le satisfacen ni le gustan al Mayo”, indica el jefe de
Operaciones de la DEA, quien aclara: “Pero en el cártel están tratando de darle
solución a estas diferencias; no veo ninguna lucha de poder entre El Mayo y los
hijos de El Chapo. Van a resolver sus diferencias y no se van a agarrar a
tiros”.
Desde
la aprehensión del Chapo Guzmán, el Cártel de Sinaloa está casi fuera de los
reflectores de la prensa y de la ciudadanía mexicana, no así agrupaciones como
el CJNG, que desde la captura de algunos de sus líderes, Abigael González
Valencia, El Cuini, se enfrascó en una lucha frontal y abierta contra las
fuerzas de seguridad del Estado mexicano.
Desde
el punto de vista del jefe interino de la DEA, el hecho de que el CJNG tenga su
nicho de tráfico de drogas en el mercado europeo (Proceso 2006) y no en el
estadunidense es una de las razones por las cuales considera que este grupo
criminal permanecerá vigente.
“No
tendrá problemas y podrá coexistir con el Cártel de Sinaloa. El CJNG está
altamente involucrado en el saqueo de petróleo (de los oleoductos de Pemex) y,
por ende, del mercado negro de este recurso no renovable”, acusa Riley.
Aunque
el CJNG también diversificó sus actividades criminales en México para obtener
más ganancias, añade, recientemente cesó su participación en delitos como el
secuestro, la extorsión y el contrabando.
“Han
ganado mucho poder. Estoy sorprendido de que se hayan vuelto tan notorios.
Pareciera que no aprendieron de lo que le costó al Cártel de Sinaloa el gran
escrutinio al que fue sometido. Su acciones como reacción al arresto de febrero
–el de El Cuini– están telegrafiando lo que pretenden y eso les está costando”,
sostiene.
Para
Riley, el CJNG permanece enfocado en el mercado europeo y en llevar a esos
consumidores drogas como la cocaína, que sigue obteniendo por medio de sus
socios sudamericanos, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y
narcotraficantes colombianos, peruanos y bolivianos.
Declive
zeta
El
aumento de poder del Cártel de Sinaloa ensombrece a otras organizaciones que
antes competían con él por el control del mercado estadunidense. Uno de esos
grupos venidos a menos es el de Los Zetas.
De
este grupo criminal y sanguinario, que adquirió relevancia el sexenio pasado,
Riley sostiene: “La estructura de poder que tenían en un principio estaba
formada por exmilitares. Usualmente, cuando se elimina a un líder se cuenta con
un general para reemplazarlo. Pero Los Zetas ya no tienen una línea de
liderazgo de esa naturaleza. Las alianzas que habían formado con otros grupos
criminales han cambiado y algunas han desaparecido”.
En
el actual sexenio, la guerra militarizada contra el narco –iniciada por Felipe
Calderón– fue públicamente eliminada. Pero al paso de los meses y en forma
callada, el presidente Enrique Peña Nieto la revivió ante la creciente
narcoviolencia, si bien al principio pensó que ésta acabaría con el regreso de
los militares a los cuarteles.
Para
Riley, cualquier presidente nuevo tiene un margen de aprendizaje; luego la
realidad lo obliga a cambiar tácticas e ideología, e incluso a recular en lo
prometido durante su campaña proselitista.
“Tenemos
una gran cooperación con las autoridades mexicanas”, asegura Riley al hablar de
la relación bilateral antinarcóticos que tiene Estados Unidos con el gobierno
de Peña Nieto. “Las operaciones conjuntas arrojan buenos resultados. A la
administración mexicana le ha tomado un poco de tiempo entender la situación, como
ocurre siempre cuando se tiene un gobierno nuevo. Llegan con ideas que cambian
conforme pasa el tiempo y ante la realidad”, matiza.
–¿Es
cierto que cuando Peña Nieto llegó a la Presidencia le cerró las puertas a la
DEA? –pregunta Proceso.
–Sí,
se las cerraron –responde Riley, a quien se le dibuja una sonrisa socarrona
antes de agregar: “Pero creo que ya las volvieron a abrir”.
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