El
gracias del Papa a los greco-católicos de Ucrania, “testigos de fe en las
tribulaciones”
Mensaje del Santo Padre a Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de Kiev, con ocasión del 70 aniversario del pseudo-sínodo en Lviv
REDACCION
El
Papa Y Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk - Osservatore Romano
(ZENIT
– Ciudad del Vaticano). – “En algunas circunstancias, nuestra condición humana
se hace aún más frágil por las difíciles situaciones históricas, las cuales
marcan la vida del Pueblo de Dios, de la Comunidad que Jesucristo nuestro Señor
compró con su sangre”. Lo recuerda el papa Francisco en su mensaje dirigido a
su beatitud Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de Kiev. Y es que la Iglesia
greco-católica ucraniana conmemora en estos días los tristes sucesos de marzo
de 1946, el pseudo-sínodo en Lviv, en el que se prohibió la Iglesia
greco-católica de Ucrania.
Este
viernes el Santo Padre se reunió en el Vaticano con el Sínodo Permanente de la
Iglesia greco-católica de Ucrania. “Hemos venido para reafirmar nuestra
comunión con el Papa y para pedir su ayuda con el pueblo ucraniano”, dijo su
beatitud Sviatoslav Shevchuk después del encuentro. “El Papa nos ha escuchado”, dijo el arzobispo
Shevchuk, y recordó cómo Francisco es considerado “una autoridad moral que
habla de la verdad, una voz muy importante para el pueblo ucraniano”.
Por
su parte, el mensaje del Santo Padre recuerda que “hace setenta años, el
contexto ideológico y político, así como las ideas contrarias a la existencia
misma de vuestra Iglesia, llevaron a la organización de un pseudo-sínodo en
Lviv, provocando en los pastores y en los fieles decenios de sufrimiento”.
Por
eso, el Papa asegura que en el recuerdo de estos sucesos, “inclinamos la cabeza
con profunda gratitud frente a aquellos que, también con el precio de
tribulaciones e incluso del martirio, durante este tiempo han testimoniado la
fe, vivida con devoción en la propia Iglesia y en unión indefectible con el
sucesor de Pedro”.
Al
mismo tiempo –prosigue Francisco– con ojos iluminados por la misma fe, miramos
al Señor Jesucristo, poniendo en Él, y no en la justicia humana, toda nuestra
esperanza. “Él es la fuente verdadera de nuestra confianza para el presente y
el futuro, estando seguros de ser llamados a anunciar el Evangelio también en
medio de cualquier sufrimiento o dificultad”, precisa.
Asimismo,
el Santo Padre expresa su profundo reconocimiento por su fe y les anima a
“hacerse incansables testigos de esta esperanza que hace más luminosa nuestra
existencia y la de todos los hermanos y hermanas a nuestro alrededor”.
También
renueva su solidaridad con los pastores y fieles por lo que hacen en este
tiempo difícil, marcado por las tribulaciones de la guerra, para aliviar los
sufrimientos de la población y para buscar los caminos de la paz para Ucrania.
Para
concluir con su mensaje, el Pontífice recuerda que en el Señor están nuestra
valentía y nuestra alegría. Y finaliza: “a Él me dirijo, a través de la intercesión
de la beata Virgen María y de los mártires de vuestra Iglesia, para que el
consuelo divino ilumine los rostros de vuestras comunidades en Ucrania y en
otras partes del mundo”.
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