7 nov 2016

Duro contra el jóven maravilla (Ricardo Anaya) en las columnas hoy

 Las columnas políticas hoy, lunes 7 de noviembre de 2016
Lenguas Viperinas/LSR
ERNESTO RUFFO parece que quiere meterse en la pelea interna del PAN para conseguir la candidatura Presidencial de 2018. El que fue el primer gobernador en la historia panista asegura que allá en su tierra Baja California se gesta la "ruffomania" como se generó a finales de los ochentas, sólo que ahora tendrá "medirse" con al menos tres aspirantes más, los cuales ya llevan camino recorrido. Nos aseguran que hay una parte del PAN que lo ve con buenos ojos al menos sí para aminorar el enfrentamiento que se vive con la dirigencia nacional albiazul que presiden Ricardo Anaya.
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BAJO RESERVA/ El Universal
 ¿3de3 contribuye a la opacidad?
 Otro de las aristas que están saliendo a la luz tras el caso del nivel de vida que se da el presidente del PAN, Ricardo Anaya, es el de la contribución y alcances de la plataforma 3de3 que de manera independiente registra los datos que los funcionarios públicos proporcionan sobre su patrimonio, situación fiscal y conflictos de interés. En una respuesta enviada por los directivos de la plataforma a Anaya, dejan claro que si no retiró los dividendos de las empresas en las que tiene participación, esos activos siguen siendo de las empresas, no de Anaya, y que se convertirían en ingresos de él hasta que los retire. Es decir, ganó dinero en sus empresas, pero como no lo retiró es como si no lo tuviera, aunque es de él, sólo que no tiene por qué aparecer en su declaración. De igual forma, en el caso de las cuentas bancarias, los declarantes pueden tener decenas, centenas o millares de millones, pero basta con que digan que tienen una cuenta con un monto superior a los 500 mil pesos. Además, la responsabilidad sobre la veracidad de la información corresponde al declarante. ¿Se habrá sobreestimado la 3de3?

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Sí que se notan los rencores en el PAN
 Confidencial/ El Financiero
A todos sorprendió el grado de rencor que prevalece entre los panistas en San Lázaro. Mientras que el coordinador y el vocero de los azules no perdían tiempo para defender a Ricardo Anaya de las filtraciones respecto a sus viajes a Atlanta, nadie dijo una sola palabra cuando desde la tribuna, Ariel Juárez, diputado de Morena, gritoneó que el expresidente Calderón es un alcohólico, hipócrita y un personaje de doble moral, como muchos de los que fueron parte de su gabinete. La respuesta sólo fue el silencio general.
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Rozones/ La Razón
- Así que Transparencia Mexicana y el Imco confirmaron que el líder nacional del PAN, Ricardo Anaya, se apegó a los requerimientos de la 3de3. El panista envió a esos organismos una carta solicitando determinaran si incurrió en omisiones sobre sus ingresos, y la respuesta fue negativa. “Queda absolutamente claro que no incurrí en omisión alguna”, festejó el líder del PAN.Ildefonso Guajardo abre foros
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Columna ITINERARIO POLÍTICO/Ricardo Alemán
Milenio
Los “moches” de Anaya a través del “Ramo 23”
 Durante meses, legisladores y líderes de Acción Nacional han denunciado la presunta desviación de recursos púbicos desde la dirigencia del PAN —que preside Ricardo Anaya— para el supuesto financiamiento de su candidatura presidencial para 2018.
 Un ex presidente del PAN explicó en detalle cómo la dirigencia azul estaría desviando dinero público a través del llamado “Ramo 23”, que tiene como objetivo que el gobierno federal otorgue recursos a estados y municipios a través de fondos específicos.
 Eso significa —según las fuentes consultadas— que desde la dirigencia del PAN se maneja una bolsa de dinero público no etiquetado, y tampoco auditado, de poco más de 2 mil 100 millones de pesos; un promedio de 20 millones de pesos por —y no para— cada uno de los 109 diputados federales que tiene el partido en la Cámara de Diputados. Además de esa bolsa, la coordinación parlamentaria se lleva casi 100 millones de pesos, también manejado de manera discrecional.
 Cabe aclarar que “los moches” no son exclusivos del PAN y menos de Ricardo Anaya. Esa práctica la llevan a cabo todos los partidos —incluidos PRD y Morena—, que se sirven del dinero público a manos llenas, en montos determinados por el número de diputados de cada partido.
La mayoría de estos recursos son destinados a obras en municipios que diputados y alcaldes soliciten y que se llevan a cabo a través de empresas “pato”, propiedad de amigos y/o socios de legisladores o líderes parlamentarios o jefes de partidos.
¿Cómo es que Ricardo Anaya obtiene recursos a través de este formato? Resulta que la dirigencia del PAN mantiene el control de la partida del “Ramo 23” —de más de 2 mil millones de pesos—, mientras que alcaldes y diputados deben pasar a las oficinas de la colonia del Valle para negociar la asignación de ese dinero. De esa forma, la lealtad a Ricardo Anaya se compra a cambio de millones de pesos.
Según testimonios de diputados, alcaldes y gobernadores del PAN, en el CEN partidista les piden entre 17 y 20 por ciento de comisión por “el palomeo” de recursos, al tiempo que las obras son asignadas a contratistas que determina la dirigencia nacional del partido.
Es decir, “en el cuarto de junto” de la oficina de Ricardo Anaya se lleva a cabo eso que, coloquialmente, se conoce como “moche”. Todo con el aval del jefe nacional, Ricardo Anaya, quien presuntamente dispone —de manera personal— de cientos de millones de pesos.
Y una vez que “el asunto” de tal o cual diputado federal, alcalde o gobernador “queda planchado” con Anaya y su equipo, de la dirigencia del PAN se comunican a la Secretaría de Hacienda para que “disparen” el dinero a los estados y de ahí a los municipios.
Cuando alcaldes o diputados deben cumplir con los compromisos contraídos con sus electores, con los contratistas o con la entrega de “los moches” al jefe nacional, presionan para que Hacienda “dispare” el dinero y para que les confirmen “que está en tubería”. Es decir, para confirmar que el dinero público ya recorre los meandros de la corrupción, sea de PAN, PRI, PRD o de Morena. La palabra mágica es “el dinero ya está en tubería”, lo que se interpreta como que “está por caer” a las arcas municipales.
 De esa manera, Ricardo Anaya también maneja las lealtades a su persona y a su proyecto presidencial y presiona a aquellos que juegan en el terreno de otros aspirantes y grupos dentro del PAN.
 Según el ex dirigente del PAN que reveló la información, Anaya sería quien solapa las tuberías de la corrupción y controla sus efectos a la perfección, ya que ha fungido como presidente de la Cámara de Diputados, secretario general del partido y ahora líder nacional.
Anteriormente, durante la gestión de Gustavo Madero, quien manejaba todo el asunto de los “moches” en el partido era el ex diputado Luis Alberto Villarreal, quien fue removido de su cargo por los mismos escándalos de corrupción.
 ¿Quién pondrá freno a Anaya y el manejo de los moches dentro del partido?
 ¿La Comisión Anticorrupción abrirá un expediente contra el dirigente por esas trapacerías?
 ¿Y la honestidad azul de Ricardo Anaya?
 Al tiempo.

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 Columna Razones/JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ
Excelsior
Anaya y el pecado favorito
“La vanidad es mi pecado favorito”, dice Lucifer, caracterizado por Al Pacino en esa magnífica película que es El abogado del diablo. La vanidad, ese “orgullo de la persona que tiene en un alto concepto sus propios méritos y un afán excesivo de ser admirado y considerado por ellos” ha acabado carreras, familias, empresas. Y, muy probablemente, la vanidad ha propiciado el mayor golpe político que ha recibido el presidente nacional del PAN, Ricardo Anaya.
El caso de Ricardo me recuerda al del entonces gobernador Arturo Montiel en el 2005, cuando le disputó la candidatura presidencial a Roberto Madrazo (aunque la paradoja en este caso es que Ricardo ahora busca la candidatura presidencial de su partido, el PAN, desde la posición que ocupaba, entonces,
Madrazo en el PRI). Montiel era parte del llamado TUCOM, Todos Unidos Contra Madrazo. Eran cinco o seis aspirantes que hicieron una suerte de interna donde, un poco sorpresivamente, resultó ganador Montiel (todo mundo pensaba que sería Enrique Jackson el precandidato) y comenzó su campaña contra Madrazo. Duró un par de días: una nota periodística, primero, y una entrevista mostrando sus propiedades, después, acabaron con Montiel. Se instaló la sospecha y el entonces gobernador tuvo que pasar más tiempo explicando el origen de sus recursos que intentando comenzar una compaña. En pocos días quedó fuera de la competencia, el TUCOM desapareció, Madrazo fue candidato sin competencia real y el PRI realizó la peor elección de su historia.
Insisto en algo que ya hemos dicho, Anaya no ha sido un mal presidente del PAN, pero resulta insensato que desde esa posición esté buscando en forma tan insistente como obvia la candidatura presidencial. Como si la carta de distintos dirigentes panistas no hubiera sido suficiente, Anaya se ha visto involucrado ahora en una denuncia que termina siendo tan similar a aquella que dejó fuera de la competencia en el 2005 a Montiel. Por la razón que sea, la declaración tresdetres de Anaya no coincide con sus egresos, su familia vive en Atlanta, en Estados Unidos, viaja semanalmente a esa ciudad y el presidente del PAN ha tenido que pasar todos los últimos días tratando de explicar su situación económica y, para colmo, lo ha hecho sin convencer a muchos.
Dice Anaya que él y su esposa tienen recursos suficientes para mantener ese nivel de vida, y quizás es verdad. Que alguien como María Amparo Casar insista en que sus ingresos sí corresponden con su nivel de vida, no es menor. El problema es que, entonces, hay vacíos en su declaración tresdetres, pero más allá de eso, el grave error político de Anaya es pensar que se puede presidir un partido político y buscar la candidatura presidencial teniendo a su familia viviendo fuera del país.
Probablemente es injusto, probablemente Anaya como cualquiera que tenga recursos económicos suficientes podría argumentar que tiene derecho a decidir dónde quiere vivir con su familia. Pero eso no es aceptable, viable para alguien que tiene posiciones de poder tan importantes y aspira a más, sobre todo, cuando no hay razón alguna de seguridad o familiar que lo justifique. Y ése es el error político, la falta de sensibilidad que le están cobrando.
Anaya desestimó las reiteradas llamadas de su propio partido para no hacer proselitismo desde la dirigencia partidaria en su favor, se alejó de muchos de los principales personajes del PAN, no dialogó con ellos y continuó sin apartarse de su línea y ha pagado el costo: ninguno de las dirigentes panistas ha salido en su defensa y los demás partidos le han cobrado duro una actitud política soberbia. Si hubiera tendido puentes cuando se lo demandaron los propios panistas, quizás, las cosas hubieran sido diferentes. Ahora más que la candidatura presidencial tendrá que tratar de salvar la dirigencia partidaria. Y eso, incluso, se le ha puesto difícil. La vanidad es el pecado preferido por el diablo..
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Alhajero/Martha Anaya
24 Horas
Anaya se equivocó de adversario
Al interior de su partido, dos errores estratégicos cometió Ricardo Anaya luego de asumir la presidencia de Acción Nacional: revivir a Felipe Calderón y “matar” –políticamente hablando– a Gustavo Madero.
Se equivocó de adversario. 
Anaya pensó que a quien tenía que hacer a un lado –humillarlo incluso–, para asumir con plenitud la dirigencia del PAN, era a Madero, a su “padrino”; al que lo impulsó desde la Cámara de Diputados y le llevó luego hasta la cima del partido.
¿Que Madero lo utilizó a su gusto y sin reparo alguno para sus idas y venidas a la presidencia del PAN, mientras cumplía los requisitos obligados para convertirse en diputado plurinominal?
Sin duda. A lo largo de esa etapa (2014-2015) el de Chihuahua maltrató a Anaya.
Lo vio –y utilizó– como a un mero peón, creyendo que el poder que acumuló como presidente del partido permanecería intocado y que, al instalarse la legislatura, obtendría todavía más poder convirtiéndose en el líder de la bancada panista.
De hecho, ése fue el Pacto entre Madero y Anaya: el liderazgo azul en la Cámara de Diputados.
Pero el queretano no cumplió. Por eso Madero habló entonces de “traición”.
Este episodio quizás pudo haberlo sorteado y recompuesto Anaya con el tiempo, como de hecho ocurrió durante un lapso…, ¡hasta que de nueva cuenta volvió a negarle a Madero, en septiembre pasado, el liderazgo en el grupo parlamentario!
Políticamente hablando, equivalía a lanzar paletadas de tierra sobre el ataúd maderista. Así terminó Anaya con las aspiraciones presidenciales del sobrino nieto de Francisco I Madero.
Uno menos en la carrera. Al que consideraba, dentro del PAN, como el más poderoso, por la red que tejió durante su dirigencia.
Pero en este juego por destruir al de Chihuahua, el actual presidente de AN sacó al ex presidente Felipe Calderón de las catacumbas a donde su archienemigo, Madero, lo había enviado.
Y no sólo eso, le dio un lugar de primacía a Felipe en la Asamblea Extraordinaria que realizó en noviembre del año pasado, mientras Madero miraba la escena desde un rincón del presídium con el rostro desencajado.
En fin, que ese fin de semana (21 de noviembre de 2015) marcó el retorno de Calderón y los suyos dentro –y fuera– del partido.
El propio queretano le devolvió la vida y lo encumbró, pensando que el adversario a vencer –rumbo a la candidatura presidencial– era Madero y que Calderón, como ex Presidente, ya no jugaba en la de 2018.
Anaya no calculó que el verdadero peligro estaba en el ex mandatario; que Calderón volvería por sus fueros amparado en la imagen de inocencia de su esposa, Margarita Zavala.
El presidente del PAN olvidó además que Los Pinos también juegan. Y fuerte.
Y si a lo anterior añadimos que Ricardo Anaya eligió a mediocres para encabezar su fuerza en el Congreso, queda la mesa puesta para lo que hoy le está ocurriendo.
GEMAS. Obsequio de Andrés Manuel López Obrador: “La cúpula del PRIAN se regodea autopremiándose de lo bien que han gobernado al país. Vean a Baillères, dueño del ITAM y segundo hombre más rico de México, con Peña y Calderón, los ejecutores del plan para saquear a México y desgraciar al pueblo”.
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A Anaya se le apagan los motores/ Pablo Hiriart
Uso De Razón
El Financiero
Ricardo Anaya dejó de ser un activo para el PAN y pasó a convertirse en una carga. Todo ocurrió de manera rapidísima. Tan pronta fue su caída como su ascenso.
La ambición rompe el saco, y eso fue lo que pasó.
Así es que el PAN tendrá que pensarlo dos veces antes de poner a Anaya en los spots del partido, y no sólo por la división que genera en su interior, sino porque le va a restar simpatías a Acción Nacional.
Es más: ¿llegará Anaya a las elecciones en el Estado de México?
Probablemente sí, pero a un costo muy alto. Los votos que se iba a llevar el PAN por el rechazo al PRI en esa entidad, pueden buscar un nuevo cauce.
O los va a capitalizar el PAN, por la marca, pero no con Anaya como mascarón de proa de la nave blanquiazul en los comicios mexiquenses.
Tendrá que bajar su perfil y dejarle el escenario a otros.
El primer golpe severo a su credibilidad provino del propio PAN, de militantes de peso en esa institución que cuestionaron el manejo patrimonialista que Anaya hacía de la presidencia del partido y sus prerrogativas en publicidad.
A la vista de todos estaba el hecho de que utilizaba los bienes del PAN para promoverse él rumbo al 2018, en desmedro de otros militantes que tienen las mismas y legítimas aspiraciones.
La primera reacción de Anaya fue ningunear a esos panistas, como si se trataran de líderes vecinales en busca de hueso.
 “Estoy concentrado en las elecciones del año que entra”, les respondió con desdén, y acotó que no tiene por qué definirse ahora por el liderazgo del partido o la candidatura presidencial. En pocas palabras, se burló de ellos porque sí está en campaña.
Craso error. El PAN no funciona como Morena, que es un partido con dueño. Ni como el PRI, donde el presidente de la República traza la línea.
Luego rectificó a medias con ofrecimientos de diálogo, pero le cayó la bomba de sus incontables viajes a Atlanta, que le destapó Ricardo Alemán en su columna de Milenio.
Susana Guzmán, de EL FINANCIERO, lo confrontó con sus propias declaraciones: “Ricardo Anaya, presidente nacional del PAN, incrementó en 314 por ciento sus ingresos anuales de 2014 a la fecha, de acuerdo a lo que dijo ayer (jueves) a los medios de comunicación”.
Y ni así. De acuerdo con la nota de Susana Guzmán, ni sumando sus nuevos ingresos, más los de su cónyuge, alcanzan para pagar 71 viajes redondos a Atlanta en lo que va del año, más la casa, escuelas y mantenimiento en Estados Unidos.
Tal vez Anaya se encuentra en medio de una confusión y es un hombre honrado, pero en política no sólo hay que serlo sino también parecerlo.
Se enredó en problemas de dinero y de eso deberá hablar siempre que tenga una grabadora enfrente. 
Veneno puro para un político, ante una sociedad que está hipersensible en esos temas luego de la bomba nuclear veracruzana. 
Políticamente, a Anaya se le acabó la gasolina. Lo que sube rápido baja rápido. Y ése parece ser su caso.
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