15 jun 2017

Cae plagiario (Juan Escobar) por miedo de taxista

Cae plagiario por miedo de taxista

Una de las casas de San Miguel aseguradas en el marco de las investigaciones. Foto: Especial
 DE LA GUERRILLA AL SECUESTRO. Escobar era buscado en Chile por el asesinato en 1991 del senador Jaime Guzmán. En México se hacía pasar por Ramón Guerra, la identidad de menor poblano muerto en los 70. Foto: Especial
 Abel Barajas, reportero
Reforma, Cd. de México (15 junio 2017).- El miedo de un taxista llevó a la fortuita captura de un integrante de la banda de secuestradores más buscada del País.
"Escobar ha cometido -aparentemente- algunos delitos de importancia en México. Si así fuese, perfectamente sus autoridades podrían decidir procesarlo allá y eso significaría un juicio (...) y, luego, se procedería la solicitud de extradición" Heraldo Muñoz, Canciller chileno.
Julio Escobar, un ex guerrillero chileno cuyo nombre falso en México era Ramón Alberto Guerra, le encargó a un taxista de San Miguel de Allende entregar un paquete en un hotel.
El chofer recibió un billete de 500 pesos y se le hizo extraño que le dijeran que se quedara con el cambio para un viaje de menor cuantía.
Al arrancar su encomienda, advirtió que era perseguido por una camioneta blanca.
Lo invadió el miedo debido a que en la localidad habían matado a cuatro taxistas en días anteriores y marcó a la Policía estatal.
Recibió la instrucción de estacionarse en una gasolinera donde llegaría una patrulla a auxiliarlo.
Temeroso, llegó al expendio, y ahí policías locales detuvieron a su persecutor, quien resultó ser miembro de una banda internacional que en el Bajío ha perpetrado en la última década ocho secuestros de alto impacto, entre ellos el de Diego Fernández de Cevallos, el empresario Eduardo García Valseca y Mónica Jurado, ex nuera de Vicente Fox.
Ya que Escobar había sido detenido, el conductor del taxi abrió el paquete de la encomienda.
Encontró el dedo mutilado de una ciudadana estadounidense secuestrada hacía 79 días y 4 cartas, una escrita en francés, 2 en inglés y otra fotografiada, todas dirigidas al esposo de la cautiva con peticiones para el pago de rescate.
La banda, al percatarse de la detención de su socio, dejó libre a la mujer.
Aunque el secuestrador fue detenido hace dos semanas, apenas el sábado pasado la PGR informó de la captura del chileno Raúl Julio Escobar Poblete, quien debe enfrentar un juicio por el delito de plagio.
Al conocer la detención, Marcela Mardones -pareja sentimental de Escobar- dejó México. Pasó por Guatemala, Colombia, Uruguay y Argentina. Finalmente fue detenida en Chile el día 10 de este mes.
Autoridades federales estiman que en la banda de Escobar participan al menos otros 7 integrantes y, aunque es una de las más peligrosas, afirman que la Procuraduría de Guanajuato ha obstaculizado la colaboración.
Golpean a banda de altos vuelos
Fue el 30 de mayo cuando fue detenido Julio Escobar Poblete "El Comandante Emilio", integrante del grupo armado chileno Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y acusado de asesinar en 1991 al senador e ideólogo pinochetista Jaime Guzmán.
Investigadores del caso indicaron que la mayoría de las víctimas de la banda delictiva que lideraba Escobar Poblete tenían un hábito en común: frecuentar el Club de Golf Ventanas de San Miguel.
Desde el plagio de Eduardo García Valseca, el 13 de junio de 2007, hasta el último que cometieron de una ciudadana franco-estadounidense, las autoridades detectaron otros patrones que se repetían en la mayoría de los ocho secuestros de los que tuvieron reporte.
Uno de ellos es que no usaban los teléfono: todo el proceso de negociación era a través de anuncios de periódico o mensajes entregados directamente por correspondencia o por taxistas.
Sólo en el último de los secuestros hubo negociación telefónica y sólo en uno de los casos emplearon un correo electrónico.
La gente de Escobar Poblete nunca cobraba sus rescates en pesos, únicamente aceptaban dólares en billetes de 100. Hubo un solo plagio que cobraron en euros y pesos.
Aunque "El Comandante Emilio" adquirió el "know how" en la guerrilla -se informó que fue entrenado en Cuba-, sus secuestros en la zona del Bajío nada tenían que ver con causas políticas o ideológicas, aunque trató de desviar la atención con este aspecto.
Algunas víctimas han referido que durante su cautiverio escucharon música con temas revolucionarios y de grupos armados, aunque los investigadores consideran que lo anterior tenía el propósito de que la autoridad vincularan los secuestros con guerrillas locales.
A más de una víctima le dieron a leer "El hombre en busca de sentido", un libro de Víktor Emil Frankl que narra el drama del campo de concentración de Auschwitz.
Según los datos proporcionados, a los hombres secuestrados no les proporcionaban rastrillos y dejaban que les creciera la barba; en un principio también dejaban que se deshidrataran para tomarles fotos que luego enviaban a sus familiares como método de presión.
Antes de recibir sus alimentos, debían colocarse una especie de capucha en la cabeza para no visualizar al plagiario.
El confinamiento era una especie de pileta de concreto.
Varios de los secuestros se cometieron entre abril y junio, y las liberaciones ocurrieron antes del 24 de diciembre.
El cautiverio duraba en promedio entre 7 y 8 meses, aunque uno de ellos fue de un año con un mes.
Algunos de los secuestrados que pasaron la Navidad en cautiverio informaron a las autoridades que en la Nochebuena y Año Nuevo sus victimarios les ofrecieron de cenar bacalao a la vizcaína y comida española.
No le teme a la extradición
"El Comandante Emilio" aceptó ante su abogado José Luis Vargas que "tiene un pasado" y que no le teme a la extradición.
"El prefiere irse a Chile. Él sabe que se descubrió su identidad y no quiere mentir más".
El abogado aseguró que hubo una violación al debido proceso por parte de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Guanajuato (PGJE) y tiene 4 meses para probarlo.
"También le dije que el delito que lo tiene en prisión (secuestro) no procederá y que si logra salir, que estoy seguro que así será, al poner un pie afuera de la cárcel será la Interpol quien cumplimente las órdenes que tiene en su contra".
Eso, dijo, lo sabe el "Comandante Emilio", quien reconoce que tiene que pagar por sus acciones del pasado.
Van tras cómplices
Conforme a fuentes allegadas al caso, las autoridades indagan por su relación con Escobar a su ex pareja sentimental Marcela Eugenia Mardones Rojas, actualmente detenida en Chile.
Otras personas también indagadas son una ciudadana española de 45 años de edad y una argentina de 54 años, quienes vivieron cada cual por su cuenta en inmuebles de la zona centro de la ciudad guanajuatense.
También vinculan con Escobar a un mexicano de 49 años de edad y otros dos individuos -uno de ellos de 55 años- cuyas nacionalidades se desconocen, aunque también residieron hasta hace dos semanas en San Miguel de Allende.
Autoridades estatales presumen que -junto con Escobar- había un estadounidense que también era líder del grupo de plagiarios; no obstante, otra línea de investigación sugiere que se trata de un joven italo-mexicano.
El secreto de 'Emilio' y Marcela
Hace más de 10 años un hombre de origen chileno llegó a San Miguel de Allende para iniciar una nueva vida.
Se identificó como Ramón Aurelio Guerra Valencia, compró una casa y junto con su pareja a la que presentó como Patricia, comenzaron a involucrarse en la vida sanmiguelense y a convivir con empresarios, restauranteros, pintores, amantes del futbol, padres de familia y grupos que sanan el alma.
Quienes conocen a Ramón sabían que era de pocos amigos y que de sus negocios y trabajo no hablaba mucho. Era un buen vecino y un buen presidente de padres de familia en la escuela de su hija adolescente.
De un tiempo a la fecha se había vuelto más "espiritual", una forma de vida que aprendió de Patricia, su ex pareja y madre de sus 2 hijos, quien se volvió fiel seguidora de las enseñanzas y terapias de sanación y paz interna que promueve el francés René Mey.
Pero hace dos semanas todo cambió, y esa vida que ambos construyeron por más de una década en las tierras guanajuatenses desapareció cuando un boletín de la PGR informó de la detención "de un prófugo de Chile por el probable delito de atentado terrorista".
Se trataba de Ramón, quien en realidad es "El Comandante Emilio". 
Hoy Ramón está preso en una celda del Cereso Mil de Guanajuato, acusado de secuestro y con una solicitud de extradición a su país; su pareja, Patricia, es en realidad es Marcela Mardones, también ex integrante de la guerrilla chilena.
Con información de Ana Luz Solís 

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