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5 nov 2017
Estados Unidos, en el centro del trasiego de fentanilo
Estados Unidos, en el centro del trasiego de fentanilo/J. JESÚS ESQUIVEL
Revista Proceso, 5 de noviembre de 2017
México, con el Cártel de Sinaloa como protagonista central, forma parte de lo que podría llamarse la ruta de la muerte: la que traslada el fentanilo de China a Estados Unidos, de donde es enviado a nuestro país para regresar después al norte, ya convertido en alguna de las múltiples y peligrosas drogas de diseño. En su guerra contra el narcotráfico, Washington debería investigar cómo es posible que miles de paquetes con fentanilo procedente de laboratorios chinos pasen sin problemas por Memphis o San Francisco. En tanto, el gobierno mexicano asegura oficialmente desconocer el problema.
Washington.- El consumo de opiáceos en Estados Unidos –drogas que cada día matan a unas 130 personas– se volvió ya una epidemia. Y ese mismo país se convirtió, indirectamente, en el principal proveedor de fentanilo para los cárteles mexicanos que elaboran las drogas de diseño.
El fentanilo es la sustancia química indispensable para la elaboración de anfetaminas, metanfetaminas, heroína, pastillas psicotrópicas y muchos otros narcóticos que caben en la categoría de opiáceos, de acuerdo con datos de la Administración Antidrogas (DEA) y de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE).
Y todo el fentanilo que Estados Unidos exporta a México y que después los cárteles mexicanos, principalmente el de Sinaloa, devuelven al mercado estadunidense en forma de drogas de diseño, se produce en China.
“El juego de las drogas se ha convertido en una ruleta rusa”, dice en entrevista Rusty Payne, vocero de la DEA.
Un agente especial de la ICE –quien pide al reportero la reserva de su nombre– expone de esta manera la nueva ruta del trasiego de drogas sintéticas hacia Estados Unidos: “El fentanilo que se produce en China lo compran legalmente los cárteles mexicanos en algunas de las miles de páginas de internet que hay para ese mercado. Los envíos desde China se hacen por paquetería, en especial por Federal Express (Fedex) y por el Servicio Postal de Estados Unidos (USPS).
“Pero primero tienen que llegar, obligadamente, a Estados Unidos, al centro de redistribución de Fedex en Memphis, Tennessee, o al del USPS en San Francisco, California; y posteriormente salen de estos centros hacia México”, explica el agente especial de la ICE dedicado a las investigaciones sobre el tráfico del fentanilo chino.
“A Memphis y a San Francisco llegan todos los días decenas de miles de paquetes de China. Para Fedex y USPS es una tarea imposible revisar cada uno, y por eso tal es el método preferido de los cárteles de México para conseguir el fentanilo chino”, apunta el agente.
En varias de las entrevistas realizadas por Proceso con diferentes funcionarios y agentes federales estadunidenses se corrobora que, por ejemplo, en la sede de redistribución de Fedex, en Memphis, diariamente se apartan aproximadamente unos 30 mil paquetes procedentes de China bajo la sospecha de que pueden contener o estar contaminados con fentanilo.
“Las agencias federales no contamos con el personal ni con el equipo necesario de protección para examinar los paquetes sospechosos procedentes de China. Y hay otro problema: el fentanilo, sea líquido o en polvo, es una sustancia muy peligrosa: no se debe tocar porque puede causar la muerte. Y su nivel de contaminación es altísimo”, añade el agente de ICE.
Laboratorios de avanzada
Hasta antes de que Estados Unidos estuviera sumido en la epidemia de consumo de opiáceos, las autoridades consideraban que tomaría años que los laboratorios químicos de países como China pudieran mezclar adecuadamente derivados sintéticos como el fentanilo.
“Por tantos avances que ha habido, ahora los laboratorios chinos son capaces de sintetizar productos rápidamente, en cuestión de semanas. Hemos identificado cientos de nuevos compuestos análogos derivados de diferentes sustancias como el fentanilo. Hablamos de los canabinoides y cantinones”, expone Payne, quien accedió a dar una larga entrevista sobre el tema de los opiáceos, en compañía de su colega Melvin Patterson.
“Lo que hace tan peligroso al fentanilo es su potencia, el hecho de que sólo con tocar tu piel te puedas morir”, acota Payne.
La perfección alcanzada por los laboratorios chinos para la producción y diseño masivo de fentanilo, dificulta a las autoridades estadunidenses la detección del mismo, por lo menos en los centros de redistribución de Fedex y del USPS. Y esa realidad facilita la exportación del químico de Estados Unidos a México y, por ende, a los cárteles mexicanos.
De acuerdo con videos recabados por la DEA y proporcionados para esta investigación periodística, la mezcla, por ejemplo, de un canabinoide con cantinona y un compuesto a base de fentanilo produce una sustancia blanca, sin ninguna particularidad.
Un comprimido (píldora) de esta mezcla, al ser colocado junto a otras del mismo color –como cualquier medicamento legal– pasa inadvertido a los ojos de cualquier agente que no tenga la tecnología para la detección del fentanilo.
“El fentanilo es un arma de destrucción masiva”, subraya Payne.
Los opiáceos elaborados a base de fentanilo chino y que son las drogas de moda en el mercado de Estados Unidos, generan anualmente una cantidad incalculable de dólares, tanto para el Cártel de Sinaloa como para los estadunidenses que también producen drogas de diseño.
Payne y Patterson sostienen que en estos momentos, en el mercado negro de Estados Unidos el kilo de heroína cuesta de 40 mil a 60 mil dólares. Pero el kilo de fentanilo se valúa de 1 millón a 1 millón y medio de dólares.
Los paquetes de fentanilo procedentes de China tienen cantidades bajas del químico: de 500 gramos a un kilo. Los paquetes que luego se exportan de Estados Unidos a México contienen de 50 a 100 gramos como máximo de fentanilo, según el agente especial de la ICE.
“Si tengo un kilo de fentanilo puro y lo mezclo con otras sustancias, como heroína de muy mala calidad, puedo estirar ese kilo a miles y miles de dosis; además se facilita el transporte para su distribución y venta”, agrega Payne.
Una dosis de la heroína más barata cuesta en cualquier calle de cualquier ciudad de Estados Unidos un máximo de 10 dólares. El valor promedio de una droga derivada de fentanilo vale de cinco a 10 dólares, aunque se tiene una variante de un costo mayor en las urbes más grandes.
Un supervisor de la DEA a cargo de las estrategias antinarcóticos en Massachusetts (uno de los estados con mayor consumo de opiáceos) explica detalladamente cómo se “cortan” para su venta y distribución las drogas elaboradas con fentanilo.
“Venden las sustancias en lo que llaman ‘dedos’”, comenta el agente, a quien Payne y Patterson recomiendan mantener el anonimato. “Cada dedo pesa alrededor de 10 gramos, cantidad que genera de 300 a 330 dosis. Por ejemplo, un dedo en Lawrence, Massachusetts, cuesta unos 200 dólares. Y cada dosis generada por el dedo cuesta 10 dólares o incluso menos, dependiendo del lugar donde se compre”, dice.
En la dinámica del mercado de consumo de opiáceos derivados del fentanilo en ciudades más grandes, cuya población tiene un nivel de vida más alto, el dedo de fentanilo puede llegar a costar hasta 800 dólares y una dosis personal, de 50 a 60 dólares.
Por cada kilo de fentanilo puro cuyo costo sea de 1 millón dólares a su llegada de China, en una ciudad como Chicago, el Cártel de Sinaloa –con el corte de la sustancia y su venta en dedos y dosis individuales– puede ganar hasta 5 millones de dólares, conforme a los cálculos que proporciona la DEA.
–¿Cuál es el peso de una dosis cortada de un dedo? –se le pregunta al supervisor de la DEA.
–Como un microgramo. Una dosis es de un décimo de gramo, a veces menos, a veces más. Es por eso que de un dedo usualmente salen 300 dosis, si no lo rebajas todavía más.
En 2016, y con base en las estadísticas que por teléfono proporciona el supervisor de la DEA, sólo en New Hampshire hubo 487 muertes por sobredosis de opiáceos derivados del fentanilo. Sólo tres de estas personas fallecieron por sobredosis de heroína.
“El año pasado en Ohio murieron 23 personas por sobredosis con (derivados de) fentanilo; 23 en dos días”, se lamenta Patterson.
Nueva veta
En México el cultivo de amapola ya no es tan productivo como la elaboración de opiáceos derivados del fentanilo que llega legalmente de Estados Unidos a los cárteles de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación (CJNG, que ya se está metiendo en el mercado). La confiscación de este tipo de drogas traficadas por mexicanos a Estados Unidos es una tarea difícil para las agencias estadunidenses.
“Antes podíamos saber si trabajábamos con heroína, cocaína o metanfetaminas cuando hacíamos incautaciones. Hacíamos pruebas de campo. Para el fentanilo no tenemos manera de hacer pruebas de campo. Una bolsa de fentanilo puro es difícil de identificar, así que si una persona es detenida por portar el fentanilo puro, pero el agente no tiene la manera de hacer la prueba y detectar la sustancia, la va a tener que dejar en libertad.
“Las pruebas a la bolsa de fentanilo se hacen después, pero ya nada se puede hacer con la persona que la pasó a Estados Unidos y, por lo tanto, desde un punto de vista operativo, esta situación es difícil”, se queja Patterson.
“¿Esperamos que Fedex capture todo, incluso en pequeñas cantidades? ¿Queremos que el gobierno revise todos los paquetes?”, pregunta irónicamente Payne.
La ausencia de la tecnología y de equipo adecuado para que el personal de las agencias federales ayude a Fedex o al USPS a detectar los paquetes con fentanilo de China, hace que los agentes estadunidenses se nieguen a llevar a cabo esta misión a costa de su vida.
Comenta Patterson: “No vale la pena perder una vida. Sé que es una cosa difícil de decir, pero no vale la pena perder la vida sin el equipo de protección”.
China produce dos tipos de fentanilo: el acrofentanilo y el furanilfentanilo. Ambos igual de mortales y peligrosos que el fentanilo tradicional.
“La gente se vuelve tan adicta en este país, que están dispuestos a usar fentanilo sabiendo que hay riesgo de morir”, afirma Payne.
Los narcotraficantes mexicanos, dueños casi absolutos del tráfico de narcóticos en Estados Unidos, se están aliando con pandilleros de origen dominicano para la distribución y venta de opiáceos derivados del fentanilo en la zona del Este y Medio Oeste, las más lucrativas.
Payne y Patterson, quienes proporcionan datos confidenciales de investigaciones recientes, cuentan que en Chicago el Cártel de Sinaloa “ha creado una relación tóxica” con los dominicanos.
“A los dominicanos, el Cártel de Sinaloa los utiliza para la distribución exclusiva de los opiáceos”, asegura Payne.
El temor de la DEA, y tomando en cuenta que el Cártel de Sinaloa con ayuda de “químicos colombianos” concretó la metamorfosis de la heroína negra o café –menos pura y potente– a heroína blanca, que se vende más cara y es más pura en la Costa Oeste, es que estos narcotraficantes mexicanos un día puedan, como los chinos, sorprender al mercado con su propia producción de fentanilo.
“No me sorprendería si tuvieran la capacidad de producir fentanilo allí mismo en México. Pero no quiero hacer muchas suposiciones, es sólo una premonición natural por la rentabilidad del fentanilo”, dice Patterson.
Proceso buscó al gobierno de Enrique Peña Nieto para conocer su posición respecto al hecho de que sea Estados Unidos el principal proveedor del fentanilo chino para los cárteles mexicanos.
“No se cuenta con información precisa que permita conocer la dimensión del problema al que se hace referencia; sin embargo existen los mecanismos de coordinación marcados por la Organización de las Naciones Unidas en los que se da cuenta sobre alertamientos de nuevas tendencias en los mercados de drogas ilícitas”, contestó la Presidencia de la República a un cuestionario vía correo electrónico.
Sin poner a disposición de los reporteros a un funcionario para hablar directamente del problema, el gobierno de Peña Nieto admite “no tener identificado el modo de transportación del fentanilo” y desconocer “alguna ruta definida del extranjero hacía México”.
La Segunda Zona Militar del Ejército mexicano informó a los medios que el pasado 19 de agosto, en el puesto de control de San Luis Río Colorado, cerca de Yuma, Arizona, una patrulla militar detuvo un camión que transportaba 63.8 kilogramos de fentanilo envasado en ladrillos envueltos en plástico.
El Ejército indicó que el camión de carga salió originalmente de la Ciudad de México y tenía como destino Tijuana, Baja California.
En el cuestionario de 10 preguntas que se le envío al gobierno de Peña Nieto se preguntó si en México se había detectado la muerte de alguna persona por el contacto directo o indirecto con fentanilo.
“De acuerdo a las autoridades sanitarias de México, no se tiene conocimiento de ningún caso hasta el momento”, reviró el gobierno, que casi en el mismo tenor aseveró que no hay registros de que personal de Fedex en México, que se ocupa de la paquetería que llega procedente de Estados Unidos, haya sufrido algún padecimiento por la posibilidad de contacto con la sustancia.
“No se tienen registros de afectaciones en personas por el manejo o manipulación del fentanilo”, escribió el gobierno mexicano.
Mientras el presidente Trump utiliza el caso del trafico de drogas procedente de México como argumento ante el Congreso para justificar su solicitud presupuestal de unos mil 600 millones de dólares y con ellos amurallar la frontera sur, el gobierno de Peña Nieto se abstiene de señalar a Estados Unidos como el proveedor del fentanilo chino para los cárteles mexicanos, como lo exponen los agentes de la ICE y la DEA.
“El narcotráfico en general es un problema global, sería irresponsable señalar a un país específico”, se limita a responder el gobierno mexicano.
Trump presume que con el muro en la frontera sur detendrá todo el flujo de drogas ilegales procedente de México, además del de inmigrantes indocumentados.
Vía internet
La DEA colabora con el gobierno de China para contener la exportación de fentanilo a Estados Unidos.
Hasta marzo de este año, la venta por internet a nivel nacional e internacional en China era del todo legal.
Patterson insiste en que la colaboración de la DEA con el gobierno de China es fructífera. No obstante, acepta que la misión se enfrenta al grave problema de la clandestinidad de los laboratorios chinos que producen el fentanilo y a la infinita posibilidad de formas de usar internet para el trafico ilegal de la sustancia base para producir los opiáceos.
“No creo que China tenga la capacidad de verificar cada orden. No lo creo. No más de lo que hacemos aquí. Hay empresas que tienen sitios en internet que pareciera que su sede está en Estados Unidos, pero esos sitios reciben el fentanilo de China. Así que la gente piensa que la sustancia que pides está en Estados Unidos cuando realmente la gente que maneja ese sitio en la red está consiguiendo el fentanilo de China”, enfatiza Patterson.
Lo más lucrativo y valioso para el Cártel de Sinaloa en el mercado del trafico y venta de opiáceos en sus alianzas con pandilleros como los dominicanos es que, de acuerdo con la DEA, tiene rutas establecidas en los 50 estados de Estados Unidos.
“Las rutas son increíblemente valiosas y hacen más rentable al fentanilo… seríamos idiotas para no pensar que los cárteles (mexicanos) no han llegado a China”, añade Patterson.
Al Cártel de Sinaloa la DEA le asigna por el momento una buena parte del control del mercado de los opiáceos, que comparte con narcotraficantes estadunidenses, especialmente jóvenes que en laboratorios caseros y clandestinos producen las drogas de diseño y que se encargan ellos mismos de distribuir y vender.
Sin embargo, en algunos estados del Medio Oeste y de la Costa Este, la DEA ha detectado huellas del CJNG en la distribución y venta de enervantes sintéticos derivados del fentanilo.
El gobierno de Trump no tiene las cifras precisas sobre el tamaño ni producción, tráfico y consumo de opiáceos en Estados Unidos. En 2015 se confiscaron 11 mil “exposiciones de fentanilo”, según los reportes semestrales de la DEA.
Tampoco el gobierno de Trump tiene idea de cuál psicotrópico de diseño es el de mayor demanda y consumo entre su sociedad. “Hay unos 131 mil tipos de opiáceos”, afirma Payne.
En el mercado negro de las calles de Estados Unidos, a las más populares drogas de diseño elaboradas a base de fentanilo chino se les conoce como china girl (niña china), china white (china blanca), dance fever (fiebre del baile), friend (amiga) y jack pot (lotería), entre las más populares.
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