8 jul 2018

Esperamos lo mejor y nos preparamos para lo peor: De Hoyos/

Revista Proceso # 2175, 8 DE JULIO DE 2018;
Esperamos lo mejor y nos preparamos para lo peor: De Hoyos/
JUAN CARLOS CRUZ VARGAS
Durante las campañas electorales el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) descalificó a Andrés Manuel López Obrador, pero el miércoles 4 llegó la reconciliación. El encuentro fue en el Club de Industriales, donde los integrantes de la élite empresarial y el virtual presidente electo se comprometieron a trabajar de la mano. Hubo apretones de manos, sonrisas y abrazos entre quienes hace un mes parecían inconciliables. 
Sin embargo, horas después el presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Gustavo de Hoyos Walther, dejó claro en su cuenta de Twitter:
“En @Coparmex no hay, ni habrá luna de miel con @lopezobrador. No estamos en conquista de afectos, ni de cercanías. Apoyo racional, caso por caso, a las buenas políticas públicas. Y siempre, defensa inquebrantable de nuestros principios y derechos, y de cada uno de nuestros socios.”
En entrevista con Proceso, De Hoyos Walther, quien es miembro y asociado del CCE, aclara que con AMLO como presidente el sector patronal “espera lo mejor” y “se prepara para lo peor”.

“Es como el primer día de clases de la escuela primaria. Al principio todos tienen 100… Pero con el paso del tiempo vas perdiendo esa calificación por los errores. Después de que se elige, se parte de una base de confianza y buena fe, de que la parte electoral quedó atrás y hasta ahorita los mensajes han sido buenos. Esperamos lo mejor y nos preparamos para lo peor.”
Entrevistado en un salón del hotel Hyatt, en Polanco, el abogado de profesión y maestro en derecho corporativo internacional admite que la mayoría de la clase empresarial no era partidaria del líder de Morena, quien se llevó la elección con 53% de los votos.
Comenta: “Muy pocos empresarios eran fans de López Obrador. No creo que era el escenario que la mayoría de los empresarios deseaba encontrar. Sin embargo, creo que hay madurez en nuestro sector y hay una profunda convicción de que hay que salvar el estado de derecho, y estoy seguro de que el empresario que estuviera menos contento con esa posibilidad, el lunes 2 se fue a chambear y ya no le dio muchas vueltas”. 
Y abunda sobre el ánimo del sector:
“Así es que ve un optimismo, una esperanza fundada de que las cosas se mantengan bien; y, sobre todo, hay un compromiso por parte de las organizaciones como Coparmex, para hacer la defensa de cualquier violación al marco de derecho o cualquier acción que consideremos inadecuada. Nos sentimos muy tranquilos, en verdad.”
Momento inédito
Para el sector patronal, dice De Hoyos Walther, la llegada de López Obrador al poder marca “una nueva época en la política mexicana” y también representa un momento inédito en el que las diferencias del exjefe de Gobierno de la Ciudad de México con la iniciativa privada deben conciliarse. 

“Hubo momentos en la campaña electoral de una gran algidez con el ganador como nunca había existido… Había momentos de rompimiento que ya se habían dado en el ejercicio del gobierno, como con Luis Echeverría, con José López Portillo. Ha habido momentos difíciles con la actual administración, pero de origen esto nunca había pasado a la historia de la democracia mexicana”, acota De Hoyos, quien representa a 36 mil empresas en todo el país, que aportan 30% del Producto Interno Bruto (PIB) y emplean de manera formal a 4 millones de mexicanos.
 Explica:
“Esto nos implica el reto sin dejar de reconocer que somos distintos, sin tratar de ocultar que hay cosas en las que no pensamos igual. Se trata de potenciar las coincidencias, y las diferencias procesarlas con civilidad, y, de ser posible, encontrando puntos de convergencia entre las posiciones del funcionario y del sector empresarial.”
–¿Considera que la figura de López Obrador está más enmarcada en el populismo? –se le pregunta al empresario. 
–Muchas de sus expresiones a lo largo de la campaña causaron preocupación en el sector empresarial; no nos gustaron en su momento. Lo que yo veo es que de manera paulatina y en las últimas semanas ha ido matizando (su discurso) para acercarse a posiciones mucho más de centro.
De hecho, los mensajes que ha enviado el equipo del virtual presidente electo a través de su prospecto para la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa, han dado confianza a los mercados.
Un claro ejemplo es el tipo de cambio, que la semana pasada tuvo una apreciación acumulada de 4.36% (86.8 centavos), cotizando alrededor de 19.04 pesos por dólar al mayoreo, lo que significa la mayor apreciación semanal desde diciembre de 2011, de acuerdo con el análisis del Banco Base.
Tranquilidad bursátil
Así las cosas, a la par de que la Bolsa Mexicana de Valores registró un alza semanal de 2.77%, en ventanillas bancarias el billete verde terminó la semana en 19.50 unidades. Antes de la jornada del domingo 1 cotizaba en niveles superiores a los 20 pesos.
Sin embargo, Banco Base señaló que “tomando en cuenta las tres elecciones presidenciales anteriores (2000, 2006 y 2012), la recuperación del peso después del proceso electoral ha sido la regla y no la excepción. Por este motivo, la apreciación de la divisa nacional sólo confirma que durante la semana se redujo la especulación en contra de la moneda nacional que se había acumulado particularmente desde la segunda mitad de mayo”.
Aunque las señales han provocado optimismo, la agencia calificadora Standard & Poor’s adelantó que “la capacidad del nuevo presidente de México para sostener el crecimiento del PIB y la estabilidad, al mismo tiempo que cumple otros objetivos de políticas, ayudará a determinar la trayectoria de las calificaciones crediticias del soberano”. 
Eso no es todo. Según la misma firma, con sede en Nueva York, AMLO tendrá que corregir “el exacerbado nivel de violencia en el país”, abatir la corrupción, fortalecer el ejercicio de la ley y el andamiaje institucional del país; además, la calificadora le recomendó darle mayor dinamismo a la economía… Dicho sea de paso, esos items son los que deja maltratados el presidente Enrique Peña Nieto.
Dentro del balance que dejó la jornada electoral del domingo 1, la Coparmex destaca el surgimiento de Morena, que en menos de cuatro años se convirtió en la fuerza política mayoritaria del país, así como la elevada legitimación, mediante los votos, que tiene AMLO.
En su análisis, De Hoyos no deja pasar el fracaso que significó para el PRI haber obtenido el tercer lugar de la elección con José Antonio Meade Kuribreña como candidato.
–¿Cuál es la reflexión que usted hace ante los resultados tan contundentes que dieron la victoria al candidato de la coalición Juntos Haremos Historia? 
–El señor López Obrador tuvo la claridad para entender el profundo hartazgo de los ciudadanos con la corrupción galopante que hemos vivido en épocas recientes en el país en todos los órdenes de gobierno. No nada más habla de la Presidencia de la República, que no la excluyo. Todo esto detonó que muchas personas que no tenían muchas coincidencias con el tabasqueño decidieran apoyar esa propuesta política. 
–¿No le preocupa la preponderancia que tiene Morena en el Congreso y en otras latitudes institucionales? 
–Nos hubiera gustado un mayor contrapeso. Pero así es la democracia. Es la voluntad de los ciudadanos y hay que trabajar con ella. Es el mandato supremo que recibe cualquier institución del Estado mexicano. Lo que sí creo es que son los retos en los que hay que trabajar como país, tomando en cuenta la representatividad mayoritaria.
Según el líder de la Coparmex, López Obrador debe fortalecer la división de poderes, revitalizar el federalismo, respetar la autonomía de instituciones, como el Banco de México, así como impulsar la participación de la sociedad civil en la agenda pública.
El entrevistado tiene muy claro su accionar frente al nuevo gobierno y alza la voz:
“Nosotros vamos a seguir impulsando invariablemente una economía de mercado. No creemos en las propuestas que implican cerrar el país. No creemos en las políticas basadas en el autoconsumo nacional; no creemos en una sustitución de importaciones, sino en un país con capacidad para relacionarse de manera ágil con otras economías y que haya condiciones para que los individuos puedan seguir desarrollándose”.
Para el dirigente empresarial, la estabilidad y la gradualidad son dos factores determinantes de éxito o fracaso de todo lo demás que haga el gobierno de López Obrador.
 “Si no se logra un cambio con gradualidad, incluso si va en la dirección correcta, puede generar que se pierda el control de la estabilidad económica y con ello la estabilidad social del país incluso”, advierte.
–¿Cuál sería el peor escenario para el sector patronal? 
–Lo peor sería una política pública, planeada o no, que vaya en contra de la libertad en cualquiera de sus formas. Cualquier restricción a la libertad de expresión, a la libertad de emprender, cualquier restricción a poder traer servicios del extranjero, por ejemplo.
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simbolismo” que puede marcar el inicio de la revisión de las relaciones entre civiles y militares, después de décadas en que éstos han conservado ese espacio de poder dentro de la propia Presidencia.
En un texto entregado a Proceso, titulado “Estado Mayor Presidencial, ¿extinción, absorción… o gatopardismo?”, el especialista dice que por las declaraciones posteriores de López Obrador de que la designación de los nuevos titulares de la Sedena y de la Semar será conforme a los usos y costumbres militares, “estamos de forma tímida o titubeante ante el preámbulo de un cambio sustantivo en las relaciones civiles militares en México”. 
Observa que, pese a su presencia entre las élites políticas y sus manifestaciones de fuerza sin control ni responsabilidad legal, el EMP es una institución poco conocida en México. Muestra de su presencia e importancia en la vida pública del país es que participó en la provocación de la masacre del 2 de octubre en Tlatelolco.
También, con un amplio abanico de actividades de inteligencia establecidas discrecionalmente en sus reglamentos, tuvo un papel en las actividades de la guerra sucia de los años setenta y parte de los ochenta.
El EMP era asimismo el responsable de la seguridad del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, cuando fue asesinado el 23 de marzo de 1994 en Tijuana. Ese magnicidio fue referido públicamente por López Obrador como uno de sus motivos para rechazar la protección de ese aparato que se define como un “órgano técnico militar” bajo el mando del presidente.
Es el mismo aparato que por razones de “seguridad nacional” decidió la compra del avión que estrenó Peña Nieto, pero que en realidad se compró en 2012, al final del gobierno de Calderón, dice el especialista.
Son muestras del papel que el EMP ha tenido en México desde su creación en 1942, en el gobierno del general Manuel Ávila Camacho, y que en el año 2000, cuando Vicente Fox llegó a la presidencia, dijo que lo de­saparecería, pero se quedó en declaración.
Egresado de la London School of Economics, Tirado dice que el EMP, al que caracteriza como “una guardia pretoriana”, es “el último eslabón de una cadena del caudillismo militar” surgido de la Revolución Mexicana y que con el tiempo “se transformó en un coto de poder fáctico”.
De la coartada de ver por la seguridad del candidato presidencial ganador ha pasado a ensalzar por sí mismo su importancia “estratégica y de seguridad nacional”, sin considerar que en el mundo existen modelos civiles eficientes de protección de dignatarios, con leyes y reglas claras que evitan la impunidad o castigan los abusos en el ejercicio de la protección de un jefe de Estado o de Gobierno, afirma.
Para el especialista, el EMP “se mueve principalmente en el mundo de las reglas no escritas del sistema político mexicano y de las normas discrecionales que prohijó un presidencialismo autoritario”.
La decisión de López Obrador de reducir a lo mínimo necesario su seguridad y prescindir de la logística de un aparato militar a su servicio contrastó con el anuncio hecho la tarde del viernes por quien será el responsable de una restituida Secretaría de Seguridad Pública, Alfonso Durazo. 
Él anunció la incorporación al equipo asesor de seguridad de López Obrador de quien fuera el primer titular de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) del gobierno saliente, Manuel Mondragón y Kalb, conocido por la utilización de un gran aparato de seguridad para él y su familia. 
Policías federales y exfuncionarios de la CNS consultados por el reportero recuerdan que Mondragón utilizaba más de 100 escoltas cuando era el titular de la comisión. Lo recuerdan también desplazándose en un auto Mercedes Benz blanco, que nadie volvió a usar desde su salida de la Comisión, en marzo de 2014.
Sus más cercanos colaboradores también gozaban de un amplio servicio de protección, incluso en los pasillos de la institución de la que Mondragón y Kalb salió sin echar a andar la Gendarmería Nacional, la fracasada gran apuesta de Enrique Peña Nieto en contra de la inseguridad.

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