9 sept 2018

"No podemos violentar la autonomía": Raymundo Collins

"No podemos violentar la autonomía": Raymundo Collins/
PATRICIA DÁVILA
Revista Proceso # 2184, 9 de septiembre de 2018
Una vez más la venta de droga en Ciudad Universitaria ensombrece a la UNAM. El gobierno capitalino pidió a la Procuraduría General de la República (PGR) iniciar investigaciones para determinar si algún grupo de narcomenudistas que operan dentro de la institución estuvo implicado en el ataque a los alumnos del CCH Azcapotzalco el lunes 3 por un grupo de porros.
Consultado al respecto, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México (SSP), Raymundo Collins, sostiene en entrevista que desconoce la existencia de bandas del narcotráfico y vendedores de droga en el campus universitario. Pese a ello, el subprocurador de Control Regional, Procedimientos Penales y Amparo, Roberto Ochoa Romero, sostiene que la PGR analiza los videos que le envió el gobierno capitalino.

En primera instancia, dice, existen delitos, como lesiones, daños y tentativa de homicidio. Y agrega: “En caso de que se identifiquen delitos federales –entre los cuales no se descarta la hipótesis del narcomenudeo– se abrirá una nueva carpeta de investigación; en caso contrario, ésta se devolverá a la procuraduría capitalina”.


Collins, quien fue delegado de la PGR en el Distrito Federal y subsecretario de Seguridad Pública en 2002, explica: “Nosotros no intervenimos en el conflicto de la UNAM. Hay una autonomía universitaria y no podemos violentarla, salvo que fuera a solicitud del rector (Enrique Graue) a la jefatura de Gobierno. Tenemos un operativo en los alrededores por si llegaran a violentar a la ciudadanía que habita y transita fuera (del campus)”.
Respecto a quién llevará la investigación sobre el grupo agresor, señala: “No soy autoridad para responder eso, pero creo que debe ser la PGR; la procuraduría capitalina puede tomar conocimiento y turnarla a la instancia federal”.
Cuando la reportera pregunta si se giraron órdenes de detención contra los agresores, responde: “No hay ninguna. Como autoridad preventiva no podemos girar órdenes de detención, sólo la Procuraduría General de Justicia (de la Ciudad de México), si las hubiera”.
–El jueves 6, durante la segunda manifestación estudiantil, un grupo de anarquistas bloqueó Insurgentes. Ahí sí tiene injerencia la SSP, pero no intervino –insiste la reportera.
–Estaban reunidos unos 25 mil estudiantes… No podíamos correr el riesgo de que se viera como una agresión (de la policía) al alumnado.
“Estábamos en el cuarto de crisis de la SSP. El jefe de Gobierno (José Ramón Amieva) ordenó que nos reuniéramos el secretario de Gobierno, el procurador,
el director de Protección Civil, el de Movilidad, el director del Metro, el del Metrobús. Allí se determinó no intervenir.
“Recuerde: Insurgentes divide los terrenos de CU. Al lado oriente están las facultades y la Torre de Rectoría; al poniente, el estadio. Había muchos alumnos en los puentes y pasos a desnivel. No podíamos intervenir.”
–¿Ni contra los anarquistas que bloquearon la avenida?
–Todo fue muy rápido. Habría sido más problemático; además, iban con las caras cubiertas. Como preventivos, nuestra labor es evitar que dañen a la ciudadanía.
Las bandas
Sobre los narcomenudistas, el titular de la SSP capitalina insiste: “No tengo idea, sólo la UNAM puede decirlo”. 

–El Pedregal de Santo Domingo es conflictivo. Ahí se refugian los vendedores de droga de la Ciudad Universitaria –comenta la reportera.

–Traemos el operativo fuera (del campus universitario)… No es que estemos esperando a que salgan de Ciudad Universitaria para detenerlos.

–Usted menciona que los grupos delincuenciales que generan más violencia en la ciudad están en el barrio de Tepito –enclavado en la delegación Cuauhtémoc–, así como en las demarcaciones de Iztapalapa y Tláhuac. Ellos se disputan el narcomenudeo.

–Nadie tiene injerencia en las zonas del otro, justo esa es la problemática. Por eso están peleando La Unión Tepito y la Anti Unión.

–El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) colgó hace semanas unas mantas en las cuales anuncia su llegada a la Ciudad de México y ataca a la banda del Hugo, que opera en la colonia Santo Domingo, Coyoacán. ¿Qué tanto ha penetrado esa organización? 

–Yo le puedo decir que en esta ciudad tenemos 9 millones de habitantes, más 8 millones que transitan y trabajan. El hecho de que aparezcan dos o tres carteles anunciando cualquier cosa (sobre las bandas criminales) no significa que la ciudad esté en manos de la delincuencia. ¡No!

–Pero en Tepito, aparte de esos dos grupos, se hablaba del CJNG –comenta la reportera. 

–Aparecieron esos dos carteles, ¿usted cree que los delincuentes van a andar anunciándose?

–Pero incluso filman videos en los que muestran su fuerza…

–En la Ciudad de México, no. (De ser así) ya no tendríamos a la Unión ni a La Anti Unión. No tenemos en el radar otro que se esté peleando contra estos dos. 

En 2010, los comerciantes de las colonias Condesa, Roma, Juárez y Polanco se quejaron ante Marcelo Ebrard, quien era el jefe de Gobierno, de extorsión, aunque él los ignoró (Proceso 1910).

Cuando llegó a su actual cargo, responde Collins, nos dijeron que se trataba de integrantes de La Unión Tepito y Anti Unión Tepito, pero a raíz de que la Policía Federal detuvo al Betito (Roberto Moyado), líder de La Unión, la SPP capitalina ha detenido a la mayoría de los segundos y terceros de ese grupo delincuencial. Ahora estamos tras La Anti Unión.

Para garantizar la paz en la Ciudad de México, dice, debemos atacar cinco rubros: “El robo a transeúnte, robo a cuentahabiente, robo a negocio con violencia y sin violencia, el robo a casa habitación con violencia y sin violencia y el narcomenudeo. Aunque lo más importante es cambiar la percepción ciudadana sobre la inseguridad”.

–¿Cómo? 

–Con resultados. Aquí no importan los discursos triunfalistas mientras no saquemos de la calle a los delincuentes. 

Respecto a las armas, lamenta que ahora la ley sea más laxa para sancionar a quienes las portan. “Eso va a ocasionar que empiecen a llegar cargamentos ilegales. Traemos delincuentes con armas cortas, algunos con armas largas e incluso con réplicas de juguete. Pero puede llegar el momento en que van a estar todos armados”.

Respecto a las estadísticas sobre las muertes por arma de fuego, Collins considera que no son alarmantes. “El precio de ser delincuente es sumamente barato. Los agarramos, pero los jueces los sueltan. Nuestro trabajo no es determinar si los sueltan o no. Nuestro trabajo es volverlos a detener”.

Por eso, dice, la SSP ataca los cinco rubros para bajar el índice delictivo. La estrategia es tan simple “como que la policía esté en las calles, en vigilancia, patrullando; los helicópteros en el aire, y los grupos especiales de la policía en lo que les corresponde. Ya logramos un tiempo de respuesta de 2.5 minutos después de que nos llaman al 911”.

–Suponía que los policías andaban en las calles patrullando, ¿no es así?

–No sé; no volteo para atrás.

En tema candente 

El caso del narcomenudeo es preocupante, dice el entrevistado, pues muchos niños de 12 y 13 años son delincuentes y el estudio no es su aliciente. Ese problema social requiere atenderse de inmediato; “tenemos un proceso social de descomposición”.

“Hay quienes matan porque sí. Ahí tiene que imperar la fuerza del Estado para detenerlos. Tenemos videos terribles de muchachos asesinando y descuartizando gente. No pueden justificarse esas acciones.

“La Unión la formó Francisco Javier Hernández, Pancho Cayagua, quien tenía dos líderes, Roberto Moyado, El Betito, y Sergio Flores, El Tortas. Cuando El Betito mata a Cayagua, El Tortas forma la Anti Unión. Por eso vamos tras la Anti Unión, pues es la responsable de 50 o 60% de la violencia que se observa en las calles.”

–Se habla de cientos de narcotienditas. ¿Cuánta droga manejan? 

–No sé cuánta droga manejan ni cuántas son. Una tiendita genera a su alrededor violencia urbana. Los adictos, por ejemplo, roban a los transeúntes o a sus familiares prendas o joyas para obtener dinero para comprar sus dosis.

–Según el reporte oficial de la SSP, en mes y medio fueron desarticuladas 244 bandas y 601 células delictivas. ¿Cuántas más hay? – pregunta la reportera.

–No sé. Sólo le puedo decir cuántas desmantelamos y que hemos detenido a más de 5 mil delincuentes.


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