2 oct 2018

El arzobispo Viganò volvió a criticar al Papa Francisco

El arzobispo Viganò volvió a criticar al Papa Francisco/ Fred Alvarez Palafox..
@fredalvarez
En su nueva carta de 4 páginas publicada el pasado jueves 28 de septiembre -día de San Miguel Arcangel-  en el mismo momento en webs como el estadounidense National Catholic Register o el español  Infovaticana  el ex nuncio Carlo María Viganò  señaló que ve ese silencio como una prueba de culpabilidad: "Ni el Papa, ni ninguno de los cardenales en Roma han negado los hechos que afirmé en mi testimonio 'Qui tacet consentit seguramente se aplica aquí", escribió usando el término en latín que significa "el que está en silencio, está de acuerdo”. 
Continuó: "Si niegan mi testimonio, solo tienen que decirlo y proporcionar documentación que lo respalde. ¿Cómo se puede evitar concluir que la razón por la que no proporcionan la documentación es porque saben que confirma mi testimonio?.
En la carta Viganò, vuelve a acusar al papa Francisco de  conocer las acusaciones contra el entonces cardenal McCarrick. Además, añade que el encubrimiento permitió que el religioso siguiera teniendo una posición de poder dentro de la Iglesia católica. 

Cuestionó además que el Sumo Pontífice no respondiera directamente a las acusaciones que le hiciera y prefiriera el silencio.
El ex nuncio trató de explicar por qué sintió la necesidad de revelar los pecados de la Iglesia, incluso cuando reconoció la seriedad de criticar al propio Papa. "Mi decisión de presentar esos graves hechos fue para mí la decisión más dolorosa y seria que he tomado en mi vida. Lo hice después de largas reflexiones y oraciones y tras meses de profundo sufrimiento y angustia", subrayó.
Mantuvo su decisión en la nueva carta, cuyo encabezado decía Scio cui credidi, una frase latina del Nuevo Testamento que significa "sé en quién he creído”. (2 Tim 1:12).
 Viganò instó a los cardenales de la Iglesia a unirse a él en su cruzada para revelar lo que Francisco sabía sobre  Theodore  McCarrick, algo que hasta ahora la mayoría de los líderes de la Iglesia no han querido hacer. Específicamente, dijo que el cardenal Marc Ouellet, por su papel en la Congregación para Obispos del Vaticano, tiene documentos que pueden verificar lo que el Papa Francisco sabía, y le pidió que hiciera públicos esos informes.
El ex nuncio reclamó que el cardenal Daniel DiNardo, el presidente de los obispos de EU  hablase sobre el caso McCarrick. DiNardo y el Papa Francisco se habían reunido recientemente en el Vaticano.
Antes de esa reunión, DiNardo había pedido una investigación sobre McCarrick. Varios días después del encuentro, los obispos estadounidenses dijeron que investigarían la conducta de McCarrick y anunciaron una serie de nuevos procedimientos para manejar los abusos cometidos por los obispos, sugiriendo que el Papa Francisco había negado la solicitud de DiNardo de que el Vaticano realizara una investigación en Estados Unidos.
Es evidente la perversidad de Carlo María Vigan.
La primera calumnia al Papa Francisco fracasó...Aquel "testimonio está fechado el miércoles 22 de agosto, pero fue difundida la tarde noche del día sábado 24, justo cuando el Papa Francisco estaba hablando del tema de los abusos sexuales en Irlanda; ambas cartas han sido publicada de manera simultánea en varias publicaciones católicas estadunidenses de tendencia tradicionalista o ultraconservadora. Es parte de la estrategia mediática.
La respuesta del papa Francisco a la primera carta la conocemos....
En la rueda de prensa del vuelo de regreso de Irlanda a Roma -26 de agosto-, el Papa dijo...:
"He leído esta mañana ese comunicado. Lo he leído y diré sinceramente que debo decirles esto, a usted y a todos los que están interesados: lean ustedes atentamente el comunicado y hagan ustedes su propio juicio. Yo no diré una palabra sobre esto, creo que el comunicado habla por sí mismo y ustedes tienen la capacidad periodística suficiente para sacar sus conclusiones. Es un acto de confianza. Cuando pase algo de tiempo y ustedes tengan las conclusiones tal vez hablaré… pero yo quisiera que vuestra madurez profesional haga este trabajo. Hablamos luego, ¿está bien?




No habrá -de momento-, respuesta a Carlo Maria Viganò.
Es como ya lo hemos dicho ¡un hombre perverso que de entrada violó el juramento de fidelidad al papa, y ello tiene consecuencias, aunque ahora pretende justificarlo..."Ciertamente, algunos de los hechos que iba a revelar estaban cubiertos por el secreto pontificio que había prometido observar y que había observado fielmente desde el comienzo de mi servicio a la Santa Sede. Pero el objetivo de cualquier secreto, incluido el secreto pontificio, es proteger a la Iglesia de sus enemigos, no ocultarla y convertirse en cómplice de los crímenes cometidos por algunos de sus miembros se justifica.”.
El que calla otorga, dijo...Mmm.
No siempre el papa no caerá en las provocaciones de sus críticos, a veces el silencio es la respuesta...
."He tenido que llegar a edad avanzada
para aprender a amar el silencio...”dice el poeta checo Jaroslav Seifert. 
Insistimos Viganó es perverso y mentiroso, eso lo confirma su propio hermano jesuita. Ha traicionado a sus jefes. 
Se le considera como el filtrador de las notas que desencadenaron el escándalo de filtración de documentos reservados del despacho del papa que algunos creen que llevó a Benedicto XVI a retirarse en vida.
Pudiera ser...
Recomiendo leer "Los cuervos atacan de nuevo.../LSR30/08/2018

Aquí la segunda carta del ex nuncio apostólico.....

#
La traducción del documento en español por Infovaticana...
https://infovaticana.com/
Traducido para ustedes por Adoración Y Liberación:
Nuncio Apostólico del Arzobispado de Ulpiana
Scio Cui credidi (2 Tim 1:12)
Antes de empezar a escribir, ante todo quisiera dar gracias y gloria a Dios Padre por cada situación y prueba que Él ha preparado y preparará para mí durante mi vida. Como sacerdote y obispo de la santa Iglesia, cónyuge de Cristo, soy llamado como todo bautizado a dar testimonio de la verdad. Por el don del Espíritu que me sostiene con alegría en el camino que estoy llamado a viajar, tengo la intención de hacerlo hasta el final de mis días. Nuestro único Señor también me ha dirigido la invitación: “¡ Sígueme! “, Y tengo la intención de seguirlo con la ayuda de su gracia hasta el final de mis días.
“Mientras tenga vida, cantaré al Señor, 
cantaré alabanzas a mi Dios mientras viva. 
Que mi canción sea agradable para él; 
Porque me regocijo en el Señor “
(Salmo 103: 33-34)
Hace un mes que ofrecí mi testimonio, solo por el bien de la Iglesia, sobre lo que ocurrió en la audiencia con el Papa Francisco el 23 de junio de 2013 y sobre ciertos asuntos que me fueron dados conocer en las tareas que se me confiaron en el Secretaría de Estado y en Washington, en relación con aquellos que tienen la responsabilidad de encubrir los crímenes cometidos por el ex arzobispo de esa capital.
Mi decisión de revelar esos hechos graves fue para mí la decisión más dolorosa y seria que haya tomado en mi vida. Lo hice después de largas reflexiones y oraciones, durante meses de profundo sufrimiento y angustia, durante un crescendo de noticias continuas de terribles acontecimientos, con miles de víctimas inocentes destruidas y las vocaciones y vidas de jóvenes sacerdotes y religiosos perturbadas. El silencio de los pastores que podrían haber proporcionado un remedio y evitar nuevas víctimas se volvió cada vez más indefendible, un crimen devastador para la Iglesia.
Consciente de las enormes consecuencias que podría tener mi testimonio, porque lo que estaba a punto de revelar involucraba al sucesor de Pedro mismo, decidí hablar para proteger a la Iglesia, y declaro con la conciencia tranquila ante Dios que mi testimonio es verdad. Cristo murió por la Iglesia, Servus servorum Dei , y me siento llamado a servir a la esposa de Cristo.
Ciertamente, algunos de los hechos que iba a revelar estaban cubiertos por el secreto pontificio que había prometido observar y que había observado fielmente desde el comienzo de mi servicio a la Santa Sede. Pero el objetivo de cualquier secreto, incluido el secreto pontificio, es proteger a la Iglesia de sus enemigos, no ocultarla y convertirse en cómplice de los crímenes cometidos por algunos de sus miembros. Fui testigo, no por mi elección, de hechos impactantes y, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica (2491), el sello del secreto no es vinculante cuando un daño grave puede evitarse únicamente al divulgar la verdad. Solo el sello de la confesión podría haber justificado mi silencio.
Ni el Papa ni ninguno de los cardenales en Roma han negado los hechos que afirmé en mi testimonio. “Qui tacet consentit” seguramente se aplica aquí, ya que si niegan mi testimonio, solo tienen que decirlo y proporcionar documentación para respaldar esa negación. ¿Cómo se puede evitar concluir que la razón por la que no proporcionan la documentación es porque saben que confirma mi testimonio?
El centro de mi testimonio fue que desde por lo menos el 23 de junio de 2013, el Papa sabía por mí lo perverso y malvado que era McCarrick en sus intenciones y acciones, y en lugar de tomar las medidas que todo buen pastor hubiera tomado, el Papa hizo de McCarrick uno de sus principales agentes en el gobierno de la Iglesia, con respecto a los Estados Unidos, la Curia e incluso China, y estamos viviendo estos días con gran preocupación y ansiedad por esa Iglesia mártir.
Después, la respuesta del Papa a mi testimonio fue: “¡No voy a decir una palabra!”
Pero luego, contradiciéndose a sí mismo, comparó su silencio con el de Jesús en Nazaret y ante Pilatos, y me comparó con el gran acusador, Satanás, que siembra el escándalo y la división en la Iglesia, aunque sin pronunciar mi nombre.
Si él hubiera dicho: “Viganò mintió”, habría desafiado mi credibilidad al tratar de afirmar la suya.
Al hacerlo, habría intensificado la demanda del pueblo de Dios y del mundo de la documentación necesaria para determinar quién ha dicho la verdad.
En cambio, puso en su lugar una sutil calumnia contra mí: calumniar es una ofensa que a menudo ha comparado con la gravedad del asesinato. De hecho, lo hizo repetidas veces, en el contexto de la celebración del Santísimo Sacramento, la Eucaristía, donde no corre el riesgo de ser desafiado por los periodistas.
Cuando habló con periodistas, les pidió que ejercitaran su madurez profesional y sacaran sus propias conclusiones.
Pero, ¿cómo pueden los periodistas descubrir y saber la verdad si los que están directamente involucrados en el asunto se niegan a responder alguna pregunta o a publicar algún documento?
La falta de voluntad del Papa para responder a mis acusaciones y su sordera a las llamadas de rendición de cuentas por parte de los fieles difícilmente concuerdan con sus llamadas a la transparencia y la construcción de puentes.
Además, el encubrimiento de McCarrick por parte del Papa claramente no fue un error aislado. Recientemente se han documentado muchos casos más en la prensa, lo que demuestra que el Papa Francisco ha defendido al clero homosexual que cometió graves abusos sexuales contra menores o adultos.
Estos incluyen su papel en el caso del Padre Julio Grassi en Buenos Aires, la reincorporación del  padre Mauro Inzoli después de que el Papa Benedicto lo había sacado del ministerio (hasta que fue a prisión, momento en el cual el Papa Francisco lo laicizó), y la detención de la investigación de acusaciones de abuso sexual contra el Cardenal Cormac Murphy O’Connor.
Mientras tanto, una delegación de la USCCB, encabezada por su presidente, el cardenal DiNardo, fue a Roma para solicitar una investigación del Vaticano sobre McCarrick. El cardenal DiNardo y los otros prelados deben decirle a la Iglesia en América y en el mundo: ¿se negó el Papa a llevar a cabo una investigación del Vaticano sobre los crímenes de McCarrick y de los responsables de encubrirlos?
Los fieles merecen saber.
Me gustaría hacer un llamamiento especial al Cardenal Ouellet, porque como nuncio siempre trabajé en gran armonía con él, y siempre tuve gran estima y afecto hacia él.
Recordará cuándo, al final de mi misión en Washington, me recibió en su apartamento en Roma por la noche para una larga conversación.
Al comienzo del pontificado del Papa Francisco, él había mantenido su dignidad, como lo había demostrado con valentía cuando era arzobispo de Québec.
Más tarde, sin embargo, cuando su trabajo como prefecto de la Congregación para los Obispos estaba siendo socavado porque dos amigos homosexuales de su dicasterio pasaban directamente al Papa Francisco las recomendaciones para los nombramientos episcopales, eludió al cardenal y se dio por vencido.
Su largo artículo en L’Osservatore Romano, en el que se manifestó a favor de los aspectos más controvertidos de Amoris Laetitia, representa su rendición.
Su Eminencia, antes de irme a Washington, usted fue quien me contó las sanciones del Papa Benedicto sobre McCarrick.
Tiene a su disposición documentos clave que incriminan a McCarrick y muchos en la curia por sus encubrimientos.
Su Eminencia, le insto a que testifique de la verdad.
Finalmente, deseo alentartes, queridos fieles, mis hermanos y hermanas en Cristo: ¡nunca se desanimen!
Hagan suyo el acto de fe y completa confianza en Cristo Jesús, nuestro Salvador, de San Pablo en su segunda Carta a Timoteo, Scio cui credidi, que elegí como mi lema episcopal.
Este es un tiempo de arrepentimiento, de conversión, de oraciones, de gracia, para preparar a la Iglesia, la novia del Cordero, a estar lista para luchar y ganar con María la batalla contra el viejo dragón.
“Scio Cui credidi” (2 Tim 1:12)
In you, Jesus, my only Lord, I place all my trust.
“Diligentibus Deum omnia cooperantur in bonum” (Rom 8:28).

Para conmemorar mi ordenación episcopal el 26 de abril de 1992, conferida por San Juan Pablo II, elegí esta imagen tomada de un mosaico de la Basílica de San Marcos en Venecia.
Representa el milagro de la calma en la tormenta.
Me llamó la atención el hecho de que en el barco de Pedro, movido por el agua, la figura de Jesús se presenta dos veces.
Jesús está profundamente dormido en la proa, mientras Pedro intenta despertarlo: “Maestro, ¿no te importa que estamos a punto de morir?”
Mientras tanto, los apóstoles, aterrorizados, miran cada uno en una dirección diferente y no se dan cuenta de que Jesús está parado detrás de ellos, bendiciéndolos y seguro al mando del bote:
“Se despertó y reprendió al viento y le dijo al mar: ‘¡Silencio! Quédate quieto, ‘… entonces él les dijo,’ ¿Por qué tienen miedo? ¿Todavía no tienen fe? ‘”(Mc 4, 38-40).
La escena es muy oportuna al retratar la tremenda tormenta que atraviesa la Iglesia en este momento, pero con una diferencia sustancial: el sucesor de Pedro no solo no ve al Señor con el control total del barco, ya que parece que ni siquiera tiene la intención de hacerlo, ni para despertar a Jesús dormido en la proa.
¿Acaso Cristo se ha vuelto invisible para su vicario?
¿Quizás está siendo tentado a tratar de actuar como un sustituto de nuestro único Maestro y Señor?
¡El Señor tiene el control total del bote!
¡Que Cristo, la Verdad, siempre sea la luz en nuestro camino!
+ Carlo Maria Viganò
Titular Archbishop of Ulpiana
Apostolic Nuncio
September 29th, 2018 Feast of St. Michael, Archangel



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