11 nov 2018

Francisco invita a judíos a “emprender procesos pacientes de reconciliación”/

Francisco invita a judíos  a “emprender procesos pacientes de reconciliación”/
¡Un cristiano no puede ser antisemita!, dijo
La conmemoración del Holocausto es necesaria para que permanezca una memoria viva del pasado, dijo.
Era la noche entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938: en Alemania y Austria se incendiaron al menos 267 sinagogas y viviendas y se destruyeron más de 7 mil 500 negocios dirigidos por judíos; los escaparates destrozados de miles de tiendas llevaron a los nazis a acuñar el término  “noche de cristales” (Kristallnacht). 

Pero la furia devastadora no sólo afectó a las sinagogas y a las tiendas. Al menos 91 judíos fueron asesinados. En los días siguientes, unos 30 mil judíos fueron deportados a campos de concentración. Fue el comienzo de la Shoah. En los meses sucesivos, muchos judíos quisieron emigrar, pero muchos países se negaron a aceptarlos.
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La mañana de este lunes 5 de noviembre en la Sala de los Papas del Palacio Apostólico, el papa Francisco recibió en audiencia a una delegación de líderes judíos  del Congreso Mundial “Mountain Jews” provenientes de la región del Cáucaso. 
El encuentro fue muy emotivo...

Los rabinos del “World Congress of Mountain Jews” regalaron al Papa la primera obra monográfica sobre la historia y las tradiciones de su comunidad y le pidieron su bendición para el proyecto de "un congreso de las religiones monoteístas", explicando que el Pontífice es "un reconocido líder por innumerables autoridades y respetado por los seguidores de muchas religiones”..

Insistieron también que en el Medio Oriente, así como en el resto del mundo y a pesar de los conflictos de carácter étnico y no religioso, es posible que los hebreos, musulmanes y cristianos vivan "juntos en unidad y amistad", con paz y fraternidad.

Por su parte, el Papa Francisco les dirigió un discurso  a los que aseguró que este encuentro era un “motivo de alegría” porque es la primera vez que “hermanos judíos pertenecientes a esta antigua tradición han visitado juntos al Papa”.
Bergoglio  recordó que la última vez que se reunió con una comunidad judía fue el 23 de septiembre durante su viaje a los países bálticos, cuando participó en una jornada dedicada al 65 aniversario de la destrucción del gueto en Vilna, la capital de Lituania, donde fueron asesinados miles de judíos; ese día Francisco rezó delante del monumento dedicado a las víctimas del holocausto.
En la audiencia de este lunes, el Papa condenó nuevamente esta tragedia de la historia. “Conmemorar el holocausto es necesario, para que del pasado permanezca una memoria viva. Sin una memoria viva no habrá futuro porque, -insistió- si no aprendemos de las páginas más negras de la historia a no caer en los mismos errores, la dignidad humana seguirá siendo una letra muerta”.
Francisco recordó también que el 16 de octubre se cumplieron 65 años de la deportación del gueto de Roma y que el próximo 9 de noviembre será el 80 aniversario de la “noche de los cristales”, llamada así porque se destruyeron muchos lugares de culto judíos, también con el intento de “erradicar lo que en el corazón del hombre y de un pueblo es absolutamente inviolable: la presencia del Creador”.
Francisco hizo un llamado a cuidar la libertad religiosa, al tiempo que aseguró que “todavía ahora, lamentablemente, están presentes actitudes antisemitas”. 
Recientemente el Papa condenó el atentado en contra de la sinagoga de Pittsburgh, Estados Unidos, cuando invocó a Dios para que apagara todos los "focos de odio que se desarrollan en nuestras sociedades, reforzando el sentido de humanidad, el respeto de la vida, los valores morales y civiles y el santo temor de Dios, que es amor y Padre de todos”.
"Como he recordado en varias ocasiones, un cristiano no puede ser antisemita. Nuestras raíces son comunes. Sería una contradicción de la fe y de la vida. En cambio, hemos sido llamados juntos a comprometernos para que el antisemitismo sea desterrado de la comunidad humana”.
Termino diciendo al "Todopoderoso que bendiga nuestro camino de amistad y confianza, para que podamos vivir siempre en paz y ser, donde sea que nos encontremos, artesanos y constructores de paz. 
¡Shalom alechem!”.
El discurso completo que el Papa ha dirigido a los presentes en la audiencia.
Queridos amigos,
Os doy una cálida bienvenida, delegados del World Congress of Mountain Jews, procedentes de diferentes países. 
Es la primera vez que los hermanos judíos pertenecientes a vuestra antigua tradición vienen juntos para visitar al Papa, y también por eso nuestro encuentro de hoy es motivo de alegría.
Mi último encuentro con una comunidad hebrea tuvo lugar en Lituania el pasado 23 de septiembre. Fue un día dedicado a la conmemoración de la Shoah, setenta y cinco años después de la destrucción del gueto de Vilnius y el asesinato de miles de judíos. Recé ante el monumento a las víctimas del Holocausto y pedí al Altísimo que consolara a su pueblo. 
La conmemoración del Holocausto es necesaria para que permanezca una memoria viva del pasado. Sin una memoria viva, no habrá futuro, ya que si las páginas más oscuras de la historia no nos enseñan a evitar los mismos errores, la dignidad humana seguirá siendo papel mojado.
Pensando en la Shoah, me gustaría conmemorar  otros dos eventos trágicos. El pasado 16 de octubre caía otro dramático setenta y cinco aniversario: el del rastreo del gueto de Roma. Dentro de pocos días, el 9 de noviembre marcará el ochenta aniversario de la llamada “Kristallnacht”, cuando muchos lugares de culto judíos fueron destruidos, también con la intención de arrancar del corazón del hombre y de un pueblo aquello que es absolutamente inviolable: la presencia del Creador. Cuando se quiso reemplazar al Buen Dios con la idolatría del poder y la ideología del odio se terminó con la locura de exterminar a las criaturas. Por eso, la libertad religiosa es un bien supremo que debe salvaguardarse, un derecho humano fundamental y un baluarte contra las pretensiones totalitarias.
Desgraciadamente, todavía están presentes en nuestros tiempos  las actitudes antisemitas. Como he recordado muchas veces, un cristiano no puede ser antisemita. Compartimos las mismas raíces. Sería una contradicción de la fe y de la vida. Estamos llamados, en cambio, a comprometernos a desterrar el antisemitismo de la comunidad humana.
Siempre he querido subrayar la importancia de la amistad entre judíos y católicos. Basada en una fraternidad enraizada en la historia de la salvación, se concreta en la atención recíproca… Junto con vosotros, quisiera dar las gracias al Dador de todo bien por el don de nuestra amistad, impulso y motor del diálogo mutuo. Es un diálogo que en estos tiempos, estamos llamados a promover y ampliar en ámbito interreligioso por el bien de la humanidad.
En este sentido, me gusta recordar con vosotros el hermoso encuentro interreligioso en Azerbaiyán hace dos años, donde hablé de la armonía que las religiones juntas pueden construir “a partir de las relaciones personales y de la buena voluntad de los responsables”. Este es el camino: “Dialogar con los demás y rezar por todos: estos son nuestros medios para convertir  las lanzas en podaderas (cf. Is 2: 4), para que brote el amor donde hay odio y perdón donde hay ofensa, para no cansarnos nunca de implorar y recorrer caminos de paz”. Sí, porque “no es tiempo de soluciones violentas y bruscas, sino la hora urgente de emprender procesos pacientes de reconciliación.” (2 de octubre de 2016). Es una tarea fundamental a la que estamos llamados.
Pido al Todopoderoso que bendiga nuestro camino de amistad y confianza, para que podamos vivir siempre en paz y ser, donde sea que nos encontremos, artesanos y constructores de paz. 
¡Shalom alechem!

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