1 abr 2020

Las columnas políticas, hoy miércoles 1 de abril de 2020

Abbot Laboratories presentó una prueba portátil que puede determinar si alguien tiene Covid-19 en tan solo cinco minutos..
La Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) le había dado una autorización de emergencia para comenzar a poner el aparato a disposición de los proveedores de atención médica.
El dispositivo que utiliza tecnología molecular,  es capaz de dar resultados negativos en 13 minutos, dijo la compañía en un comunicado de prensa.
"La pandemia de Covid-19 se librará en múltiples frentes, y una prueba molecular portátil que ofrece resultados en minutos se suma a la amplia gama de soluciones de diagnóstico necesarias para combatir este virus", dijo el presidente y jefe de operaciones de Abbot, Robert Ford.
El pequeño tamaño de la prueba significa que se puede usar fuera de las "cuatro paredes tradicionales de un hospital", dijo Ford, y Abbott está trabajando con la FDA para enviarlo a las zonas más castigadas por el coronavirus.
Ayer los laboratorios Abbott anunciaron que entregarán más de un millón de pruebas  para Colombia. En teleconferencia con Daniel Horan, gerente general de la Unidad de Diagnóstico Rápido de Laboratorios Abbott, el presidente Iván Duque agradeció por la concesión de pruebas que el laboratorio realizó para que el país lograra hacer un mejor dictamen sobre los casos positivos de coronavirus.
No entiendo la indiferencia de México, leamos a Raymundo Riva Palacio, hoy...
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Ayer, los empresarios de México lanzaron un SOS al Gobierno federal para tener un respiro que les permita, sin dejar de cumplir con sus obligaciones fiscales, hacer frente a la actual crisis sanitaria por el Covid-19.
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) solicitó diferir la presentación de la declaración anual, permitir el pago de impuestos en parcialidades y dar facilidades para el pago de luz, entre otros. Además urgió la emisión de un decreto a través del cual se otorguen diversas medidas de apoyo a las empresas.
¡La respuesta fue inmediata, y categórica!
AMLO dijo que frente a la crisis se tiene que proteger primero a los pobres y rechazo apoyos fiscales . "Para los que insisten mucho que quieren condonación de impuestos, porque así era antes, no pagaban los de arriba y utilizaban de excusa de la crisis, el no pago completo de impuestos se justificaba con el supuesto crecimiento económico, pero que sucedió durante todo el periodo neoliberal, no pagaban impuestos y no hubo crecimiento económico", señaló en conferencia mañanera.
"Si decimos que no se pague el impuesto sobre la renta o que se reduzca ¿qué va a significar eso? menos ingresos, menos recaudación y ¿de dónde vamos a sacar para darle a los adultos mayores, a las niñas y niños con discapacidad, a campesinos y para otorgar créditos a las pequeñas empresas familiares”.
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Hacia la suspensión del proceso electoral 2020; nunca había ocurrido por lo menos en los últimos 100 años....
¿Imagínemos que hubiera proceso electoral para Presidente?
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Las columnas políticas, hoy miércoles 1 de abril de 2020
Twitter y la queja de AMLO
Confidencial/ElFinanciero_Mx
Twitter suspendió la cuenta de Arne aus den Ruthen, acérrimo crítico de López Obrador. No faltó quien acusara censura. Es cuando menos extraño que sucediera justo el día en que el Presidente se quejó de Twitter. “Tengo la información de cómo, sobre todo el Twitter, hay toda una epidemia, plaga de noticias falsas. Ojalá y se aplique el Twitter, y esto no es censura, porque están actuando con operativos y robots, ahora sí que como decía mi paisano el finado Chico Che, ‘quién pompó’, ¿quién paga eso?”, sentenció. De acuerdo, pero todos coludos o todos rabones. ¿No le parece? (lo dice por funcionarios de la 4T)
Diferencia de edad, más que de rostros
La versión que se propagó sobre la supuesta presencia de un hermano de Joaquín El Chapo Guzmán en la taquiza a la que asistió el presidente López Obrador, en la comunidad sinaloense de La Tuna, salpicó tanto a sus propagadores como al equipo de prensa de Palacio Nacional. Y es que pasaron momentos de angustia para localizar a un experto en identificación de rostros para así desestimar la aparente semejanza física entre el narco Aureliano El Guano Guzmán y un médico de la zona, cuya reputación fue afectada. Lo cierto es que ni unos ni otros repararon en que el fugitivo tendría ahora 75 años de edad (nació el 20 de julio de 1945), mientras que el médico acusado de parecerse al capo, apenas rebasa los 40. ( y la inteligencia?)
Hace campaña con diez mil despensas
Por encima de las rígidas medidas sanitarias de protección contra el Covid-19, tal parece que un diputado ya arrancó campaña, con todo y entrega de despensas. A la oposición del sol azteca no les pasó de largo que en San Luis Potosí, el diputado federal experredista Ricardo Gallardo Cardona tiene en la mira ser candidato al gobierno del estado, ya sea por el PVEM o por Morena, o por ambos. Ahora, con el apoyo de los “verdes”, repartió ¡10 mil despensas! este martes a los adultos mayores potosinos, casa por casa, según para procurar el resguardo domiciliario de los ancianos.
Casos sospechosos en el Senado
Luego de que el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, dio a conocer que dio positivo a la prueba de Covid-19, el líder de los senadores panistas, Mauricio Kuri, informó que, al haber tenido contacto con el mandatario estatal, se pondrá en cuarentena, ante la posibilidad de que tenga el virus. No obstante, llamó la atención que el líder de Morena, Ricardo Monreal, recordó ayer que todos los coordinadores de las facciones que conforman la Junta de Coordinación Política tuvieron contacto con el legislador Kuri hace apenas 13 días, cuando se realizó la última sesión del pleno. Se trata de casos sospechosos. A la prueba.
Enojo entre trabajadores del Metro
Tras la resolución de la Fiscalía de la CDMX sobre el accidente en el metro Tacubaya, en el que se volvió a inculpar a trabajadores al dictarse “error humano”, nos dicen que personal sindicalizado del Metro está profundamente molesto. Y es que nunca se ha reconocido desde las autoridades que las fallas y accidentes se deben al nulo mantenimiento y al equipo obsoleto.
Morena acusa anomalías en Salud de Jalisco
Siguen los vivales en Internet y ahora pretenden aprovecharse de los grupos vulnerables que buscan tramitar la tarjeta de Bienestar del gobierno federal. A través de las redes sociales circula un anuncio en el que se ofrece apoyo para tramitar dicho beneficio. La treta ya generó la alerta de la Secretaría del Bienestar, a cargo de María Luisa Albores, quien hizo un llamado a la población para que tenga cuidado en un trámite que es gratuito.
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Bajo Reserva/ El Universal
AMLO continuará con giras
Nos comentan que tras haber tenido una pesada gira el pasado fin de semana, donde recorrió más de cinco estados del norte del país, y donde al final se dio el polémico saludo a la mamá de Joaquín “El Chapo” Guzmán, para este fin de semana el presidente Andrés Manuel López Obrador planea tener una gira más tranquila. Nos detallan que entre viernes y sábado recorrerá hospitales reconstruidos en Morelos, Estado de México y en la propia Ciudad de México, que serán controlados por las Fuerzas Armadas para enfrentar el Covid-19. Nos aseguran que esta gira es considerada por el equipo del mandatario casi como si no saliera de casa y busca que el Presidente tenga tiempo y tranquilidad para que el domingo por la tarde en Palacio Nacional y ante solo 50 periodistas presente su informe trimestral de gobierno, donde detallará su propuesta de reconstrucción económica ante la pandemia.
Limpia en el Servicio de Protección Federal
Con la espada desenvainada y las tijeras afiladas, nos dicen, llegó el expanista Manuel Espino Barrientos al Servicio de Protección Federal, que es órgano de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana encargado de custodiar y vigilar dependencias e instalaciones del gobierno federal. Nos cuentan que don Manuel, hoy cercano a la 4T, realiza una reestructura de la dependencia y para ello ha solicitado la renuncia de un buen número de personas, entre ellas, las de funcionarios relevantes. Espino, nos comentan, asegura que está “sobrada la estructura” y se requiere gente con más convicción sin criterio de grupo y menos de partido. ¿A qué funcionarios importantes echó don Manuel?
Aunque no lo parezca, están trabajando
Nos cuentan que a pesar de que la Cámara de Diputados está cerrada por la contingencia del Covid-19, el próximo jueves los integrantes de la Junta de Coordinación Política de San Lázaro, y su presidenta, Laura Rojas (PAN), tendrán una reunión virtual con el gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León. Nos detallan que platicarán de la situación económica del país después de que varias calificadoras han bajado la expectativa de crecimiento a nuestro país y de que el precio del petróleo ha caído más de 70 por ciento, y de cómo se puede salir de la situación catastrófica que dejará el paro de labores de un mes en todo el país por el coronavirus. Así que, aunque no lo crea, los diputados están trabajando, no todos, pero algunos sí.
La nueva batalla por el T-MEC
Cuando la guerra por el T-MEC parecía haber terminado, ahora hay una batalla que el Senado tendrá que pelear en plena emergencia sanitaria por el Covid-19. Resulta que luego del anuncio que hicieron algunos senadores de Estados Unidos, los cuales afirmaron que preferían retardar la entrada en vigor de la renegociación Tratado del Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), los senadores mexicanos tendrán que hacer todo lo posible porque no sea así, pues sería una muy mala noticia que cuando más se requiere reactivar la economía, tras el paso de la pandemia, no se cuente de inmediato con tratado. Nos dicen que la encargada de negociar este asunto será, nada más y nada menos, que la senadora y excanciller Claudia Ruiz Massieu (PRI), quien lo hará en su carácter de presidenta de la Comisión Especial de Seguimiento al T-MEC. La intención del Senado mexicano es que el acuerdo entre en vigor cuanto antes. ¿Logrará el Senado salir bien librado de esta batalla con los Estados Unidos, mientras México pelea la batalla contra el coronavirus?
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Templo Mayor/ REFORMA
OJALÁ QUE la emergencia no se convierta en sentencia para México, porque si algo se ha visto a nivel global es que varios líderes del mundo están aprovechando la crisis para dar rienda suelta a su lado autócrata: con el pretexto sanitario pasan por encima de la ley y de algunos derechos fundamentales.
AQUÍ, por ejemplo, existe inquietud por los decretos con los que el gobierno federal quiere enfrentar la pandemia. Quienes saben del tema dicen que son jurídicamente endebles y políticamente contradictorios, pues no empatan el discurso con las acciones.
UNA DE las cosas que más preocupa es que, como sucedió con la compra de pipas para combatir el huachicol, Andrés Manuel López Obrador está dando manga ancha a que se adquieran equipo e insumos, de manera discrecional y sin controles anticorrupción.
SE PODRÁ argumentar que es una cuestión de emergencia, pero ¿no dijo el Presidente que estaban preparados desde hace tres meses? Si eso fuera cierto, no andarían buscando por todo el mundo a ver quién les vende ventiladores respiratorios al precio y de la calidad que sean.
A PROPÓSITO de decretos, tanto en laboratorios como en hospitales privados están esperando que, ¡a ver si ya!, la Cofepris asume el tamaño de la emergencia que vive el país. Y es que, según cuentan, en las aduanas están detenidos miles de reactivos para realizar pruebas de detección del coronavirus. Se supone que con las órdenes dadas por el Presidente, tendrían que liberarse los obstáculos burocráticos, pero hasta ahora el comisionado José Alonso Novelo Baeza sigue más interesado en la tramitadera. ¿Será que las autoridades sanitarias no quieren que se hagan pruebas para que no se les descuadren las cifras? Es pregunta.
LOS EMPLEADOS de la Función Pública se quedaron de a seis con el mensaje que les hizo llegar ayer su jefa, Irma Eréndira Sandoval, por WhatsApp y correo electrónico. Y es que cuentan que más que una comunicación oficial, parece un manifiesto, en el que les dice que son "el ejército con el que cuenta el presidente". ¡Ándale! Lo que más les llama la atención es que la secretaria se presenta como una de las protagonistas en el manejo de la crisis, cuando en realidad la hicieron a un lado.
MÁS QUE atendible y necesario fue el llamado que hizo el Jefe de la Nación a no seguir dividiendo y polarizando, pidiéndoles una tregua a todos esos conservadores, corruptos, saboteadores, complotistas, neoliberales y fifís con los que AMLO polariza todos los días a México.
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Trascendió/Milenio
QUE aunque aclaró que “no es momento de atender el tema”, el presidente Andrés Manuel López Obrador salió al paso de la versión de Napoleón Gómez Urrutia sobre que “hay presión por imponer una visión empresarial a esta ley del outsourcing y dejar a muchos trabajadores sin seguridad social”, al asegurar que ya hay un avance importante y lo que sucede es que el senador está inconforme con lo que se propuso en el mismo Senado, en el Ejecutivo y en el sector privado. “Hay que hablar con él”, expuso el mandatario.
QUE hablando de trabajadores y firmas, pequeñas y medianas empresas se han acercado a la Coparmex para que funja como traductora de las acciones del gobierno federal determinadas a propósito de la contingencia por el coronavirus, pues argumentan que no hay suficiente claridad en las normas a seguir publicadas en el Diario Oficial de la Federación, de las que dependen al final de cuentas 20 millones de empleos formales.
QUE más que una “coincidencia” con la visita presidencial a Badiraguato, como creen los malpensados, el congelamiento de las 14 cuentas bancarias ligadas al cártel de Sinaloa fue resultado de una investigación que se sigue desde el año pasado en la UIF, cuyo titular, Santiago Nieto, tuvo que coordinarse y empatar los tiempos de la indagatoria con la Administración para el Control de Drogas de EU. No se diga más.
QUE en ese ánimo de tregua y buena onda, el ex presidente Felipe Calderón no solo le tomó la palabra a AMLO, sino que hasta le ofreció su expertise cuando le tocó enfrentar la epidemia de influenza hace más de una década. Vaya.
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Lista incompleta de a quienes AMLO trata mucho peor que al Chapo y familia | Carlos Loret de Mola
El Universal
Historias de Reportero
Mujeres de todas las edades y condiciones socioeconómicas, organizaciones feministas, papás de niños con cáncer a quienes les recortaron las quimioterapias por austeridad, pacientes con VIH a quienes les recortaron los antivirales por austeridad, directivos de hospitales que denunciaron el desabasto de medicamentos, médicos y enfermeras que se quejan de no tener tapabocas ni guantes para enfrentar el coronavirus, científicos a quienes les recortó el presupuesto, madres que dejaban a sus hijos en guarderías y estancias infantiles, trabajadoras de estas estancias, usuarios de comedores comunitarios que se quedaron sin alimento, comunidades indígenas que se oponen a un tren que rasurará la selva maya, familiares de víctimas del crimen organizado que le piden una cita y no se las da para no exponer su investidura (después de Badiraguato, el chiste se cuenta solo), ejidatarios que están en contra de que construya una central termoeléctrica porque temen quedarse sin agua, padres de familia que protestan porque no quieren que la CNTE sea la mandona en la educación en México, empresarios de todos tamaños, cualquiera que denuncie a un corrupto dentro de su gobierno o partido, cualquiera que ironice sobre la rifa de avión que no incluye ganar el avión, organizaciones de la sociedad civil que denuncian corrupción, organizaciones de la sociedad civil que exhiben que su estrategia contra el crimen ha generado más muertos, organizaciones de la sociedad civil que evidencian que hoy se hacen más compras sin licitación que antes, alcaldes que le piden cita y a quienes recibe con gases lacrimógenos a las puertas de Palacio Nacional, algunos gobernadores que no quieren que los mangonee, artistas que se quejaron por el recorte al presupuesto cultural, funcionarios públicos de organismos autónomos, funcionarios públicos que se atrevan a hacerle observaciones (ni siquiera críticas), deportistas a quienes recortaron las becas, ricos o cualquiera que tenga dinero, policías federales que protestaron porque no quieren volverse militares, migrantes que desean un futuro mejor en Estados Unidos, periodistas y medios de comunicación críticos tanto nacionales como internacionales, intelectuales que lo cuestionan, encuestadores cuando reflejan que su popularidad va a la baja, ambientalistas que protestan por la construcción de una refinería, agencias calificadoras internacionales que evalúan los tropiezos de su política económica, ex presidentes de México, partidos de oposición y sus integrantes, ciudadanos que marchan para protestar por el rumbo de su gobierno, economistas que evidencian que son falsas las cuentas alegres de producción petrolera, trabajador de la salud que le quiere tomar la temperatura o le ofrece gel antibacterial para frotarse las manos, estudiantes que le contestan en un mitin que no han recibido sus becas, personas con discapacidad que le contestan en un mitin que no han recibido los apoyos prometidos.
Esta es una lista incompleta de quienes han sido objeto de calumnias, insultos, injurias, descalificaciones, burlas, por parte del presidente López Obrador, y que seguramente hubieran querido recibir de él un trato equiparable al que brinda a Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera (con quien ha expresado públicamente su empatía al menos en un par de ocasiones), su hijo (a quien ordenó liberar minutos después de su captura), su señora madre (a quien le gestiona con Estados Unidos una visa humanitaria para que pueda ver a su hijo) y sus abogados (a quienes les consigue citas con secretarios de Estado para ver si logran su deseo de traer de regreso a una cárcel mexicana al líder del cártel de Sinaloa).
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La Tentación/Raymundo Riva Palacio
Estrictamente Personal
Al laboratorio que le dijeron no
El Financiero, 1 de abril de 2020;
La forma como la ideología impidió acciones preventivas más temprano en México lo da una historia que, vista ahora desde la distancia, es una de las grandes esperanzas del mundo para enfrentar el coronavirus y reducir el número de fallecimientos. Es la de los Laboratorios Abbott, una empresa centenaria fundada en Chicago, cuyo jefe de científicos es Richard Roberts, premio Nobel de Medicina en 1993, que desarrolló una prueba para detectar el Covid-19 en cinco minutos, y que se ha convertido en la quimera del coronavirus. Dos días después de iniciar con éxito las pruebas críticas de su dispositivo, sus representantes tocaron las puertas de la Casa Blanca y de la Secretaría de la Salud de México para ofrecerla.
En Washington, las credenciales del laboratorio y de Roberts abrieron las puertas. Les presentaron un documento de 14 páginas para explicarles su dispositivo de rápida detección molecular del Covid-19, desarrollado a partir del estudio de los pacientes en Wuhan, la ciudad china donde estalló la pandemia a finales de diciembre pasado. En Estados Unidos, fueron siendo evaluados y aprobados. La Administración Alimentación y Medicamentos, responsable de la salud pública en ese país, aprobó su descubrimiento y le permitió, desde esta semana, comercializarlo.
En México, el mismo documento de 14 páginas se entregó en la Secretaría de Salud. Al día siguiente, se le dijo a su emisario que no estaban interesados. No hicieron una sola pregunta, una sola observación, una sola crítica. Ni siquiera preguntaron lo menos importante, cuánto costaría, porque incluso el Laboratorio estaba dispuesto a prácticamente regalarle las pruebas al gobierno mexicano. La indiferencia fue total. Ningún gobierno estatal podía siquiera hacer hecho el intento de adquirirla, como lo hizo cuando menos una entidad, porque la Secretaría de Salud les prohibió adquirir pruebas.
El argumento es que no estaban autorizadas por Cofepris, pero había más de fondo. Un alto funcionario de la Secretaría de Salud se lo confió a un funcionario en uno de los hospitales públicos, cuando se sugirió que el gobierno podría hacer las pruebas que se necesitaran para hacer una detección temprana del virus. No iban a autorizar su fabricación porque contravenía la política del presidente Andrés Manuel López Obrador, que no quería pruebas en la población, porque no creía que la pandemia fuera real. Su actitud pública, negando la realidad que planteaba la Organización Mundial de la Salud y la cifra de contagios y muertes que producía el virus en Asia y Europa, eran una demostración que no necesitaba orden para que dentro de un gobierno éticamente deficitario, por no atreverse a decir lo que piensan en realidad al presidente, se acatara su deseo.
Por las mismas razones, aparentemente, no se adquirieron insumos. Un ejemplo fueron las mascarillas de aislamiento N95. Mientras el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, vocero designado para la pandemia, reiteraba que no eran necesarios los cubre bocas, cuando menos ocho gobiernos estaban haciendo pedidos de mascarillas N95 a los fabricantes en Estados Unidos, que producían 500 mil al día cada uno y no se daban abasto. Lo mismo hicieron con respiradores y con medicinas que estaban dando resultado en los países donde se aplicaban. En México, el gobierno estaba en una cosmogonía diferente, metafísica, no científica. 
López Obrador pidió la semana pasada a los líderes del G-20 en una cumbre virtual, que se debía garantizar el acceso a los equipos médicos, y urgió la intervención de la Organización de las Naciones Unidas para evitar la escasez y el acaparamiento de insumos. El Presidente llegó muy tarde a ese puerto. Las N95 se agotaron cuando en México prevalecía el discurso de que no servían las mascarillas simples, pese a la evidencia que el uso de ellas en Corea del Sur, Japón, Singapur y Hong Kong, ayudaron a achatar la curva de crecimiento del contagio. Todavía hoy en día, no hay medidas de apoyo a la población con mascarillas simples y gel gratuito en los sistemas de transporte colectivo, que utilizan miles de personas que tienen que salir a las calles para comer ese día.
El gobierno apenas autorizó el viernes pasado la compra de insumos y equipos médicos de manera expedita, en donde pudiera encontrarlos porque en México no los hay. El Presidente anunció que se habían adquirido cinco mil ventiladores de China, reconociendo indirectamente que las estimaciones de sus expertos en Salud, que afirmaban que México estaba preparado para la pandemia, eran incorrectas. Días antes de que se emitiera la orden, en una acción ilegal –porque no había ley o decreto de por medio- y desesperada, autoridades federales recorrieron la calle de Motolinia, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde se venden al menudeo equipos médicos, para decomisar ventiladores.
La tardía reacción en equiparse y prepararse para el Covid-19 está directamente asociada con la negación de López Obrador a la realidad de la pandemia y a su resistencia a prepararse. El caso de las pruebas desarrolladas por los Laboratorios Abbott es una muestra de esa actitud displicente y negligente. Rechazar la propuesta sin siquiera buscar profundizar en ella, habla enormemente de las manos en las que descansa la salud de la nación. No había interés en nada de ello, ni querían contrariar al presidente.
Desde la semana pasada, los Laboratorios Abbott están produciendo 50 mil pruebas al día, y enviando decenas de miles a quienes las solicitan, bajo la autorización del gobierno estadounidense de emergencia, que redujo el trámite burocrático por 12 meses. La semana pasada, el presidente Trump hizo un reconocimiento a la empresa y dijo que la llegada de ese dispositivo molecular era “todo un nuevo juego” en la lucha contra el coronavirus. En México la ignoraron. La oportunidad, una vez más, se perdió.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
Twitter: @rivapa
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El ADN de AMLO, ¿contra el Presidente? | Ignacio Morales Lechuga
El Universal
La amenaza es planetaria, pero sus efectos los resentiremos todos localmente, los mediremos tras la experiencia de cada quien, los veremos en la proximidad o distancia de nuestros seres queridos, y en la buena o mala disposición de nuestro entorno laboral y social cercano. Resultados en mano, también los mediremos como aciertos y errores de cada gobierno y de cada gobernante.
Me conmueve López Obrador, su perseverancia llevada a extremos de necedad y defendida tercamente como virtud personal. No discuto su derecho a ser y a reaccionar “como le nace” Me duelen sus tropiezos como presidente de México y la defensa pobre de su derecho personal ignorando su enorme investidura.
Molesta que quien ayer afirmó “ya no me pertenezco”, sostenga hoy “no soy monedita de oro”. Que quien hace días aconsejaba –presente la pandemia– saludar y abrazarse, hoy recomiende una inconvincente aceptación de la sana distancia.
Si tuvo la oportunidad de demostrar que podría con la enorme carga que se echaba a cuestas, hoy la lista de sus batallas perdidas es tan pesada como su ego. Mientras la contradicción y el absurdo sigan siendo la marca indeleble de su ADN político, sólo queda esperar que los sensatos alrededor del presidente lo hagan reaccionar mejor y lo lleven a darse cuenta de la realidad nacional.
El desplome económico y de la inversión fija bruta, la baja confianza inversionista y empresarial, la reducción del consumo, la escasa creación de empleos, la demolición de proyectos de asociación público-privada en materia de energía, que habrían permitido repartir el riesgo y cuyo costo hoy recae en las finanzas públicas y en el presupuesto de Pemex en quiebra técnica, son mucho más que simples indicadores tecnocráticos. La suma de todos tiene una grave traducción en la calle: más desempleo, aumento de los delitos patrimoniales como robos, asaltos y secuestros, etc.
México seguirá siendo parte del tren de una economía globalizada y dependiente de los flujos comerciales y financieros internacionales. No llegamos en 25 años al liberalismo puro de Milton Friedman; tampoco al fin de la historia que anunció Francis Fukuyama; hoy no hacemos punta en la exploración de un estatismo selectivo tal como lo prevé el teórico Joseph Stiglitz, quien busca fórmulas para salvar al capitalismo de sí mismo y sanarlo de sus peores defectos.
El gobierno de la 4T pudo ir conformando una política económica a la mexicana, con enfoque social incluyente y cuidadoso equilibrio fiscal y financiero. Ya no lo hizo. A fuerza de imponer absurdas decisiones y proyectos personales estamos como país sin buenos motores y a la mitad de un océano tormentoso.
AMLO y su desconfianza en la empresa privada aceleraron la recesión y alteraron los frágiles y precarios equilibrios sociales. El sistema de salud, eterno acusado de ser nido de corrupción, ha sido tomado por sorpresa por los efectos que tendrá el paso del virus. Institutos de alta especialidad, hospitales, laboratorios y farmacéuticas fueron atacados por igual. El Seguro Popular fue despedazado y sustituido por el “Santa Lucía de la Salud”, el Insabi. La atención a enfermos, pacientes e incluso doctores agraviados por la amenaza del cese tiene muchas más deficiencias. Recortes, cierre de áreas, falta de materiales tan esenciales como tapabocas y pruebas para dictaminar contagios son su diaria realidad. Es enorme el déficit de ventiladores y equipos esenciales para enfrentar la emergencia.
El futuro es incierto. Lo único que parece seguro es que el contagio se extenderá exponencialmente y que los hospitales serán insuficientes para atender los casos y no tendrán lo esencial para detectar y tratar adecuadamente el coronavirus.
La población recluida ha sido más prudente y sabia que el gobierno, sabedora de que los números oficiales parecen demasiado bajos para describir la realidad del contagio. El empresariado ha solicitado al gobierno facilidades y prórrogas para afrontar el pago de impuestos, medidas que se han aplicado en otros países. Ante todos los argumentos el gobierno ha dicho no. Una cervecera con avance de 60 por ciento de su construcción fue cancelada por designio del ejecutivo federal, con una encuesta en la que participó el 30 por ciento de la población de Mexicali.
Si la pandemia nos enseña en lo individual a ser mejores, a valorar mejor al prójimo, a reordenar prioridades lograremos algo muy importante. En lo social mucho tenemos que aprender. El mundo quizá decida transformar las Naciones Unidas, y surja una nueva ONU de estados nacionales con un concepto de soberanía ya modificada por la globalización de varias realidades: las pandemias, el narcotráfico, las tecnologías y la economía mundial, el ambiente, el uso del agua como recurso del planeta.
Quizá se apruebe que surja una autoridad supranacional que asuma competencia ante problemas globales que rebasan las fronteras, como es, por ejemplo, el efecto de los incendios forestales en la cuenca del Amazonas, o el narcotráfico, que comienza en algún país y se extiende como delito continuado a miles de kilómetros.
Cuando termine la pesadilla del Covid 19 vendrán los tiempos de revelación, renacimiento y refundación de las comunidades del mundo. Cuando recomencemos a ver al México post-pandémico ¿nuestros poderes públicos seguirán empecinados en seguir viendo su propio ombligo, anclados en procedimientos para reelegirse, en nuevas reglas para comenzar (ahora sí) a cumplir la finalidad de su existencia? ¿Trascenderemos esta dura prueba y seremos necesariamente mejores como sociedad y país? Que así sea.
Notario y exprocurador General de la República
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El otoño de la muerte /Héctor De Mauleón
En Tercera Persona
El investigador Manuel Miño Grijalva le llamó El otoño de la muerte. El valle de México llevaba diez años de sequías cuando comenzaron las fiebres y llegó la peste.
Ese año, 1779, en la Ciudad de México había 112 mil 926 habitantes. La epidemia cruzó la capital de extremo a extremo. En 81 días enfermaron 45 mil personas y murieron entre 12 y 18 mil, de acuerdo con las fuentes.
Se trató de la epidemia más aterradora de que se haya tenido memoria, una las más violentas catástrofes demográficas en la historia de la ciudad. El Hospital de San Juan de Dios contaba únicamente con 250 camas. En el resto de los establecimientos hospitalarios los enfermos morían en los pasillos. Incluso los médicos, los enfermeros y las enfermeras, caían víctimas del contagio.
El recién llegado virrey Martín de Mayorga relató en una carta que durante la epidemia “no se veían en las calles sino cadáveres, ni se oían en la ciudad sino clamores y lamentos”. Un cuarto de siglo después el relato seguía vivo en las calles y llegó a oídos del barón de Humboldt: “Todas las noches andaban por las calles los carros para recoger los cadáveres… gran parte de la juventud mexicana pereció en este año fatal”, escribió.
Los muertos no cabían en los cementerios. Eran sepultados, “fuera de poblado”, en fosas comunes sembradas con cal viva. El arzobispo Alonso Núñez de Haro y Peralta solicitó que un viejo colegio arrebatado dos años antes a los jesuitas fuera improvisado como hospital. De ese modo nació el Hospital de San Andrés –que poco más de un siglo más tarde fue derribado para dar paso a la construcción del bellísimo edificio en que hoy se alberga el Munal (Tacuba 8).
Los héroes ignorados de aquella supercrisis, la epidemia de viruela de 1779 fueron los mismos que hoy enfrentan, sin equipo y sin recursos debido al desmantelamiento del ya de por sí precario sistema de salud, los estragos del Covid-19: enfermeros y enfermeras que aún a riesgo de su propia vida plantaron cara a la tragedia.
En las antiguas crónicas de la Conquista se habla de mujeres que venían con los soldados españoles y “sirvieron mucho en curar a los enfermos”. Entre ellas Beatriz Muñoz, la primera comadre o comadrona que hubo en la Ciudad de México, y la mulata Beatriz Palacios, esposa del conquistador Pedro Escobar, quien “curaba heridos, aderezaba alimentos y hacía guardias”.
Algunos autores consideran a Isabel Rodríguez, española que bajó del mismo barco que Hernán Cortés, como la primera enfermera que hubo en Nueva España. Isabel se había embarcado “soltera y sola” rumbo a las Indias. Según Bernal Díaz del Castillo, en las batallas de Conquista, cuando los brebajes curativos escaseaban entre los soldados, ella aliviaba las heridas “ensalmando y santiguando, y encomendándolas a Dios”.
Hay registro de que en el antiguo Hospital de Jesús, fundado por Cortés en 1524, había un médico, un cirujano, un barbero o sangrador, y un enfermero y una enfermera.
Entre las tareas de estos últimos estaba la de suministrar a los enfermos agua de ortiga, ungüento de agripa de cerdo de iguana, baños a base de cocimientos de eneldo, cocimientos de estafiate, manzanilla de tierra caliente, orégano del país, malvavisco y linaza, así como redaños de cerdos recientemente muertos, entre otros remedios.
La epidemia volvió en 1797 y arrasó por completo la Nueva España. Golpeó de tal forma que Carlos María de Bustamante relató que en el país “era raro ver a una mujer bonita, es decir, que no estuviera marcada de viruelas”.
Ese año cayó enferma doña María Luisa, princesa de Parma. El rey Carlos IV –el mismo que está representado en la estatua ecuestre conocida como El Caballito, de Manuel Tolsá– , ordenó que la familia real se sometiera a un procedimiento que implicaba graves riesgos: la variolización o inoculación de la pus de la viruela, a fin de que los pacientes contrajeran un ataque benigno de viruela (el mundo entero veía con verdadero horror el procedimiento). Para “júbilo de toda la monarquía”, los miembros de la familia real se hallaron muy pronto “en la más perfecta convalecencia”.
Al año siguiente, el inglés Edward Jenner halló la vacuna que inmunizaba contra la enfermedad. Esto llevó al rey Carlos IV a ordenar una de las más extrañas expediciones de la historia. Aquel monarca, considerado débil, manipulable, incluso cornudo, mandó que se armara una expedición científica que llevara la vacuna a América: la propagara en el Nuevo Mundo para frenar tres siglos de cíclicos desastres.
En esa expedición participaron el célebre doctor Francisco Xavier Balmis e Isabel Cendala y Gómez, considerada “la primera enfermera en la historia de la salud pública en México”.
Relataré mañana su historia, en mínimo homenaje a quienes hoy luchan anónimamente contra la horrible epidemia que azota al mundo.
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Lista incompleta de a quienes AMLO trata mucho peor que al Chapo y familia | Carlos Loret de Mola
Historias de Reportero
El Universal
Mujeres de todas las edades y condiciones socioeconómicas, organizaciones feministas, papás de niños con cáncer a quienes les recortaron las quimioterapias por austeridad, pacientes con VIH a quienes les recortaron los antivirales por austeridad, directivos de hospitales que denunciaron el desabasto de medicamentos, médicos y enfermeras que se quejan de no tener tapabocas ni guantes para enfrentar el coronavirus, científicos a quienes les recortó el presupuesto, madres que dejaban a sus hijos en guarderías y estancias infantiles, trabajadoras de estas estancias, usuarios de comedores comunitarios que se quedaron sin alimento, comunidades indígenas que se oponen a un tren que rasurará la selva maya, familiares de víctimas del crimen organizado que le piden una cita y no se las da para no exponer su investidura (después de Badiraguato, el chiste se cuenta solo), ejidatarios que están en contra de que construya una central termoeléctrica porque temen quedarse sin agua, padres de familia que protestan porque no quieren que la CNTE sea la mandona en la educación en México, empresarios de todos tamaños, cualquiera que denuncie a un corrupto dentro de su gobierno o partido, cualquiera que ironice sobre la rifa de avión que no incluye ganar el avión, organizaciones de la sociedad civil que denuncian corrupción, organizaciones de la sociedad civil que exhiben que su estrategia contra el crimen ha generado más muertos, organizaciones de la sociedad civil que evidencian que hoy se hacen más compras sin licitación que antes, alcaldes que le piden cita y a quienes recibe con gases lacrimógenos a las puertas de Palacio Nacional, algunos gobernadores que no quieren que los mangonee, artistas que se quejaron por el recorte al presupuesto cultural, funcionarios públicos de organismos autónomos, funcionarios públicos que se atrevan a hacerle observaciones (ni siquiera críticas), deportistas a quienes recortaron las becas, ricos o cualquiera que tenga dinero, policías federales que protestaron porque no quieren volverse militares, migrantes que desean un futuro mejor en Estados Unidos, periodistas y medios de comunicación críticos tanto nacionales como internacionales, intelectuales que lo cuestionan, encuestadores cuando reflejan que su popularidad va a la baja, ambientalistas que protestan por la construcción de una refinería, agencias calificadoras internacionales que evalúan los tropiezos de su política económica, ex presidentes de México, partidos de oposición y sus integrantes, ciudadanos que marchan para protestar por el rumbo de su gobierno, economistas que evidencian que son falsas las cuentas alegres de producción petrolera, trabajador de la salud que le quiere tomar la temperatura o le ofrece gel antibacterial para frotarse las manos, estudiantes que le contestan en un mitin que no han recibido sus becas, personas con discapacidad que le contestan en un mitin que no han recibido los apoyos prometidos.
Esta es una lista incompleta de quienes han sido objeto de calumnias, insultos, injurias, descalificaciones, burlas, por parte del presidente López Obrador, y que seguramente hubieran querido recibir de él un trato equiparable al que brinda a Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera (con quien ha expresado públicamente su empatía al menos en un par de ocasiones), su hijo (a quien ordenó liberar minutos después de su captura), su señora madre (a quien le gestiona con Estados Unidos una visa humanitaria para que pueda ver a su hijo) y sus abogados (a quienes les consigue citas con secretarios de Estado para ver si logran su deseo de traer de regreso a una cárcel mexicana al líder del cártel de Sinaloa).
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COORDENADAS/Enrique Quintana /
 El Financiero
La matemática de la pandemia
Seguramente usted ha escuchado el término “viralizar” alguna vez cuando algún mensaje en redes sociales crece extraordinariamente.
Bueno, pues ahora, con la pandemia del Covid-19 ya sabemos lo que eso significa: crecimiento exponencial.
Estamos más acostumbrados a observar el crecimiento aritmético. Así que, cuando hay fenómenos que producen crecimiento geométrico o exponencial, éste resulta a veces poco comprensible.
Un crecimiento aritmético ocurre cuando se trata de una cifra constante. Por ejemplo, si usted adiciona 10 unidades cada vez obtendrá una serie en la que la secuencia es 10, 20, 30, 40, etc.
Pero si el crecimiento es exponencial, entonces lo que es constante es el múltiplo en el que crece la serie y no la diferencia.
En ese mismo ejemplo, si 10 crece a un exponente de 2, la serie sería entonces 10, 100, 1,000,10,000, etc.
Eso es precisamente la “viralización”. Y se usa como equivalente del crecimiento exponencial por el tipo de contagio que se presenta en las epidemias o pandemias, que, por cierto, no siempre son virales, pueden ser también bacterianas.
Por ejemplo, en el caso del Covid-19, usted seguramente ha escuchado que la tasa de contagio es de 2.5, lo que quiere decir, que un portador del virus, en promedio, contagiará de 2 a 3 personas.
Y cada una de las personas infectadas contagiará a 2 o 3 más, y así sucesivamente.
Por eso, el crecimiento es exponencial.
A nivel mundial, entre la fecha del primer enfermo reportado y las cifras por la tarde del día de ayer, cuando se llegó casi a 860 mil casos, han transcurrido 81 días. Esto implica una tasa de crecimiento diaria de 16.9 por ciento.
En México, la tasa desde el 27 de febrero, cuando fue notificado el primer contagio, hasta el día de ayer, con 1 mil 215 casos confirmados, la tasa es de 22.9 por ciento.
Si estas tasas se mantuvieran –subrayo este supuesto–, tendríamos alrededor de 92 millones de casos en el mundo al finalizar el mes de abril y 590 mil casos en México.
Desde luego que ese es el escenario inercial, el que ocurriría si el crecimiento exponencial no logra amortiguarse.
Hay quien no entiende que estamos en una guerra contra el virus. Pero, guerra, literalmente. No es metáfora.
El virus, por su genética, busca reproducirse. Y solo puede hacerlo parasitando las células del huésped. No lo puede hacer por sí mismo. Nosotros somos su huésped. En su naturaleza está el buscar infectar a más y más células, y eso solo puede hacerse a través del contagio.
El distanciamiento social es la estrategia que tenemos al alcance en esta guerra –por lo pronto– para que el virus sea derrotado, sea porque desarrollemos inmunidad al sanar o bien porque el huésped falleció.
Los números que le presento arriba, y que son terroríficos, son los que se presentarían si no logramos cambiar la tendencia.
Afortunadamente, pareciera, solo pareciera, que el pico de casos nuevos ocurrió hace pocos días. Fue el 28 de marzo, cuando llegamos a 66 mil 761 nuevos casos, el día de mayor número. El 30 de marzo la cifra bajó a 61 mil 348.
Pero el indicador no es suficientemente robusto. Podríamos tener un repunte si otros países u otras ciudades en los países afectados, repuntan próximamente.
Más nos vale imaginar que si no logramos evitar que el virus siga saltando de una persona a otra, como ha sucedido hasta ahora, tendremos ese escenario impactante que las tendencias reflejan y que nos llevarían a casi 600 mil casos en México apenas en el lapso del mes que hoy comienza.
Decidamos.
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¿Acatará AMLO la tregua que pide? | Raúl Rodríguez Cortés
Gran Angular
El Universal
Una tregua como la que pide lo obliga a lo política y prudentemente correcto
Sugeríamos aquí la semana pasada que la emergencia sanitaria y económica que enfrenta el país en medio de la creciente polarización nacional, exige una tregua política (gobierno vs. conservadores), ideológica (4T vs. neoliberalismo) y social (chairos vs. fifís).
AMLO lo planteó ayer en la conferencia de prensa mañanera: “una tregua, un mes”, dijo horas después de que encabezara la sesión del Consejo de Salubridad General que declaró emergencia sanitaria nacional por la epidemia del coronavirus y amplió para todo abril el quedarse en casa y suspender labores no esenciales. Incluso llamó a “la unidad a los adversarios, a los conservadores” porque “la Patria es primero”, sin proscribir del todo su discurso polarizador de años.
En lo personal no me cabe duda que el gobierno de López Obrador enfrenta una campaña golpista de poderosos adversarios que se oponen al cambio que propone porque ven afectados sus intereses. Se trata de políticos, empresarios, sectores de las clases media y alta e incluso grupos de las fuerzas armadas, sobre todo de oficiales en retiro. Muchos de ellos, con odio enfermizo, parecen dedicados a provocar el hundimiento del barco en el que todos navegamos en medio de esta tormenta. Hacen de todo por ver fracasar a AMLO.
El Presidente, a su vez, atiza la confrontación un día sí y otro también con cualquier cantidad de invectivas que culpan a sus antecesores de todos los males de México y que —en su derecho están, y muchos con razones atendibles—, consideran equivocado el rumbo que la 4T propone para el país.
Para López Obrador —según dijo en la mañanera de ayer— “las diferencias políticas-ideológicas están arriba, en las élites, porque abajo el pueblo está unido”. Discrepo. Esas diferencias ya permean a ras de piso, si no, cómo explicar la fuerte caída en su aprobación.
La urgente tregua (necesaria para contener la conflictividad social que explotaría si el contagio de Covid-19 rebasa nuestra capacidad de atención hospitalaria; y punto de partida, por lo pronto, para un pacto político y/o de los sectores productivos con que enfrentar las consecuencias económicas y sociales de la pandemia), obliga por igual a todas las partes.
No ayudan en esto las campañas golpistas ni las conductas polarizadoras y de pronto inexplicables del Presidente. Una de ellas, muy cuestionada, ha sido la de ir a contracorriente de las recomendaciones de distanciamiento social. Para justificarse dijo que no iba a enviar la incorrecta señal a la que lo presionaban los conservadores: verlo detenido, paralizado. Pero ¿no es igual de incorrecto el mensaje de ir a tierra de narcos y dejarse ver saludando a la madre de uno de los grandes capos de la droga? AMLO argumentó razones humanitarias, con las que se puede o no estar de acuerdo, pero se expuso a que se propalara la idea de que pacta con narcos y a que Felipe Calderón le inventara que comió con el hermano de El Chapo. Luego explicó que pesaron más las razones humanitarias que lo políticamente correcto. Pero ¿no cree usted, señor Presidente, que una tregua como la que demanda no solo lo obliga a usted a lo políticamente correcto, sino también a lo prudentemente correcto?
Instantáneas:
1. AYUDA. Las tecnologías de punta se suman al combate del Covid-19. Diversas plataformas y ciudadanos han creado cadenas de apoyo gratuitas con recomendaciones para enfrentar la contingencia sanitaria. Llama la atención, por amigable y precisa, la plataforma digital Luzzy que aporta la opinión en línea de profesionales de la salud de acuerdo con lo que el usuario requiera en cuanto a consejos médicos, dietas y programas de ejercicios. Recomendable.
2. DESCONTENTO. El episodio de Badiraguato pesó, y mucho, en la decisión de un grupo de militares en retiro de circular en sus chats privados un documento en el que, entre otras quejas, le dicen a AMLO y al alto mando: “Soy el militar que recientemente vio a su familia peligrar por causa de la familia de El Chapo Guzmán, a quien usted ofrece ahora ayuda humanitaria”. El asunto caló también en las víctimas de la violencia inherente al narcotráfico. De “demencial” lo calificaron Javier Sicilia y Julián Lebarón.
3. ¿Y EL SUELDO? En la conferencia de prensa del lunes en la noche, tras leer la declaratoria de emergencia sanitaria, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, aseguró que, por razón de ella, los trabajadores que suspendan labores recibirán el pago completo de sus salarios y que si sus empleadores no lo hacían así enfrentarían sanciones administrativas o incluso penales. Ayer en la mañanera de AMLO, el aserto de su canciller perdió contundencia. El propio presidente sugirió evitar ir a tribunales en este asunto y explicó que se trataba más de una cuestión de humanismo. Dijo, sin mucha claridad, que el pago completo del salario del trabajador era un tema de interpretación de la ley. Pero por lo visto no es así. El artículo 42 Bis de la Ley Federal del Trabajo establece que cuando las autoridades emitan una declaratoria de contingencia sanitaria que implique la suspensión de las labores, aplicará lo dispuesto en su artículo 429 fracción IV, el cual establece la obligación del patrón para pagar a sus trabajadores un salario mínimo (123.22 pesos) por cada día que dure la suspensión, es decir, tres mil 666 pesos en un mes. Esta disposición es clara y la posibilidad de una interpretación acaso se encuentre en el artículo 132 fracción XIX Bis en el que se obliga al patrón a “cumplir con las disposiciones que en caso de emergencia sanitaria fije la autoridad competente”. Ésta, debería, en todo caso, ordenar el pago del salario completo. Y a quienes de ninguna manera se les podría rebajar el sueldo es a las mujeres en gestación o lactancia (artículo 168). Más bien se trata, como se ve, de un tema de solidaridad y de posibilidad patronal. Esta crisis sanitaria sacará a relucir lo mejor y lo peor de todos.
@RaulRodriguezC

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Recorrer el último tramo
COLABORADOR INVITADO / Agustín Carstens,  publicado originalmente en el Financial Times / ft.com. El autor es el Director General del Banco de Pagos Internacionales.
REFORMA, 01 Abr. 2020
Las turbulencias financieras desencadenadas por la pandemia del coronavirus nos traen malos recuerdos de la crisis financiera de 2008. Los síntomas externos (caída de los precios de los activos y endurecimiento de las condiciones crediticias) son similares, pero existen notables diferencias. Estas son importantes, dado que la respuesta en esta ocasión va a tener que llegar más lejos que el conjunto de medidas adoptadas en la anterior crisis.
Las intervenciones de los bancos centrales para atajar la crisis deben llegar a las personas y las empresas que, en última instancia, son las perjudicadas. El último tramo del canal por el que debe transmitirse esa ayuda todavía no se ha construido y debe establecerse de manera urgente.
Uno de los factores que distinguen a esta crisis de la de 2008 es el conjunto de actores implicados. En 2008 se produjo una crisis bancaria global surgida en torno a prestamistas sobreendeudados. Entonces, los bancos centrales contaban con instrumentos directos para mitigar la tensión en el sistema bancario, como proporcionar financiación a los bancos en dificultades, o realizando compras de activos.
Hoy, el sector bancario tradicional tiene una participación menor en el conjunto del sistema financiero, mientras que la financiación a través de los mercados ha adquirido mayor importancia. El peso de los inversores institucionales y otros intermediarios no bancarios ha crecido, y las empresas de la economía real dependen más de ellos. Esta es una de las razones por las que, en esta ocasión, las tensiones se están dejando sentir en mercados de financiación como los de títulos comerciales y bonos corporativos.
Sea cual sea su tamaño, las empresas necesitan capital de trabajo, sobre todo cuando forman parte de una cadena de suministro. Los activos a corto plazo de una empresa, como los créditos a clientes -el dinero que le adeudan otras empresas de la cadena de producción-, constituyen una parte sustancial de sus activos totales. Estos créditos a clientes tienen su contrapartida en las deudas con proveedores contabilizadas en el pasivo del balance. Las cuentas por cobrar y las cuentas por pagar se entrelazan para formar el tejido que mantiene unidas a las empresas de una economía y, por supuesto, a las cadenas mundiales de suministro (las llamadas "global value chains"). Además, las empresas recurren cada vez más a la financiación en los mercados para obtener capital de trabajo, y a financiación en dólares estadounidenses para las cadenas de valor mundiales.
La regulación prudencial vigente se diseñó para evitar que los bancos se endeudaran en exceso. Sin embargo, ahora mismo tenemos el problema contrario: los bancos no están llenando el vacío dejado por la retirada de la financiación a través del mercado. Para ofrecer a las empresas viables oxígeno que les permita superar el repentino parón económico causado por la COVID-19, hace falta una solución que permita salvar el último tramo que separa a los prestamistas potenciales de las empresas que se encuentran al borde del abismo.
Así, pues, los bancos deberían ser parte de la solución, no parte del problema. Ha llegado el momento de utilizar los colchones que las entidades acumularon en sus balances en los buenos tiempos. Para aumentar aún más la capacidad de préstamo, necesitamos que globalmente se suspendan la distribución de dividendos y las recompras de acciones de los bancos.
No obstante, es posible que este primer paso no sea suficiente si los bancos extreman la prudencia y reducen su toma de riesgos. Por eso, hay que dar un paso más: convencer a los bancos para que presten, utilizando para ello programas de financiación para préstamos de los bancos centrales. Los gobiernos tendrán que asumir parte del riesgo mediante planes de garantía, con el fin de evitar que los riesgos económicos se trasladen a la banca o al banco central.
Una forma de hacerlo sería dar a cada pyme un préstamo avalado por el Estado por importe de los impuestos pagados por la empresa el año anterior. Para conceder estos préstamos, asimilables a una devolución temporal de impuestos, los bancos solo exigirían que se acrediten los impuestos pagados el año precedente. Posteriormente, los préstamos se refinanciarían, titulizados, a través de una facilidad del banco central.
Los gobiernos tendrían que soportar pérdidas, por lo que se necesitará la intervención de la hacienda pública. Sin duda, se producirán errores. Pero solo podrían solicitar estos préstamos las pymes que obtuvieron beneficios el año previo, lo que reduciría las posibilidades de fraude o manipulación. La administración de este programa también sería relativamente sencilla, ya que las autoridades fiscales podrían verificar el cumplimiento de las condiciones.
También debemos evitar que se descosa el tejido que mantiene unidas las cadenas mundiales de suministro. Para ello, la adopción de estos principios ha de ser a escala mundial. Las líneas swap de dólares anunciadas por los bancos centrales son esenciales. Pero, además, en el ámbito doméstico, cada banco central ha de destinar su liquidez en dólares a evitar que se rompan las cadenas mundiales de suministro.
Concretamente, los préstamos con avales públicos concedidos por los bancos para financiar créditos a clientes que formen parte de las cadenas de producción globales también se podrían titulizar y financiar mediante una facilidad del banco central. La necesidad de salvar el último tramo no solo se da en las economías nacionales, sino que también es aplicable al conjunto del mundo.
Una crisis de la financiación de mercado necesita soluciones en el mercado. Para que la liquidez de los bancos centrales llegue hasta el último rincón del sistema financiero, debe destinarse directamente a las personas y las empresas que más la necesitan. En caso contrario, las medidas de los bancos centrales caerían en saco roto. El manual de la respuesta a la crisis de 2008 nos brinda algunas de las herramientas necesarias, como la facilidad de financiación de títulos comerciales, pero no basta. La decisión de la Reserva Federal estadounidense de entrar en el mercado de bonos corporativos es un paso valiente en la buena dirección. Pero hacen falta muchos más para salvar el último tramo y llegar así a las pequeñas y medianas empresas.
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LA CUARTA TRANSFORMACIÒN/Darío Celis / 
El Financiero
Indemnizará gobierno a Constellations Brands
Ayer la plana mayor de Constellation Brands caminó por la calle de Moneda para llegar a Palacio Nacional y encontrarse con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La comitiva iba bien armada. De último momento se unió ni más ni menos que su CEO global, Bill Newlands. El ejecutivo no contemplaba venir, lo cual habla de la preocupación por su proyecto.
Lo flanqueó Jim Bourdeau, el abogado general del corporativo, amén del director de la filial mexicana, Daniel Baima, y el vicepresidente sénior de Finanzas, Diego Reynoso.
Aparte asistieron dos consejeros claves que están en el board de Constellations Brands. Uno es Ernesto Hernández, quien fuera hasta el año pasado CEO de General Motors de México.
El otro, José Manuel Madero, CEO de Bepensa, el embotellador de Coca-Cola en el sureste. Hasta el mes pasado era uno de los colaboradores más cercanos de Alfonso Romo.
Trabajó muchos años en Pulsar, el grupo del ahora Jefe de la Oficina de la Presidencia, quien le dio el puesto de asesor honorario y tuvo a su cargo el proyecto estratégico “Maíz para México”.
Madero Garza formó parte del Consejo para el Fomento a la Inversión y Constellation lo subió a su consejo en septiembre pasado, justo cuando López empezó a cuestionar los permisos del proyecto.
El rechazo al proyecto de mil 400 millones de dólares en Mexicali se dio en un contexto de tensión y desconfianza en el Consejo Coordinador Empresarial, que preside Carlos Salazar.
Y es que a pesar de tener la promesa del propio presidente, de que la consulta ciudadana se inclinaría por el sí, al final operaron brigadas anti Constellations Brands para tirarlo.
Ayer por lo pronto voceros de Jesús Vizcarra, otro gran consumidor de agua en la zona, rechazaron tajantemente que el de SuKarne haya boicoteado el proyecto de los estadounidenses.
El empresario, juran y perjuran en su entorno, siempre respaldó la nueva fábrica. El industrial siguió de cerca la evolución de la polémica hasta el momento de la cuestionada consulta.
Newlands y compañía escucharon el mismo discurso que el tabasqueño en su momento les dijo a los constructores e inversionistas del frustrado aeropuerto internacional de Texcoco.
Exactamente el mismo que oyeron los desarrolladores de los gasoductos que el ilustre Manuel Bartlett tuvo a bien detener: que el pueblo sabio había tomado la decisión y que les reparará el daño.
Una más.
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EL CÁRTEL BUENO/Sergio Aguayo /
 Reforma
Con el debido respeto, cuando el Presidente saludó a la mamá de Joaquín El Chapo Guzmán, estaba emulando políticas seguidas por varios presidentes priistas y por Felipe Calderón Hinojosa.
Gobiernos y sociedades toleran al crimen organizado, siempre y cuando se respeten algunas restricciones no escritas. Es aceptable que se maten entre ellos, pero se rechaza que la violencia exceda límites acordes con el nivel de respeto a la vida humana imperante en la comunidad (un nivel que -por cierto- se modifica en tiempo y espacio). Cuando eso sucede, la sociedad exige al Estado atacarlos.
Eso pasó en Chicago, cuando la banda de Al Capone ejecutó a siete personas el Día del Amor y la Amistad en 1929; también, cuando en 1985 el Cártel de Guadalajara secuestró, torturó y asesinó al agente de la DEA Enrique Camarena y cuando en 1992 en Sicilia, la mafia ejecutó al respetado juez Giovanni Falcone.
Un caso más reciente es el viraje en la estrategia bélica del gobierno de Felipe Calderón.
El modelo de negocios de los Zetas -entre otros grupos criminales- se basa en la brutalidad sistémica contra civiles inocentes.
La matanza de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas (agosto de 2010) aceleró la decisión del gobierno federal de lanzarse contra ellos, para lo cual desplegaron nuevas estrategias.
Una de las más novedosas y efectivas fue la instalación en Monterrey de un Centro de Fusión de Inteligencia y Operatividad, desde donde se organizó un ataque metódico y efectivo a la estructura y liderazgo criminales.
En unos cuantos años descabezaron y fragmentaron a esa organización, contando para ello con la colaboración silenciosa del Cártel de Sinaloa, al cual dejaron de combatir en estados como Coahuila.
A medida que avanza este sexenio, se va haciendo evidente que la prioridad es atacar a las organizaciones más violentas: el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel de Santa Rosa de Lima y la Unión Tepito.
También van quedando claras las deferencias concedidas al Cártel de Sinaloa; le dan golpes ocasionales que se acompañan de acciones bien reveladoras.
Entre ellas, las expresiones presidenciales de simpatía, cuando se dio a conocer la condena a Joaquín El Chapo Guzmán en Nueva York, la ayuda a su familia para obtener visas humanitarias y, finalmente, el saludo de mano acompañado de tuteo y palabras amables a la mamá de El Chapo.
Compárese, finalmente, la reveladora liberación de Ovidio, uno de los hijos del mencionado capo, con la extradición a Estados Unidos del Menchito, hijo de Nemesio Oseguera, El Mencho, líder del CJNG.
Lo más llamativo de ese apretón de mano fue la ostentación del Presidente que, una vez más, sigue sus instintos y se esfuerza por establecer la agenda y el relato.
El gesto es difícilmente justificable porque agravia a las víctimas directas y colaterales, a las Fuerzas Armadas y a una sociedad aterrorizada por la violencia criminal.
Se entendería la incapacidad de atacar simultáneamente a todos los grupos criminales, pero es una provocación innecesaria que el Presidente normalice y legitime, de manera tan explícita, a una organización criminal que, en cualquier momento, puede escorar hacia actividades mucho más violentas.
Ante la baja en los ingresos por el trasiego de drogas causado por la epidemia sanitaria, algunos de los grupos y corrientes, cobijados en el nombre genérico de Cártel de Sinaloa, pueden dejar de ser los criminales "bien portados" para lanzarse a la búsqueda de la ganancia rápida a costa de civiles inocentes.
Crecerían, entonces, los secuestros, los asesinatos, las desapariciones y los cobros por derecho de piso y tráfico de personas, tan habituales en el modelo de negocios de otras bandas criminales.
Desde una perspectiva histórica, el significado del saludo es que, ante la fortaleza del crimen organizado, el Presidente está emulando la estrategia de tolerar al "buen cártel", una política adoptada en etapas previas por presidentes priistas y panistas.
Sea por complicidad, impotencia o inocencia, la política de contemporizar con criminales "bien portados" es un virus que invade por igual a revolucionarios institucionales, neoliberales y transformadores. Se le conoce coloquialmente como la Pax Narca.
· Colaboró Zyanya Valeria Hernández Almaguer.
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