13 jun 2020

Pita Amor, ¿en la gloria?

Pita Amor, ¿en la gloria?
El recuerdo de su carácter excéntrico, de su personalidad furiosa, frágil, loca y arrebatada, sobre todo en sus últimos años, parece imponerse sobre el aprecio de su pluma, estiman. Foto: tv.unam.mx
Nota de Israel Sánchez
Cd. de México (08 mayo 2020).- 
En uno de los múltiples epitafios que escribiera para sí, la poeta mexicana Guadalupe Teresa Amor Schmidtlein (1918-2000) -Pita Amor, para la posteridad literaria- sentenció triunfal: "Es tan grande la ovación / que da el mundo a mi memoria, / que si cantando victoria me alzase en la tumba fría, / en la tumba fría me hundiría / bajo el peso de mi gloria".
Hoy se cumplen 20 años de la partida de la "Undécima musa", como la bautizara Salvador Novo, y la pregunta se hace pertinente: ¿su legado poético y literario la mantienen en la gloria de las letras mexicanas?
El recuerdo de su carácter excéntrico, de su personalidad furiosa, frágil, loca y arrebatada, sobre todo en sus últimos años, parece imponerse sobre el aprecio de su pluma, estiman algunos estudiosos en su obra.
"Es una mujer que tiene, sin duda, su lugar en la literatura mexicana, aunque muchos se lo hayan querido negar", comenta en entrevista Beatriz Espejo.
"Pero su terrible vejez, su estancia por la Zona Rosa dando bastonazos, se volvió una especie de leyenda negra que la rodeó siempre y que acabó por convertirla en una mujer muy interesante, pero en una especie de figura también negativa", añade la escritora, cuyo ensayo Pita Amor atrapada en su casa concluye: "De tan apabullante, su leyenda contradictoria acabó devorando su obra".
"Es un caso muy curioso", advierte, por su parte, Michael K. Schuessler, biógrafo de Amor, quien yace sepultada en el Panteón Francés de San Joaquín, junto a su único hijo, Manuelito, fallecido al año y meses de nacido.
"Su personaje ha pervivido, para bien o mal, porque la gente no la recuerda ya como una de las mujeres más bellas de México y más inteligentes, por supuesto, sino como una anciana pobrecita. Una que deambulaba por ahí gritando improperios, insoportable, diciendo cosas muy feas y racistas a la gente. Esa fue su decadencia".
Para el autor de La Undécima Musa: Guadalupe Amor, se debe reconocer el derecho de la autoproclamada dueña de la tinta americana, así como del universo, a ser recordada por su momento más grandioso: aquella mujer de enormes ojos y labios rojísimos cuyos recitales poéticos llenaban teatros que se volcaban en ovaciones hacia ella.
"Hay que tomar en cuenta, y esto se ha perdido a lo largo de las décadas, que Guadalupe Amor fue la poeta (mexicana) más famosa, celebrada, encomiada, desde Sor Juana Inés de la Cruz. No Rosario Castellanos; ella nace hasta los 30; Pita es del 18", destaca Schuessler.
"Fue una gran poeta metafísica en una época de vanguardias y de nuevas formas de escribir poesía en diversos flancos; por ejemplo, lo que ella llamaba prosa cortada. Ella proseguía con los sonetos, las décimas, las redondillas y todas esas formas heredadas del Siglo de Oro español. En ese sentido, iba también contra corriente".
Lamentablemente, continúa Schuessler, no ha sido fácil para las nuevas generaciones acceder a su obra, pues hace tiempo que no se reedita ni reimprimen sus libros, salvo la versión facsimilar de sus Décimas a Dios -"la apoteosis de la obra poética y de la fama de Amor", opina el investigador-, y una nueva edición de la novela semiautobiográfica Yo soy mi casa, ambos lanzados en 2018 por el Fondo de Cultura Económica (FCE) con motivo de su centenario.
"Realmente los jóvenes de ahora me dan la impresión de que están interesados en otras cosas", añade Espejo.
"Me parece que es alguien que no se lee. Que la leen ciertas gentes que la conocieron, que admiraron este mundo excéntrico y loco de ella, pero los jóvenes no. Probablemente ni sepan quién es", agrega al respecto Anamari Gomís, escritora y académica de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM que, no obstante, remarca la relevancia de su obra.
"Es muy importante porque es una voz femenina transgresora. Al mismo tiempo tiene sus diálogos con Dios, y manejó como nadie el arte de la décima, que no es tan fácil. Representó a un México culto y muy avantgarde, de los 50 y 60, y recoge pequeños momentos de esa vida en sus textos de manera extraordinaria".
A decir de Gomís, quien siendo muy niña conoció a Amor en varias visitas que la poeta le hacía en su casa de la Colonia Juárez, la reedición de nuevos volúmenes de su obra debería ser una obligación del FCE. "Pero como el Fondo anda ahorita en otras especulaciones y proyectos, pues no va a ocurrir. No hasta que a alguien se le ocurra después", apunta.
El propio Schuessler trabaja actualmente, de la mano de Penguin Random House, en una nueva antología que originalmente vería la luz en el marco de este 20 aniversario de la autora de poemarios como Puerta obstinada, Círculo de angustia y Más allá de lo oscuro. Sin embargo, la actual contingencia sanitaria retrasó su salida hasta 2021.
A pesar de eso, no dejará de ser una oportunidad para presentar el quehacer poético de Amor a lectores jóvenes que acaso sólo la conozcan por aquel personaje paródico que aparecía en el programa Desde Gayola y que exaltaba a la Pita de la vejez tormentosa.
Es tiempo de poner en equilibrio la balanza entre la figura y la obra de quien aún en vida ya se sabía eterna, tal como proclamó en su Letanía de mis defectos.
"Soy perversa, malvada, vengativa. / Es prestada mi sangre y fugitiva. / Mis pensamientos son muy taciturnos. / Mis sueños de pecado son nocturnos. / Soy histérica, loca, desquiciada; / pero a la eternidad ya sentenciada.



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