31 may 2021

La marcha de la locura

 ESTRICTAMENTE PERSONAL/Raymundo Riva Palacio /

 El Financiero, 31 de mayo de 2021

La marcha de la locura


La marcha de la locura es el título de un libro seminal que escribió Bárbara Tuchman en 1984 sobre la sinrazón en las tomas de decisiones. Habla de cómo la soberbia, la falta de juicio, sentido común o información llevan a actuar a los líderes en contra de su propio interés.

Esto es como se puede explicar la forma de actuar del presidente Andrés Manuel López Obrador en el diferendo con el semanario británico The Economist la semana pasada, contra el que explotó en furia, acompañado por buena parte de los círculos cortesanos, luego de que él mismo ignoró las advertencias de lo que se iba a publicar y desestimó los consejos para atajar el golpe mediático.

La cara del gobierno por la displicencia presidencial la dio el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, en una réplica que envió al director –se equivocó de género porque desde enero de 2015 es directora– del semanario, que no sólo reflejó el humor de un funcionario regañado por el Presidente, sino del propio López Obrador, quien cuando su canciller le anticipó lo que se estaba cocinando en Londres, palabras más, palabras menos, le respondió que no perdiera su tiempo atendiendo los prejuicios contra su gobierno. La insistencia de Ebrard para subrayar la relevancia de lo que preparaba The Economist cayó en los oídos sordos del Presidente.

Cuando la portada latinoamericana comenzó a circular el jueves temprano, bajo el titular de El falso mesías, López Obrador se puso furioso, según describieron varios funcionarios, y le reclamó a Ebrard en la reunión tempranera de gabinete.

El canciller le había dicho días antes del texto, del cual se enteró porque la editora –aparentemente de la sección de América Latina, Josie Delap– le había solicitado la posición del gobierno. Cuando se lo informó, López Obrador lo ignoró e instruyó que hiciera lo mismo.

Al aparecer en Twitter el adelanto, lo increpó y le reclamó que le había dicho que sería un artículo, no la portada, que enmarcaba un editorial que lo puso como populista y autoritario.

Ebrard se defendió con un argumento simple pero real: no le dijeron que sería la portada (de la edición latinoamericana solamente). Le dijo que les había enviado dos documentos, que le llevó a mostrar a López Obrador, quien de nueva cuenta lo ignoró.

Hasta ese momento, la discusión sólo había exhibido la falta de comprensión del tabasqueño de lo que un texto crítico de su gobierno, que apareció en las seis ediciones de la revista, significaría para él. No le preocupó tanto en los reclamos a Ebrard lo que generaría entre inversionistas y gobiernos del mundo, en cuyos despachos se encuentra siempre The Economist, sino la caracterización de autoritario.

Y como describe Tuchman en varios de los estudios de caso de su libro, López Obrador volteó a ver a otros consejeros para escuchar su opinión. Al primero que le preguntó en esa reunión previa a la mañanera llena de ácido y furia fue al vocero, Jesús Ramírez Cuevas, quien le dijo que The Economist fue hace mucho tiempo una revista influyente, pero que en la actualidad se encontraba desgastada y desacreditada, sin la reputación de antaño.

No se sabe si en verdad eso es lo que piensa Ramírez Cuevas o si tocó la música que quería escuchar su cómplice en la guerra de propaganda contra sus críticos.

Ante semejante afirmación, el consejero presidencial, Lázaro Cárdenas, se metió en la controversia y dijo que independientemente de su buena o mala reputación, quienes toman decisiones políticas o empresariales en el mundo siguen semanalmente la publicación.

Cárdenas propuso un control de daños y enviar una carta donde cuestionaran las aseveraciones del artículo. A esa hora, prácticamente nadie había leído el editorial de The Economist, porque prácticamente nadie habla inglés, y aún no estaba lista la traducción.

A los dos momentos de lo errado a la toma de decisiones, el soslayamiento de López Obrador de lo que venía y la descalificación que hizo Ramírez Cuevas, se sucedieron otros posicionamientos no menos graves.

El Presidente le pidió la opinión a quienes estaban en la reunión, las secretarias de Gobernación, Olga Sánchez Cordero; de Economía, Tatiana Clouthier, y del Trabajo, Luisa María Alcalde, además de un personaje que cada vez parece más miembro del staff presidencial, Arturo Zaldívar, presidente de la Suprema Corte de Justicia, quienes coincidieron en el argumento de Cárdenas que podría hacerle daño la publicación.

Pero en el colmo de la ignorancia –porque no se puede entender de otra forma–, una de las secretarias dijo que el editorial de la revista había sido financiado por sus enemigos mexicanos.

La extrapolación mecánica de las cosas nunca es recomendable, pero cuando se hace en la toma de decisiones al nivel de jefe del Ejecutivo, los efectos negativos son mayores. Si esa idea fue aceptada por todos, o quienes pensaban diferente no se atrevieron a decirlo ante la irritación del Presidente, lo que afloró de esa discusión fue la falta de rigor analítico colectivo, decisiones sin suficiente información y falta de juicio.

Ignorando a Ebrard, el Presidente le pidió a Ramírez Cuevas, a Clouthier, a Cárdenas y al consejero jurídico, Julio Scherer, respuestas contra The Economist para la mañanera, mientras el canciller le dijo que su equipo había preparado un borrador de la réplica. López Obrador ordenó a Ebrard enviar la carta de inmediato. Se desconoce el contenido de las respuestas.

En las 301 palabras que empleó el Presidente el viernes para referirse al editorial, poco sustancioso hubo. La carta de Ebrard fue de 970 palabras, contra mil 89 palabras que en su traducción al español tuvo el artículo de The Economist.

Muy larga la respuesta mexicana, proporcional a la displicencia presidencial de no haber atendido en su momento las advertencias del canciller, y que nos regresa a Tuchman, porque López Obrador es uno de esos líderes cuyas acciones suelen ir en contra de sus propios intereses.

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Mañanera del viernes 28 de mayo sobre la publicación del semanario británico

El viernes 28 de mayo Lord Molécula hizo uso de la palabra para meter cizaña. Primero empezó con el tema de Diego Fernáfdez de Ceballos.

"Licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente de todos los mexicanos, también de Diego Fernández, abogado, que así lo reconoce.

PRESIDENTE: No, no, no.

INTERLOCUTOR: Que así lo reconoce en esta carta, en esta carta así lo reconoce Diego, y del madrileño, naturalizado mexicano, Joaquín López. Soy Carlos Pozos, reportero de Lord Molécula Oficial y columnista de la revista Petróleo y Energía.

(...)

PRESIDENTE 

Quiero también aprovechar, porque te respeto mucho, como a todos ustedes, decirles que yo tengo, ya lo he dicho muchas veces, adversarios, no enemigos. 

Por lo que dices o sostienes de Diego, de Joaquín López-Dóriga, claro que tenemos diferencias, son públicas, son notorias. 

INTERLOCUTOR: Aquí está la carta, dice él: ‘Presidente de todos los mexicanos.’

PRESIDENTE: Sí, sí, pero yo no soy un hombre de rencores, de odios. Por eso creo que soy feliz, porque cuando uno alberga rencores, odios, se amarga la vida. Entonces, tenemos que ser respetuosos con todos. 

Desde luego somos adversarios, somos representantes de dos proyectos distintos y contrapuestos. Yo los considero a ellos del partido conservador.

(Y aquí sin que le preguntaran abordó el tema..)

Ahora sacó una revista inglesa un artículo muy propagandístico en contra nuestra, hasta me ponen en la portada, hasta me sentí muy importante.

INTERLOCUTOR: The Economist.

PRESIDENTE: Sí. Pues es normal, están muy molestos quienes apoyaron durante mucho tiempo el modelo neoliberal, que no es más que una política de pillaje. Y estas revistas o periódicos del extranjero se dedicaron a aplaudir las políticas neoliberales, están a favor de las privatizaciones y siempre guardaron silencio ante la corrupción que imperó, se dedicaban nada más a elogiar a los políticos corruptos de México, porque son conservadores siempre.

Entonces, ahora están molestos porque la gente está apoyando una transformación. Entonces, sacan esta portada, majadera, muy grosera, desde luego mentirosa llamándome ‘el falso mesías’. 

¿Se acuerdan aquello del ‘Mesías tropical’?

Pues es lo mismo. Y todavía con falta de ética llaman a los mexicanos a que no voten por lo que nosotros podemos representar.

¿Cómo una revista extranjera…? Es como si yo voy al Reino Unido y le pido a los ingleses que voten por mi amigo Corbyn del Partido Laborista; pues yo no puedo hacer eso, porque eso les corresponde a los ingleses. Entonces, ¿por qué no respetan ni siquiera las formas?

Es un estado de ánimo de mucho enojo, porque se están llevando a cabo los cambios en el país. Entonces, sus representantes en México, intelectuales orgánicos, también defensores de la política de pillaje, de todo el saqueo que se llevó a cabo en el periodo neoliberal, el saqueo más grande que se haya llevado a cabo en la historia de México, todos los que participaron o guardaron silencio cuando estaban saqueando a México ahora están molestos porque el pueblo dijo ‘basta’.

Entonces, tenemos que ser respetuosos, pero al mismo tiempo diferenciarnos, no somos iguales, ahora sí que es nuestra moral la que tenemos que preservar.

-Aprovechando la presencia del secretario de Relaciones Exteriores, el 7 de mayo se envió una nota diplomática. Han pasado 21 días, tiempo más que suficiente para una respuesta y una explicación por parte del gobierno de los Estados Unidos.

La pregunta es: ¿el Gobierno de México puede aplicar el artículo constitucional 33 a los integrantes de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, la USAID, como personas no gratas en este país y ser expulsados?

Y también preguntarle en este tenor si Amparo Casar, presidenta de Mexicanos en Contra de la Corrupción, y Claudio Xavier González, que lidera este grupo que está, según ellos, en contra de la corrupción, y periodistas, comentaristas, intelectuales, todos aquellos que hayan recibido dinero de Estados Unidos pueden ser considerados como traidores a la patria y aplicarles la pena que marca el Código Penal, que es de cinco a 40 años de cárcel y una multa de 50 mil pesos. Sí es sí, ¿por qué sí?; y si es no, ¿por qué no?

PRESIDENTE:Bueno, pues miren, tenemos que entender las circunstancias, somos nosotros y nuestra circunstancia. Hay en puerta un proceso de una elección, estamos en vísperas de esas elecciones y esto altera el comportamiento público o se encienden las pasiones, pero ya va a pasar esto faltan, creo, ocho o 10 días y ya.

Y yo espero que el gobierno de Estados Unidos ya suspenda este apoyo a organizaciones que hacen actividad política, porque es indebido. Es como el caso que mencionaba de la revista inglesa, nosotros no vamos a Estados Unidos a hacer política partidista, entonces no puede el gobierno de Estados Unidos dar dinero, la Embajada de Estados Unidos no puede entregar dinero a grupos opositores.

Y sí, en efecto, se presentó una nota diplomática y vamos a esperar la respuesta, que no ha habido hasta ahora, y es lamentable porque hay elecciones y están recibiendo pues creo que como… Son en total, dos millones 500 mil dólares.

Y todos los integrantes de este grupo son opositores, están haciendo campaña en contra de nosotros, todos, los integrantes del consejo ejecutivo o de la dirección y los consejeros, y están recibiendo dinero del extranjero, de Estados Unidos, de la Embajada de Estados Unidos.

Entonces, yo espero que el gobierno de Estados Unidos dé a conocer algo sobre este asunto públicamente, que ya deberían de haber actuado de inmediato, suspendiendo ese apoyo; más, habiendo elecciones. Pero, en fin, vamos a esperar.

No vamos a sancionar a nadie ni se va a aplicar el 33, eso no. Eso de la aplicación del 33 era cuando se vivía en México o se padecía en México de autoritarismo; entonces se aplicó el 33, bueno, durante mucho tiempo, desde el siglo XIX se aplicaba el 33, se expulsaba a extranjeros por estar actuando en asuntos políticos del país, a muchos se les aplicó, bueno, hasta hace poco se le aplicó el 33 a quienes vinieron a solidarizarse con los zapatistas en los gobiernos anteriores.

Nosotros no vamos a aplicar el 33, no vamos a aplicar el 33.

¿Por qué?

Porque México es un país libre, democrático en donde no tenemos nada que ocultar y aquí, aunque vengan a hacer proselitismo o a conspirar en contra del gobierno legal legítimamente constituido, no pueden, no pueden, porque el pueblo de México no se deja manipular.

Ya lo hemos dicho muchas veces y ahora es más notorio: el pueblo de México es de los pueblos más conscientes del mundo, de los más politizados del mundo; esto a lo mejor la revista inglesa no lo sabe, les voy a mandar un mensaje.

Entonces tenemos que ser respetuosos de todos los ciudadanos de México y del mundo, tener nuestra consciencia tranquila siempre para poder seguir avanzando en la transformación del país.

Y cada quien se hace responsable, porque quien se excede, por ejemplo, esa revista ¿qué es lo que hace?, el ridículo, y en el periodismo y en la política se puede hacer todo, pero procurar no hacer el ridículo.

Imagínense, una portada como si fuese un cartel. Es una propaganda muy ramplona, de pasquín, entonces eso no les ayuda. Si de por sí los medios de información están atravesando por una severa crisis de credibilidad, esas revistas famosas están atravesando por una situación crítica, pero si no cambian su política editorial y no actúan con ética pues no las van a leer ni en Londres.

Bueno, nos vemos el lunes. Adiós, adiós.


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