20 jun 2022

Una paz pactada con el crimen organizado?

 Sobre las bandas fuertes/ Alejandro Hope

El Universal,  20 de junio de 2022..


En la mañanera del pasado miércoles* (abajo lo que dijo textual), el presidente Andrés Manuel López Obrador le hizo al sociólogo y propuso una teoría para explicar la distribución regional de los homicidios en México. 

Según afirmó, “hay lugares en donde predomina una banda fuerte y no hay enfrentamientos entre grupos y por eso no hay homicidios.” Para mayor abundamiento, señaló: “Por ejemplo, en Sinaloa, no está Sinaloa entre los estados con más homicidios. ¿Lo vemos? A ver, homicidios… Es que hay una sola banda. La mayor parte de los homicidios, 75 por ciento, tiene que ver con enfrentamientos entre grupos de las bandas. Sólo hay algunas, por ejemplo, esta del Estado de México que se meten mucho con la población por la extorsión, a dominar en mercados, a cobrar derecho de piso, pero por lo general las bandas grandes tienen que ver con al narcotráfico… ¿Dónde está Sinaloa? Miren, la media, pues debe de estar por acá. Pero voy a poner otro ejemplo, Durango; sin embargo, Michoacán. ¿Qué pasa aquí? Aquí no hay un solo grupo, aquí son como 10 distintos, entonces los enfrentamientos aquí entre las bandas son mayores, para ir entendiendo el fenómeno.” 

No es descabellado suponer que menos grupos equivale a menos conflictos y menos conflictos a menos muertos. Sin embargo, la teoría amerita varios comentarios: 

1. ¿Cómo sabe el presidente que 75% de los homicidios tienen que ver con “enfrentamientos entre grupos de las bandas”? ¿De dónde sale ese número? Porque no puede ser de las investigaciones formales: solo uno de cada 10 homicidios en México tiene como desenlace una sentencia condenatoria para un presunto responsable. En su mayoría, los homicidios no se investigan y no se resuelven. Por eso, ninguna de las bases de datos oficiales sobre homicidios permite un desglose por móvil. Ya hay entonces un problema con el argumento desde la premisa inicial. 

2. El presidente construye su argumento sobre los efectos pacificadores de un grupo dominante con cifras de un periodo muy corto (cuatro meses de 2022, para ser preciso). Pero si se amplía un poco la mirada, los datos cuentan una historia más complicada. De 1990 a 2019, la tasa de homicidio en Sinaloa se ubicó sistemáticamente por encima de la tasa nacional, solo cayendo por debajo de la media del país en su conjunto en 2020. Y en buena parte de ese periodo, se verificaba el escenario de contar con “una sola banda”, dedicada fundamentalmente al narcotráfico (aunque es cierto que los periodos más violentos de ese estado coinciden con la disputa entre los Beltrán Leyva y el grupo de Joaquín Guzmán). 

3. En el análisis del presidente, se acepta la premisa de que los “grupos” o las “bandas” son entes organizacionales claramente identificables, dotados de coherencia interna y sentido estratégico. En esa visión, el grupo A ejerce violencia en contra del grupo B para obtener control de un embarque o una ruta o una plaza. Pero resulta que, en la práctica, la frontera entre el grupo A y el grupo B es bastante fluida y los integrantes pasan de un lado a otro sin mayor empacho. O bien, la disputa puede ser entre los propios integrantes del grupo B o del grupo A. Además de que el número de grupos y la configuración de alianzas cambia todo el tiempo. 

Pero obviemos todo lo anterior y asumamos que el presidente tiene razón: la presencia de un grupo dominante reduce el número de homicidios. Desde la perspectiva del Estado, ¿qué se debería de hacer con ese hallazgo? ¿Promover la hegemonía de un solo grupo en todo el país? De ser el caso, ¿cómo se elegiría al grupo favorecido? Y una vez establecido su dominio, ¿el Estado tendría que proteger su monopolio? ¿Tendría que eliminar a sus competidores externos y sus disidentes internos? Y si es el caso y esa se vuelve política oficial, ¿no querrían todos los grupos alcanzar esa posición, generando en consecuencia una escalada de violencia? 

Para ser sincero, no tengo buenas respuestas a esas preguntas. 

alejandrohope@outlook.com

Twitter: @ahope71

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Que dijo el C. Presidente en la mañanera de ese miércoles 15 de junio?

PRESIDENTE: Sí, que se dan estos casos. No es generalizado, no es lo que dicen los de las agencias estadounidenses de que el 30 por ciento del territorio está dominado por el crimen organizado en México, no es cierto, lo podemos probar.

Hay estados donde no hay homicidios, la mitad de los estados no tienen un problema de violencia que se refleje en homicidios; y de la otra mitad, son ocho o 10 estados en donde tenemos en el caso de homicidios más problemas, es el Estado de México, Michoacán —a ver si me falta uno— Baja California, Zacatecas, Guanajuato, Sonora, Jalisco, básicamente. Ahí se concentra, en seis estados se concentra el 50 por ciento de los homicidios, en seis de 32 estados.

Y vamos avanzando poco a poco, ahora vamos a presentar el informe. En los últimos días ha habido más violencia en homicidio, pero, imagínense, desde que llegamos se ha reducido el delito de secuestro en 75 por ciento, 75 por ciento.

¿Por qué una cosa baja y la otra no?

Está muy vinculado con las bandas de la delincuencia que quedaron sembradas desde el periodo neoliberal. No son nuevos, son los mismos que vienen desde Calderón y se fortalecieron en los últimos tiempos.

INTERLOCUTORA: ¿Cuántas bandas serían, presidente?

PRESIDENTE: Pues, de las más conocidas, pues Jalisco, Sinaloa, en Guanajuato hay una banda fuerte, Tamaulipas y muchas otras derivadas de las grandes.

Hay lugares en donde predomina una banda fuerte y no hay enfrentamientos entre grupos y por eso no hay homicidios. ¿Se los explico más? Es interesante.

INTERLOCUTORA: ¿En qué estados se da esto, presidente?

PRESIDENTE: Por ejemplo, en Sinaloa, no está Sinaloa entre los estados con más homicidios. ¿Lo vemos? A ver, homicidios.

INTERLOCUTORA: ¿O sea, es una paz pactada, presidente?

PRESIDENTE: Es que hay una sola banda. La mayor parte de los homicidios, 75 por ciento, tiene que ver con enfrentamientos entre grupos de las bandas. Sólo hay algunas, por ejemplo, esta del Estado de México que se meten mucho con la población por la extorsión, a dominar en mercados, a cobrar derecho de piso, pero por lo general las bandas grandes tienen que ver con al narcotráfico.

Aquí está, miren. ¿Dónde está Sinaloa? Miren, la media pues debe de estar por acá. Hay otras, a ver si… Ese es de enero a abril, eso es lo que les estoy planteando. Pero voy a poner otro ejemplo, Durango; sin embargo, Michoacán.

¿Qué pasa aquí?

Aquí no hay un solo grupo, aquí son como 10 distintos, entonces los enfrentamientos aquí entre las bandas son mayores, para ir entendiendo el fenómeno.

Entonces, ¿qué hacer o qué estamos haciendo?

Más presencia, lo que comentaba también, ¿no? por tu pregunta? Seis estados, 49 por ciento de homicidios, estos: Michoacán, Guanajuato, Estado de México, Baja California, Jalisco y Sonora.

Entonces, esta es la situación. Estamos avanzando porque en todos estos estados donde hay más violencia, ahí tenemos más Programas de Bienestar. Ahí hay muchísimos jóvenes trabajando como aprendices porque lo que queremos es quitarles el semillero de jóvenes, el que los jóvenes no se vean obligados a tomar el camino de las conductas antisociales, que no los enganchen, y es una labor.

Pero esto no se hacía, bueno, ni siquiera había vigilancia y las policías de abajo a arriba y de arriba abajo en muchos casos estaban completamente al servicio de la delincuencia organizada. Imagínense que el brazo derecho del presidente Calderón, el encargado de enfrentar el problema de la inseguridad y de la violencia estaba metido, y está en la cárcel porque vendía protección a un grupo-

Y, además, el error. En política los errores son como crímenes. Imagínese el error de declarar una guerra sin tener idea de nada, sin un diagnóstico de lo que estaba sucediendo, nada más para ganar legitimidad, pensando que con eso iba a quedar bien en el extranjero y le iban a aplaudir los derechosos, ‘éste sí tiene pantalones.’ Nos metió en un lío, le pegó un garrotazo a lo tonto al avispero.

Bueno, hasta las guerras, son tan importantes y tan dañinas y decisivas que no se les puede dejar en manos de generales. Nada más miren lo que está sucediendo ahora en el mundo por el mal manejo político del conflicto de Rusia con Ucrania. Eso fue un error político, y lo que provoca.

Por eso digo: La política, no hablemos de que sea la ciencia, el arte de gobernar, es un oficio y ahí falló la política.

Entonces, nosotros ahí vamos poco a poco enfrentando este grave problema que se originó porque se abandonó al pueblo por completo y además se elevó a rango supremo la corrupción, y un gobierno sin corrupción no sirve para nada, para nada.

INTERLOCUTORA: ¿Un gobierno sin corrupción? ¿Con corrupción, dice usted?

PRESIDENTE: Con corrupción.

-Es que usted dijo ‘sin corrupción’.

PRESIDENTE : Un gobierno con corrupción no sirve para nada, que era lo que pasaba.

Entonces, imagínense los ejemplos que daban, pues por eso tenían licencia para robar, para delinquir, si lo hacían los de arriba.


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