18 jul 2022

150 Aniversario Luctuoso de Benito Juárez

Versión estenográfica. 150 Aniversario Luctuoso de Benito Juárez

Presidencia de la República | 18 de julio de 2022

MODERADORA: Damas y caballeros, muy buenos días.

Se encuentra con nosotros el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, quien se dirige a la escolta de bandera para saludar a nuestro lábaro patrio.

Damos inicio a esta ceremonia con los honores al presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas.

(HONORES)

MODERADORA: Preside el 150 aniversario luctuoso de Benito Juárez, el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador.

Lo acompañan la doctora Beatriz Gutiérrez Mueller, esposa del presidente de México.

Maestro Alejandro Murat Hinojosa, gobernador del estado de Oaxaca.

Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

Licenciado Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación. 

Y licenciada Consuelo Santiago García, presidenta municipal de Guelatao de Juárez, Oaxaca.

También contamos con la presencia de integrantes de Gabinete Legal y Ampliado del Gobierno de México, representantes de medios de comunicación y quienes nos siguen por internet a través de las redes sociales.

Reciban todos la más cordial bienvenida. 

Hace uso de la palabra la licenciada Consuelo Santiago García, presidenta municipal de Guelatao de Juárez, Oaxaca. 

CONSUELO SANTIAGO GARCÍA, PRESIDENTA MUNICIPAL DE GUELATAO DE JUÁREZ: Buenos días.

A nombre del pueblo y cabildo de Guelatao de Juárez, reconozco y agradezco de corazón al licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, por invitarnos el día de hoy para estar presentes en el 150 aniversario luctuoso del licenciado Benito Juárez García, indígena zapoteco que con mucho sacrificio, fe (falla de transmisión) llegó a la Presidencia de México y es recordado pornosotros y las futuras generaciones. 

(Falla de transmisión) a la doctora Beatriz Gutiérrez y demás personalidades que nos acompañan en este día, aquí, en el emblemático Palacio Nacional, en donde el 18 de julio de 1872, en el ala norte, falleció Benito Juárez García de angina de pecho a los 66 años de edad.

De Benito Juárez se puede hablar de su templanza, de su vida de esfuerzo frente a la adversidad, de su liderazgo para construir y reconstruir al país, entre otras cosas. Pero hoy, a 150 años de su partida, quiero traer hasta aquí dos valores éticos que definieron su personalidad: la honestidad y su profundo amor por la familia y por la patria.

La honestidad juarista es parte esencial de la filosofía del gobierno de la Cuarta Transformación que usted, señor presidente, encabeza. Y pese a quien le pese, la austeridad y el estoicismo de Juárez son el principal legado histórico para nuestros hijos y nietos.

En Guelatao seguimos los pasos y el ejemplo de Benito Juárez García, el amor que expresó por su familia y por la patria, porque ¿de qué otra forma puede entenderse su vocación de servicio y su sacrificio por los demás si no es porque ante todo expresaba el amor por la defensa de la patria y la construcción de la nación?

Por eso, me congratulo de que su gobierno profese también este amor, sobre todo por los más pobres, con un compromiso ético y de justicia de la Cuarta Transformación con los pueblos indígenas.

Señor presidente:

Me horna acompañarlo en este acto. Y aprovecho esta ocasión para traer a la luz una anécdota que me contó mi abuela, Consuelo Juárez Santiago, quien tuvo relación de parentesco con el licenciado Benito Juárez García, recordando una visita que mis paisanos de Guelatao hicieron al licenciado Benito Juárez como presidente aquí en Palacio Nacional, y les comparto a continuación:

Entre 1870 y 1871, un grupo de paisanos de la comunidad de Guelatao hicieron el mayor de los esfuerzos por visitar al presidente de la República, en ese entonces el licenciado Benito Juárez García, con el objetivo de solicitarle apoyo para mejoras de nuestra comunidad.

Él, con el aspecto serio que lo caracterizaba, los recibió y los escuchó; sin embargo, sólo se limitó a darles unas monedas de oro para que se apoyaran y beneficiaran a las escasas 20 familias que en ese entonces conformaban Guelatao y les dijo algo muy importante y significativo: ‘Ya habrá alguien que llegue apoyarlos’.

Y con mucha humildad quiero decir que ese momento histórico ha llegado. Usted señor presidente, nos ha abierto las puertas de Palacio Nacional. Usted día a día trabaja con entrega y compromiso para llevar justicia y bienestar a los más olvidados y excluidos de la patria, en especial a los pueblos indígenas y afromexicanos.

Agradezco de corazón el apoyo que le ha brindado al municipio de Guelatao de Juárez al transferir de manera directa a nuestro ayuntamiento la cantidad de 57 millones 600 mil pesos, que hemos utilizado para construir una gasolinera comunitaria de bienestar, crear una caja de ahorro y crédito para apoyar las actividades económicas y realizar diversas obras de desarrollo comunitario. Todas estas acciones han sido definidas por nuestra asamblea comunitaria y los recursos los hemos ejercido con honestidad, responsabilidad y compromiso.

Asimismo, nos da mucha alegría el anuncio que hizo el pasado 20 de marzo en su última visita a nuestra comunidad sobre la construcción del camino de Benito Juárez, un sendero que abarcara el trayecto que prócer recorrió desde Guelatao, Oaxaca, cuando el día 17 de diciembre, a la edad de 12 años, partió hacia esta ciudad, se marchó para buscar trabajo, estudio y un nuevo porvenir.

Dicho camino se podrá recorrer a pie, a caballo, mula, en burro, en bicicleta y pasará por los territorios de Guelatao, San Juan Chicomezúchil, Santa Catarina Ixtepeji y Tlalixtac de Cabrera, con una longitud aproximada de 46 kilómetros. 

Por eso, hoy aprovecho este solemne acto, le informo que las autoridades municipales y comunales de estos municipios, con el apoyo de su gobierno, hemos realizado cuatro recorridos de reconocimiento del antiguo camino y sobre esa base hemos elaborado el proyecto de reconstrucción, mismo que proponemos ejecutar en dos etapas: en un primer momento, la reconstrucción del camino; y en un segundo momento, la construcción de infraestructura turística y de servicios. 

Finalmente, siguiendo los principios juaristas, quiero destacar su legado y decisión de reconocer la dignidad y hacer justicia a nuestros pueblos. Gracias a esta voluntad, hoy es una realidad el Plan de Justicia del Pueblo Yaqui, en el que se atiende y da solución a sus demandas históricas de tierra, territorio, agua y bienestar común.

Para nosotros es un ejemplo a seguir. Por eso, desde la Sierra Juárez se está avanzando también con la construcción de dos planes que atiendan de forma integral nuestros planteamientos de justicia y bienestar común: el Plan de Desarrollo Integral de los PueblosZapoteco y Chinateco del Distrito de Ixtlán, así como el Plan de Desarrollo Regional Xhidza y Xhon del distrito de Villa Alta, que en una próxima visita a nuestra región queremos entregarle.

En nombre propio y de la comunidad de Guelatao de Juárez, le quiero agradecer la honradez y el amor con que usted se ha conducido con los pueblos indígenas de nuestro país. Usted honra todos los días con su ejemplo la memoria del licenciado Benito Juárez García.

Muchísimas gracias.

MODERADOR: El maestro Alejandro Murat Hinojosa, gobernador del estado de Oaxaca, hará uso de la palabra.

ALEJANDRO MURAT HINOJOSA, GOBERNADOR DE OAXACA: Señor presidente Andrés Manuel López Obrador.

Doctora Beatriz Gutiérrez Mueller.

Saludo a los distinguidos miembros del presídium: al secretario de Gobernación, Adán Augusto López; a la doctora Claudia Sheinbaum; Consuelo Santiago, paisana.

Muchas gracias, señor presidente, por tener siempre presente a Oaxaca. Me siento muy honorado por esta invitación, pero también muy comprometido, porque hablar de Juárez es hablar de México. Y es que el presidente Juárez es un hombre que trasciende el tiempo y que borra fronteras. Su espíritu y su ideario nacieron aquí, pero hoy es propiedad de todos los pueblos libres del mundo.

Fue Juárez quien nos enseñó que para ser eternamente mexicanos había que ser eternamente universales y por eso hoy el más universal de los mexicanos es Benito Juárez. Cuando decimos Juárez, decimos patria, decimos libertad, decimos soberanía, decimos respeto al derecho ajeno.

La figura de Juárez representa lo más valioso, lo más digno que nos define como ciudadanos del mundo. Por eso, todas las mexicanas y todos los mexicanos somos hijos de Juárez, porque sin Juárez probablemente la Independencia hubiera sido una simple revuelta para definir nombres y apellidos. 

Hay quienes dicen que Juárez fue el padre de nuestra segunda independencia y yo creo que Juárez fue el que logró y nos dio a los mexicanos la mayoría de edad. Sin Juárez México se hubiera desdibujado, sin el presidente Juárez México tendría hoy al menos, la reminiscencia de un coloniaje tardío, sin Juárez la nación mexicana no tendría hoy la fortaleza ni la identidad que nos distingue ante el mundo, como lo hizo usted en esta última visita a Washington, señor presidente.


Por eso es importante recordarlo y tenerlo siempre presente, porque el benemérito no es héroe, uno más de la historia, es el héroe que nos permitió a todos seguir escribiendo la nueva historia de México.


Celebro y reconozco al señor presidente, porque hoy Juárez está de vuelta en el lugar que quisieron arrebatarle en la historia, porque Juárez no es de derechas, Juárez no es de izquierdas, Juárez está por encima de los extravíos y de los desencuentros de la coyuntura electoral, él lo dijo claramente la reacción y su triunfo es moralmente imposible. Porque México es y será siempre un país de libertades, fluye en nuestra sangre y es parte del espíritu colectivo de nuestra nación.


Como dijo alguna vez Jesús Urueta: ‘No podrán arrancar a Juárez del corazón de la patria sin arrancarle a la patria el corazón’. 


Por eso, señor presidente, hoy estamos aquí puntuales ante esta cita para homenajear al primer presidente indígena de América Latina, porque también Urueta dijo que el 18 de julio no es el día que marca la muerte, sino el día que marca la resurrección. 


Porque entender el ideario de Juárez es entender el destino de México, es entender por qué los hombres no son nada, por qué los principios lo son todo, es entender que entre los individuos como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz, es entender que aquel que no espera vencer, será vencido, que contra la patria nunca tendremos razón, que quien no tenga fe en la justicia de su causa más vale pasarse con el enemigo, y que la autoridad no es patrimonio, sino un deposito que la nación nos ha conferido, y que el gobierno tiene ese sagrado deber permanente de dirigirse en todo momento a la nación. Porque aquel pueblo que quiere ser libre, lo será.


Y, como lo dijo alguna vez, tengo la presunción de que la respetabilidad del gobernante viene de la ley y de su recto proceder, no de los trajes o de los aparatos dignos de aquel rey de circo. Y por supuesto, la premisa y la constante fundamental de que nada con la fuerza, todo con el derecho y la razón. Este es el decálogo de México, es la síntesis de nuestra historia.


Señor presidente.


Señoras y señores


Decía Thomas Carlyle que la historia de los pueblos está escrita por la biografía de sus grandes hombres. Pues hay reconocer que la segunda mitad del siglo XIX la historia de México estuvo escrita por Juárez, por su legado, por su biografía. Por eso Juárez seguirá siendo siempre espada y escudo, será principio y fin, por eso Juárez seguirá siendo la síntesis de México y por supuesto la estrella más brillante que, aun en aquellas noches oscuras, seguirá guiando nuestro camino.


Que viva Benito Juárez.


Muchas gracias.


MODERADORA: A continuación, el licenciado Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación, hará uso de la palabra.


ADÁN AUGUSTO LÓPEZ HERNÁNDEZ, SECRETARIO DE GOBERNACIÓN: Con su permiso, señor licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.


Doctora Beatriz Gutiérrez Mueller.


Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno de la Ciudad de México.


Maestro Alejandro Murat Hinojosa, gobernador constitucional del estado de Oaxaca.


Licenciada Consuelo Santiago García, presidenta municipal de San Pablo de Guelatao, Oaxaca.


Saludo respetuosamente y con afecto al señor embajador de Francia en nuestro país, excelentísimo Jean-Pierre Asvazadourian.


Saludo también al señor embajador de los Estados Unidos de América en nuestro país, Ken Salazar.


Al señor embajador de la República de Cuba en nuestro país, excelentísimo don Marco Fermín Rodríguez Costa.


Señoras y señores:


Les confieso que esta mañana una frase de Bertolt Brecht en la voz de un poeta tropical me hizo reflexionar sobre nuestro momento histórico:


‘Los hombres imprescindibles que luchan toda la vida, que son ejemplos mundiales de congruencia, perseverancia, arrojo, determinación y respeto por la libertad, la de aquellos que pese a tener todo en contra logran trascender la historia universal. La historia de seres excepcionales que transformaron a una nación, armados de una increíble visión, de una inquebrantable honradez y de la incansable convicción de luchar siempre por las causas más nobles.’


Ciertamente, la historia de nuestro gran país no ha estado desprovista de la existencia de dichos seres y, sin duda, el nombre de Benito Pablo Juárez García brilla entre todos ellos.


Al nombrarlo, como dijera el excelso poeta veracruzano, Rubén Bonifaz Nuño, se nombran territorios, mares, aires, torrentes, montañas con nubes, nombramos hombres y mujeres. En su nombre agrupamos nuestras casas, nuestros talleres, nuestros campos, nombramos, al nombrarlo, las mañanas y los fértiles días y las noches, y decimos pasado justo y futuro y presente.


La historia y herencia política de Benito Juárez es parte de la memoria colectiva de todos los mexicanos. Es innegable que sobre sus profundas huellas se ha basado la construcción del Estado mexicano y del proyecto de nación por el que hoy en día trabajamos.


Todos conocemos la historia de los primeros años, la del indígena zapoteca huérfano desde la temprana niñez que padeció de racimos y discriminación, alejado de cualquier esbozo de civilización, en un país desordenado en donde reinaba el analfabetismo controlado por terribles poderes facticos y que, pese a todo ese universo desfavorable, llegó a convertirse en el presidente de transformador de una nación artificie de la revolución liberal y restaurador de la República.


Claro que tenía razón el historiador Héctor Pérez Martínez cuando señalaba que su vida fue una sucesión de accidentes precedidos por la esperanza. Frente al destino irremediable, frente al dolor, cuando nadie aguardaba, sino el caos y la derrota, su instinto y visión lo llevaron a tomar esa actitud, no por estoica, fatalista, sino porque su espera estaba llena de fe. Tuvo conciencia de su destino porque además este era el de la ley.


Entiendo que en este tipo de casos todas las síntesis suenan injustas, son ocasiones en que las palabras no alcanzan a dimensionar la grandeza de sus logros. El triunfo liberal estuvo repleto de grandes proezas, de un pueblo que asumió su determinación e intelectualidad para crear una estructura de valores guiados por la honestidad, la dignidad y el idealismo.


Derrocaron a un dictador megalómano, se enfrentaron a los tres mayores imperios coloniales de la historia y vencieron al entonces considerado el ejército más poderoso del mundo. Y aun cuando las invasiones no son fáciles de olvidar y son injustificables, deben México y todos los países del mundo buscar permanentemente la reconciliación.


Por ello, hoy agradecemos de manera muy especial al gobierno de la República francesa que nos haya enviado un sable que será exhibido en el Recinto Juárez. Esta arma, que para el pueblo francés es de un gran valor histórico, perteneció a nuestro patricio, a Benito Juárez. Muchas gracias.


Asimismo, agradecemos la asistencia a este significativo evento del embajador Ken Salazar, de los Estados Unidos de América. Y apelo a lo mismo, tampoco es fácil olvidar el agravio que representan las dos invasiones estadounidenses a nuestro país y, sin embargo, nosotros promovemos la reconciliación entre todos los países del mundo.


Igualmente, se impone recordar, sobre todo al presidente Lincoln, que nunca reconoció al llamado imperio mexicano, encabezado por Maximiliano de Habsburgo.


Igualmente, agradezco la presencia del embajador de la hermana República de Cuba, porque no todo son invasiones; también hay historias de hermandad entre los pueblos y Cuba es la nación donde no sólo estuvo en el exilio el presidente Juárez, sino también de donde era originario su yerno y principal confidente, Pedro Antonio Santacilia. 


La historia de las épocas de Juárez también fue una historia de traiciones, de asesinatos, de servilismos y de resistencia al cambio. Queda de manifiesto que nunca ha sido sencillo enfrentarse a los que añoran un pasado corrupto, a los que medraban con el presupuesto público y a los que anteponían sus intereses, privilegios y prebendas de grupo por encima de los del desarrollo equitativo de una nación. 


Juárez intentó privilegiar la reconciliación nacional aun cuando las fuerzas conservadoras no cesaban en su intento por desestabilizar a su gobierno. 


Durante su mandato tuvo que enfrentar a propios y extraños, luchar contra todos los grupos nacionales conservadores que se aferraban a mantener los privilegios heredados desde la colonia, así como potencias extranjeras que se negaban a permitir el progreso del país.


Pareciera inverosímil que hubiera voces que se opusieran a causas tan loables, como el expandir la educación con carácter gratuito y laico, o a los proyectos nacionales de infraestructura, como lo era el de concluir la línea férrea que uniría a Veracruz con la Ciudad de México.


Pese a todo ello, Benito Juárez peleó incansablemente y logró terminar con inercias y cotos de poder históricos que mantenían al pueblo de México reprimido y al margen de una vida justa y digna. Nunca se cansó de luchar, siempre con congruencia tanto en su vida pública como en la privada luchó como ninguno por un gobierno republicano porque sabía que el federalismo era un paradigma desde el cual podría organizarse nuestra República y con el que se podían erradicar las monarquías, los gobiernos centralistas, el despotismo, las tiranías, oligarquías, plutocracias, dictaduras y demás formas de opresión que había padecido el pueblo mexicano.


La segunda transformación de México que Juárez impulsó no solamente se trató de crear instituciones y leyes para cimentar los caminos de la vida pública del país, su lucha también estuvo acompañada de una revolución cultural que buscó suprimir la intolerancia, discriminación y división social, y pudo demostrar que los privilegios de pocos se pueden derrumbar para dar paso a un Estado que busque la justicia y bienestar general para su pueblo.


Citando a nuestro gran Alfonso Reyes, por primera vez una conciencia hizo tabla rasa de los hechos amontonados por la casualidad y comenzó a reedificarlo todo con un plan seguro, con un propósito inquebrantable. Ahora ya no es la naturaleza ciega, ahora es la inteligencia humana. De la frente de Benito Juárez salta la imagen alada de la República.


No es extraño, por lo mismo, que su figura sea un referente constante, una inspiración perseverante en la Cuarta Transformación que hoy encabeza nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador.


A 150 años de su muerte, recordamos a un héroe nacional por el cual sin su herencia política no podríamos construir la nueva historia del México contemporáneo. Benito Juárez creó un legado indestructible que hoy es un pilar inamovible del nuevo proceso transformador por el que día a día trabajamos en el Gobierno de México.


Un día como hoy murió un hombre, pero a través del tiempo siguen vivos sus ideales, que son los mismos que enarbola el presidente al reivindicar la ideología liberal, a luchar sin tregua contra las fuerzas que se oponen a la creación de un nuevo orden social, político y económico que destierre las malas prácticas y efectos negativos que trajeron consigo en su momento la Colonia y hoy la herencia de más de 30 años de neoliberalismo.


No faltaron en esos años las mentes superficiales que intentaron trivializar la obra de Juárez, pero, como advirtió Justo Sierra, nadie podrá arrancar tu nombre del alma del pueblo, ni remover tus huesos en su sepulcro; para llegar a ello será necesario antes hacer pedazos la sagrada bandera de la República que te envuelve y te guarda.


Seguiremos, señor presidente, luchando con mantener vivos estos ideales y por protegerlos de la fuerza del retroceso democrático. Seguiremos trabajando con todo el compromiso y sin descanso por la revolución de las consciencias para que las mexicanas y mexicanos cuestionen y actúen para cambiar las condiciones y estructuras que oprimen y castigan a los que menos tienen, a quienes históricamente se les ha negado la dignidad y bienestar que merecen.


La historia de la humanidad puede ser descrita como una lucha ante el progreso humanista y el retroceso conservador que busca mantener a toda costa los beneficios y privilegios de unos pocos.


Hoy el movimiento histórico de la Cuarta Transformación nos impulsa hacia el lado correcto de la historia, en donde se piensa primero en el bienestar de los que menos tienen para construir una sociedad que pueda caminar junta hacia un nuevo orden social más humano.


Ahora nuestra gran nación se mueve con una enorme fuerza que tiene detrás el impulso imparable de millones de mexicanas y mexicanos que votaron y siguen votando por la transformación de la vida pública nacional. 


Juntos, con unidad y reconciliación, lograremos consolidar este proceso y continuar construyendo los cimientos de una nueva historia para México. Porque la transformación por la que luchamos no tiene vuelta atrás.


Estoy seguro que el legado de la transformación que usted encabeza soportará las nieves del tiempo y será tan indestructible como la de nuestro presidente reformador.


Finalmente, quiero citar a uno de los grandes poetas eternos, a uno que con increíble precisión escribió que ‘toda esperanza parece mar del sur y quien en el transcurso de un viaje en tren por el trópico prodigioso las horas se adelgazaban, las ceibas se estilizaban y de un modo casi mágico sobre los kilómetros de la vía, la juventud se prolongaba por 10 minutos’.


El Pellicer maravilloso que cuando se refirió a Juárez escribió que ‘eres el presidente vitalicio. A pesar de tanta noche lúgubre, la República es mar navegable y sereno si el tiempo te consulta, y si una flor silvestre puedo dejarte ahora es porque el pueblo siente que en su esperanza adulta tu fe le dará cantos para esperar la aurora.’


Muchas gracias.


MODERADORA: Finaliza esta ceremonia con los honores al presidente de los Estados Unidos Mexicanos y comandante de las Fuerzas Armadas. Se les invita a permanecer de pie para entonar nuestro Himno Nacional.


(HIMNO NACIONAL)


MODERADORA: Se hace una respetuosa invitación al presidente de México y su distinguida esposa, así como funcionarios que lo acompañan a realizar un recorrido por el recinto de homenaje a don Benito Juárez.


(RECORRIDO)



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