28 nov 2022

Las columnas políticas hoy, lunes 28 de noviembre de 2022

Usan camiones, micros, autos de gobierno para ir a marchar: REFORMA, Pp.

Un ejercicio de Grupo REFORMA documentó en 25 puntos de la CDMX, aledaños a la zona de la manifestación que encabezó el Presidente, el uso de mil 787 vehículos para trasladar simpatizantes.


El conteo arrojó que mil 87 eran autobuses y 8 camiones más del servicio público de Metrobús. Además 319 microbuses, 265 camionetas van, 84 autos particulares, 20 combis y 4 taxis.

El cotejo hecho calle por calle, registró el número de placa, la procedencia y el tipo de vehículo.

El monitoreo incluyó la fotografía de cada uno de los vehículos ubicados en diversas avenidas, algunas de ellas en las que está prohibido estacionarse, como Circuito Interior o Paseo de la Reforma. .

Según la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, participaron 1.2 millones de personas.

Durante la revisión de los camiones, un colaborador de Grupo REFORMA fue agredido y golpeado por operadores de los autobuses en la calle de Sullivan, cerca de la avenida Insurgentes, en la colonia San Rafael.

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Muchos marchan; pocos lo escuchan

Transcurrió entre el desorden y un mitin de 105 minutos ante un Zócalo que no se llenó.

Muchos manifestantes abandonaron el recorrido ante la lentitud y otros que esperaban en el Zócalo se retiraron antes del arribo del Presidente e incluso cuando daba su discurso.

En un video que hizo público en sus redes, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, estimó la afluencia en la marcha de un millón 200 mil personas.

Había camiones rentados o vehículos oficiales e incluso un camión de un equipo de futbol de Campeche y 8 unidades del metrobús capitalino fueron utilizados en el acarreo de manifestantes.

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AMLO mantiene aprobación

Lo respaldan 64% de ciudadanos, según encuesta de Buendía & Márquez para EL UNIVERSAL


 Esta cifra es ligeramente mayor a la registrada el pasado mes de agosto (62%), pero la variación se encuentra dentro del margen de error de la encuesta.

El sondeo se realizó del 17 al 22 de noviembre, es decir, entre cuatro y nueve días después de las marchas en defensa del INE que se dieron en varias ciudades del país. 

La encuesta arroja que tres de cada cuatro personas (74%) tienen buena o muy buena opinión del INE; sólo 18% lo evalúa de manera negativa.

La encuesta revela que a pesar de que han transcurrido cuatro años desde que tomó posesión, 34% considera que aún es muy pronto para exigir resultados al gobierno de López Obrador.

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“¡Feliz y agradecido!” se dijo el presidente después de la manifestación de apoyo que recibió ayer.

“Vamos a continuar, porque esto obliga a aplicarnos más. Nobleza obliga y muchas gracias, muchas, muchas gracias a toda la gente”.

“Estoy muy contento, feliz, y sobre todo muy agradecido con la gente, con todos, porque se volvió a dejar de manifiesto la bondad, la generosidad, la solidaridad de nuestro pueblo”.

Y continuó: “Mucho cariño, afecto, llantos, besos, abrazos, bendiciones, deseos de que nos vaya bien; y panes, tamales… y querían que yo recibiera un gallo”, describió ...

Como lo destacó ayer en su discurso, hoy enfatizó en la presencia de miles de jóvenes a lo largo del recorrido. “Me produjo también una gran satisfacción el que hayan participado muchísimos jóvenes, también porque había que caminar ¿no? Y los adultos mayores se les convocó a que estuviesen esperando en el Zócalo, pero también había adultos mayores en la marcha. Sin embargo muchísimos jóvenes, muchos jóvenes, y eso es muy estimulante porque es el relevo generacional, no sólo en cuadros dirigentes, sino en integrantes de la ciudadanía”. (La Jornada).

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Reconoce AMLO fallas en organización de marcha

AMLO reconoció que la marcha de ayer pudo organizarse de mejor manera y que, pese a la presión y empujones, se sintió bien y cuidado por el pueblo.

"Se había pensado que iba a ver, le llaman una descubierta, con 10 dirigentes, mujeres y hombres, incluso más mujeres, pero a la hora de la hora la descubierta fue el pueblo, no se pudo. (Hubo) los empujones, porque hay quienes son tranquilos, pero es que hay otros que son pura pasión.

Sí estuvo Jesusa, salimos juntos en lo que iba a ser la descubierta, pero se fueron quedando por lo mismo, porque estaba muy fuerte la presión (de los empujones). Y se pudo organizar de otra manera (la marcha), pero la idea era: 'a ver, vamos a hacerlo como siempre'", comentó.

La falta de una valla de protección a la vanguardia de la marcha y el desorden en la integración de los contingentes provocó tumultos y empujones que detuvieron el trayecto de AMLO.

Comentó hoy que la gente quería que se subiera a uno de los coches que se acercaron a él durante la marcha, pero él no aceptó..

"No, es que la gente me lo pedía, empezaron a gritar: 'cuídenlo, cuídenlo, cuídenlo'. Ya, que yo me subiera al coche, pero me sentía bien y llegamos. Ya estoy chocheando, pero todavía (aguantamos)", mencionó. 

López Obrador dijo que esta marcha era necesaria porque él junto con los integrantes de su movimiento de transformación se encontraban ya muy "hamburguesados".

"No sabemos (si habrá otra marcha), no sabemos qué nos depara el destino, esta fue porque son cuatro años y la gente quería expresarlo. Y ya estábamos también muy 'hamburguesados' y nosotros venimos de un movimiento de transformación, de cambio, no hay normalidad política, no.

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Juicio contra Genaro García Luna en EU para el 17 de enero de 2023

El juez que lleva el caso decidió que la fecha para comenzar el juicio en su contra se aplazará para el 17 de enero de 2023.

Esto debido a que el 9 de enero de 2023, cuando se tenía previsto será cuando los 400 potenciales del jurado llenarán los cuestionarios de selección.

Después, tanto fiscales como la defensa, revisarán los cuestionarios para redactar una lista de las personas que son aceptables para ser jurados y las que no.

El 17 de enero se seleccionará a los miembros del jurado ante la jueza Peggy Kuo e inmediatamente después iniciará, en otra sala de la Corte de Distrito Este de Nueva York y ante el juez Brian Cogan, el juicio contra el ex funcionario mexicano.

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Las columnas políticas hoy, lunes 28 de noviembre de 2022

Templo Mayor/ REFORMA

EMPECEMOS con una adivinanza: se hizo por capricho del Presidente; salió carísima y es un secreto cómo se manejaron los dineros; se desarrolló a empujones, sin cumplir los tiempos y sin un objetivo claro. ¿Qué es? Podría ser la refinería de Dos Bocas o podría ser el Tren Maya; también podría ser la política energética o la marcha de ayer.

JUSTAMENTE la megaprocesión que encabezó Andrés Manuel López Obrador es un reflejo fiel de lo que es su gobierno, en el que pesa más el ánimo presidencial que el beneficio para la población; importa más cumplirle el deseo al mandatario que cumplir la ley; y se valora más la estridencia que la coherencia. Para colmo, las multitudes que lo acompañaron en el trayecto no se quedaron a escuchar su "informe", por lo que habló ante un Zócalo semivacío.

COMO SEA, hoy en Palacio Nacional estará sonriente, pues logró apaciguar su lastimado ego presidencial al mostrar una marcha más grande que la de hace dos semanas. Y ése es el gran drama de AMLO: en el fondo él mismo sabe que la megamarcha de ayer no salió de la sociedad, ni fue espontánea, como sí ocurrió con la movilización ciudadana en favor de la democracia y del INE. Y ahí su sonrisa se convertirá, más bien, en una mueca.

VAYA EXHIBIDA le dio Xóchitl Gálvez al gobierno de Claudia Sheinbaum. La senadora fue a una estación del Metro a pegar un cartelón suyo, al fin y al cabo que en cada estación colocaron cientos de carteles promoviendo la AMLO marcha. ¿Y qué creen? Que no la dejaron. Pegó un cartelito y no duró ni 10 minutos antes de que lo quitaran, con lo que la hidalguense dejó en claro que las reglas son las reglas... para quien no apoya a la 4T.

RESULTA extraño que el gobierno de México ande reclamando a otros países que le devuelvan piezas prehispánicas que se encuentran en museos, en colecciones privadas o en subastas. ¿Para qué las quiere? ¿Para meterlas en una bodega y que se pudran en el olvido?

PORQUE suena muy patriótico eso de reivindicar el pasado glorioso, pero si no se le invierte al presente, todo queda en mera demagogia. Nomás para darse una idea, el presupuesto federal para la cultura se ha desplomado con este gobierno, al bajar en más de 35 por ciento real. De hecho, México no cumple con la recomendación de la Unesco de destinar, por lo menos, el 1 por ciento del PIB a la cultura. El monto anda alrededor del 0.2 por ciento ¡apenas!

EL COLMO es que el realizador Guillermo del Toro tenga que ofrecer pagar de su bolsillo la entrega de los Arieles, pues la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas no tiene presupuesto por los recortes gubernamentales. Tal vez por eso dicen que la gestión de Alejandra Frausto en la Secretaría de Cultura es como una película de terror.

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La marcha de Monreal

Bajo Reserva/El Universal

Mientras las corcholatas Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Marcelo Ebrard marchaban junto al presidente Andrés Manuel López Obrador, en la Ciudad de México, a más de 9 mil kilómetros de distancia, en Madrid España, se daban hechos que, para algunos, son el inicio de lo que podría acabar en una alianza electoral de oposición. Primero, el líder de la Cámara de Diputados, el panista Santiago Creel, y el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado y aspirante a la candidatura presidencial de Morena, Ricardo Monreal, anunciaron la realización de una gira de reconciliación nacional a lo largo del país. Después, Luis Espinosa Cházaro, coordinador del PRD en la Cámara de Diputados, le dijo al zacatecano que “tiene las puertas abiertas” de su partido.  Habrá que ver qué pasa con el líder de Morena en el Senado cuando regrese a México. El jueves pasado acordó con los senadores de Morena que estarían unidos hasta el final de la Legislatura, pero nos señalan que es incierto cuánto tiempo se podrá mantener firme ese acuerdo, en especial porque los llamados radicales no le perdonan que tenga una postura autónoma y a veces crítica sobre el presidente López Obrador. Monreal no fue a la marcha de Morena, ¿pero estará cerca de marcharse de Morena? 

Muere el sistema de radio y tv del Estado

De vergüenza la transmisión que realizaron los medios públicos de la marcha del presidente Andrés Manuel López Obrador. Sin pudor alguno, la emisión estuvo cargada de propaganda y alabanzas al gobierno, y descalificaciones a la prensa independiente. Y aunque el propio Presidente dijo que era una marcha para celebrar los cuatro años de su gobierno, y no una respuesta a la marcha en defensa del Instituto Nacional Electoral del 13 de noviembre, algunos de los conductores y conductoras se dedicaron a establecer contrastes con aquella manifestación. Destacaron que la marcha de ayer no era racista, ni clasista, y hablaron de las bondades de los planes sociales de esta administración y, desde luego, se aseguró que no hubo acarreo, que eso era de la época del PRI. Al parecer, el cable de sus cámaras no llegó hasta los lugares en los que, muy temprano, se pasó lista a empleados de gobiernos que “voluntariamente tuvieron” que asistir a la marcha que, por lo que se vio, no requería de políticos que cumplieran con cuotas de asistentes, pues, quizá, con la gente que sí quería estar cerca del Presidente por convicción, hubiese bastado para mostrar el apoyo a AMLO. Ayer, el presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, Jenaro Villamil, demostró que ya no existen la radio y televisión del Estado, y que él es, cuando mucho, presidente del sistema de propaganda de Morena. ¿Acaso habrá alguien en el Poder Legislativo que le exija rendir cuentas a don Jenaro? 

La pancarta de Mier

Llamó la atención la pancarta que el coordinador de Morena en San Lázaro, Ignacio Mier, mostró orgulloso durante la marcha de ayer: “No vine por mi torta, sino por mis” … y el dibujo de unos huevos.  Algunos legisladores de oposición nos dicen que para ellos esa es la política que don Ignacio aplica para todo. Dicen que también por su voluntad, se dictaminó la reforma electoral del Presidente, dejando de lado más de 100 propuestas en la materia.  Hoy, en punto de las 13:00 horas, el proyecto se vota en comisiones y los guindas tienen mayoría, ya veremos si por sus…, lo aprueban. Sin embargo, el martes tendrán que ir ante el pleno, donde al diputado Mier y sus aliados no les alcanzan los números para modificar la Constitución. 

La otra corcholata también marchó

Quien también llevó su porra a la marcha fue el diputado federal del Partido del Trabajo, Gerardo Fernández Noroña. Mientras marchaba con un contingente de su partido, el legislador aprovechó para tomarse fotos con sus simpatizantes, quienes corearon: “¡El pueblo decide, Noroña es el que sigue!”. Y aunque no figuró con la misma relevancia que las otras corcholatas, nos comentan que se fue muy contento de la movilización. 

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Cuatro años: movilización y fiesta

 Periódico La Jornada, /Editorial, 

Cuando han transcurrido ya dos tercios de su sexenio, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio a su habitual informe trimestral –que en esta ocasión marcó el cuarto aniversario de su llegada al cargo– el contexto de una movilización popular masiva que recorrió el Paseo de la Reforma desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo y que colmó las calles de buena parte del Centro Histórico.

El movimiento lopezobradorista recuperó, de esta forma, una de sus expresiones históricas principales, la de las manifestaciones y concentraciones populares, después de los difíciles años de la pandemia de covid-19, y lo hizo sin duda de una manera espectacular: fue un enorme y amoroso festejo en el que el mandatario pudo ratificar, en contacto directo con la muchedumbre y sin dispositivos de seguridad como los que sus predecesores en el cargo empleaban hasta el sexenio pasado, su intensa conexión con las masas.

La fiesta prosiguió en la principal plaza pública del país y siguió enmarcando la lectura del mensaje presidencial, que sintetizó los logros de cuatro años de gobierno.

En ellos reside sin duda la perdurable popularidad de López Obrador, pues es indiscutible que en este cuatrienio el país ha experimentado una vasta transformación positiva en múltiples aspectos: el combate a la pobreza, la recuperación salarial, la lucha contra la corrupción y los privilegios indebidos, la austeridad como fórmula de gobierno, el respeto al principio de separación de poderes y al pacto federal, la dignificación de los pueblos originarios.

Asimismo, la lucha contra la impunidad, la creación de infraestructura, la resignificación del papel de las fuerzas armadas en la vida nacional, la atención a los jóvenes, la recuperación de la soberanía nacional –con los avances en dos de sus vertientes irrenunciables: la alimentaria y la energética–, la paulatina reactivación de la economía y el restablecimiento de un clima de libertades y de respeto a las divergencias.

Menos satisfactorios han resultado los avances en materia de recuperación de la seguridad pública y de reconstrucción de los sistemas educativo y de salud, aunque es justo reconocer que en el primero de esos renglones los indicadores delictivos han experimentado una disminución y los otros dos se vieron severamente afectados por la crisis sanitaria, que tuvo un grave impacto en lo educativo, provocada por la irrupción del SARS-CoV-2.

Otro tanto puede decirse del ambicioso programa de descentralización gubernamental prometido por la actual administración y que ha experimentado un severo rezago.

Y si bien resulta pertinente y necesario señalar lo que no ha funcionado –o en lo que al menos no ha habido avances al ritmo deseable–, es estéril y absurdo negar in toto los logros del actual gobierno y la enorme diferencia que ha marcado con respecto a los anteriores.

Esa diferencia explica, en buena medida, el éxito de la movilización a la que convocó el mandatario y que dio un contexto amoroso, festivo y esperanzador a su discurso de ayer en el Zócalo capitalino.

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La última movilización de AMLO/Héctor De Mauleón

Todos los recursos del Estado se pusieron al servicio del presidente López Obrador, al que una marcha ciudadana había irritado

El Universal,

Gran lector de la calle, el resultado de la marcha ciudadana en defensa del INE, verificada de manera multitudinaria hace dos semanas entre el Ángel de la Independencia y el Monumento a la Revolución, dejó en el presidente de México una molestia, una preocupación difícil de ocultar. 

El río humano que marchó de manera espontánea a lo largo de algo que AMLO considera su marca registrada, la calle, significó un duro baño de realidad para el gran solitario del Palacio: un presidente que vive encerrado en sí mismo y que cada vez escucha menos a la gente que tiene a su alrededor ―como han dado fe, entre otros, el exsecretario de Hacienda, Carlos Urzúa, y el exdirector del IMSS, Germán Martínez. 

López Obrador entendió que algo inédito estaba sucediendo. Se dedicó durante varios días a descalificar la marcha ciudadana y a insultar, con la batería de adjetivos de costumbre, a sus participantes. 

Cuentan funcionarios de la Presidencia que el mandatario se encerró con personas de su confianza, el vocero Jesús Ramírez Cuevas y su jefe de asesores, Lázaro Cárdenas, para buscar una forma de responder a lo que acababa de verse en Reforma. 

“La gente quiere que marchemos el 27, un domingo”, diría después López Obrador. 

“La gente”, según los funcionarios consultados, era en realidad Jesús Ramírez Cuevas, quien puso sobre la mesa la idea de tomar la calle echando mano de todo el aparato gubernamental, incluidos los gobernadores. 

La operación quedó en manos del secretario de Gobernación, Adán Augusto López. A Claudia Sheinbaum le correspondió garantizar la asistencia del gobierno de la ciudad. 

Trabajadores de la Secretaría de Trabajo y Fomento al Empleo de la Ciudad de México grabaron al secretario José Luis Rodríguez Díaz de León ordenando que se aplicara “el mismo ejercicio” que se llevó a cabo durante el último informe de la jefa de Gobierno, en el cual se estableció la cuota de camiones que funcionarios altos y medios debían aportar: desde directores generales hasta jefes de departamento, pasando por directores de área y subdirectores. 

Gobernadores de todos los puntos del país, así como los integrantes del gabinete, comenzaron a convocar a todo vapor a la marcha, tal vez la última de AMLO. 

Lo que antes era sucio y corrupto ―el autobús, la torta y el Frutsi―, ahora se manejó como un ejemplo de congruencia, de lealtad, de patriotismo, de compromiso con “la transformación”. 

Los mensajes cargados de desvergüenza y oportunismo que poblaron las redes quedarán ahí para la historia: “Acarreada por el corazón. Ya lista para marchar y seguir transformando al lado de nuestro presidente”, escribió la titular de Cultura del gobierno federal, Alejandra Frausto ―responsable de una de las gestiones más grises y anodinas que se recuerden. 

“Caminarán los herederos de las luchas de Hidalgo, Morelos, Juárez, Madero, Zapata, Villa, Magón y el Gral. Cárdenas. Las gestas y aspiraciones de obreros, campesinos, indígenas, estudiantes, maestros; de quienes sueñan con una patria para todos”, escribió, con ganas de no quedarse atrás, el vocero Ramírez Cuevas. 

La Asociación Mexicana de Derecho a la Información, AMEDI, denunció la forma descarada en que los medios públicos ―el canal Once, el 22, el Imer, Capital 21, Radio Educación, entre otros―, pisaron la ley que les impide convertirse en instrumentos de propaganda, y convocaron y transmitieron una marcha que tuvo como fin sanar el ego herido del presidente. 

Las plumas del régimen celebraron “la más grande movilización de la izquierda” de que hay memoria, como si lo de ayer no se hubiera tratado de un acto de poder, de una marcha de Estado en la que el presidente más poderoso que ha habido en México en los últimos 30 años salió a marchar… en apoyo de sí mismo. 

Todos los recursos del Estado se pusieron al servicio del presidente al que una marcha ciudadana había irritado. 

Se documentó la llegada de autobuses procedentes de todos los puntos de la República, los cuales convirtieron los alrededores de Reforma ―Insurgentes, México-Tacuba, Circuito Interior, Parque Lira, Avenida Chapultepec, y las colonias Cuauhtémoc, Juárez, Roma y Guerrero— en “la más grande central de autobuses”. 

Todo ocurrió sin ganas de ocultarlo. Al contrario, haciendo exhibición del gesto de poder que, en su mañanera de este lunes, el presidente celebrará extasiado. 

El gobierno de la ciudad, que en la marcha que tapizó Reforma en defensa del INE calculó una asistencia de 10 mil manifestantes, anunció anoche que a la última movilización de AMLO habían asistido un millón 200 mil personas. 

Ocho horas más tarde, la mayor parte de estas volvió en los mismos autobuses a su realidad cotidiana. Una realidad que, en medio de tanta gente, no encontró ningún espacio en el discurso pronunciado ayer en el Zócalo. 

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Estampas de una marcha-desfile-arranque de campaña/Salvador García Soto

El Universal, 

Más allá de las cifras —que aquí rauda y solícita salió a dar la Jefa de Gobierno— de 1.2 millones de personas que participaron en la oficialmente llamada  “Marcha por la Transformación” o “Marcha del Ego y la Venganza”, como la bautizaron sus opositores, nadie puede negar que la movilización de ayer, convocada por el presidente López Obrador y organizada y financiada por el aparato del Estado y del partido gobernante, fue un éxito total y redondo para los fines para los que se planeó: mostrar, por un lado, que el aparato y el músculo del lopezobradorismo, apoyado en los recursos públicos, está fuerte y puede enfrentar u opacar cualquier marcha de la sociedad; y por el otro arrancar con la figura y arrastre del presidente la campaña de Morena rumbo a la sucesión del 2024.

Lo que vimos ayer fue un despliegue de fuerza, casi rudeza innecesaria del gobernante, que quiso retar y humillar a los ciudadanos, que son sus gobernados y que salieron a marchar el pasado 13 de noviembre en defensa del INE y de la democracia. Vimos a un presidente que, surgido de la plaza pública de la marcha callejera, regresó a su origen, a su hábitat natural que son las calles. La imagen de AMLO avanzando por cinco horas en medio de una marea humana en la que todos lo tocan, le gritan, se acercan y empujan, fue un largo y añorado baño de pueblo para el líder callejero que lleva cuatro años metido en la camisa de fuerza de la Presidencia; una inyección de “populina” en altísimas dosis  y un contacto físico y personal con la gente que no cualquiera aguanta y que confirma que hay política de masas y políticos de masas.

 El que marchó ayer era al mismo tiempo cuatro cosas: un jefe de Estado, que utilizó su poder para alardear de su fuerza y arrastre; un jefe de Gobierno, que permitió que con los recursos públicos y presupuestales se financiara la movilización de personas de toda la República; un jefe político que, ya sin ningún pudor ni límite legal o constitucional, proclamó públicamente la simbiosis entre su partido y el gobierno; y un Jefe de las Fuerzas Armadas que hizo marchar a los soldados y generales vestidos de civiles para que lo acompañaran y cuidaran de su seguridad.

  Asistimos en esta movilización histórica al resurgimiento en vivo de aquella figura de los omnipotentes presidentes del viejo régimen priista, pero ahora revestido como 4T y acompañado de una maquinaria 4x4:  Jefe de estado, Jefe de gobierno, Jefe de partido y Jefe de las Fuerzas Armadas, con esa poderosa maquinaria y aparato empezó la campaña para mantenerse y perpetuarse en el poder a través de su movimiento.  

 Quedó más que claro y, más les vale a sus opositores políticos que tomen nota, que el aparato de Estado y de Gobierno viene con todo, recursos públicos incluidos, para la batalla por el 2024. Si la oposición no va junta toda, sin miramientos, pretextos o estrategias partidistas individuales, serán arrasados. Ese fue uno de los mensajes más claros del desfile multitudinario de ayer.

 Pero también, con este despliegue de fuerza tan prepotente y soberbio, López Obrador y su movimiento están corriendo un gran riesgo: que la gente de la sociedad que está inconforme con su gobierno, no sólo los 500 o 600 mil que salieron a marchar el 13N en toda la República, sino muchos millones más que no se manifestaron, pero disienten de su forma y estilo de gobernar, también pueden tomar nota del reto y del intento de aplastarlos y humillarlos del presidente que, debiendo gobernar por igual para todos, decidió marchar solo con los suyos. Si toda esa gente le responde a AMLO ya no con marchas, sino con votos en contra en 2024, el éxito de ayer se tornará en fracaso.

 NOTAS INDISCRETAS… Y aunque el protagonista indiscutible de ayer fue el presidente, convocante, cabeza y orador único de su marcha, está también fue la marcha de las corcholatas presidenciales. Al arranque, temprano desde el Ángel de la Independencia —al que por cierto sí les abrieron ayer a los lopezobradoristas, mientras a los ciudadanos que marcharon en el 13N se los tapiaron— el presidente iba flanqueado por Claudia Sheinbaum, Adán Augusto y Marcelo Ebrard, que caminaron junto a él apenas uno o dos kilómetros, porque en cuanto el presidente decidió romper la formación para internarse en la selva caótica de manos, hombros, pies y rostros que se arremolinaban en torno a él, las corcholatas se dispersaron y no pudieron seguirle el paso a López Obrador: Adán Augusto se adelantó y su estatura lo salvaba de los empujones y pisotones que le daban por ejemplo a la secretaria Rosa Icela, pero después de caminar otro par de kilómetros, el secretario de Gobernación tomó una moto y se adelantó al Zócalo para supervisar que todo estuviera en orden; Claudia Sheinbaum se quedó atrás y después de un par de horas se salió de la marcha para irse al Zócalo; mientras que Marcelo Ebrard de plano agarró su propio camino y se internó entre los manifestantes en donde recibió porras, vítores y gritos de “¡Presidente!”, pero al mismo tiempo sufrió la agresión de un sujeto que le lanzó un objeto contundente a la cara; después de ese incidente, Marcelo también salió de la marcha y se dirigió al Zócalo. Para cuando el presidente salió de la marea humana y llegó al inicio de la plancha de concreto de la Plaza de la Constitución, volvieron a aparecer a su lado, como por arte de magia, Sheinbaum y Adán Augusto, que entraron triunfales con él al Zócalo, en lo que parecía una adelanto de la final anunciada para la sucesión en Morena, mientras Marcelo llegó después por su cuenta y, ya más fresco, declaraba a los reporteros que “estamos felices, esto es una fiesta, es nuestra gente, tenemos 20 años trabajando juntos”… Otra estampa interesante de la marcha-desfile-campaña ocurrió cuando los militares, que todo el tiempo vestidos de civil custodiaban al presidente, le dijeron en dos ocasiones que tenía que abandonar la multitud y le acercaron, en dos momentos distintos, dos automóviles para que se subiera y llegara al Zócalo, cosa que rechazó el mandatario en las dos ocasiones…También se juntaron los extremos en esta movilización: de un lado marchaban los ultras y radicales de la 4T, Jesús Ramírez, Rafael Barajas “El Fisgón”, Pedro Miguel y Jesusa Rodríguez –don Epigmenio Ibarra apenas avanzó unos doscientos metros del Ángel y se tuvo que retirar porque se desvaneció--, y del otro lado, no marchando pero sí hicieron presencia, los empresarios del país a los que convocaron para que se presentarán directamente en Palacio Nacional a las 10 de la mañana con motivo del “Informe de los 4 años” del presidente. Ahí estuvieron, aunque nunca fueron tomados en las imágenes de televisión, Daniel Becker, de la ABM, Olegario Vázquez Raña, de Grupo Imagen; el líder de CCE, Paco Cervantes; el ex jefe de la Oficina presidencial, Alfonso Romo; y el tiburón empresarial, Carlos Bremer, entre otros empresarios que escucharon atentos el discurso de López Obrador, aunque eso sí, ellos estuvieron esperando en la sombra, adentro de Palacio Nacional, hasta que llegó el mandatario…La gran ausente de ayer fue la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez Müller. La doctora no marchó ni acompañó a su esposo porque tuvo que salir de la ciudad por un tema familiar relacionado con su hijo menor Jesús Ernesto. Andy fue el único de sus cuatro hijos que desfiló junto a su padre y aunque Beatriz estaba ausente físicamente se hizo presente en el discurso de su marido cuando dijo que su esposa no participaría políticamente “ni aspira a ningun cargo”. Que supiéramos doña Bety no se ha postulado o ha dicho aspirar a nada y dice un dicho que a explicación no pedida, acusación manifiesta. ¿Qué habrá sabido el presidente sobre su señora esposa, qué chisme le habrán contado para que la desmarcara desde ahora y públicamente en el Zócalo de cualquier aspiración o proyecto político?... Y el otro gran ausente fue Ricardo Monreal, cada vez menos corcholata, quien se fue a España a la Reunión Interparlamentaria con el Congreso de aquel país. Y mientras acá los cuatroteístas y las otras corcholatas marchaban, Monreal se juntaba en Madrid con el panista Santiago Creel, también aspirante presidencial autodestapado, para anunciar que recorrerán juntos el país para impulsar un movimiento de "Diálogo y Reconciliación Nacional” que pretende unir y pegar todo lo que AMLO desunió y dividió. Curiosamente Monreal se fue a España a donde suelen reunirse y verse varios de los opositores más férreos de López Obrador, lo mismo Carlos Salinas de Gortari, que Felipe Calderón o el escritor Mario Vargas Llosa, eso por no hablar del Grupo Iberdrola…Finalmente la última estampa de la marcha-desfile-campaña y quizás la más penosa y lamentable de ayer fue la transmisión especial que realizo el Sistema de Radiodifusión del Estado Mexicano o SPR, que agrupa a los principales canales de televisión y radios públicas. Con su director Jenaro Villamil al frente, los medios públicos ofrecieron un penoso e ilegal espectáculo al olvidarse de su carácter público –que significa que pertenecen no al gobierno, sino al Estado y a los mexicanos que los financian con sus impuestos— y convertirse en viles matraqueros, porristas y propagandistas del presidente y de su movimiento político. Rebasando todos los parámetros y violando las leyes que los rigen, Villamil y sus conductores y reporteros utilizaron los recursos públicos para dedicarse,  en más de 6 horas de transmisión ininterrumpida, a quemarle incienso al presidente y a predicar, más que comunicar o informar, con conceptos ideológicos y políticos ni siquiera del gobierno, sino de un movimiento y partido político. ¿Dónde quedó aquel crítico Villamil que cuestionaba el uso de los medios del gobierno para fines políticos y partidistas? Ya no existe, en su lugar hay un fanático propagandista y un funcionario que utiliza su cargo para promover su muy personal ideología política… Los dados mandan Escalera Doble. Bien inicia la semana. 

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EL ASALTO A LA RAZÓN

Contramarcha de los inocentes/CARLOS MARÍN

Milenio

Ufano por el acuerdo de marchar junto al secretario de Gobierno capitalino Martí Batres (quien calculó hace dos semanas entre 10 y 12 mil a quienes caminaron en defensa del INE y ayer estimó que se manifestaron por AMLO “un chingo y dos montones”), el sacerdote Alejandro Solalinde bendijo la procesión de devotos de la 4T pretendiendo evangelizar a quienes piensan distinto:

“Quiero hacer un llamado especial a los demás para que se unan también. Entiendo que no acaban de digerir que esto es un cambio, un gran movimiento irreversible, pero también son nuestras hermanas y hermanos, no importa el nivel que tengan, finalmente se convencerán que este cambio es necesario, es de bien para todos, y ellos son parte de nosotros. Los invitamos a participar de nuestra reunión, sin ellos México no está completo…”.

Y justificó así la leva de pobres y servidores públicos:

“Les llaman acarreados a los que no tenían medios para venir, pero sí querían venir…”.

En las vísperas, el otrora respetado defensor de migrantes que devino capellán de Palacio invitó en redes sociales:

“¡Vamos a la marcha! Este domingo me sumaré a millones de personas conscientes de la necesidad de una transformación nacional pacífica y democrática ¡Nos mueve el amor, no el odio; la fe practicada, no solo la religión!...”.

Menos místicos, alrededor de 20 mil promotores del voto de Morena que fueron habilitados servidores de la nación por la Secretaría de Bienestar habían hecho ya el trabajo sucio, ofreciendo transporte a repentinos “voluntarios” que se benefician de los programas sociales. Algunos fueron videograbados en la vía pública mientras, además del viaje de ida y vuelta, prometían “partidas especiales” en efectivo.

Renuentes a identificarse cuando los conminados les hacían ver lo ilegal de usar dinero público para el acarreo político, los morelitos (por lo de siervo de la nación de Morelos y Pavón) gozan de plazas A y B, con salarios de ocho mil 500 y 10 mil 800 pesos mensuales.

Herencia de la “dictadura perfecta” como definió al priiato Vargas Llosa, el acarreo de gente humilde y trabajadores del gobierno mutó a los genes del partido mayoritario. En agosto reciente fue uno de los recursos de que se valieron los candidatos de Morena a integrar en septiembre su consejo nacional.

Mi compañera Liliana Padilla registró entonces las descalificaciones internas:

En Acayucan denunciaron fraude y captaron en video al delegado de Bienestar, Raúl David Salomón (...). En Puebla, BC, Michoacán, Sonora y otras entidades denunciaron filas de personas transportadas en camiones para emitir su voto y señalamientos de condicionamiento de programas sociales. Hasta John Ackerman documentó en video cómo una mujer entregaba hojas de afiliación ya llenas con los nombres del candidato por el que debían votar (…). El académico organizó brigadas cazamapaches y acusó que se pagaron hasta 500 pesos por voto.

Para lo de ayer, quizá por la pobreza franciscana, el moche a jodidos no pasó de 300 pesitos por cabeza… 

cmarin@milenio.com

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POLÍTICA ZOOM

Movilización efectiva, no reelección/RICARDO RAPHAEL

Milenio,

Como hecho político la marcha de ayer, encabezada por Andrés Manuel López Obrador, no merece una lectura simple.

Quien quiera reducirla con calificaciones maniqueas hace propaganda.

Independientemente de lo que cada extremo de la polarización opine, se trató de un hecho político impresionante.

AMLO rechaza reelección frente a simpatizantes; "somos maderistas"

Lo que comenzó como una marcha para desestimar a las personas que defienden el INE, concluyó como un festejo apoteótico al Presidente y sus cuatro años de gobierno.

De acuerdo con cifras de la autoridad capitalina, participaron en el evento un millón 200 mil personas. Concediendo que pudieron haber sido menos y que seguramente asistieron acarreados, en cualquier caso, hubo un inmenso contingente que acudió por convicción.

El evento galvanizó al movimiento lopezobradorista y ciertamente lo condujo hacia una cúspide insuperable.

Desde el punto de vista de la historia política mexicana, el episodio más importante de la jornada fue cuando un grupo muy nutrido de asistentes comenzó a corear la palabra “reelección”.

Otros serían los encabezados de los diarios el día de hoy si el mandatario hubiese acariciado ayer la hipótesis de la permanencia. Pero en vez de ello paró en seco al coro y aseguró que no violentaría a la Constitución y dejará la Presidencia en el plazo previsto.

A pesar de contar con un apoyo popular envidiable para cualquier líder, presente o pasado de México, y para la inmensa mayoría de jefes de Estado en el mundo, López Obrador mantuvo la negativa a reelegirse.

La implicación irreversible de esta decisión es que al movimiento lopezobradorista le restan solo dos años de vida. Quien herede su dirigencia obviamente intentará conservar el capital recibido, pero la probabilidad de superar lo que ayer se vivió es bajísima. Fue el propio López Obrador quien lo dijo: esta podría ser la última marcha política de su larga biografía.

Zoom: sería estúpido desestimar el poderoso músculo que ayer mostró el lopezobradorismo, pero igualmente lo sería suponer que ese músculo trascenderá el cambio de gobierno.

@ricardomraphael

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Asesinar a un general no cuesta nada/Jorge Fernández Menéndez

Razones

Excelsior,

La muerte del general José Silvestre Urzúa Padilla, asesinado la semana pasada en el municipio de Pinos en Zacatecas, no mereció más que una corta mención en la mañanera. En las exequias del general participó toda la plana mayor de la Defensa Nacional y la Guardia Nacional, pero no fue ni el Presidente ni ningún alto funcionario del gobierno federal, de ésos que ayer marcharon alegremente por la ciudad.

El general Urzúa Padilla, al que alguna vez conocimos cuando estaba destinado en Chiapas, era un militar especializado en temas de seguridad y, por eso, de Chiapas, donde atendía el desafío de la migración, fue enviado a Acapulco y de allí, hace casi un año, a Zacatecas, ya como jefe de la Guardia Nacional en ese estado, uno de los más azotados por la violencia criminal, y donde cerca del 90 por ciento de su población se siente insegura en su propia casa. El general, con base en la muy poca información que se ha proporcionado, no murió casualmente en un enfrentamiento: fue una emboscada. Cuando realizaron un primer operativo, tuvieron un conflicto menor y de allí se dirigieron a otro lugar. Ahí los estaban esperando los sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación, que los mantuvieron bajo fuego de armas largas durante diez minutos, dispararon específicamente contra el general Urzúa, quien murió en ese ataque.

Es el funcionario de más alto rango asesinado en este sexenio, y no recuerdo muchos otros casos de generales en activo asesinados en las pasadas administraciones. Y la noticia no duró ni dos días en los medios de comunicación, desde el propio gobierno fue literalmente sepultada porque, por supuesto, nada podía ensombrecer la marcha de autoelogio de ayer.

Los dos atentados contra el Estado mexicano más graves que se han producido en este sexenio fueron el asesinato del general Urzúa y el que sufrió el secretario de Seguridad capitalino Omar García Harfuch. En ninguno de los dos casos hubo una reacción del gobierno federal ante esos desafíos criminales. En el de García Harfuch, la propia policía capitalina realizó las investigaciones y logró detener a muchos de los participantes, pero no vimos, como tampoco ahora con el asesinato del general Urzúa en Zacatecas, una reacción del Estado contra los criminales de la magnitud del crimen cometido.

Siempre hay una suerte de diálogo tácito entre el Estado y los grupos del crimen organizado, y a toda acción corresponde una reacción. A una acción brutal, como el asesinato de un general en activo con 40 años de servicios correspondería una reacción durísima del Estado contra esa mismo organización criminal. No la hubo en el caso de García Harfuch, no la hubo en el asesinato del general Urzúa, no la hay cotidianamente en las decenas de asesinatos diarios, ante las masacres, las extorsiones, los feminicidios.

En la estrategia de abrazos y no balazos o como se le quiera llamar, el Estado mexicano lo único que hace es reaccionar tímidamente, diciendo que se enviarán más efectivos a un lugar u a otro, y eso, literalmente, no sirve para nada. Debe haber una acción mucho más ofensiva, porque los grupos criminales están cada día más empoderados y, ante la falta de reacción gubernamental, asumen operaciones cada vez más agraviantes para las autoridades y la sociedad.

Pero pareciera que en el gobierno federal nadie se quiere dar por enterado, se sigue insistiendo en que la estrategia de seguridad funciona, aunque no existe un solo dato que lo confirme: octubre fue el segundo mes más violento del año con 2 mil 800 asesinatos y los 14 delitos más graves, desde el secuestro al feminicidio, han tenido alzas ,en algunos casos dramáticas, en los últimos diez meses. Los niveles de violencia son similares a los de diciembre de 2018, pero con una diferencia, hoy el poder y control de los grupos criminales sobre distintos territorios del país, como Zacatecas, se han incrementado, los grupos criminales, insisto en el término, se empoderan cada día más ante la prescindencia de las autoridades, incluso luego de provocaciones como el asesinato de un general del Ejército mexicano.

Hace un año, cuando era el primer aniversario del atentado a García Harfuch, decíamos aquí que, después de un desafío de esa magnitud, decir que no se cambiará la estrategia de seguridad, que “no se pactará, pero que tampoco se declarará la guerra” a los grupos criminales, no es una respuesta sensata.

No se trata, hay que insistir en ello, de declararle la guerra o de pactar con los criminales, se trata de enfrentarlos y garantizar la seguridad de la ciudadanía, que es la principal responsabilidad que tiene el Estado mexicano. La actual estrategia de seguridad es, simplemente, una suma inconexa de buenos o malos deseos.

Esa heterogeneidad de políticas y esa falta de definiciones son las que provocan que los hombres y mujeres que cumplen con su responsabilidad de combatir a los criminales, terminen desprotegidos y siendo objetivos de los mismos. Y eso se aplica a García Harfuch al general Urzúa, y a muchos hombres y mujeres del Ejército y la Marina, de la Guardia Nacional y de otros ámbitos (un policía es asesinado cada día) que siguen cumpliendo, silenciosamente, su labor, pero no sienten una protección real del Estado.

Para garantizar la seguridad se deben establecer políticas eficientes que den resultados, no tiene nada que ver con eso de “pactar o declarar la guerra”, se trata de cumplir con la obligación básica del Estado y del gobierno. Por cierto, en la marcha de ayer de todo esto no se dijo una palabra.

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El músculo de AMLO/Leo Zuckermann

Juegos de poder

Excelsior

Azuzado por la marcha ciudadana a favor del INE, AMLO organizó su propia contramarcha. Quería demostrar su músculo. Lo logró.

Impresionante la movilización. Una portentosa cantidad de camiones llegaron a la Ciudad de México de toda la República. Mi colonia se llenó de autobuses, micros y hasta taxis que traían a personas a la zona centro de la capital. Hubo, sin duda, una operación eficaz para llevar gente a la marcha. Las cartulinas que venían en cada camión estacionado comprobaban la organización. “Grupo 5, Camión 8, Adriana”, por ejemplo. No hay que ser sabio para adivinar que era el octavo autobús del quinto contingente a cargo de Adriana.

¿Se vale este acarreo? Sí, siempre y cuando se cumplan dos condiciones.

Uno, que dichas movilizaciones no se paguen con dinero público o ilegal. No se vale utilizar nuestros impuestos con fines político-electorales. Tampoco el cash producto de negocios ilícitos.

Si todo esto lo pagó Morena, no hay problema. Si, en cambio, el dinero salió de los gobiernos federal y estatales, pues eso no se vale. No sólo es ilegal, sino incorrecto. Los recursos públicos son para financiar la educación, salud, infraestructura, etcétera, no para apoyar políticamente al Ejecutivo federal y venerar su imagen.

Segundo, tampoco es correcto que se obligue o extorsione a la gente para que vaya a este tipo de marchas. La movilización promovida desde un gobierno debe ser absolutamente libre y voluntaria.

¿Se cumplieron estas dos condiciones?

En el tema de dónde salió el dinero, yo tengo mis dudas. Ayer la marcha costó muchos millones de pesos. No sólo vimos la llegada de cientos de camiones, sino la presencia de banderas, gorras, camisetas y pancartas de impresión muy sofisticada. Todo eso cuesta mucho dinero. Y, como no ha sido transparente el manejo de los recursos, sólo queda especular que se utilizaron dineros no muy kósher que digamos. 

En lo que respecta a la coerción, también tengo mis dudas por algunos videos que salieron en las redes donde se observa a funcionarios y operadores pasando lista y obligando a la gente a ir a la marcha so pena de retirarles un programa social o derecho laboral. Y no estoy diciendo que todos hayan sido acarreados coaccionados. Desde luego que muchos fueron por su voluntad (yo conozco a varios), pero tampoco tenemos información para saber cuántos acudieron obligados y cuántos voluntariamente. 

No se trató, me parece, de una típica marcha organizada por el gobierno durante el régimen autoritario priista. Esas estaban tan bien organizadas que parecían desfiles. La de ayer, en cambio, fue un caos. 

No obstante, sí había contingentes de organismos sociales, en particular, sindicatos. Los típicos: maestros, petroleros y electricistas, es decir, los empleados del Estado. Así que algo del viejo corporativismo priista apareció ayer. 

Seguí la marcha por televisión. Los canales privados de noticias fueron generosos en su cobertura. A ratos creo que alabaron de más al Presidente. Lo que sí fue una vergüenza es la que hizo el Sistema Público de Radiodifusión, que encadenó a todos los medios públicos. No exagero: parecía la cobertura de Televisión Cubana de una marcha conmemorativa de la Revolución encabezada por Fidel Castro. Propaganda de la peor estirpe. No sólo las loas al gobierno de la llamada Cuarta Transformación, sino el culto a la personalidad a López Obrador.

Al final de la marcha, el discurso del Presidente fue anticlimático. De flojera. Otro informe de gobierno más. Largo y pletórico de datos de lo increíble que supuestamente ha sido la Cuarta Transformación, aderezado de las mismas frasecitas siempre, sin faltar los ataques a los “adversarios conservadores”.

Creo que el Presidente perdió la oportunidad de dar un discurso más corto y emotivo. Era un evento muy favorable para él. Había pasado seis horas marchando donde la multitud lo zarandeó con el fin de saludarlo, regalarle cosas y sacarse un foto.

De hecho, en lo personal, a mí me pareció una irresponsabilidad que el jefe del Estado se expusiera así a las masas en un país tan violento como el nuestro. Era un caos que milagrosamente salió bien y, cuando llegó AMLO al Zócalo, venía con una fuerza indómita. Nadie lo paraba. Salvo él, que “mató” el evento con un informe de flojera. Por lo que vi, la gente comenzó a abandonar el Zócalo en su parte trasera. Es lógico: estaban cansados.

Con todo y todo, creo que AMLO sí demostró su músculo. Podrán ser muy malos para gobernar, pero son buenísimos para movilizar a la gente. Lo que demostraron ayer es que la maquinaria está lista y bien aceitada con el fin de ganar las elecciones en 2024. Como he dicho muchas veces: van con todo por todo.

Twitter: @leozuckermann

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Mucha marcha para tan poco mensaje/Víctor Beltri

Excelsior

El ajedrecista dejó de entender el juego. El Presidente, simple y sencillamente, se equivocó: para quien obtuvo una victoria apabullante en el 2018, y además fue refrendado hace apenas unos meses, en la consulta que él mismo se inventó, un tercer ejercicio de apoyo multitudinario no sólo resultaba innecesario, sino que terminará por cobrarle facturas a futuro.

El rey está desnudo, y por fin aseguró su lugar en la historia. La marcha de ayer fue un despropósito desde su origen, una decisión tomada con el hígado para mostrar músculo ante sus adversarios; la organización fue un desastre, y se tomaron con ligereza riesgos que no podría asumir ningún gobernante con un poco de sentido común. Un atentado, una emergencia médica, una estampida: cualquier incidente posible en una concentración masiva, y que nuestras autoridades tienen la obligación de prevenir. Pero no.

El Presidente —por un berrinche, como los que han marcado su carrera— no sólo se puso en riesgo a sí mismo, su salud y su integridad física, sino al gobierno que encabeza y a cientos de miles de personas que lo acompañaron en un evento organizado a la ligera, de manera absolutamente irresponsable: en la era de la información todo está documentado, sin embargo, y muy pronto el tiempo le dará la perspectiva correcta al periodo que estamos viviendo.

El capricho se cumplió y, lo que pretendía ser una muestra de músculo para el gobierno en funciones, se convirtió en un aparador de las peores prácticas de la política contra las que prometió luchar. El corporativismo nunca se ha ido, y si algo quedó en evidencia con la marcha es la capacidad de seguir manipulando a los mismos sectores, con las mismas promesas, para la consecución de fines que siempre son personales y nunca sociales. El mandatario y su camarilla llegaron al poder utilizando a la gente como si fuera una mercancía política, de la que disponen a su antojo y manipulan a través del resentimiento y los estímulos a corto plazo: es a ellos a quienes están dirigidas no sólo las mañaneras y los apoyos sociales, sino finalmente el calificativo de “mascotas” asignado por el mandatario. Vaya líder.

Muchos de quienes asistieron a la marcha fueron los mismos que han votado por él desde hace décadas, y cuyos problemas persisten aunque el dirigente haya progresado. El pueblo bueno quiere a su pastor, sin embargo, y los acarreados no acuden por lo que van a recibir, sino por la esperanza y el rencor que les infunde; por la cercanía y el sentido de pertenencia. El Presidente, en su vejez, parece haber perdido el olfato.

Mucha marcha para tan poco mensaje, podría decirse en sus propios términos. El acto en el templete fue completamente anticlimático, y en su contenido no existió nada distinto a una mañanera cualquiera. La oportunidad era perfecta, no para volver a enumerar mentiras, sino —al menos— para darles un marco contextual adecuado y definir lo que sería un proyecto a futuro, que abrevara de la experiencia obtenida. La multitud lo estaba esperando: éste era, sin duda, su momento de gloria. El estadista no estuvo presente, sin embargo: en su lugar apareció el pastor evangélico senil que ya conocemos.

El reto después de la marcha no estriba en la respuesta a su discurso, sino en la atención a los problemas de los que se ha servido para manipularlos, y que hemos descuidado como sociedad desde hace años. El reto está en la gente humilde, y en resolver sus necesidades más apremiantes, antes que seguir considerándolos como una mercancía política; el reto está en los jóvenes, en las mujeres, en los más necesitados. El reto es la construcción de un futuro mejor, y una sociedad más justa para todos, antes que concentrarse en ganar el 2024 a cualquier costo: el reto no es arrebatarles las banderas, sino hacerlas efectivamente nuestras.

El reto, en pocas palabras, es ignorar al narcisista y concentrarnos —de una vez— en un país que mire al futuro, y no al pasado o al antepasado: también, para nosotros, ha sido mucha marcha para tan poco mensaje.

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Fue, ahora, un “streaptease” populista…/Enrique Aranda

De naturaleza política

Excelsior,

Déjeme parafrasear a un clásico: fue un “streaptease político” público que, literal, desnudó la naturaleza, motivaciones y alcances del populismo izquierdista de Andrés Manuel López Obrador y su fracasado gobierno que, rodeado de cientos de miles de seguidores “acarreados” desde todos los rincones del país, optó por confrontarse con parte de la ciudadanía que hace apenas un par de semanas, de manera espontánea y por su libre voluntad, ésta sí, salió a las calles para evidenciar su repudio hacia ideas y prácticas de la 4T.

Convocada y organizada desde Palacio en apoyo de sí mismo y su declinante administración, la llamada #Marcha del Acarreo o del Odio, ofreció un acabado retrato del tabasqueño, su movimiento e integrantes y, claro, de su intención de convencer (engañar) a la sociedad vía la presentación de supuestos logros y avances en el combate de problemas y solución de la compleja realidad nacional, pero sin ofrecer un solo “dato duro” y comprobable de ello…

Luego de algo más de cinco horas que le llevó cubrir la distancia entre el Ángel de la Independencia y el Zócalo, en efecto, López Obrador procedió a presentar lo que él mismo definió como el Cuarto Informe de su gestión, un largo listado de “conquistas” entre las que, por sólo mencionar algunas, incluyó tanto la construcción del inoperante AIFA, la inauguración de la siempre anegada Refinería de Dos Bocas que aún hoy no refina un solo barril de petróleo o el inacabado Tren Maya… además, obvio, de afirmar que ni él ni su gobierno tienen acuerdos con la delincuencia organizada –“a la que no se combate”, diría alguno–, que la economía avanza sin contratar nueva deuda –“ni un solo año ha crecido 2% y los montos de deuda contratados son públicos”– o, por ejemplo, que se acabó con la corrupción y se respeta la Constitución y el Estado de derecho…

Triste jornada ésta, pues, en que el fallido gobierno de la 4T, ante la declinante popularidad de su gurú, optó por confrontarse con parte de la ciudadanía, contra la que volvió a arremeter con toda suerte de descalificaciones e insultos y, ante cientos de miles de los suyos movilizados con cargo al erario, insistamos, evidenciar que más allá de las dádivas (electoreras) y la manipulación de las clases más desprotegidas, su gobierno poco o nada ha hecho para resolver problemas torales existentes en prácticamente todos los sectores y áreas del desarrollo nacional.

Y todo, cuando es prácticamente un hecho que la administración sexenal entró ya en etapa de declinación y baja…

ASTERISCOS

* En San Lázaro mañana, de no ocurrir nada que lo evite, la propuesta de reforma constitucional electoral de Ya sabemos quién, quedará formalmente sepultada, dando paso a un nuevo intento oficial por trastocar la legislación secundaria en la materia, a fin de seguir restando fuerza al INE y avanzar en el esfuerzo por garantizarse el triunfo en 2024…

* La alcaldesa de Isla Mujeres, Atenea Gómez, dio ayer el banderazo de arranque de las obras de rehabilitación de la red de agua en la emblemática Ciudad Mujeres, una de las obras más demandada por la población…

Veámonos el miércoles con otro asunto De naturaleza política.

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DÍA CON DÍA

Marcha de Estado, con fin de gobierno/HÉCTOR AGUILAR CAMÍN

Milenio,

Confieso que la movilización de Estado cumplida ayer en la Ciudad de México, en servicio y adulación del Presidente, quedó por debajo de lo que yo esperaba. 

Creí que podrían convocar más, acarrear más y ofrecer un espectáculo de masas administradas como no habíamos visto en el país.

No fue el caso. Si la memoria no me engaña, en sus buenos tiempos, fuera del gobierno, López Obrador pudo convocar marchas parecidas en tamaño pero más potentes y genuinas en espontaneidad y en entusiasmo. 

En la multitud de ayer había algo de la molestia sorda que queda de la manipulación del acarreo, las consignas de asistencia obligatoria, la amenaza de sanciones salariales o clientelares, y la obscena cortesanía de los supuestos más altos servidores de la nación: miembros del gabinete, legisladores, gobernadores, precandidatos.

El gobierno está en su fase final y no hay cómo disfrazar que lo está. No es posible contar la historia, como quiso hacer el Presidente, de logros que no se obtuvieron, de compromisos que no se cumplieron, de transformaciones que se quedaron en desmantelamientos y destrucciones.

Las promesas del sexenio fueron claras y grandes: terminar con la corrupción, terminar con la violencia, reducir la desigualdad y la pobreza, crecer al 4 y al 6 por ciento, regresar al Ejército a los cuarteles, tener un sistema de salud como el de Noruega o Finlandia, o por allá.

Nada de eso existe hoy. Más bien lo contrario:

La corrupción manchó a mucha gente, incluyendo a familiares y colaboradores del Presidente, y a él mismo, como Rey del Cash.

La pobreza y la desigualdad aumentaron. La violencia es mayor y más impune que nunca.

El gobierno civil militarizó espacios fundamentales. 

Los muertos mexicanos de la pandemia se cuentan entre los más altos del mundo, al tiempo que cincuenta millones de mexicanos perdieron la protección del Seguro Popular.

Las cosas por servir se acaban, los gobiernos tienen plazos, cosechan lo que siembran. Los logros son imposibles de inventar, y no hay nómina que pague la espontaneidad ni el entusiasmo por lo no realizado.

Este va siendo el saldo de la llamada Cuarta Transformación: nada marchó de acuerdo a lo prometido.

Tampoco, creo, la marcha de ayer.

hector.aguilarcamin@milenio.com

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DUDA RAZONABLE

El futuro del punitivismo penal de la 4T/CARLOS PUIG

Milenio

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, sin el voto de las ministras cercanas al presidente López Obrador, quitó la semana pasada lo “oficioso” a la prisión preventiva (PPO) para algunos delitos fiscales. Conocedores de la ira que vendría del Presidente, la mayoría de los ministros prefirieron no entrarle, por lo pronto, a la constitucionalidad de la figura que hoy se aplica a muchos más delitos.

Tal vez porque saben que en el futuro próximo vendrán nuevas discusiones sobre el punitivismo penal que tanto gusta al Presidente.

El siguiente acto vendrá cuando llegue a la SCJN la decisión de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos que declare que la prisión preventiva oficiosa es per se inconvencional, aunque esté en la Constitución, veremos qué hacen los ministros. Pero el reto más importante vendrá en 2024.

Cuando se aprobó la ampliación del catálogo de delitos merecedores de PPO, se incluyó un transitorio que dice: “La prisión preventiva oficiosa deberá evaluarse para determinar la continuidad de su aplicación, a partir de los cinco años cumplidos de la vigencia del presente Decreto. En el lapso señalado en el párrafo anterior, se deberá evaluar conforme a los criterios del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la eficacia de esta medida cautelar, y la eficiencia del sistema penal acusatorio, mediante informes emitidos, por el gobierno federal y los gobiernos de las entidades federativas, tomando en cuenta a los poderes judiciales respectivos, así como a las fiscalías o procuradurías correspondientes, y organismos de protección de los derechos humanos, y que deberá contener, al menos, los siguientes elementos:

“Desempeño eficaz de las Unidades Estatales de Supervisión a Medidas Cautelares y Suspensión Condicional del Proceso; eficacia de las medidas cautelares aplicadas; creación y desempeño de instancias de atención integral de víctimas; implementación de sistemas de información criminal y de judicialización; resultado de la aplicación de Mecanismos Alternativos de Solución de Controversias en Materia Penal. Los avances de la implementación de elementos críticos como la capacitación de los operadores de los poderes judiciales y del Ministerio Público, policía de investigación, policía preventiva, peritos, entre otros”.

¿Se hará esa evaluación? ¿Quién la hará? Si no se hace, ¿se podrá impugnar la figura ante la SCJN? 

@puigcarlos

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TESTIFICARÉ

Desfilar desde el poder y la devoción a San Andrés/GIBRÁN RAMÍREZ REYES

Milenio

La de ayer fue una movilización sumamente atípica, difícil de clasificar. Convocada como una marcha, tuvo la fisonomía, según lo dicho por Arturo Cano, de una gran parada —en medio de la cual desfiló al Zócalo el presidente. Aunque fue sin duda muy numerosa, no logró llenar la plaza, por una mezcla de mala organización, desidia de los movilizados (los del SNTE, por ejemplo, hicieron su recorrido y se marcharon sin esperar ningún discurso), y las represas generadas entre los ríos humanos por la espera del paso del presidente— las cuales hacían pensar, en cada caso, que ahora sí el camino hasta el Zócalo se encontraba totalmente taponado. El gobierno de la Ciudad de México calculó la asistencia de más de un millón de personas, pero la ansiada foto del río de gente fluyendo con pocos espacios desocupados desde el Zócalo hasta el ángel no se presentó esta vez.

Aunque hubo una operación conjunta del más rico de los partidos mexicanos con los tres órdenes de gobierno, sería mezquino decir que se trató únicamente de una movilización de acarreados (y, debo decir, lo era también durante el viejo régimen, cuando se descalificaba todo corporativismo desde la izquierda y la derecha). Sería más exacto decir que se representó el bloque en el poder. Hubo una enorme dosis de interés del personal político: asistieron desde financiadores millonarios y políticos encumbrados al frente de sus contingentes, hasta miles de funcionarios y representantes de todo el país que se movilizaron y se hicieron visibles. Hubo también un acarreo masivo de decenas de miles de trabajadoras y trabajadores públicos que fueron movilizados sin que su voluntad fuera consultada (pues se trata, a fin de cuentas, de su trabajo). Y asistieron, también, los devotos de San Andrés, realmente esperanzados en el hombre, con una fe a prueba de estadísticas, evidencias periodísticas, años de gobierno.

Paradójicamente, los cuatro años celebrados pasaron inadvertidos para el núcleo duro del obradorismo. Las consignas, siendo las mismas de hace años, cambiaron radicalmente su significado. La más repetida fue que es un honor estar con Obrador, lo que resultaba disruptivo desde la izquierda y desde la oposición. Lo explico: el honor y la gloria han estado cotidianamente reservados a los poderosos, por eso los militares se saturan de medallas y reconocimientos, los presidentes tienen distintivos y símbolos de poder, bandas presidenciales, y reciben saludos y honores institucionalizados todo el tiempo; de modo que decirlo desde la calle y la oposición significaba rebelarse ante un sistema de valores impuesto y simulador. Decirlo al poder significa alinearse y obedecer. En esta ocasión, a diferencia de entonces, militares y devotos coincidirán: qué gran honor estar con Obrador.

Finalmente, aunque la movilización se convocó desde la herida del discurso presidencial por la manifestación en defensa de la autonomía del INE, no hubo una fuerte reivindicación pública por su parte de la iniciativa en materia de reforma electoral. De hecho, en las calles y en el discurso, la reforma al INE tuvo un lugar tan protagónico como la señora racista que detesta a los indios. Para su público, la narrativa presidencial es tan importante como las reformas constitucionales. La marcha, de autoconsumo y útil como objeto de análisis sociológico, no altera nada relevante en la correlación de fuerzas ni en el momento de declive del sexenio. 

Gibran Ramirez Reyes

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Coordenadas

Una marcha para la clientela… y para el ego/Enrique Quintana

ElFinanciero, 

Tanto la marcha como el discurso que ayer pronunció el presidente López Obrador en el Zócalo fueron eventos pensados y diseñados para su clientela.

No quiere decir que no sea importante. Se trata de millones. Pero, se pensó, diseñó y ejecutó para ella… y para el propio López Obrador.

Habrá discusión respecto a si la concentración humana que tuvo lugar el día de ayer en la Ciudad de México fue mayor a la realizada 15 días antes, convocada para defender al Instituto Nacional Electoral (INE).

Las dos marchas fueron extraordinariamente numerosas.

Sin embargo, la de ayer fue fundamentalmente un acto de masas organizado por el Estado. Convocado, estructurado y financiado por el gobierno federal y gobiernos locales, que en muchos casos ya están en simbiosis con Morena, al viejo estilo del PRI-gobierno.

No quiero decir con ello que no haya existido una asistencia espontánea. Hubo muchos que acudieron de manera convencida.

Sin embargo, la marcha de dos semanas antes no tuvo prácticamente intervención de partidos políticos y fue organizada exclusivamente por la sociedad civil.

Miles más o miles menos, no es esto lo relevante.

El presidente López Obrador no hubiera organizado esta marcha de no haberse realizado la concentración del 13 de noviembre.

AMLO quería estar nuevamente en las calles, como lo demostró el lento recorrido que duró varias horas desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo. Rechazó subirse a un automóvil cuando el programa se retrasaba visiblemente.

Quería sentirse nuevamente arropado por su gente, a quienes él llama genéricamente, el pueblo.

Y precisamente para ellos fue el mensaje pronunciado en la plancha del Zócalo.

No lo hizo desde el balcón de Palacio Nacional sino en un templete, como en sus tiempos de líder social.

Luego de un larguísimo recuento de datos, muchos de ellos imprecisos, falsos o recortados a conveniencia, llegó finalmente la parte sustancial de su discurso, en donde definió cuál es su doctrina política, con la cual bautiza al proyecto que está encabezando.

Humanismo mexicano fue el título que le asignó, y que por lo genérico no quiere decir prácticamente nada.

No se esforzó mucho en buscar la denominación.

La realidad es que su proyecto es un conjunto de políticas a veces contradictorias que ha ido aplicando a lo largo de los últimos cuatro años, que van del conservadurismo fiscal recalcitrante al asistencialismo, que se arropa con un inexistente combate a la corrupción y que produce más pobres, según datos de Coneval.

Pero todas estas medidas tienen como consistencia el propiciar la concentración del poder en la Presidencia y la permanencia de AMLO como el líder social y político más poderoso del país en décadas.

López Obrador habló de la realidad paralela que describe todos los días en las mañaneras, aquella en la cual el país está resultando cada vez más exitoso en todos los terrenos, el social, el del bienestar, el económico, el de la salud, el de la educación, incluso el de la seguridad.

El discurso de ayer fue en realidad, otro esfuerzo de esta construcción del mundo paralelo que ha creado y que ha sido tremendamente exitosa.

Para algunos resulta inexplicable el hecho de que un saldo tan negativo como el que tiene en su administración no se refleje en un desplome de la popularidad presidencial.

Ayer, nuevamente encontramos la razón de ello.

López Obrador es ante todo ese personaje que tiene la capacidad de conectar con mucha gente, particularmente con aquellos que fueron los excluidos por décadas.

No creo que esta concentración masiva ocurrida ayer en la Ciudad de México vaya a cambiar nada sustancial en la ecuación política del país, como sí lo hizo la marcha del 13 de noviembre al derrumbar la pretensión de la reforma electoral constitucional.

Pero sí le dará a Morena la prueba de que sigue teniendo la capacidad para desplegar su músculo político.

Por ser un evento para la clientela, no modificará ni las intenciones de voto, ni las simpatías, ni las antipatías del gobierno actual.

Pero, será quizás el primer acto de campaña en el camino hacia 2024, con López Obrador intentando convertirse nuevamente en la figura central de ese proceso.

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La Feria

¿Y después de la marcha?/ Salvador Camarena

ElFinanciero, 

México vive algo así como su propio mundial de marchas: hace 15 días hubo una inédita, ayer hubo una pletórica.

Ambos bandos se han prodigado en descalificaciones hacia las respectivas convocatorias, reduccionismos propios del mutuo ardor y de las ganas de vencer en el posdebate de la marcha, de diluir con las palabras lo que las imágenes hacen irreductible.

Un ojo menos prejuiciado vería cosas interesantes en ambas. Hay un rechazo en vías de consolidación (no se sabe si definitiva) en contra de López Obrador. Hay un Presidente que, bien avanzado el sexenio, cuenta con un respaldo profundo e innegable.

Así como el desbordamiento de participantes dejó en ridículo el intento de la autoridad capitalina por reducir el número oficial de quienes defendieron al INE, el vigor y el empeño para hacer toda la ruta entre apretujones de quienes le querían saludar, mostrados por el Presidente, erosiona la descalificación del acarreo.

Hay ciudadanos, hay Presidente. Hay seguidores de un movimiento carismático dispuestos a lo que sea necesario para acompañar a su líder; hay personas sin clara identificación gregaria pero con un hartazgo que les hace incursionar en la calle, un territorio poco natural para ellos.

Ocurrido este singular pulso callejero, ¿qué sigue?

El fruto más valioso de la marcha del 13N es que obligó al régimen a mostrarse de cuerpo entero. El acarreo del 27N es la fotografía de la tentación que ya nunca podrán o siquiera querrán evitar: si es recurso oficial, es para uso electoral. El abuso del aparato gubernamental se da no sólo por descontado, sino por santificado. La torta elevada a nivel de política pública. Y la guajolota es lo de menos.

En contraste, la llegada a la capital de lopezobradoristas venidos de todo el país demuestra que hay, acarreo aparte, una base social y una articulación de la misma –además de visibles liderazgos en la carrera para heredar el cetro morenista– prestas para desempeñarse sin titubeos en las elecciones y movilizaciones venideras.

Frente a esto, es notable la falta de afinación de la maquinaria opositora: paradójicamente, luego de su éxito en la marcha rosa se han quedado en una especie de pasmo. Un ejemplo de ello es que no muestran ni urgencia ni arrojo para lograr la candidatura prianista de la elección del Estado de México de 2023. De seguir así, los movilizados por Andrés Manuel les pasarán por encima en las urnas.

Los del 13N desperdiciaron el moméntum que les dio su novedosa protesta. Los del 27N, en cambio, con la manifestación de ayer sólo se desentumieron. No van a pedir y no les van a dar reposo. Y ahora habrá pase de lista: quién movió a más, quién se quedó corto: más de una de las candidaturas de 2024 pudo haber cambiado de manos.

En la marcha de hace dos semanas José Woldenberg habló de un México que ya no existe. El país de la transición quedó a la deriva. No se hizo cargo de los más pobres, y alguien en nombre de éstos ha torpedeado, con éxito, reformas que llevaban décadas.

En la marcha de ayer Andrés Manuel habló de un México que tampoco existe. Reiteró promesas y auguró irreversibilidad de lo que ha comprometido, pero fue el suyo un discurso de casi puras buenas intenciones: no es cierto que haya cancelado la corrupción o el amiguismo, no es verdad el país de ensueño que delineó.

El futuro se dirimirá en las calles. Si los del 13N no entienden eso, entonces AMLO en la próxima marcha los humillará. Porque, no lo duden, de nuevo marchará.

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La Cuarta Transformación

Las cuentas de la ‘contramarcha’: 1,870 mdp/Darío Celis

EL Financiero, 

LA CONTRAMARCHA DE ayer en la CDMX no costó los mil 500 millones de pesos que le referí en este espacio el viernes; sus organizadores, por lo menos, se gastaron mil 870 millones de pesos.

Si nos atenemos al millón de personas que Morena y cercanos a Andrés Manuel López Obrador aseguran que se hicieron presentes, el costo por asistente promedio rondó los mil 800 pesos, aproximadamente.

El rubro más oneroso fue el pago que los acarreadores tuvieron que hacer a los asistentes para renunciar a su domingo y apersonarse en el Zócalo capitalino: entre 500 y mil pesos. Pero pongamos 750, promedio.

Solamente en ese apartado sindicatos, gobernadores, alcaldes, legisladores y dirigentes locales de estados y municipios afines al obradorismo habrían desembolsado 750 millones de pesos.

El segundo apartado más gravoso fue el transporte, el cual quedó evidenciado y viralizado ayer todo el día en las redes sociales, donde se demostró el músculo corporativo de los sindicatos cooptados por la 4T.

Estamos hablando de que para traer a cerca de 700 mil acarreados de todo el país, desde lo más alejado del norte hasta lo más recóndito del sur, los gobiernos de Morena usaron alrededor de 17 mil 500 autobuses.

Los organizadores debieron gastarse, al menos, 420 millones de pesos, que es el costo de contratar un autobús con capacidad, promedio, de 40 personas, que a su vez cuesta 24 mil pesos el viaje redondo.

El tercer gasto en importancia fue el hospedaje de esas 700 mil personas que vinieron de los 31 estados del país, que sumaría cuando menos otros 175 millones de pesos más: 250 pesos por pernocta.

Otro rubro relevante fue el alimento de esos cuando menos 700 mil seguidores de López Obrador que llegaron de fuera y que empezaron a arribar la noche del sábado y se debieron ir la noche de ayer.

Apunte cena, desayuno y comida: unos 600 pesos cuando menos por esas 700 mil almas, que nos lleva a otros 420 millones de pesos que sufragaron sobre todo los gobiernos de los estados morenistas.

Añada otros alrededor de 75 millones de pesos, que se desprenden de alimentar a los 300 mil marchistas que estaban en la CdMx y zona metropolitana con un costo promedio de 150 pesos por estómago.

Finalmente 30 millones más de gastos por concepto de souvenirs del movimiento del Presidente y del partido Morena, para ataviar a ese millón de personas que vinieron a apoyar al tabasqueño.

Carteles, camisetas, cachuchas, banderines, paraguas, mantas, mochilas, lonas, calcomanías, botones, etcétera, con un costo de 30 pesos por artículo para hacer de la contramarcha el movimiento más vistoso a favor de AMLO.

“La marcha de los ardidos, la marcha del ego, la marcha del ardor, la marcha del acarreo, la marcha de la venganza, la marcha de la vaselina”, y demás motes que se acumulen, casi 2 mil millones de pesos.

Y la cifra aún así puede quedar corta, pues ayer por la noche fuentes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, que comanda Omar García Harfuch, calculaban un aforo de un millón y medio de personas.

Si algo saben hacer Morena y López Obrador, es movilizar masas.

TANTO EL GRUPO de Germán Larrea como el de Daniel Becker están ya inmersos en el due-diligence mayor de Banamex. Uno de los aspectos nodales de la compra es la infraestructura tecnológica. El banco que dirige Manuel Romo opera con sistemas propietarios desarrollados por Citi, los cuales no necesariamente son ya de punta. No se sabe aún si se manejarían como “activos diferidos”, lo que tendrá un impacto en el precio final. Tampoco se ha definido si el pasivo contingente que representa Oceanografía y los litigios de Amado Yáñez, así como la cartera vencida, se incluirán. Lo que es un hecho es que ambos grupos ya presentaron ofertas vinculantes que le decía no llegan a los 9 mil millones de dólares y ya fueron palomeadas por el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O.

LE PUEDO CONFIRMAR que la oferta que presentó Inbursa por Banamex no llegó a los 2 mil millones de dólares. Era muy previsible. Carlos Slim solo entregó una propuesta simbólica para cumplir con el presidente Andrés Manuel López Obrador, que desde que Citi anunció hace un año que salía a vender, el inquilino de Palacio Nacional le pidió que entrara a la puja. Así que todo lo que se dijo de que el banco que dirige su hijo, Marco Antonio Slim Domit, iba con todo de la mano del banco español CaixaBank, que preside José Ignacio Goirigolzarri, fue parte del show. Slim Helú sí aparece como parte de los que acompañan la oferta de Germán Larrea. Habrá que ver si este hombre de negocios, al que López Obrador ya le dijo que no tiene nada contra él, gana Banamex.

EL CONFLICTO QUE sigue escalando es el de Servicios Funerarios GG, que dirige Carlos Peña, y Advent International, que comanda aquí Daniel Martínez-Valle, tras la venta el año pasado de Gayosso. Y es que el fondo de capital de riesgo ya pidió la intervención de la Embajada de Estados Unidos, al mando de Ken Salazar, y de la American Chamber, que preside Vladimiro de la Mora. Le decía hace unos días que el juez de control del Tribunal Superior de Justicia de la CdMx, Jupiter López Ruiz, concedió medidas, entre ellas embargos de propiedades de Advent. También se libró una orden de aprehensión contra James Westra, socio gerente y director legal global de la compañía. Quienes coordinarán la defensa de éste último son los penalistas José Luis Nassar y Diego Ruiz.

ADEMÁS DE LA Suprema Corte de Justicia de la Nación, que para enero enfrenta el relevo de la presidencia de Arturo Zaldívar, donde también se vive ya una contienda por el próximo cambio en su máxima posición igual el próximo 2 de enero, es en el Tribunal Federal de Justicia Administrativa, cuya presidencia también dejará el último día de diciembre entrante Rafael Anzures. Hay varios magistrados que ya levantaron la mano. Apunte a Juan Olivas, Guillermo Valls, Luz María Anaya, Zulema Mosri Gutiérrez y Natalia Téllez. De Anaya se comenta que es la candidata de Anzures, de la segunda que su línea es de oposición a la 4T y de la tercera que tiene respaldo de Raquel Buenrostro, pero tendría que modificarse la Ley Orgánica porque por antigüedad no podría llegar.

NOKIA Y OPERBES impugnaron ante la jueza concursal de Altán Redes, Olga Borja, el convenio concursal que permitió a la operadora de la red compartida dirigida por Carlos Lerma salir del concurso mercantil el pasado 3 de noviembre. La proveedora finlandesa de equipos de tecnología que preside Pekka Lundmark reclama un adeudo de unos 100 millones de dólares, mientras que el prestador de servicios de telecomunicaciones, filial de Televisa de Emilio Azcárraga, tiene un pendiente de otros 100 millones de pesos. El Juzgado Primero en Materia de Concursos Mercantiles publicó la semana pasada la apelación, que no afecta el convenio, el cual pasara a un tribunal unitario para su desahogo.

LA SEMANA PASADA el Consejo de Administración del Infonavit, que dirige Carlos Martínez, aprobó la emisión el año próximo de un Certificado de Proyectos de Inversión (Cerpi) propietario hasta por unos ocho mil millones de pesos. El instituto estima colocarlo en el segundo semestre del 2023 a través de la Bolsa Institucional de Valores, que preside Santiago Urquiza y dirige María Ariza. El instrumento se utilizará para el desarrollo de infraestructura.

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Zacatecas y la muerte del general/Alejandro Hope

El Universal, 

El jueves pasado, el general, José Silvestre Urzúa Padilla, coordinador de la Guardia Nacional (GN) en el estado de Zacatecas, fue asesinado en un enfrentamiento ocurrido en el municipio de Pinos, ubicado cerca de la frontera con Jalisco y San Luis Potosí.

Aún subsisten dudas importantes sobre lo ocurrido ese día. Según ha informado la fiscalía zacatecana, se realizó un operativo entre fuerzas federales y estatales a las seis de la mañana que tenía el doble objetivo de ejecutar tres órdenes de aprehensión contra elementos de la policía municipal, así como revisar el armamento de la corporación. En paralelo, se desplegó personal de la comisión estatal de búsqueda y fue ubicado un cadáver calcinado en una comunidad del mismo municipio.

Siete horas después de iniciado el operativo, en la localidad de Jaltomate, ubicada a 40 minutos de la cabecera municipal, parece haber habido una emboscada en contra del personal federal, la cual resultó en la muerte del general Urzúa y la de dos presuntos agresores, así como la detención de tres personas.

Pero, siguiendo con la versión de la fiscalía, el general Urzúa no perdió la vida en el primer momento de la agresión, sino en la persecución de uno de los presuntos sicarios. Al parecer, el general, junto con cuatro elementos de la GN, empezó a perseguir a pie a un hombre armado que se pertrechó en un árbol. Desde ese punto, el presunto agresor mató al general e hirió a los cuatro guardias nacionales que lo acompañaban, para luego morir de un granadazo.

Esta narración de los hechos abre múltiples interrogantes:

1. ¿Por qué el coordinador estatal de la GN participaba directamente en un operativo relativamente menor en un municipio de algo más de 6000 habitantes? ¿Por qué era indispensable su presencia en la ejecución de tres órdenes de aprehensión? Aún si se trataba de tomar el control de la policía municipal, parece un tanto excesiva la presencia del general Urzúa: se trata de una corporación que difícilmente llega a una decena de elementos.

2. Si el objetivo era detener a tres policías y hacerse del control de la seguridad pública de Pinos, ¿qué hacía el primer mando de la GN en el estado en un patrullaje en una localidad relativamente alejada de la cabecera municipal? Además, el rondín parece haber ocurrido siete horas después de que el propósito explícito del despliegue en el municipio (la aprehensión de los policías) se había alcanzado. ¿Por qué seguía allí el general y por qué se desplazó hacia Jaltomate?

3. ¿Por qué un general brigadier, ya rondando los 60 años y con cuatro décadas en el Ejército, se lanzó personalmente a perseguir a un hombre armado por una brecha en un municipio rural de Zacatecas? ¿Quién era esa persona? ¿Por qué no era delegable la función de detenerlo? ¿Qué hacía tan urgente su captura que valía la pena poner en riesgo la vida del coordinador estatal de la GN?

4. ¿Los hechos en Pinos son excepcionales o son parte de un patrón general en la Guardia Nacional? ¿Los coordinadores estatales participan directamente en operativos de aparente baja monta? ¿Se ocupan personalmente de rondines y patrullajes? De ser el caso, ¿qué pasa con la estructura intermedia? ¿Qué hay de los oficiales y suboficiales que deberían de estar ejecutando esas funciones?

Intuitivamente, lo ocurrido parece ser una señal de desesperación en el mando de la GN y el Ejército. Al menos en el caso de Zacatecas: si un coordinador estatal siente que no puede delegar un operativo como el de Pinos y tiene que involucrarse directamente en la persecución física de un pistolero, tal vez el problema sea más grave de lo que imaginamos.

alejandrohope@outlook.comTwitter: @ahope71

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 La adicción del ególatra/Jesús Silva-Herzog Márquez

en REFORMA..., 28 de noviembre de 2022

La megalomanía está servida. Se ha tributado el homenaje que el Presidente quería para sí mismo. Tras el disgusto, una marcha de desagravio. Las calles habían sido ocupadas por quienes no representan las causas nobles y había que mostrar que regresaban a sus legítimos dueños.

La impudicia es la primera marca de la marcha. Los recursos del Estado se ponen, abiertamente, al servicio de la vanidad presidencial. El acarreo que había sido denunciado siempre como ritual del viejo autoritarismo es ahora defendido con orgullo. El acarreo es una práctica esencialmente antidemocrática porque hace bulto de la gente. La convierte en escenografía para la contemplación del Narciso. El acarreo no es un servicio de transporte: es un desplazamiento bajo presión. Quienes ejercen poder sobre otros conminan a la participación en un acto político y ofrecen ventajas a quienes acceden. Quienes se rehúsan se atendrán a las consecuencias. No ha habido ahora siquiera el intento del disimulo. El acarreo ha sido abierto y descarado. En las marometas del día se le presenta como si fuera una logística del entusiasmo.

No pretendo negar que habrá habido muchos el día de ayer que voluntariamente asistieron a la marcha. No dudo que, en efecto, habrá habido muchos que desearon manifestar respaldo a un Presidente con el que sienten una identificación profunda. Debe reconocerse la considerable, aunque no excepcional, popularidad del presidente López Obrador. Pero el ostentoso acarreo exhibe una presión sobre los subordinados que, por lo menos, pone en duda la libertad de los manifestantes. Hay un sinnúmero de testimonios y de imágenes que dan cuenta de la presión que se ejerció sobre burócratas y sindicalistas. ¿Por qué habría de pasarse lista en el evento si quienes acuden lo hacen por su propia iniciativa? Si había que demostrar presencia ante algún vigilante es porque la participación en el homenaje al caudillo tenía consecuencias. Faltar a la cita supondría, por lo tanto, efectos perjudiciales. El vicio viene del origen. La convocatoria misma, hecha desde el Palacio Nacional, activó los mecanismos de la subordinación. Cuando el jefe del Estado mexicano convoca a la verificación de las lealtades se ponen en movimiento todas las piezas del régimen. Todas las oficinas de la administración, todos los aliados políticos compiten entonces en la tributación de contingentes. Se trata, en efecto, de obsequiarle a un hombre necesitado de adulación, símbolos descomunales de fidelidad. ¿Quién aporta la mayor legión? ¿Quién se atreve a cuestionar el llamado narcisista?

Al presidente de la República no le ha quedado claro que su función constitucional es distinta a la de un dirigente partidista. Llamar a una movilización desde la jefatura del Estado es emplear los recursos de la nación para la promoción de su propia causa. Se trata de una grotesca desviación de recursos públicos que se ha hecho a la luz del día y frente a todo el país. Gastos de propaganda, de transporte, de alimentación, de alojamiento a cargo del presupuesto público. Las contribuciones de todos al servicio del gobernante. El Presidente le pasa la cuenta de su patológica vanidad a todo el país. Todos pagamos la terapia del narcisista. Corrijo: no pagamos el tratamiento: financiamos la adicción del ególatra. A todos nos hacen pagar los camiones que vienen de los territorios leales, las pancartas que se difunden ilegalmente, las mantas con las consignas, la comida que se entrega como si fuera regalo, los hospedajes de los feligreses. La idolatría financiada con recursos públicos. La autosatisfacción del régimen no es gratuita. Se trata del caso de onanismo político más costoso de la historia nacional.

No solamente se desvían recursos ilegalmente. Se desvía la atención. No somos testigos solamente de un derroche de dinero, sino de energía y de tiempo. Si hay un recurso vital en toda Presidencia es el tiempo. El Presidente no encuentra momento más que para el rencor y la alabanza. Comenzando el último tercio del sexenio, ante desafíos extraordinarios en todos los órdenes, el gobierno se dedica a fustigar enemigos y a rendirse homenaje. ¿Dónde está el foco de un gobierno que se desentiende de la administración pública para dedicarse en exclusiva a la escenificación de su épica?

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Sin equipo/Denise Dresser

en REFORMA

El juego de México contra Argentina es un reflejo perfecto de lo que ocurre en la 4T. En esta ocasión, salió a la cancha un equipo mexicano temeroso, individualista, a la defensiva, con complejos de inferioridad. Un equipo predispuesto a dar excusas, no resultados. Un equipo que no llegó con el ánimo de demostrar que sabe jugar en la cancha grande, e imponerse ahí. Un equipo de ambiciones pequeñas y movidas conocidas. Olía a viejo, como tanto de lo que hace el gobierno actual, con la mirada centrada en el ombligo y no en el horizonte.

Las estadísticas lo comprueban. Según Eurosport, México interceptó mucho más: 12 versus 7. Tacleó mucho más: 18 versus 14. Se enfocó en defender, no en progresar, no en ganar, no en jugar de una manera más inteligente o innovadora. Cuanto el Tri tenía el balón, la tendencia era a despejar, no a pasar, no a cooperar, no a construir algo que llevara a buen resultado. El equipo mexicano llegó a Qatar pensando chiquito, tal y como lo hace López Obrador. El capitán con sus contramarchas revanchistas y sus mañaneras concentradas en desestimar a los demás, mientras se aplaude a sí mismo.

Argentina, en cambio, sí jugó a ganar. Tuvo posesión del balón el 59% del tiempo. En gran parte porque los despejes del Tri les entregaban de nuevo la pelota y los argentinos se dedicaban a jugar en equipo. Lograron 525 pases exitosos versus 370 nuestros. Esto le permitió triunfar a un equipo que confiaba en sí mismo y en sus miembros. No le apostaron al único héroe, al único que puede meter un gol.

La excelencia en la ejecución también importa. El 40% de los disparos argentinos a gol, bloqueados o no, iban camino al blanco versus 25% de los del Tri. México tuvo el doble de offsides. Y recaudó cuatro tarjetas amarillas versus una de Argentina. Aprendieron bien la lección de la 4T: si no vas ganando, juega más rudo.

Finalmente, lo que cuenta al competir contra el mundo, es si logras ganar. O si pierdes. Se habla mucho, se presume mucho, pero no se ha logrado un solo gol en todo este Mundial. El Tri es ejemplo de la mentalidad lopezobradorista que desdeña la excelencia, denuesta el "aspiracionismo" y celebra la mediocridad. Según el discurso de AMLO en el Zócalo ayer, el peor crecimiento económico de los últimos sexenios no se resuelve mejorando, o corrigiendo, sino convocando a decenas de miles a gritar porras porque vamos perdiendo. Porque nos quedamos atrás en educación, empleo, cine, arte, ciencia, salud.

La selección fue igual de "exitosa" en este juego contra Argentina, como lo son el "aeropuerto" de Santa Lucía, la "inaugurada" refinería de Dos Bocas, el Tren Maya de juguete que tiene obsesionado al pequeño AMLO. En un país donde se llena el Zócalo para celebrar la falta de resultados, la destrucción de la democracia, la corrupción del narco y la militarización con esteroides, no sorprende el contagio deportivo.

Tanto en el futbol como en el fin de sexenio vienen retos inmensos. Hay que corregir la estrategia frente a Arabia Saudita. Hay que salir a la cancha a ganar, no a justificar el porqué no se puede, o por qué otros tienen la culpa. El Tri es un equipo que puede llegar más lejos, pero no si persiste en salir con el tono defensivo de cada mañanera. Si sigue así, su única opción será escoger ventana o pasillo en el vuelo de regreso.

A más largo plazo, y con más seriedad, AMLO está actuando igual que Luis Echeverría cuando encabezaba macromarchas a su favor. Idéntico que López Portillo cuando defendió el peso "como un perro" y luego lo devaluó. Así fue y así nos fue. Si la automarcha se interpreta como un gran apoyo y no como un gran autogol, México no va a cambiar de rumbo. Y el resultado será similar a lo que padecimos al final de otros sexenios: presidentes satisfechos consigo mismos pero dañinos para el país.

Así como el Tri debería salir a la cancha con otro juego, AMLO tendría que reflexionar sobre lo poco que ha logrado, y lo mucho que nos ha dividido. Somos un país cada vez más enojado, cada vez menos capaz de ponerse la camiseta nacional. La contramarcha es una escenificación muy cara para tapar pérdidas que cobran factura al día siguiente. Tanto AMLO como el Tri tienen la oportunidad de corregir, pero hay poco tiempo y no bastarán las porras en el estadio de la 4T. Si López Obrador no deja de jugar y "ganar" solo, su gobierno pasará a la historia como una tarjeta roja más.

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¿Quién pompó?/Manuel J. Jáuregui

en REFORMA

Para gobernar son malísimos, pero para organizar marchas y darse cuerda a sí mismos con dinero del erario nadie los supera. 

Son maestros de la autocracia, de apoderarse de todo un aparato gubernamental para adularse a sí mismos, para darse cuerda, para alimentar el ser mesiánico que traen dentro, para vestir de oro y púrpura al pequeño reyecito que se desvive por mostrarse.

No que lo anterior resulte un gran logro, pero ¿de dónde salieron los recursos para pagar CAMIONES, LONCHES y hospedaje para los contingentes de los Estados, ACARREADOS TODOS, por supuesto?

Recordamos el viejo dicho español: si el sacristán pone cerería, ¿de dónde ha de sacar la cera si no es de la sacristía?

Doble contra sencillo que los recursos para el MEGAACARREO de ayer salieron de las entidades gobernadas por Morena.

Es decir, del ERARIO.

Si acaso de algo dieron muestra ayer el Presidente y sus acólitos es que les vale mádere DESVIAR FONDOS PÚBLICOS para lograr sus metas partidistas, y poco o nada les importa que esto equivalga a FRAUDE, dado el uso ILEGAL del dinero que aportan TODOS los mexicanos.

Igual le valió una pura y dos con sal al Presidente urgir a la SSP a que VIOLE la ley y no le haga caso a los jueces ante la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación decretando ilegal la cárcel por el solo hecho de presunción de algún delito fiscal.

Ello porque viola la SANTA regla Constitucional de que todo mundo es inocente hasta que se demuestre su culpabilidad.

Este régimen actúa al revés: presumía culpable a todos hasta que demostraran su inocencia.

La SCJN le puso un alto a esta violación al derecho y el Presidente montó en cólera y ordenó que no se hiciera caso a los jueces, VIOLANDO así y de nueva cuenta la ley, para variar.

Este señor -y como dijo la Sheinbaum sobre la marcha: "¡que lo sepa todo el mundo!"- no se sujeta a ninguna ley, a ningún pudor, a ninguna limitación, tradición o costumbre: para él la ley es lo que él dice, "¡y que no me vengan con ese cuento de que la ley es la ley!", como infamemente afirmó en el pasado.

La manifestación de ayer, su cucurucho de garapiñado para él mismo, no demuestra nada bueno: sólo que este señor no conoce límites y, lejos de ser un Presidente que une, fomenta e impulsa el crecimiento y el bienestar de los mexicanos, prefiere ser uno que DIVIDE, polariza y estorba el buen curso del País convertido en todo un AUTÓCRATA que por sus pistolas -y no apoyado en la leyes- marca la marcha del País aplicando su muy peculiar (y obsoleta) ideología, prometiendo lo que sabe que no cumplirá, mintiendo y engañando con OLÍMPICO DESDÉN a los mexicanos y su bienestar.

No gobierna para todos, gobierna sólo para sus correligionarios, para quienes reciben remuneración por aplaudirle, por vitorearlo; gobierna y atiende sólo a quienes piensan -o dicen que lo hacen- IGUAL QUE ÉL.

No escucha razones, no atiende crítica, no sabe dialogar: sólo bulear, insultar, agredir, dividir y desunir.

Marcha y arenga, y cuando habla sobre la INSEGURIDAD, sobre la VIOLENCIA que azota a grandes zonas del País, apenas dice que los delitos del fuero federal han bajado un 27 por ciento, pero no dice en qué parte de México... o en qué país.

(¿Estará incluido en ese 27 por ciento el General que le mataron el jueves en Zacatecas?).

Afirma que él no es igual, pero actúa IDÉNTICO a los priistas que lo precedieron y fueron repudiados en las URNAS hace dos décadas.

Su discurso de ayer en el Zócalo: una oda a AMLO en voz de AMLO, en todo lo que él hace es "el mejor del mundo".

Su Tren Maya, su aeropuerto inaccesible, el AIFA, que si acaso tiene uso es porque FORZÓ a las aerolíneas a operar ahí limitando el aforo del AICM.

¡Qué chiquito es el mundo cuando nunca has salido de Pénjamo!

Lleva cuatro años en el poder y todavía ofrece "limpiar el ISSSTE", ¿y por qué no lo ha hecho en estos cuatro años?

Inconcebible resulta que haya en México NIÑOS con cáncer muriendo prematuramente porque ESCASEAN las medicinas oncológicas, porque FRACASÓ su infame INSABI, porque el IMSS y el sistema de abastecimiento en el País está roto por SU CULPA.

Y en lugar de dedicarle TIEMPO Y DINERO a solucionar este tipo de problemas, prefiere dedicarlo a atizar su EGO, a romper las reglas de nuestra Constitución que prohíbe el empleo de fondos públicos para fines que no estén aprobados en el presupuesto: ¿en qué renglón viene el presupuesto para marchas de Morena para Morena?

¿Quién los va a sancionar a él y a sus comp... añeros por desviar fondos públicos para pagar y organizar desde el poder esta marcha de la autoalabanza?

Lejos de estar orgullosos por lo que hicieron ayer, a él y sus corcholatas y demás títeres les debería dar vergüenza mostrar ante el mundo este gran gesto autocrático, este engaño que vendieron como "festejo por el cuarto año de Gobierno", cuando en realidad es una fiesta "egorásmica" organizada por él y para él.

Cada aplauso PAGADO; cada viva pagada; cada banderola pagada; cada pancarta pagada; cada grito pagado: todo el "apoyo" COMPRADO y PAGADO. ¡Esto con el dinero de TODOS los mexicanos! Lo dicho: carecen de ver-güen-za.

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La FIL y sus enemigos

JAQUE MATE / Sergio Sarmiento

en REFORMA.., 

"Culto no es aquel que lee más libros. 

Culto es aquel que es capaz

de escuchar a otro". Eduardo Galeano

GUADALAJARA.- Parece que está de moda que los gobiernos organicen manifestaciones con recursos públicos. La que tuvo lugar en Guadalajara este 26 de noviembre fue particularmente lamentable porque la montó el gobierno de Jalisco para atacar la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, una de las instituciones culturales más queridas de nuestro país.

La FIL Guadalajara se creó en 1987 con la idea de tener una feria como la española Liber, pero que no fuera solo profesional, sino tuviera también presencia de público. Recuerdo las dudas y cuestionamientos. ¿Qué caso tenía tratar de competir con Liber? En todo caso, la Ciudad de México, no Guadalajara, debía ser el escenario. Sin embargo, Raúl Padilla, entonces director del Departamento de Investigación Científica y Superación Académica de la Universidad de Guadalajara, logró convertir el sueño en realidad.

Padilla era un hombre ambicioso. Fue activista estudiantil y participante en la Federación de Estudiantes de Guadalajara. Coordinó la FIL en 1987 y 1988, pero en 1989 sucedió a Enrique Alfaro Anguiano, padre del actual gobernador, Enrique Alfaro Ramírez, como rector de la Universidad de Guadalajara. Desde la rectoría siguió apoyando la FIL y regresó como presidente tras su gestión como rector. Inclinado a la izquierda, y afín al PRD, apoyó en 2018 la candidatura presidencial de Ricardo Anaya.

El odio de López Obrador a Padilla parece surgir de esta decisión. El Presidente ha acusado a Padilla de ser un "cacique", de "poner y quitar rectores", de dedicar las últimas ferias a atacar su gobierno. El pleito con el gobernador Alfaro Ramírez es más complejo. Padilla ha sido aliado de Alfaro Ramírez en varias ocasiones, pero el distanciamiento ahora ha sido muy fuerte. El Congreso de Jalisco recortó 37.1 millones de pesos al presupuesto de la UdeG para 2023. "Nosotros vamos a apoyar a la UdeG porque somos universitarios", declaró Alfaro, pero "el presupuesto ya no destina recursos para los negocios de Raúl Padilla".

En la inauguración de la FIL de este 26 de noviembre no hubo, por primera vez, ningún representante gubernamental: ni federal, ni estatal, ni municipal. Lo lamento. Me doy cuenta de que la FIL requiere de un subsidio para subsistir, como lo tienen otras ferias del libro, pero esta ha colocado a Guadalajara en un lugar muy alto en el mundo. Más preocupante fue la manifestación, que afortunadamente no llegó a los golpes. El rector de la UdeG, Ricardo Villanueva, declaró en la inauguración: "La FIL Guadalajara es más grande que los delirios de grandeza de cualquier individuo".

AMLO se queja de que Mario Vargas Llosa es un invitado constante a la FIL, y eso le molesta, aunque no está presente este año ni desde 2019. También cuestiona que la feria invite a Héctor Aguilar Camín y a Enrique Krauze. No presta atención al hecho de que cientos de escritores son invitados cada año, muchos de los cuales respaldan a su régimen. Es el caso, por ejemplo, de Elena Poniatowska, que este año ha presentado el segundo volumen de El amante polaco en una entrevista con Rosa Montero. La FIL siempre ha sido plural.

No tiene nada de malo que a la inauguración de una feria del libro no asista ningún representante gubernamental. Es, incluso, un alivio. ¿Para qué tener a políticos cuando acuden cientos de los escritores más importantes del mundo? Me preocupa, sin embargo, que el gobernador logre destruir la feria. No sé si Padilla es el villano que dice, pero es claro ha construido en Guadalajara la feria del libro más importante en español y la segunda en el planeta. Es un logro extraordinario.

· LA MARCHA

Pues sí, el presidente López Obrador mostró su fuerza política y juntó a cientos de miles para respaldarlo. ¿Y qué? Las marchas no hacen que las reformas electorales sean ni mejores ni peores.

www.sergiosarmiento.com

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Tumulto somos

TOLVANERA / Roberto Zamarripa

en REFORMA

Tumulto somos y en el gobierno andamos. La megamanifestación de ayer domingo es un punto de inflexión en el país. Ni minimizar, ni caricaturizar. Tampoco es tiempo de fanfarrias.

Una multitudinaria y desordenada manifestación que apoya como si resistiera y que celebra como si fuese víctima, como si sufriera.

¿Puede compararse esta manifestación con las otras grandes movilizaciones que entonces fueron opositoras y rebeldes, cuestionadoras y exigentes, retadoras y determinantes? No desde el punto de vista de los recursos. Nunca como ahora ese movimiento (ahora gobierno) tuvo a la mano tanto dinero para disponer de camiones, del tránsito libre en carreteras, de viáticos y alimentos de manifestantes, de cierre de calles, de transmisión encadenada en televisoras oficiales y concesionadas. Del uso de vehículos oficiales (hasta el Metrobús), de facilidades con empresas privadas, de pagar pasajes de manifestantes en corridas completas de autobuses en las centrales camioneras, de boletos de avión para dirigentes y legisladores.

Nadie duda de lo evidente. Es la mayor manifestación que acaso puede superar los desfiles del Primero de Mayo en los mejores tiempos del poder del partido cuasiúnico del siglo pasado. Es una manifestación con una mayoría de marchistas convencidos, emocionados, comprometidos, acompañado de una cuota de participantes coaccionados (de cuándo acá, por ejemplo, el SNTE se volvió un sindicato libre e independiente), de trabajadores de gobierno palomeados (si apoyo al populista que me apunten en la lista), de comerciantes que caminan bajo presión.

Pero la movilización de Estado, no puede negarse, tiene un ingrediente sólido, activo, férreo, de fieles movilizados alrededor de una causa más allá de su pensión o de su bono legal. Hay devoción y afecto. Causa y efecto. Entonces, para qué tanto pullman estando el suelo tan parejo. Si no hay convicción, traeremos el camión.

De ahí que con esa cauda la defensa del acarreo ahora resulta sorprendente. No son acarreados, son apoyados, es lo que dicen quienes antaño cuestionaron el uso de los recursos públicos para aceitar la aplastante maquinaria del priismo. Ahora es el aventón desde el camión de la conciencia. Difícil congeniar el humanismo con la cosificación del asistente.

La marcha es un punto de inflexión. Dentro de Morena, zarandeado en sus disputas por la sucesión presidencial, y hacia el país. Para los morenistas es una advertencia, un trazo inequívoco de horizonte, de meta. No habrá líder que supere esa marca de la megamovilización y que además la aguante sin valla, entre empujones, sin guaruras. Pero es, sobre todo, el mensaje del legado más allá del término de "humanismo mexicano". Lo presumible es la descomunal transferencia de recursos para los apoyos sociales a diversos sectores que crecerán progresivamente hacia fin del sexenio.

No hay una autocrítica de los faltantes, de las carencias, de las deficiencias o las fallas. Una política de seguridad que se la comen los balazos, los desfondes en las instituciones de salud y la atención de las enfermedades mexicanas, por nombrar dos agobios nacionales.

Pero frente al país, a la ciudadanía y sobre todo frente a los antagonistas políticos del gobierno es el desplante: la movilización es el mensaje. No habrá límite en esta batalla declarada.

El pretexto era el INE. Pero efectivamente, el INE no se toca. No se tocó en ninguna referencia en el discurso presidencial de ayer. Y lo que presuntamente detonó la movilización de ayer fue la marcha el 13 de noviembre en defensa del instituto electoral a la que concurrieron centenas de miles de ciudadanos, muchos de ellos francos opositores al gobierno y otros tantos meros defensores de instituciones y reglas que consideran vigentes, necesarias e intocables.

Fue, la de ayer, al final de todo, una marcha de la alineación. Los que decidieron alinearse no solo en la caravana o en la presencia. Desde gobernadores y legisladores hasta empresarios. Los potentados que no marcharon pero que tuvieron reservado un lugar privilegiado en el Zócalo para, muy sonrientes, saludar y aplaudir al Presidente. Ellos no fueron en camión pero igual pasaron lista. Antes le llamaban abyección.

¿Ahora cómo le dicen?

La marcha va.

robertozamarripa2017@gmail.com

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