14 oct 2024

Las columnas políticas hoy, lunes 14 de octubre de 2024

O renuncia o se van....

Las opciones que tienen 711 juzgadores despedidos legalmente, por haber salido sorteados; o renuncian  y se les liquida; o se van por el retiro anticipado, en caso de que cumplan las condiciones de edad y antigüedad.

En la convocatoria que emitirá el Senado mañana martes, se establecerá la fecha de cierre en la que estos juzgadores, al igual que 10 ministros  y 14 Magistrados de Sala Regional del TEPJF, deberán aclarar si declinan participar en la elección.

De principio, el Consejo de la Judicatura informó al Senado que 4 Jueces y 25 Magistrados no participarán en las elecciones.

También está por verse el número de candidatos en la elección judicial, pues si bien la Constitución permite a cada uno de los tres Poderes nominar hasta tres aspirantes por cada puesto de elección nacional, y hasta dos por cada cargo de juez o magistrado, es posible un escenario en el que las mayorías de Morena en el Congreso y la Presidenta Claudia Sheinbaum se pongan de acuerdo para simplificar la elección y presentar un solo candidato o candidata a cada puesto.

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Critican que Sheinbaum se cierre a diálogo con Oposición

Senadores del PAN y PRI criticaron a la Presidenta Claudia Sheinbaum por cerrarse al diálogo con la Oposición.

Esto, luego de que Sheinbaum declarara que ella habla con el pueblo, no con los adversarios, pues eso le corresponde a la Secretaría de Gobernación.

"Es lamentable esa declaración, pero también es una declaración esperada, porque así ha sido la actitud política de la cuarta transformación. Nosotros de cualquier manera nos vamos a mantener como una Oposición constructiva.

"Nuestra fórmula es clarísima: vamos a apoyar lo que sea bueno para la gente, lo que le sirva al país, y nos vamos a oponer con firmeza, con determinación, a todo aquello que consideremos que no es bueno para el País", afirmó Ricardo Anaya.

Aseguró que el PAN no dejará de cuestionar aquellas reformas, planes o acciones que van hacia el autoritarismo.

Por su parte, la senadora y secretaria general del PRI, Carolina Viggiano, calificó como soberbia la actitud de Sheinbaum, pues, argumentó, la Oposición representa a la mitad de los mexicanos.

"No es la mejor manera de iniciar. Y, además, que quede muy claro, va a tener muchas crisis durante su gobierno, muchas crisis. Realmente le heredaron un país atorado con alfileres, entonces va a tener muchos problemas.

"Es la Presidenta de todos los mexicanos, no de Morena. Su antecesor se condujo siempre como dirigente de un partido y como caudillo. Ojalá que ella sea jefa del Estado mexicano", sentenció.

(Nota de Reforma)...

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Las columnas políticas hoy, lunes 14 de octubre de 2024

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Estrictamente Personal

La radicalización de Claudia/Raymundo Riva Palacio

El Financiero octubre 14, 2024 |

En los últimos días se ha radicalizado el discurso de la presidenta Claudia Sheinbaum, y su tono belicoso y burlón es una copia de la narrativa de su antecesor Andrés Manuel López Obrador. Sheinbaum abandonó el estilo conciliador y moderado que tuvo en la campaña presidencial, y se alejó de las certidumbres que dio a diferentes sectores durante la etapa de la transición de que su gobierno, a diferencia del anterior, los escucharía y tomaría en cuenta. Nunca dijo que cambiaría el modelo instaurado por López Obrador, pero les dejó claro que las formas serían diferentes. Hoy ya no lo son.

El corrimiento de su discurso tiene que ver con el entorno. En la campaña y la transición necesitaba generar confianza y que le dieran el beneficio de la duda los sectores productivos y los políticos, transmitiéndoles que la beligerancia de su mentor no iba a ser reeditada, y sugiriendo que la política estaría por encima de la confrontación. Sheinbaum pudo haber sido auténtica y honesta, pero hablaba como presidenta electa que aún no terminaba de ver y entender cómo le entregarían la administración.

La realidad del México posobradorista la comenzó a sentir días antes de tomar posesión cuando Rogelio Ramírez de la O, a quien había nombrado su secretario de Hacienda, le condicionó su renuncia a cambio de que estuviera de acuerdo en un fuerte apretón en el gasto público el próximo año, aceptando que el déficit fiscal se estableciera en 3 por ciento, lo que significará cerca de un billón de pesos en reducción presupuestal. Una vez instalada en Palacio Nacional quedó en medio del conflicto con el Poder Judicial y el paro que frenó casi toda la justicia en el país, así como se entreveró su llegada con la guerra interna del Cártel de Sinaloa y con el horroroso asesinato del alcalde de Chilpancingo, que le mostró que ahí y en otras partes de la nación el poder y el mando lo tienen los criminales.

Sheinbaum había iniciado su administración con señales de que su comunicación política sería diferente a la de López Obrador y que, aunque obligada por su mentor a realizar conferencias mañaneras, serían ligeramente más tarde, mucho más cortas y su gabinete tendría un papel protagónico. El tono utilizado dejó la agresividad unilateral a un lado y comenzó a aportar información en lugar de diatribas y propaganda. Fue notorio que en los primeros días hubo un intento por alejarse del litigio innecesario y bravucón, y establecer una primera gran diferencia con el pasado inmediato a través del ejercicio comunicacional.

En el arranque del gobierno se dieron los primeros tropiezos en la comunicación política, como se explicó en este espacio hace una semana, que ayudaron a que, con el paso de los días, se fuera alejando del intento conciliador inicialmente buscado, y su narrativa regresó al sistema establecido por López Obrador.

Se quitó los guantes que alimentaron las percepciones y Sheinbaum la agarró contra España, provocando con sorna, retomó el talante autoritario de no dialogar con el otro poder del Estado y decir que no hablaría con la Suprema Corte de Justicia, anunció un plan energético donde borró sus promesas de apertura con el sector privado en la transición y, como golpe de mano, le dijo públicamente al embajador de Estados Unidos que, de ahora en adelante, cualquier contacto con su gobierno tendría como ventanilla única la Cancillería, lo que bien se podría haber hecho sin decibeles de por medio y en la práctica, no en el discurso.

La radicalización del discurso coincidió con varias expresiones de los sectores radicales del obradorismo que le urgieron regresar a las andadas y andanadas de su antecesor, y pelearse con todos para neutralizar lo que, producto de las ideas bien sembradas de que todo lo que no se alinea con el movimiento es una renovada conspiración para neutralizarlo y acabarlo. Sheinbaum retomó las líneas bravuconas de su antecesor y también empezó a lanzar distractores para buscar temas de conversación que desviaran la discusión pública hacia banalidades.

Sin embargo, tiene un problema. No es López Obrador. No tiene su empaque ni su cinismo. Tampoco tiene esa profundidad binaria y religiosa que le permita penetrar en la gente para que la fascinación, como pasó con él, la blinde. López Obrador podía mentir con el descaro de los abusadores con un lenguaje coloquial que a Sheinbaum no le queda. Él era un priista de la vieja escuela, elástico, maleable y pragmático. Sheinbaum no es priista, viene de la izquierda dogmática, quiso ser elástica y pragmática, pero ante los primeros obstáculos, regresó a su origen.

No han concluido sus primeras dos semanas en la Presidencia y ya vio el monstruo de país que le dejó López Obrador, lleno de incendios y bombas explotando por todos lados, conflictos constitucionales en curso, mercados inquietos por su Paquete Económico y la reforma judicial, pero también inestables por las guerras en el Medio Oriente y Ucrania, con brincos en los resultados de la economía estadounidense, la locomotora que jala la mexicana, cuyos sobresaltos se profundizarán por la incertidumbre poselectoral de noviembre.

Los fierros calientes sobre el despacho presidencial son muchos, a lo que se suman las presiones presupuestales por los compromisos heredados, sin la caja en la Tesorería que recibió López Obrador. Las realidades son tan fuertes que ser diferente en la comunicación que tenía su antecesor no le está funcionando por lo negativo de las condiciones que le dejaron. Parece inevitable que esté radicalizando su discurso, porque sin un equipo con talento que le construya temas de conversación, su problema no es sólo hacia fuera sino hacia adentro.

Los radicales del obradorismo, los guardias rojos del expresidente, están tratando de trepársele y reorientar el rumbo del gobierno, como la intentona de enmendar la Constitución a sus espaldas y la forma como la están desafiando en el Legislativo. La radicalización del discurso también es un intento por neutralizar a los puros y evitar que la rebasen por la izquierda, un desafío que debió saber que iba a llegar, pero quizá no tan rápido en su administración.

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¿Volverá la noche negra al corredor Roma-Condesa?/Héctor De Mauleón

El Universal. | 14/10/2024 |

Aparecen en grupos de tres o cuatro, con chamarras, gorras y cubrebocas. Uno de ellos aguarda en la calle, mientras los otros ingresan en el lugar donde van a imponer sus condiciones.

Exigen de 20 a 40 mil pesos mensuales para que no haya problemas y las cosas se lleven en paz. Regresan de noche, una semana más tarde, a recibir el primer pago.

Algunas veces hacen salir a los encargados de los negocios para que la entrega del dinero se haga en la calle. En las cámaras de seguridad de estos lugares ha quedado registrada su llegada, la manera en la que el dinero cambia de manos, discretamente, como si se tratara de un saludo.

Se identifican como miembros de la Unión Tepito y hasta el momento existen al menos 30 reportes de extorsión en antros, bares y restaurantes del corredor Roma-Condesa.

En todos esos casos, los propietarios afectados han decidido pagar para no poner en riesgo a sus empleados y a sus clientes, y por temor a que los negocios sean balaceados o incendiados.

La extorsión ha regresado a las calles principales de la Condesa y a los bares y restaurantes más solicitados de la Roma.

Los propietarios se niegan a denunciar penalmente por miedo y por desconfianza: “Nos dicen que hay que presentar la denuncia y más tarde ratificarla”, explican. “Pero no hay garantías de que los delincuentes sean detenidos y nada nos asegura que vayan a regresar cualquier noche para buscar venganza”.

Ha pasado una década desde la noche negra que azotó el corredor Roma-Condesa con una epidemia de extorsiones y ejecuciones.

Era mayo de 2013 cuando un sujeto apodado El Oaxaco —Horacio Vite Ángel—, distribuidor de drogas bajo la órdenes de Edwin Agustín Cabrera, El Antuán, líder de lo que entonces se llamaba la Unión-Insurgentes, fue ejecutado por siete sicarios en el bar Black, en la esquina de Tamaulipas y Mexicali. Sus asesinos, integrantes de la Unión Tepito, lo dejaron sentado y recargado contra un árbol a las puertas del antro. El cuerpo permaneció ahí hasta el amanecer, que marcó un antes y un después en la historia criminal de la ciudad y sacó a flote la pugna por el control territorial entre grupos criminales que el gobierno capitalino se empeñaba en negar.

Esto desató la peor masacre en la historia de la ciudad: la matanza del Bar Heaven, en la que 13 de jóvenes de Tepito fueron sacados de ese after, ubicado en la Zona Rosa, y trasladados con la protección de policías capitalinos, que escoltaron a los plagiarios, hasta el rancho situado a más de 50 kilómetros de distancia donde los inhumaron en una fosa clandestina, bajo una gruesa plancha de cemento.

En esos meses se desencadenó un violento proceso en el que varias personas fueron asesinadas en la Roma y la Condesa. El dueño del Life, un bar que abría sus puertas en Alfonso Reyes y Saltillo, fue acribillado al salir de su negocio. Un familiar suyo denunció que se había negado a pagar derecho de piso a sus extorsionadores.

Para 2015 el control criminal de los antros del corredor era prácticamente absoluto. La Unión exigía cuotas de 20 mil pesos mensuales e incluso la Asociación Nacional de la Industria de Discotecas, Bares y Centros de Espectáculo denunció a EL UNIVERSAL que los propietarios eran obligados a permitir el ingreso de vendedores de droga que “despachaban” en los baños de los negocios y ofrecían a los interesados toda clase de productos.

Se llegó a colocar incluso a un representante del grupo delictivo junto a la caja registradora de los comercios, para que al final de la noche recabara un porcentaje sobre las ventas.

Todo esto ocurrió con la complicidad de funcionarios y policías capitalinos, mientras en la Condesa aumentaba el robo a transeúntes, el robo de vehículos y el robo a pasajeros de taxis.

En 2020 la extorsión en el corredor comercial Roma-Condesa por supuestos integrantes de la Unión Tepito llegó al punto de provocar el cierre de varios establecimientos, entre otros el Caradura, cuyos dueños alegaron “cuestiones de seguridad” y “el cobro de derecho de piso”.

Según EL UNIVERSAL, entre 2018 y 2020 la extorsión en la capital del país se había incrementado 25%. La entonces jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, sostuvo en octubre de 2021 que este delito solo se concentraba en la zona del Centro Histórico y aseguró que no había denuncias por extorsión en otras zonas de la capital. Sin embargo, los reportes llegaban desde Cuauhtémoc, Azcapotzalco, Iztapalapa, Benito Juárez, Gustavo A. Madero y Álvaro Obregón, tal y como lo registró el Semáforo Delictivo.

Hoy, antreros y restauranteros del famoso corredor comercial (cuyas identidades y el nombre de sus establecimientos omito por razones de seguridad) reportan que el cobro de piso está de vuelta: el columnista ha obtenido videos procedentes de cámaras de seguridad que revelan el modo de actuar de los extorsionadores y en algunos casos registran, incluso, sus rostros.

¿Una década después volverá la noche negra al corredor Roma-Condesa?

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Coordenadas

El fantasma de AMLO/Enrique Quintana

El Financiero, octubre 14, 2024 |

El viernes 4 de octubre, en la tercera conferencia mañanera ofrecida por la presidenta Claudia Sheinbaum, fue muy enfática respecto a quién estaba tomando las decisiones del Poder Ejecutivo.

Dijo lo siguiente:

“Esta idea, desde la campaña, de que Andrés Manuel iba a estar gobernando durante estos seis años, de 2024 a 2030; él se fue a Palenque y allí está, desempeñando su nuevo periodo de reflexión y escritura, y la presidenta de México se llama Claudia Sheinbaum Pardo”.

La presidenta de la República dio una información que no era pública: que AMLO ya estaba en Palenque.

El 25 de septiembre, en una de sus últimas mañaneras, dijo el entonces presidente de la República:

“… Saben qué, no voy a llegar a Palenque, no me voy a ir a Palenque, me voy a aclimatar aquí unos días, y ya de aquí, me voy. Sí, para que no estén esperando.”

Por lo visto, fueron pocos los días que tardó en ‘aclimatarse’, pues el 4 de octubre, como referíamos, la Presidenta ya lo ubicó en Palenque.

Hasta ahora, López Obrador ha cumplido escrupulosamente con la promesa de ya no aparecer públicamente, pues nadie lo ha visto, ni en la Ciudad de México, ni tampoco se reporta presencia suya en Palenque.

En el mundo virtual tampoco ha aparecido.

Sin embargo, su fantasma sigue rondando múltiples espacios públicos del país.

En realidad, para hacerse sentir presente, no requiere aparecer públicamente.

Tuvo la astucia de dejar el llamado plan C, y específicamente, la reforma judicial.

Pareciera que operó para que fuera aprobada y promulgada en su mandato, así las prisas condujeran a errores y a un descontento entre el personal del Poder Judicial que apenas empieza a sofocarse, porque no quería correr el riesgo de que el nuevo gobierno fuera a modificarle algo.

AMLO conocía –y seguramente conoce– muy bien a su gente.

Y sabe que existe el riesgo de que, si él no está presente, algunos pretendan adquirir un mayor poder que el que tenían en el sexenio que terminó.

Un ejemplo de ello fue la propuesta del derecho de veto en la selección de aspirantes a contender por algún cargo judicial, que habían introducido los legisladores morenistas.

Así, ellos iban a ser quienes decidieran si alguien no debía competir en la elección judicial.

Claudia echó para abajo esta modificación, igual que, por ejemplo, el párrafo de la reforma energética, adicionado por los legisladores, en el que se daba la plena responsabilidad de la transición energética al gobierno.

Al final, esos preceptos se eliminaron.

Apenas a unos cuantos días de que Sheinbaum llegó a la Presidencia, empiezan a vislumbrarse diferencias y dilemas en Morena.

Un poderoso liderazgo como el de AMLO aplacaba todas las discrepancias.

Quizás, al paso de los meses, el poder de Sheinbaum se haga equiparable al que tenía AMLO, quizás no.

Pero, una realidad con la que tendrá que lidiar la presidenta de la República es la caracterizada por grupos y personajes que se sentirán con el derecho de hacer sentir su peso en el ámbito público. La vocación tribal de los grupos de izquierda volverá a hacerse presente ya sin el gran jefe en funciones.

El fantasma de AMLO puede inhibir tales divisiones, pero también puede propiciarlas, pues muchos dirán que ellos son los que representan la verdadera visión de quien, por lo menos ahora, está ausente… pero siempre presente.

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Las dificultades del gobierno mexicano con el embajador estadunidense/Heriberto M. Galindo Quiñones

La Jornada, 14 de octubre de 2024

Seguramente que después de los últimos dimes y diretes entre el ex presidente Andrés Manuel López Obrador y el embajador de Estados Unidos en nuestro país, Ken Salazar, y más aún a la luz de la determinación de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en el sentido de que toda comunicación y gestión del diplomático estadunidense se llevará a cabo a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, se infiere que sus gestiones ya no las deberá hacer a título personal ni tampoco en Palacio Nacional.

Habida cuenta de lo anterior, los días del hombre originario del estado de Colorado en su carácter de representante de su país en el nuestro podrían llegar a su culminación a finales de este año para dar paso a su eventual relevo.

El desempeño del embajador Ken Salazar llamó la atención desde que arribó a nuestro país por el permanente uso del sombrero, lo cual generó comentarios muy variados.

Su segunda característica fue su fluidez al expresarse en nuestro idioma, y la tercera fue su proclividad a opinar demasiado sobre muy distintos temas.

La cuarta característica fue su soltura y cordialidad para comunicarse y lograr empatía con el otrora primer mandatario de la nación, y más aún para convertirse en su amigo tan rápidamente, además de sus visitas tan frecuentes al Palacio Nacional.

A tal grado fueron los excesos amistosos del citado diplomático con AMLO que en algunos círculos políticos y periodísticos de Estados Unidos llegaron a comentar con cierta sorna que él más parecía embajador de México o representante de Andrés Manuel López Obrador ante EU.

En mi opinión, el representante del presidente Joe Biden tuvo un éxito inicial en su misión al lograr una relación de tanta cercanía al más alto nivel del gobierno mexicano, aunque con ello generó infinidad de conjeturas –aquí y allá–, porque lo hizo con mucha intensidad, notoria cercanía y de manera excesivamente pública al amparo de su hiperactivismo.

Un clásico de mi tierra dice que toda virtud llevada al exceso deja de serlo, y éste es el caso que nos ocupa, pues la virtud del embajador Salazar en su afán por ser eficaz en su desempeño diplomático y así serle útil a su jefe, el presidente Joe Biden, generó un malestar presidencial por los atrevimientos calificados de impertinentes, por lo que se consideró intromisión e injerencismo en asuntos internos.

Desde el principio y durante la mayor parte de su desempeño, Ken Salazar logró su objetivo al haber obtenido un trato preferencial y excepcionalmente cordial y de excelente entendimiento con el presidente mexicano, con gobernadores, con empresarios y hasta con intelectuales, periodistas y rectores de universidades.

Pero sus señalamientos, críticas y cuestionamientos a las iniciativas de las reformas constitucionales emprendidas por AMLO hicieron que el gozo se fuera al pozo y que el ex presidente declarara una pausa en la relación con él, situación que derivó en el comienzo del debilitamiento de la imagen del diplomático; pero el peor golpe diplomático se lo asestó recientemente la presidenta Sheinbaum, al definir un modus operandi muy diferente al de su antecesor –acotado y distante– que, al cumplirse, sentará un precedente.

Así las cosas, el estilo de Ken Salazar tendrá que cambiar desde ya, quizá rumbo al final de su labor, y quien vaya a sustituirlo como embajador de EU en México tendrá que ceñirse a la determinación de la nueva Presidenta, quien instruyó al respecto al secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, para que proceda en consecuencia.

Considero que ésta es una definición plausible y de significada importancia de parte de la presidenta Claudia Sheinbaum, pues proyecta una imagen de orden, seriedad, energía y precisión.

Pero míster Salazar no acató la nueva determinación presidencial mexicana, y después de la catilinaria de la primera mandataria, mostró un atrevimiento adicional al reunirse con el gobernador de Nayarit haciendo a un lado a nuestra cancillería, lo cual significaría una falta de respeto a la regla establecida.

Sin embargo, no deben desdeñarse los señalamientos que en referencia a las reformas constitucionales hizo en su momento el embajador Salazar mediante los que advirtió la incomodidad y la inconformidad de su gobierno y de los empresarios y financieros de su país ante las afectaciones potenciales de las iniciativas presidenciales. El embajador estuvo en su derecho y en su obligación al defender los intereses de EU, país al que representa, y seguramente lo hizo acatando instrucciones superiores, pero el problema es que no lo hizo mediante los canales diplomáticos correspondientes o en privado ante su amigo el presidente de la República; lo hizo de manera tan pública y tan reiterativa que incomodó mucho al entonces jefe del Estado mexicano, quien hizo también muy pública la famosa pausa, cuyo término no está incluido en ningún precepto legal de la política exterior mexicana y tampoco en ningún reglamento de la cancillería de nuestro país.

Lo más conveniente es que la situación vuelva pronto a niveles de la normalidad diplomática que se requiere, y no solamente deberá lograrse con Estados Unidos, sino también con España y con los demás gobiernos de los países con los que la anterior administración federal se confrontó.

El doctor Juan Ramón de la Fuente, flamante canciller mexicano, tiene una muy delicada y muy importante misión a su cargo, y afortunadamente por sus desempeños profesionales anteriores existen fincadas esperanzas en que tendrá una exitosa labor al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Es deseable que así sea, y también que míster ambassador Ken Salazar cuando culmine su misión diplomática se lleve un buen recuerdo de México.

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El asalto a la razón

El pago es justo y la cultura mestiza/Carlos Marín

Claudia Sheinbaum volvió a reprochar que juzgadores en paro parcial siguieran cobrando y renegó de nuevo de la mestiza identidad nacional. 

“Son los jueces que van a tener que ceder su espacio a los nuevos jueces. Muchos de ellos no están de acuerdo. Ahora llevan casi tres meses en paro ¡cobrando! ¡Cómo!¿Dónde está el acceso a la justicia que tanto defienden?, dijo el viernes.

Y el sábado 12 de octubre:

“Nadie nos descubrió, aquí ya había un México desde antes que después se llamó México…”.

Pues sí: antes que México, tampoco fue “colonia” (término internacional que define la era colonial) sino, con el doble de superficie, el Reino de la Nueva España.

“Se conmemora supuestamente hoy el descubrimiento de América. ¿Quién descubrió América? Pues los que vivían en Europa (…). Aquí había grandes culturas (…): los olmecas, los mayas, los teotihuacanos…”. 

No: esas se habían extinguido siglos antes de fundarse Tenochtitlan y la cultura posterior resultó del mestizaje.

Y cierto: los europeos descubrieron el continente.

De que la reforma al Poder Judicial “va” lo mandata la Constitución, cuyo sentido profundo ha sido pervertido.

Quienes están en desacuerdo han de ser todos (no “muchos”) los juzgadores, pero no en “ceder” sus puestos, sino porque se les echa a la calle y su paga es merecida: no han dejado de atender los asuntos prioritarios. 

¿Cuántos paros ha hecho la eufemística Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación sin que el gobierno descuente la irresponsabilidad de sus militantes? 

Esa facción cuenta con más de 80 mil activistas en Oaxaca y alcanza unos 300 mil con los de sus enclaves en la capital, Michoacán, Guerrero, Chiapas, Estado de México y otras entidades, que abandonan a capricho a sus alumnos para ejercer su modus operandi: movilización-negociación-chantaje-prebendas/ movilización-negociación… 

Pese a representar la parte más deshonrosa del magisterio (las niñas y los niños oaxaqueños ocupan el último lugar nacional en aprovechamiento escolar), la 4T, desde hace seis años, le concedió la contrarreforma educativa, la aldeanización de los programas de estudio y el manejo virtual de la Secretaría de Educación. Su militancia goza de absoluta impunidad, inclusive cuando delinque y vandaliza inmuebles públicos y privados o impide la instalación de casillas y roba o quema urnas electorales). 

Con el destructivo capricho —“regalo de despedida” (Mario Delgado dixit)— que se le cumplió al ex, el oficialismo acaba de consumar la cruel “insaculación” de juzgadores con el recurso de feria de la tómbola, activando la dinamitación de la separación republicana de los Tres Poderes. 

En el cacareado nuevo “humanismo mexicano” se sortea no solo el destino de juzgadores y juzgadoras, sino el de más de 43 mil trabajadores que en su mayoría han estado haciendo carrera judicial, iniciadores ellos, hace dos meses, del paro parcial contra la chatarrización de la futura y escalofriante impartición de justicia…

cmarin@milenio.com


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