25 may 2006

La sombra de Juan Pablo II





Benedicto XVI inició hoy una visita de cuatro días a Polonia fundamentalmente para rendir un homenaje su su predecesor Karol Joseph Joseph Wojtyla.
Es el segundo viaje del Papa fuera de Roma y tiene un alto simbolismo. Las autoridades políticas y los jerarcas católicos esperan que el viaje contribuya a cicatrizar las heridas históricas de los polacos hacia los alemanes.
La visita de Benedicto XVI puede considerarse histórica en cuanto a que es el primer papa alemán que visita el país, donde persiste aún resentimiento contra Alemania, bajo cuya ocupación en la Segunda Guerra Mundial murieron 6 millones de polacos, judíos y no judíos
"Os saludo, soldados", fueron las primeras palabras que pronunció en polaco Joseph Ratzinger, tras descender del avión que lo trasladó al aeropuerto de Okezie, en la capital polaca. Los soldados de la compañía de honor del Ejército respondieron a coro: "Le saludamos, Su Santidad".
"He venido para seguir las huellas de mi gran predecesor", dijo también en polaco ante miles de personas que acudieron a recibirlo.
Le dieron la bienvenida al Papa, el presidente de Polonia, Lech Kaczynski y su esposa, así como el primado de la Iglesia católica polaca, cardenal Jozef Glemp, y el cardenal metropolitano de Cracovia, Stanislaw Dziwisz, exsecretario personal de Juan Pablo II.

El Papa visitará en los cuatro días de estancia en Polonia algunos de los lugares en los que pasó su juventud Juan Pablo II, así como los antiguos campos de concentración nazis de Auschwitz y Bikernau.
En su primeros discursos condenó el nazismo y pidio perdón: "Recemos juntos para que cicatricen las heridas del pasado", dijo.
No se puede ignorar los diferentes momentos históricos. Por esta razón, dijo la Iglesia tiene que pedir perdón por el mal cometido, pero sin "caer en fáciles acusaciones en ausencia de pruebas reales".

"Conviene no erigirse con arrogancia en juez de las generaciones precedentes, que vivieron en otros tiempos y en otras circunstancias. Es necesaria una humildad sincera para no negar los pecados del pasado y no caer en fáciles acusaciones en ausencia de pruebas reales o ignorando las diferentes circunstancias de la época", dijo durante un encuentro con el clero en la catedral de Varsovia.
Con estas palabras, Benedicto XVI ha vuelto a evocar el mea culpa entonado en el año 2000 por Juan Pablo II. En aquella época el entonces cardenal Ratzinger, precisó que el mea culpa debía servir para despertar las conciencias, pero que la Iglesia "no puede convertirse en el tribunal del presente sobre los pecados del pasado, lo que tiene que hacer es confesar de manera franca y con confianza los pecados presentes y pasados".

Así, Benedicto XVI ha manifestado hoy que la Iglesia es santa, pero que en ella hay pecadores, y por eso hay que rechazar el deseo de identificarse sólo con aquellos que no tienen pecados....,"pidiendo perdón por el mal cometido en el pasado, debemos también recordar el bien realizado con la ayuda de la gracia divina".

Benedicto XVI también dijo hoy que Cristo necesita sacerdotes que sean "maduros, viriles, capaces de cultivar una auténtica espiritualidad".

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