Comunicado de la CEM
México, D.F., 20 de julio de 2006
Todos unidos por la reconciliación, la concordia y la paz
Todos unidos por la reconciliación, la concordia y la paz
Después de que México celebró la jornada electoral más reñida de su historia democrática, todos los mexicanos hubiéramos querido una culminación del proceso sin mayores complicaciones; sin embargo, lo cerrado de los resultados -de manera particular en lo que se refiere a la elección para la Presidencia de la República- ha dado lugar a impugnaciones y cuestionamientos que han golpeado fuertemente a instituciones consideradas por todos, como el soporte y la garantía de nuestra naciente democracia. (léase el IFE).
Ha concluido el conteo de votos, pero falta la calificación legal del proceso; sólo entonces tendremos un Presidente electo. Estas tareas corresponden al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que deberá tomar sus decisiones con base en la ley. Para fortuna de la sociedad, este organismo goza de una merecida reputación de imparcialidad y autonomía, que nos permite esperar su veredicto con confianza.
México es un país cada vez más plural en el que debemos alcanzar una convivencia pacífica y respetuosa, puesto que todos buscamos el progreso, la justicia, el respeto a los derechos humanos y el bien de la Patria. Más allá de las diferencias ideológicas, compartimos una historia, unos valores, un destino que ahora está en juego en este proceso. Si bien, en una familia caben legítimamente las diferencias y divergencias, no es concebible el odio, y mucho menos la violencia que siempre es condenable y estéril.
Vivimos en un país con instituciones en el que debemos tener cabida todos los mexicanos. La contienda electoral nos ha hecho más sensibles a la necesidad de trabajar para erradicar la corrupción, la ignorancia y las profundas desigualdades sociales. Estas son las tareas que nos quedan pendientes y que todos los actores políticos reconocen. Nos corresponde encontrar los caminos que nos ayuden a superar los lamentables niveles de pobreza, porque si no hay esperanza para los pobres, no la habrá para nadie, ni siquiera para los así llamados ricos. Necesitamos fortalecer la convivencia pacífica en nuestro país, porque cuando ésta se destruye se causan enormes sufrimientos a todos, pero principalmente a los que menos tienen.
La Iglesia Católica pide a todas las mujeres y hombres de buena voluntad, respetar la ley y trabajar por la reconciliación, el diálogo y el entendimiento; hace un apremiante llamado a la serenidad, a la tolerancia y a la moderación. Exige a las autoridades actuar con verdad y justicia, y pide a las fuerzas políticas comportarse con madurez, generosidad y honestidad.
Por tal motivo, los Obispos de México convocamos del 31 de julio al 6 de agosto, a celebrar una intensa Jornada de Oración por la Reconciliación, la Concordia y la Paz, e invocamos la protección del Sagrado Corazón de Jesús, a quien hemos consagrado nuestra Patria, y la intercesión de Santa María de Guadalupe, Reina de México, para que se mantenga la unidad de nuestro país.
Por los obispos de México
+ Norberto Cardenal Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México
+ Juan Cardenal Sandoval Íñiguez, Arzobispo de Guadalajara
+ José Guadalupe Martín Rábago, Obispo de LeónPresidente de la CEM
+ Carlos Aguiar RetesObispo de Texcoco, Secretario General de la CEM
+ Norberto Cardenal Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México
+ Juan Cardenal Sandoval Íñiguez, Arzobispo de Guadalajara
+ José Guadalupe Martín Rábago, Obispo de LeónPresidente de la CEM
+ Carlos Aguiar RetesObispo de Texcoco, Secretario General de la CEM
Ese mismo día, Benedicto XVI convocó a través de un comunicado emitido por la Santa Sede una Jornada de oración y penitencia por la paz en Oriente Medio, que contó con la adhesión de líderes de otras denominaciones religiosas del Mundo.
El obispo de Roma aprovechó su encuentro este domingo 23 de julio con los peregrinos para reafirmar la posición en este conflicto que defiende "el derecho de los libaneses a la integridad y a la soberanía de su país, el derecho de los israelíes a vivir en paz en su Estado, y el derecho de los palestinos a tener una Patria libre y soberana".
Benedicto XVI hizo un llamamiento al alto el fuego inmediato en Medio Oriente, el llamado se hizo en todas las diocesis del Mundo.
Antes de rezar la oración del Ángelus, el Papa se dirigió a "las partes en conflicto" para que exigirles que "adopten inmediatamente el alto el fuego y permitan el envío de ayudas humanitarias, y para que, con el apoyo de la comunidad internacional, se busquen caminos para comenzar las negociaciones".
Benedicto XVI aseguró que se siente "particularmente cerca de las inermes poblaciones civiles, injustamente golpeadas en un conflicto en el que no son más que víctimas: tanto de las de Galilea, obligadas a vivir en los refugios; como de la gran multitud de los libaneses, que una vez más, ven destruido su país y han tenido que dejarlo todo y tratar de salvarse en otro lugar".
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