21 nov 2006

Todo apunta a Moscú


Alexandr Livinenko*, uno de los mayores críticos de la gestión del presidente ruso Vladímir Putin, fue aparentemente envenenado a principios de noviembre y se encuentra en estado grave.

Livinenko es un ex coronel del Servicio Federal de Seguridad (FSB) -antigua KGB o servicios secretos del régimen soviético, que pidió asilo político en el Reino Unido en 2000 tras criticar abiertamente al presidente ruso, Vladímir Putin.

Y de entrada los medios británicos relacionan la sospechosa enfermedad con una represalia de los servicios secretos.
Esta es la historia:
El pasado día 1 de noviembre, Livinenko, se entrevistó en Londres con un viejo contacto del mundo del espionaje, un italiano identificado como Mario Scaramella, un profesor universitario que le había ofrecido información -nombres que podrían estra involucradas- sobre el asesinato de Anna Politkóvskaya. Se citaron en Picadilly Circus, en el centro turístico de la capital británica, y caminaron hasta un cercano restaurante japonés. Pidieron comida sushi aunque el italiano no probó ni un bocado de su plato. El ex espía ruso enfermó dos horas después y a los tres días fue hospitalizado. "Probablemente pensaron que moriría de fallo cardiaco en tres días. Me encuentro muy mal. Nunca me he sentido así", explicó Litvinenko a The Sunday Times. Pero hay otra versión, según The Times, el exagente se había citado anteriormente con un ruso.

De acuerdo con The Sunday Times, el ex coronel sufre complicaciones en el hígado, tiene dañada la médula ósea y su sistema inmune no responde. Se le cae el pelo y está constantemente vomitando. "Tiene un aspecto horrible. Parece un fantasma. Ha perdido casi todo el pelo. No come desde hace 18 días. Hace un mes estaba en forma y ahora parece un viejo. Pienso que esto es obra del servicio secreto ruso", explicó a la BBC su amigo Alex Goldfarb tras visitarle. Goldfarb, dijo a The Times “no tengo pruebas, pero hay vínculo continuo alrededor de los crímenes políticos en Rusia y en el extranjero”. Agregó “Lo que es sorprendente es que esto suceda en Gran Bretaña, pero no me sorprende que Alexandre sea el objetivo. Había recibido amenazas contra su vida”.

“Sólo el KGB sería capaz de hacer algo así”, ha dicho Oleg Gordievski, una autoridad en el tema, pues no en vano dirigió los servicios secretos soviéticos en Londres durante los 80. Gordieveski dice en una entrevista que publica The Times. “Por supuesto que esto estaba dirigido por el Estado ruso”. “El veneno era demasiado sofisticado”.

Y es que Litvinenko, aunque grave, ha podido divulgar algunos detalles sobre el objeto de su encuentro con el presunto espía italiano. "Me dio algunos papeles que contenían nombres. Nombres quizá de los que pueden estar involucrados en el asesinato de (Anna) Politkóvskaya", contó el ex agente ruso a la cadena británica BBC la semana pasada. "En función de estos documentos", dijo a la agencia de noticias por Internet Chechenpress, que ayer reprodujo la edición dominical de The Independent, "las pistas del asesinato de Politkóvskaya conducen al FSB ruso".

Por lo pronto, agentes de policía de Londres hacen guardia en la puerta de su habitación mientras especialistas de la brigada criminal de Scotland Yard investigan el presunto intento de asesinato bajo "sospecha de envenenamiento" y toso apunta que el disidente ruso fue envenado en represalia por su huida de Moscú y para frenar sus pesquisas en torno al asesinato de la periodista Anna Politkóvskaya.

Por lo pronto el gobierno británico no se ha pronunciado sobre el caso; alegando que espera resultados de Scotland Yard; pese a que Litvitenko tiene nacionalidad británica.
¡Moscú ha rechazado tajantemente las acusaciones!
Un portavoz del Kremlin, Dmitry Pesrkov, ha negado las acusaciones que implican al Gobierno ruso en el envenenamiento y las ha calificado de “completo sinsentido". En tanto, el Servicio de Espionaje Exterior (SVR) de Rusia ha negado cualquier implicación en el caso del envenenamiento. "Todas las acusaciones vertidas contra el SVR parecen, como mínimo, poco convincentes", declaró Serguéi Ivanov, jefe de prensa del servicio secreto a la agencia rusa Interfax.
Más duro ha sido el diputado progubernamental Guennadi Goudkov, también antiguo integrante de los servicios secretos, quien se ha atrevido a ironizar sobre la salud del ex agente y le ha recomendado que “tenga cuidado con el vodka caducado”.

El periódico El País destraca en su editorial de este miércoles 21 de noviembre: “pese a que Litvinenko sigue vivo, aunque en estado grave, es difícil creer que alguien termine aclarando lo ocurrido, por más que Scotland Yard ponga todo de su parte. Hay demasiados crímenes rusos en los últimos años sin explicación. La cadena que vincula lo ocurrido a Litvinenko con el asesinato de Politkóvskaya sugiere que podría haber una trama para silenciar a todo el que trate de desvelar secretos sobre la forma de actuar de los servicios rusos en relación con Chechenia y otras acciones del Kremlin.”

"No es que Putin haya dado alas al KGB, sino que con el líder ruso, que fue jefe de estos servicios secretos, se han institucionalizado en el Kremlin los malos usos de esta organización, históricamente diestra a la hora de envenenar y asesinar a quien le interesaba. La obligación del Estado era proteger incluso a un agente traidor como es Litvinenko, cuya casa londinense ya fue objeto de una bomba incendiaria en 2004. Putin y el putinismo quieren controlarlo todo. (Por ejemplo) La noticia de este envenenamiento se conoció en Rusia hace unos días, pero, significativamente, las grandes cadenas de televisión todavía no la han recogido."añade el editorial.
Por lo pronto las análisis practicados a Alexandr Livinenko aparentemente revelan la presencia de talio, un metal inodoro, incoloro e insípido que se utiliza como raticida. John Henry, medico del University College Hospital de Londres, cree que no es sólo talio, sino que también puede haberse usado talio radiactivo. elemento difícil de detectar porque se degrada muy rápidamente. "Ahora puede ser demasiado tarde. Si han usado un veneno radioactivo de vida media corta, puede que ya haya desaparecido" afirma Henry. El “uso de talio radioactivo" conlleva a un gran riesgo para la médula ósea.

El talio radioactivo es un elemento que se degrada muy rápidamente. Desaparece sin dejar rastro. Especialistas en toxicología apuntan que el talio afecta al corazón y que una pequeña dosis es capaz de matar a un ser humano.
Empero, información de último señala que fuentes hospitalarias del centro de Londres donde se encuentra ingresado Alexander Litvinenko han asegurado que es "improbable" que el ex espía ruso fuera envenenado con talio, lo que contradice la versión considerada hasta ahora.
Scotland Yard confirmó ayer que la investigación sigue en marcha, sin que se haya detenido a nadie por el momento. El agente tiene "un 50% de probabilidades" de salir con vida de este envenenamiento y presunto intento de asesinato.

Y con respecto a su relación con el asesinato Anna Politkóskaya cuyo pecado fue hacer bien su trabajo, describir la realidad; escribir fuertes muy fuertes artículos criticando la realidad chechena; se sabe que el ex coronel trabajaba con Politkóvskaya en actividades en defensa de los derechos humanos en Rusia, y cuando ésta fue asesinada inició su propia investigación.
Y a propósito de Anna el escritor Juan Goytisolo, escribió este lunes 20 en El País que “pocas veces una muestra de buen periodismo, atento al detalle significativo y vertebrado por un rigor ético que no retrocede ante ningún peligro, me ha conmovido tanto (…) y es que “los escritos de Anna Politkóvskaya van a la raíz del mal. (…) revela los asesinatos, secuestros, violaciones, pillajes, torturas, llevados a cabo sin control alguno y apunta directamente a sus responsables. Las amenazas y obstáculos no la intimidan. La posibilidad de una ejecución por sicarios, como la que finalmente se llevó a cabo, tampoco…. “

*Alexander Litvinenko; perfil
Crítico con la gestión del presidente Vladímir Putin en Chechenia.
De 44 años, es originario de la ciudad rusa de Voronezh; fue llamado a filas de las Fuerzas Armadas en 1980 y en menos de 20 años ascendió de soldado raso a coronel de uno de los departamentos más prestigiosos del FSB; fue subjefe del Departamento 7, encargado de la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado.
Su carrera se vino abajo en noviembre de 1998, cuando apareció en conferencia de prensa en Moscú para denunciar toda una serie de acciones ilegales de los dirigentes del FSB, encabezado entonces por Vladímir Putin, que desde allí inició su ascenso a la cima del poder en Rusia.
Poco después, el jefe de los servicios secretos Vladimir Putin anunció oficialmente que las denuncias de Litvinenko "no se han podido comprobar" y poco más tarde, en marzo de 1999, el coronel fue acusado de "abuso de poder", cesado del cargo y detenido. En su calidad de consejero del secretario del Consejo de Seguridad (Berezovski), el ex coronel debía gozar de inmunidad, pero, no obstante, fue encarcelado en la prisión de alta seguridad Lefórtovo, supeditada directamente al FSB.
Berezovski intentó salvarlo y hasta se reunió para ello con Putin, entonces ya primer ministro, a quien pidió intervenir en el caso, pero fue inútil.
No obstante, en noviembre, un tribunal reconoció inocente a Litvinenko, pero allí mismo, en la sala del juicio, volvió a ser detenido por el FSB bajo una nueva falsa acusación y encarcelado.
En 2000, fue la Fiscalía quien se vio obligada a cerrar el caso y ponerle en libertad, pero el mismo día contra él fue instruida una tercera causa y se le prohibió abandonar el lugar de residencia.
Poco después Litvinenko logró huir de Rusia y apareció junto con su familia en Londres, donde pidió asilo político a causa de la "incesante persecución por parte de los servicios secretos rusos".
En Londres, Litvinenko continuó sus denuncias: en 2002 fue el primero en acusar a los servicios secretos rusos de haber volado dos edificios de viviendas en Moscú en 1999, acto terrorista que fue atribuido por el Kremlin a terroristas chechenoes. Aquellos atentados ocurrieron justo en vísperas del inicio de la segunda guerra de Chechenia, que sirvió de trasfondo para la campaña electoral de Putin a la Presidencia.
En otoño de 2001, en Nueva York aparece su libro Blowing up Russia: terror from within (Dinamitando Rusia: el terror desde dentro), que sirvió de base para el guión de la película francesa 'Atentado contra Rusia'.

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