2 may 2007

Hacia la V Reunión del Celam

Benedicto XVI oró este miércoles para que la V Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM), que inaugurará el 13 de mayo en Aparecida, Brasil, dé "abundantes frutos".
"Pidamos al Señor, por intercesión de la Virgen María, que bendiga ese encuentro eclesial con abundantes frutos a fin de que todos los cristianos se sientan verdaderos discípulos de Cristo, enviados por Él para evangelizar a sus hermanos con la palabra divina y con el testimonio de la propia vida", manifestó en español.
El Papa partirá rumbo a Sao Paulo el 9 de mayo, e inaugurará el 13 la asamblea episcopal que se celebrará en el santuario mariano de Aparecida, con el tema "Discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" (Juan, 14, 6).
El encuentro se efectuará del 13 al 31 de mayo.
Benedicto XVI se refirió a su viaje, el primero que hará al continente americano, cuando saludó en español y portugués a los fieles latinoamericanos y portugueses presentes en plaza San Pedro: "Próximo ya a mi viaje pastoral a Brasil para inaugurar la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, pidamos al Señor, por intercesión de la Virgen María, que bendiga ese encuentro eclesial con abundantes frutos".
Después, hablando en portugués, se refirió al viaje como "muy esperado" y destacó que Brasil es "una gran nación".
Señaló que durante la visita se reunirá con los jóvenes latinoamericanos y con el episcopado del continente y que canonizará al beato Frei Antonio de Santa Ana Galvao, conocido como Frey Galvao, sacerdote de la Orden de los Frailes Menores Alcantarinos o Descalzos y fundador del Monasterio de las Religiosas Concepcionistas (1739-1822).
A la reunión del V Celam, participarán representantes de la Iglesia en España, Portugal, EE UU y Canadá, representan prácticamente a la mitad numérica de la Iglesia católica.
Conferencias de este tipo, de gran impacto histórico, se han celebrado antes en Río de Janeiro (1955), Medellín (1968), Puebla (1979) y Santo Domingo (1992).

Chávez Frías

La deriva de Chávez/ Editorial de El País, 02/05/2007;
La presidencia de Hugo Chávez se ha despojado de su ambigua retórica inicial para convertirse en un radical experimento político, económico y social apoyado en el dinero del petróleo. En menos de 24 horas, el líder venezolano ha anunciado, en un paquete 1º de mayo en plena sintonía con su talante efectista, la salida de su país del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial y la "nacionalización" de la franja petrolífera del Orinoco, donde se sitúan las mayores reservas del mundo de crudo pesado.
El abandono del FMI y del Banco Mundial era cuestión cantada desde mediados del mes pasado, cuando el ministro de Finanzas venezolano se despidió de ambas instituciones financieras multilaterales después de que Caracas liquidara anticipadamente una deuda que vencía en 2012. Chávez nunca ha ocultado su desdén por ambos organismos mundialistas, que considera instrumentos del imperialismo económico estadounidense. La nacionalización de las explotaciones del Orinoco, en las que están implicadas media docena de grandes multinacionales, es en realidad el comienzo de una renegociación de los actuales contratos para que la empresa estatal Petróleos de Venezuela -la caja que paga todas las ambiciones presidenciales- tenga al menos una participación del 60% en los proyectos. Chávez, que acaba de inaugurar un nuevo mandato de seis años, avanza así en su manual socialista para estatalizar todos los sectores clave de la economía.
Los ámbitos a los que se aplica el control irrestricto de Chávez tienen cada vez menos importancia ante el hecho decisivo de que el líder venezolano -mezclando demagogia, populismo de sainete y una escandalosa falta de tacto en relación a todos: Estados, personas e instituciones- ha ido eliminando cualquier vaguedad política manifestada durante sus primeros años al timón. El antiguo paracaidista reúne ya en su persona todos los resortes del poder, incluyendo el Parlamento, la judicatura y los económicos. Y, como demuestra el caso de la mayor cadena de televisión opositora que pronto dejará de emitir, está dispuesto a actuar sin contemplaciones contra sus críticos. Lo que el paisaje venezolano revela hoy es el eclipse total de la democracia entendida como imprescindible contrapeso de poderes.

El Limbo

La desprogramación del limbo/JUAN GOYTISOLO, escritor.
Tomado de El País, 02/05/2007;
Pese al hábito creado por el incesante goteo de malas nuevas que nos depara la lectura matinal de la prensa, la de las últimas innovaciones doctrinales -"fundadas en bases serias"- de Benedicto XVI me anonadó: ¡El limbo no existe! Cuanto cifraba mis anhelos en un Más Allá nebuloso pero sereno, en compañía de algunos patriarcas barbudos y de trillones de niños inocentes privados de la visión beatífica por no haber sido redimidos del pecado original mediante el bautismo, se vino abajo. ¡Y yo, que me veía ya in mente en la galaxia de aquellas criaturas seráficas, libre de la contemplación tediosa del Hacedor, en un estado de indiferencia coriácea forjado por mi experiencia del Más Acá, descubro de pronto que todo se esfuma por culpa de un puñado de teólogos resueltos a enmendar la plana al mismísimo san Agustín! Pensé en el sabio obispo de Hipona y me solidaricé con él, con sus creencias ultrajadas por los consejeros áulicos de Ratzinger.
Entre las alternativas ultraterrenas del monoteísmo, la del ámbito abolido por el actual Pontífice me parece sin duda la más amable. Mi rechazo instintivo del cielo, purgatorio e infierno me aconsejaba acogerme a un limbo, no judicial ni legal, como el de los presos de Guantánamo, sino leve y etéreo, en el seno de un vacío sin límites semejante al que precedió la Creación cuando el Señor tampoco existía o se aburría cruzado de brazos. Soñaba en divagar allí, entre distraído y absorto, sin enterarme de cuanto acaecía a mi alrededor. "¿Estás en el limbo o qué?", me decían a menudo, desde que frecuenté la escuela, amigos y próximos. Pues levitaba ya en una vacuidad irreal, repitiendo sin cesar la pregunta de Leibnitz: "¿Por qué hay algo y no nada?". ¡Confiaba al fin en que mi algo se transmutaría en nonada! ¡Un verdadero alivio después de tanto ruido y furor!
Tras la fatal noticia, verdugo de mis expectativas, el desmentido abrupto por Benedicto XVI de las elucubraciones, no sé si científicas, tocante al infierno de sus antecesores en la silla de Pedro apenas me afectó. El cese de la nueva concepción de éste como el estado psíquico de quien no disfruta de la contemplación divina y el retorno a la antigua -la del fuego real en el que los precitos arden para toda la eternidad- revela sobre todo los vaivenes de la infalibilidad papal establecida como dogma de fe por Pío IX. Confieso que la vuelta al binomio pecado / terror en el que la Iglesia funda su dominación, y a Dante, al divino Dante, con su descripción sublime y espeluznante de los círculos concéntricos del infierno, de las calderas de Pedro Botero, me embebió de nostalgia y secreta satisfacción. Mi memoria retrocedió seis décadas, a los ejercicios espirituales de los Padres de Sarriá y Manresa, tan similares en su escenografía y crescendo patético a los descritos por Blanco White de la Cueva del Padre Vega y por Joyce en su primera e inolvidable novela. Lo que ahora soy lo debo en gran parte a ellos. ¿Cómo mostrarme desagradecido con quienes me enseñaron de una vez para siempre a dudar y a pensar por mi cuenta?
Así y todo, la rutina mental y alicorta inspiración de Ratzinger me llenaron de decepción. En su obsesión por preservar la raíz cristiana de Europa, combatir el supuesto totalitarismo laico y atrincherarnos en nuestra identidad irreductible, el sucesor de Juan Pablo II perdió la magnífica ocasión de recurrir a la visión escatológica de Ibn Arabi, mucho más próxima a la sensibilidad del creyente civilizado de nuestro tiempo. Para el místico de Murcia -convencido de que Dios es misericordioso y de que la reiteración del sufrimiento nos habitúa inevitablemente a él- existirían, junto a los seres terrestres, acuáticos y aéreos, una cuarta especie, la de los ígneos, que viven en el fuego su felicidad natural. Pero nuestro actual Pontífice carece de imaginación y se empeña en darnos más de lo mismo. Ante el creciente descreimiento de su grey, truena con sus cardenales y obispos contra el mortífero relativismo moral, la disolución de las costumbres, la quiebra de la familia, el divorcio, el aborto, los anticonceptivos, el matrimonio gayo, etcétera, con acentos dramáticos, casi apocalípticos. Los benditos gemelos polacos no le consuelan de las desventuras denunciadas por Cañizares y Rouco. Muy significativamente, la ostentación de riqueza y el tren de vida de las altas jerarquías de la Iglesia, para no hablar ahora de su propia exquisitez de gurmé -champán francés y trufas después de su lección magistral de Ratisbona, según nos reveló la prensa-, exquisitez en los antípodas de la pobreza de Jesús de Nazaret y de la miseria reinante en la mayoría del planeta, no parece preocuparle en exceso. Como los salafistas resueltos a imponer el modelo primordial de los "cuatro califas justos", Benedicto XVI vuelve la vista a san Pablo, a Constantino, y al polvo acumulado por los dogmas de los viejos Concilios. Tras el fallido aggiornamento de Juan XXIII, retornamos al latín, al fuego eterno, al anatema de la Ilustración y sus doctrinas impías, a los buenos tiempos del Syllabus y de Pacelli, a las verdades macizas y sólidas del catecismo...
Magnánimo como soy, se lo perdono todo excepto el contratiempo que supone para muchos la desalmada desprogramación del limbo.

Fuera de Agenda / Los lastres de Sinaloa

Retrato del general Mérida…, el que se fue!, se tardó  Columna de Juan Veledíaz El Sol de México,  5 DE DICIEMBRE DE 2024 Fuera de Agenda / ...