8 feb 2008

L´inferno existe: Benedictus XVI


¡Ah, caray!, de nuevo la discusión.
El infierno existe y no está en la mente: Benedictus XVI.
Benedicto XVI aseguró durante una audiencia con motivo del inicio de la Cuaresma, que el infierno existe que no esta vacio y que el castigo eterno ocurre en un lugar físico y no "mental".
Durante su mensaje, Benedicto XVI dijo que "la salvación no es inmediata ni llegará para todos", por lo que enfatizó la posibilidad real de ir al infierno, según publicó el diario italiano La Reppublica en su nota
Benedicto XVI: "El infierno existe". (abajo)www.repubblica.it/2008/01/sezioni/esteri/benedettoxvi-20/inferno-papa/inferno-papa.html
El anuncio que el infierno existe no es nuevo, ya en abril del 2007 Benedictus XVI había mencionóadola existencia del infierno como lugar, algo que Juan Pablo II, había rechazado. ¿A quién creerle?
Durante un encuentro mantenido con párrocos romanos con motivo del inicio de la Cuaresma, el Papa ha mandado un mensaje a los fieles: la salvación no es inmediata ni llegará para todos, por eso ha querido destacar la posibilidad real de ir al infierno, según informa La Repubblica.
Uno de los primeros defensores de esta hipótesis, que el infierno estuviese vacío, fue el teólogo suizo Urs Von Baltasar, buen amigo de Benedicto XVI. Y el Papa lo ha reiterado de manera categórica en su encuentro con los párrocos, diciendo simplemente: ¡el infierno existe!
"El infierno, del que se habla poco en este tiempo, existe y es eterno", dijo entonces el Pontífice el pasado abril de 2007. Una idea que es contraria a lo que defendió el anterior Papa: Karol Wojtyla. En efecto, Juan Pablo II corrigió el concepto tradicional del infierno, Fue en verano de 1999, cuando hubo cuatro audiencias para hablar sobre el cielo , el purgatorio, el infierno y el diablo. "El cielo", dijo entonces, no es "un lugar físico entre las nubes". El infierno tampoco es "un lugar", sino "la situación de quien se aparta de Dios". El Purgatorio es un estado provisional de "purificación" que nada tiene que ver con ubicaciones terrenales. Y Satanás "está vencido: Jesús nos ha liberado de su temor".
Y ahora Ratzinger retomar viejas discusiones. Y
ha pedido a los fieles no sólo ayuno de comida sino también de palabra y de escuchar y ver medios de comunicación. "Se necesita un ayuno de imágenes y palabras. Tenemos la necesidad de un poco de silencio".
Benedicto XVI ha explicado que necesitaría "un semestre de teología" para responder a todas las preguntas que tenían los párrocos.
Seguramente habrá muchas reacciones de especialistas, prometo darle seguimiento.
Y para calentar el ambiente, ya está el primer comentario sobre el tema:
Del padre Raniero Cantalamessa OFM, para la liturgia del próximo domingo, I de Cuaresma.
* * *
I Domingo de Cuaresma
Génesis 2, 7-9;3.1-7; Romanos 5, 12-19; Mateo 4,1-11
El demonio, el satanismo y otros fenómenos relacionados son de gran actualidad e inquietan no poco a nuestra sociedad. Nuestro mundo tecnológico e industrializado pulula de magos, brujos urbanos, ocultismo, espiritismo, escrutadores de horóscopos, vendedores de hechizos, de amuletos, así como de auténticas sectas satánicas. Expulsado por la puerta, el diablo ha entrado por la ventana. O sea, expulsado por la fe, ha vuelto a entrar con la superstición.
El episodio de las tentaciones de Jesús en el desierto, que se lee el primer domingo de Cuaresma, nos ayuda a aportar un poco de claridad a este tema. Ante todo, ¿existe el demonio? Esto es, ¿la palabra "demonio" indica de verdad alguna realidad personal, dotada de inteligencia y voluntad, o es simplemente un símbolo, un modo de hablar que indica la suma del mal moral del mundo, el inconsciente colectivo, la alienación colectiva y cosas por el estilo? Muchos, entre los intelectuales, no creen en el demonio según el primer sentido. Pero se debe observar que grandes escritores y pensadores, como Goethe o Dostoiewski, tomaron muy en serio la existencia de satanás. Baudelaire, que no era ciertamente trigo limpio, dijo que «la mayor astucia del demonio es hacer creer que no existe».
La principal prueba de la existencia del demonio en los evangelios no está en los numerosos episodios de liberación de posesos, porque en la interpretación de estos hechos pueden haber influido creencias antiguas sobre el origen de ciertas enfermedades. Jesús tentado en el desierto por el demonio: ésta es la prueba. Prueba son también los muchos santos que han luchado en vida contra el príncipe de las tinieblas. No son quijotes que pelearon contra molinos de viento. Al contrario: fueron hombres y mujeres concretos y de psicología sanísima.
Si muchos encuentran absurdo creer en el demonio es porque se basan en libros, pasan la vida en bibliotecas o en el escritorio, mientras que al demonio no le interesa la literatura, sino las personas, especialmente los santos. ¿Qué puede saber sobre satanás quien jamás ha tenido nada que ver son su realidad, sino sólo con su idea, esto es, con las tradiciones culturales, religiosas, etnológicas sobre satanás? Esos tratan habitualmente este tema con gran seguridad y superioridad, liquidando todo como «oscurantismo medieval». Pero se trata de una falsa seguridad. Como si alguien se jactara de no temer un león aduciendo como prueba el hecho de que ha visto muchas veces su imagen y jamás le ha dado miedo. Por otro lado, es del todo normal y coherente que no crea en el diablo quien no cree en Dios. ¡Sería hasta trágico si alguien que no cree en Dios creyera en el diablo!
Lo más importante que tiene que decirnos la fe cristiana no es, en cambio, que el demonio existe, sino que Cristo ha vencido al demonio. Cristo y el demonio no son para los cristianos dos principios iguales y contrarios, como en ciertas religiones dualistas. Jesús es el único Señor; satanás no es sino una criatura que «se perdió». Si se le concede poder sobre los hombres es para que estos tengan la posibilidad de hacer libremente una elección y también para que «no se ensoberbezcan» (2 Co 12,7) creyéndose autosuficientes y sin necesidad de redentor alguno. «Qué locura la del viejo satanás -dice un canto espiritual negro--. Ha disparado para destruir mi alma, pero ha errado el tiro y destruyó en cambio mi pecado».
Con Cristo no tenemos nada que temer. Nada ni nadie puede hacernos daño si nosotros no lo queremos. Satanás -decía un antiguo padre de la Iglesia--, tras la venida de Cristo, es como un perro atado en la era; puede ladrar y abalanzarse cuanto le plazca; si no nos acercamos, no puede morder. ¡Jesús en el desierto se liberó de satanás para liberarnos de satanás! Es la gozosa noticia con la que iniciamos nuestro camino cuaresmal hacia la Pascua
[Traducción del original italiano realizada por Marta Lago]
Nota de la República:
Papa Benedetto XVI ROMA - L'inferno esiste e non è vuoto. Benedetto XVI lo riafferma nel tradizionale incontro di inizio Quaresima con i parroci romani, sottolineando che la salvezza non è automatica, non arriverà per tutti, e l'inferno è una possibilità reale. Il papa teologo ha anche avanzato una proposta: se il periodo che precede la Pasqua deve essere di digiuno dal cibo, lo sia anche dalle parole e dai media. "Abbiamo bisogno di uno spazio senza il bombardamento permanente delle immagini, di crearci spazi di silenzio e anche senza immagini, per riaprire il nostro cuore all'immagine vera e alla parola vera". E' durato un'ora e quaranta minuti l'incontro del Papa con il clero di Roma. I parroci hanno rivolto al pontefice diedi domande a cui Ratzinger ha risposto secondo lo schema di una conversazione. Sulla Quaresima, "tempo di digiuno e penitenza iniziato ieri", papa Ratzinger ha invitato ad estendere il digiuno anche ai media: "Serve un digiuno dalle immagini e dalle parole. Abbiamo bisogno di un po' di silenzio. Abbiamo bisogno di uno spazio senza il bombardamento permamente delle immagini, di crearci spazi di silenzio per riaprire il nostro cuore". Era stato il teologo svizzero Urs Von Balthasar, grande amico oltre che collega di Ratzinger, a ipotizzare che l'inferno fosse vuoto. Ribadendo un concetto che espresse anche recentemente durante la visita alla parrocchia Santa Felicita nella periferia romana, Benedetto XVI ha ripetuto oggi, con parole ferme e chiare, la verità sulla punizione eterna: l'inferno c'è.
Rispondendo a un sacerdote che gli chiedeva della necessità, per la Chiesa, di tornare a parlare delle "cose ultime", come peccato, inferno, vita dopo la morte, papa Ratzinger ha detto che non bisogna dare per scontato che la salvezza sia una cosa gratuita e che ''non tutti ci presenteremo uguali al banchetto del Paradiso'' ma sarrano anzi invece molti quelli che dovranno purificarsi. Citando la sua ultima enciclica
Spe Salvi, il pontefice ha ricordato infatti la realtà del Giudizio ultimo e, a questo proposito, ha accennato ai totalitarismi del XX secolo che, volendo cambiare solo il mondo, hanno rischiato di distruggerlo: "Chi non lavora per il paradiso non lavora neanche per il bene degli uomini sulla terra: nazismo e comunismo che volevano cambiare solo il mondo, lo hanno distrutto". (7 febbraio 2008)
Papa in una parrocchia romana evoca la figuradel demonio. Gli scenari delineati nel nuovo Catechismo
"Non se ne parla ma l'Inferno c'è"Ratzinger: pene eterne per chi non si pente
di ORAZIO LA ROCCA
CITTÀ DEL VATICANO - "L'Inferno esiste ed è eterno, anche se non ne parla quasi più nessuno". Papa Ratzinger torna a rilanciare il luogo della dannazione eterna evocato da secoli dalla tradizione cristiana, declassato, però, negli ultimi tempi ad argomento di serie b nell'immaginario collettivo del popolo dei credenti. Il posto scelto per ribadire l'attuale "pericolosità" di Satana non è la scenografica basilica di San Pietro, ma una anonima parrocchia della periferia romana - la chiesa di Santa Felicita e Figli Martiri della borgata di Fidene - visitata ieri mattina da Benedetto XVI nella sua veste di vescovo di Roma. Nell'omelia, come un vecchio parroco, il pontefice tiene una ferma lezione di teologia partendo dal significato del "perdono cristiano così come ci è stato insegnato nel Vangelo attraverso la parabola dell'adultera", la donna salvata dalla lapidazione dalla famosa frase "chi è senza peccato scagli la prima pietra" rivolta da Gesù ai suoi accusatori. Uno dei più noti episodi evangelici dal quale il Papa parte per mettere in guardia i cattolici dalle "insidie" del demonio "se non si pentiranno dei peccati e non chiederanno il perdono divino". "La fede cristiana - è il ragionamento di Ratzinger - è un annuncio, una offerta all'uomo, mai una imposizione". Ogni persona - "se vuole", sottolinea il Pontefice - può "accettarla spontaneamente" con "tutta la sua carica salvifica che ci viene da Dio, il nostro Padre misericordioso che è sempre pronto ad aiutarci, ad accoglierci, anche quando sbagliamo". "Perdono e salvezza divina" intesi, quindi, come "doni" che ogni uomo nel corso della sua vita ha la possibilità di accettare, a patto che - avverte Ratzinger - "ammetta le sue colpe e prometta di non peccare più". E quanti continuano a peccare senza mostrare nessuna forma di pentimento? Per questi - rammenta Benedetto XVI - la prospettiva è la dannazione eterna, l'Inferno, perché "l'attaccamento al peccato può condurci al fallimento della nostra esistenza". Tragico destino che spetta a chi "vive nel peccato senza invocare Dio" perché - è la spiegazione del Papa - "solo il perdono divino ci dà la forza di resistere al male e non peccare più". Ecco perché Benedetto XVI ricorda, a conclusione dell'omelia nella parrocchia periferica romana, che "Gesù è venuto per dirci che ci vuole tutti in Paradiso e che l'Inferno, del quale poco si parla in questo nostro tempo, esiste ed è eterno per quanti chiudono il cuore al suo amore".
Si tratta - in sostanza - degli stessi scenari previsti nel Compendio del nuovo Catechismo della Chiesa cattolica alla voce Inferno firmato da Ratzinger poco tempo dopo la sua elezione pontificia. L'Inferno - vi si legge tra l'altro - "consiste nella dannazione eterna di quanti muoiono per libera scelta in peccato mortale" e "la pena principale dell'Inferno sta nella separazione eterna da Dio". Su questo insegnamento si è sempre mosso il teologo Joseph Ratzinger, sia da vescovo che da cardinale. In perfetta sintonia con papa Wojtyla, che durante il suo lungo pontificato in più occasioni ha invitato i cattolici "a pregare Dio perché nessuno sia o vada all'Inferno", spiegando che al luogo della dannazione eterna sono destinati coloro i quali "usano male la libertà offerta loro da Dio". Ma uno dei più grandi teologi del secolo scorso, Urs Hans von Balthasar, ha teorizzato che "l'Inferno c'è, ma potrebbe anche essere vuoto" perché "la misericordia di Dio è infinita come il suo perdono". (26 marzo 2007)

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